A esa verdad, a esa hondura sacrificó el Juli el trazo de su toreo. Porque Julián toreaba hace años con suma perfección, con un estilismo innato que ahora le estorba, le parece banal y hasta un punto frívolo.
No quiere que la perfección del canon perturbe la verdad de su toreo, extraer en cada muletazo, en cada pase, toda la bravura del toro.
El Juli es un torero para buenos catadores, no para aficionados cursis.
ARÉVALO, José Carlos. "El mayor espectáculo del mundo" en Cuadernos de Tauromaquia número 31 (Sevilla, Cuadernos de Tauromaquia, S.L., primavera de 2017, página 22)
4 comentarios:
En Colombia, dentro de MUY poco tiempo, en todo el territorio nacional y de manera permanente y definitiva, se va a acabar la Tauromaquia en todas sus expresiones. Es para SIEMPRE la decisión en ciernes a adoptarse. Y a nadie le está importando en lo más mínimo... Simplemente quería comentarlo, ya que aludiéndose al tópico del fondo que ha de prevalecer sobre la forma, estimo que el "fondo" que denotan los aficionados a nivel mundial, la verdad, es mera formalidad por cuanto su implicación no va más allá de pregonarlo de palabra, pero no sustentarlo con su obrar. Lo propio lo predico de los directamente involucrados, que tampoco se movilizan para la defensa... No diré más, pues a cada quien le dolerá la extinción en la justa medida que ama el toreo. Gracias
Lo juzgaría de ignorancia pero no...no es ignorancia, se llama hambre. Que pena que después de leer a Arévalo escribir sobre grandes monstruos del toreo venga a decir que el buen catador es el que sabe saborear el destoreo, la antiestética y ventajismo de Julián López ¡Que pena!
Anónimo 1:
Un tema grave y complejo con difíciles visos de solución. Realmente, no sé que contestarle pues desconozco en profundidad la situación en Colombia, así que no soy capaz de pronunciarme.
Un saludo
Anónimo 2:
Efectivamente una cuestión de ignorancia pero no por parte de JC Arévalo, sino por parte de quienes califican de destoreo y ventajismo el toreo del Juli. Sobre su estética ya hablaremos otro día.
Una pena esta ceremonia de la confusión que inauguraron algunos toreros y algunos gurús de la Prensa y sus acólitos hace ya unos cuantos años.
¡Qué pena!
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