miércoles, 31 de agosto de 2011

Joselito el Gallo (I) ¡Qué duro con las espuelas!

 

Joselito a caballo 002a

Joselito en el campo con un de sus caballos.

La frase “Qué duro con las espuelas” la escribía Federico García Lorca a la muerte de su amigo el torero y dramaturgo  Ignacio Sánchez Mejías, e iba dedicada a este. Pero si la descripción puede realmente cuadrarle a alguien sería mejor haberla dedicado al cuñado de Ignacio, a José Gómez Ortega “Joselito el Gallo” (Ignacio estaba casado con Lola, una de las hermanas de José).

No es nada nuevo, pero Joselito ha sido el torero por antonomasia. Torero las veinticuatro horas del día. Torero en la plaza y en la calle. Y, sobre todo, torero en el campo una de sus facetas quizás menos conocida y recordada hoy día.

Joselito (Caballero Audaz) p. 10-11

Joselito sólo sabía vestir de torero y estar en torero.

El entrenamiento de los toreros

Hay toreros que se han jactado, como Rafael el Gallo de entrenar con un puro en la mano, sentados en la silla de un café. Es posible, ya que el toreo a fin de cuentas (desde Juan Belmonte eso es innegable) es una manifestación del espíritu.

Rafael el Gallo 001

Algunos entrenan fumándose un puro en la silla de un café. En la foto, Rafael el Gallo ¡Vaya estampa de torero!. Andrés Martínez de León decía que hasta vestido de guarda de consumos y con bigote todo el que lo viera pensaría que había sido torero.

Otros, como Antonio Bienvenida, se han confesado partidarios irredentos del toreo de salón. Lo que es lógico sobre todo en diestros que conceden máxima importancia al manejo de los engaños (al conocimiento de las suertes). José Tomás sería hoy un claro ejemplo de ello, al llevar el entrenamiento de salón hasta la extenuación.

Antonio Bienvenida 001

Esto si que es toreo de salón. Antonio Bienvenida, un enamorado del toreo de salón torea en el salón de su casa. El manejo preciso de los engaños es enormemente complicado. Mucho más de lo que el público e incluso el aficionado piensa.

Sin embargo, lo cierto es que el mejor entrenamiento es el campo, donde Joselito ha sido el amo. Ya que allí no se entrena el espíritu ni el estilo, sino el conocimiento de las reses.

Herraderos, tentaderos en plaza, acoso y derribo, retientas son las faenas camperas que el torero aprovecha para mantener su puesta a punto. Para no perder contacto con el toro, lo que es crucial en aquellos toreros que hacen del conocimiento del animal la base de su oficio y de su estilo.

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Joselito en un tentadero. Poniendo en suerte a una vaca. Toreando es como se acaba conociendo el comportamiento de las reses bravas y afinando las dotes naturales que cada uno tenga.

La amistad de Joselito con los ganaderos

La preocupación de Joselito por el toro, le llevó al campo donde entabló amistad con casi todos los ganaderos de su época. Además, su interés en la evolución de la Fiesta le hace participar en la marcha de las ganaderías y en la toma de decisiones relativas a las mismas.

037 Joselito derribando una res

Curiosa fotografía de Joselito en el campo en faena de acoso y derribo

Afición al campo y amistad con los ganaderos

La constante preocupación de Joselito por el toro, por entender a este animal le lleva desde muy joven al campo. Estas frecuentes visitas a las ganaderías hicieron a Joselito entablar amistad con la mayoría de los ganaderos andaluces y de Salamanca y también con algunos de Colmenar.

Joselito, Rafael y Eduardo Miura (2)

Joselito con don Eduardo Miura.

Su vinculación a la casa Miura fue proverbial. Don Eduardo cuando le preguntaban por su relación con el Joselito casi niño, decía que le “había nacido otro hijo”. Regalos de don Eduardo fueron la famosa jaca Pandereta, una de las preferidas del torero de Gelves y el caballo Perrito

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Joselito muy sonriente con uno de sus caballos. Según el Archivo de Espasa-Calpe se trataría de la jaca Pandereta, regalo de Miura.

Fue precisamente en un tentadero en la ganadería de Miura, según Corrochano, donde –siendo muy joven José- sorprendió a Tirios y Troyanos con su precoz intuición taurina que tuvo carácter de excepcional.

La anécdota (que algunos autores sitúan en la finca de la viuda de Salas), no por conocida menos preciosa, merece ser contada: 

El Gallo fue a poner en suerte a una de las becerras que le achuchó mucho por le lado izquierdo. Cuando le toca a José, su hermano le advierte:

- ¡Toréala por el lado derecho que por el izquierdo está imposible!.

Joselito no le hace caso y aunque con problemas pone a la vaca en suerte toreando por el lado izquierdo.

Joselito (Caballero Audaz) p. 08-09 - copia

“La vaca achuchaba mucho por el lado izquierdo” (En la fotografía Joselito en un tentadero en Aldovea)

Rafael le grita:

- ¡Pero niño, si por ahí no tiene un pase!

A lo que José replica.

- ¡Quía! ¡Por donde no tiene un pase es por lado derecho!

Rafael se extraña del comentario, ya que por ese lado a la becerra no se le había dado un sólo capotazo y decide irle por ahí.

La becerra se le cruza y le revuelca. Revuelo general. Cónclave de viejos y sesudos aficionados y la pregunta inevitable para José: ¿Como sabía que la becerra iba a estar peor por el lado derecho, si nadie la había toreado antes por ese lado?

La respuesta de Joselito,  antológica, ha pasado por derecho propio a la historia del toreo:

- La becerra, era evidente, tenía síntomas de estar ya toreada lo que sólo podía haber ocurrido en el herradero. Ahí los chiquillos que torean lo hacen siempre por el lado fácil, el derecho. Si por la izquierda era complicada, por la derecha he supuesto que estaría peor. Que no tendría un pase. Como así ha sido. 

Perecería que lo hubiera parido una vaca dicen que fue el comentario del ganadero de la A con asas.

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Herradero en la ganadería de Miura

 

Joselito era un gran aficionado

Claude Popelín, nos narra en su libro “Los toros desde la barrera”  una  interesante anécdota reveladora de la afición de Joselito y su gusto por el campo. Lo más probable es que la fuente fuese el propio Ignacio Sánchez Mejías, amigo íntimo del magnífico escritor francés.

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El caso es que poco antes de morir de morir en Talavera y aprovechando un descanso entre dos corridas, Joselito marchó con Ignacio al campo, concretamente al cortijo de Rufino Moreno Santa María en plena marisma.

Cogen dos caballos, dos garrochas y atan en el pomo de la silla de montar, uno el capote y el otro la muleta, pasando todo el día acosando y derribando vacas.

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“Pasan todo el día acosando y derribando vacas”.

A las que embisten bien las torean en pleno campo.

De anochecida dejan capote y muleta en la choza de un peón y José propone a Ignacio acercarse a caballo a la cercana finca de Pablo Romero (Joselito pretendía a una de las hijas de este ganadero, Guadalupe) y solicitar alojamiento por esa noche. Ignacio, aunque de mala gana, accede a la propuesta de José.

En el camino les llega el eco de un formidable bramido.

- ¡Oyes! Dice José. ¡Debe ser un toro que ha abandonado la manada! ¡Vamos a buscarlo! 

A galope llegan a un vado del río, donde un toro herido, con una cornada en el flanco, les corta el camino.

Joselito mete su caballo en el agua, incita al toro y le hace seguirle.

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“La res embestía al caballo de forma sensacional”

José se vuelve hacia Ignacio con el semblante iluminado:

- ¡Qué bien embiste! ¡Vamos a torearlo!

Ignacio intenta disuadirle. Capote y muleta quedaron en la chozilla del peón.  El toro es muy viejo y está herido. Están solos y si pasa algo nadie puede ayudarles. Es una locura.

Joselito no le hace caso. Desata la manta campera y usándola como improvisada muleta va hacia el toro, con los pies en el agua hasta los tobillos. La da cuatro o cinco muletazos y cierra con un seco remate.

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“Con una muleta improvisada lo torea”

Se sube al caballo y le dice a Ignacio:

- ¡Ya te lo había dicho. Pasaba de maravilla!

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Joselito, garrochista. Una fotografía poco conocida.

 

El nuevo toreo que comienza necesita un nuevo tipo de toro

Joselito no sólo se preocupó por participar en las faenas camperas sino que como el excepcional aficionado que era intervendría -con muy buen criterio- en la marcha de las ganaderías de su época.

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Joselito  en la finca de José Domecq, en un descanso.

Hoy el cambio de toro ha propiciado un cambio en la manera de torear. Lo que ocurrió en la segunda decena del siglo XX fue justo lo contrario. El cambio en la manera de torear hizo necesario que cambiase el tipo de toro.

Joselito, visionario en esto como en tantas otras cosas del toreo, fue el primero que comprendió que la Fiesta tomaba nuevos rumbos (la Fiesta siempre está tomando nuevos rumbos) y que el toreo que llegaba, el que anticiparon Guerrita, Espartero, Montes y Reverte, el que traía en su capote Juan Belmonte y sobre todo, el que el mismo José sentía y proponía, necesitaba un toro distinto al toro de finales del XIX y principios del XX.

El toro decimonónico, que se rompía en varas pero que llegaba agotado a la muleta, parado y a la defensiva, no servía para ese nuevo estilo de torear que propugnaban Belmonte y Joselito.

José, por tanto, se preocupó y mucho por la marcha de las ganaderías. Por las cruzas. Porque no se perdieran por cuestiones económicas algunas ganaderías en trance de desaparecer o dividirse (que viene a ser lo mismo) o por enviar al matadero las que no servían.

Joselito tentando a caballo (Cossio T1) 001

Su implicación en las faenas ganaderas fue total. Joselito en un tentadero picando una becerra con muy buen estilo de picador. Al fondo, su amigo José María de Cossío.

 

Joselito y su intervención en las ganaderías de su tiempo

La participación de Joselito en la marcha de la ganadería de los Herederos de don Vicente Martínez está más que documentada en los libros de Luís Fernández Salcedo. Recordemos algún dato.

Luis Fernandez Salcedo 001

Don Luís Fernández Salcedo

No intervino José en la cruza de los colmenareños de Martínez con toros de Ibarra y Parladé, ya que esta se hizo cuando era becerrista y novillero, pero Joselito se apuntó muy pronto a esta ganadería en cuanto empezó a ver sus resultados y la hizo habitual en sus carteles (llegó a torear a lo largo de su vida más de 80 de estas reses)

Los “negros” (así llamaban en Colmenar a los toros de la cruza que sustituyeron a los anteriores colorados de casta Jijona) salían muy  bravos, sin excesivo poder y sobre todo, con poco nervio. Toros de nobleza infinita, muy pastueños y muy dóciles que podían propiciar las faenas de muleta que el público empezaba a requerir.

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Los “negros” –como les llamaban en Colmenar- no siempre eran negros. En la foto, tres clásicos berrendos aparejados (El popular Berrendo Martínez)

Como le acusaran de que sólo quería toros andaluces, Joselito eligió los toros de la ganadería de Colmenar para la tarde más comprometida de su carrera. La del de 3 de julio de 1914, cuando se encerró en Madrid como único espada con 6 toros de Martínez (que luego fueron 7 pues regaló el sobrero).

Por cierto que el público madrileño de entonces (más conocedor y ecuánime que el de ahora) no sólo no se puso a la contra del novel torero (y eso que –atentos al dato- Joselito se encerró con los seis toros de Martínez a principios de su segundo temporada como matador de alternativa) sino que le aclamó y lo encumbró.

 

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Joselito triunfó clamorosamente con esta corrida que –como afirma Paco Aguado, el mejor biógrafo de José hasta la fecha- presentan magníficas hechuras. Hoy día hubiera sido casi imposible el triunfo por la actitud del público que no hubiera admitido esos toros ni aceptado el gesto del torero.

 

Joselito, visión de futuro.

Joselito apostó de forma decidida por los toros del encaste Vistahermosa. Por los Ibarra, Parladé, Murube, Saltillo, Tamarón y sus derivados.

Cuando la ganadería Murube se puso en venta, Joselito se preocupó de convencer a su amigo Juan Manuel Urquijo, afamado banquero, para que la comprará, lo que este hizo poniéndola a nombre de su esposa Carmen de Federico. Joselito orientará la ganadería y dirigirá la mayoría de las tientas mientras vivió.

Joselito Urquijo 001

Joselito con la ganadera de los Murube, Carmen de Federico, la esposa del banquero Antonio Urquijo.

Sobre las Murube, el crítico Dulzuras había dicho que:

Entre las manos de don Joaquín, los toros de Murube han adquirido una reputación tal, que puede afirmarse que son los mejores de España. Son superiores, tanto para el público como para los toreros. Bravos, nobles, duros, finos, y portadores de todas las cualidades que se esperan de un toro de lidia. Entran y salen del capote demostrando suavidad, y el torero que no brille frente a ellos no puede pretender serlo”.

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Una foto muy conocida es esta de Joaquín Murube con el toro Playero. Un toro con infinita nobleza, la cualidad más importante en el toro de lidia, porque es la que hace posible el toreo. Por otro lado, resulta evidente que, como señalaba en su día nuestro amigo Antonio Pineda, el toro de Murube no es un toro chico. 

Joselito también estaba decidido a comprar personalmente la ganadería de Tamarón, entonces en venta y que también tenía origen Murube (vía Ibarra). Parladé puro.

Su muerte impidió  la compra-venta. Pero su rasgo de ingenio y su apuesta de futuro, le sobrevivieron. Lo de Murube-Urquijo sería el encaste predominante durante más de 50 años, aunque finalmente acabaría degenerando en nuestros días. La parte de Murube-Ibarra-Tamarón sería el germen del toro de hoy.

 

Tentadero Jose Domecq (primavera 1914) 002

Joselito en el tentadero que se hizo en la ganadería de José Domecq en la primavera de 1914. José Domecq, muy amigo del marqués de Tamarón, fue aconsejado por éste en la compra de reses de Parladé.

 

Torero de campo

Que un torero triunfe en las plazas de toros no garantiza un buen hacer en las plazas de tientas. Además, no todos gustan por igual del campo. Es un secreto a voces, que conocen muy bien los ganaderos, cuales son los mejores toreros para las faenas del campo.

No es difícil de adivinar, aunque la lista depara algunas sorpresas. Pero generalmente, se trata de aquellos diestros para quienes los importante es el conocimiento del toro y que tienen sobrada capacidad para adaptar su toreo y las suertes que realizan a las cambiantes condiciones de la res.

En esto,  como en tantas otras cosas de la Fiesta, Joselito fue el Rey de los toreros.

Joselito (Caballero Audaz) p. 20-21

El Rey de los toreros (que diría Paco Aguado) saluda a la entonces Reina de España en un tentadero a campo abierto. Aun de espaldas, se adivina la elegancia y torería de Joselito.

 

Test gallista. ¿Quien es Pandereta?

Don Eduardo Miura trataba a Joselito como un hijo y llegó a regalarle una jaca (la famosa Pandereta) y un caballo (Perrito).

Joselito a caballo 001

Foto número 1. La jaca Pandereta según los responsables del archivo de Espasa-Calpe

Los responsables del Archivo de Espasa-Calpe dicen que la jaca Pandereta es la de la foto núm. 1 donde un José maduro, sonriente y a pie acaricia su caballo. ¿Es correcto? y si no lo fuera ¿Cual es realmente la foto de la jaca Pandereta?

¿Quizás el caballo de la foto número 2 que encabezaba esta entrada del blog con un Joselito garrochista?

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Foto número 2

¿O este otro montado por un Joselito muy joven?

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Foto número 3

¿O este de un José también imberbe?

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Foto número 4

¿O quizás sea este otro con un Joselito abrigado con una pelliza propia de la temporada invernal?

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Foto número 5

viernes, 26 de agosto de 2011

La suerte de matar (III) Al que no hace la cruz ¿se lo lleva el diablo?

 

Oreja Rota Tintin 002

No sé si al torero que no hace la cruz se lo lleva el diablo. Desde luego a quienes si se llevan (o deberían llevar) los diablos es a algunos empresarios taurinos. A los del monopolio y las exclusivas (Viñeta de una página de la Oreja Rota, uno de los álbumes que forma parte de las Aventuras de Tintín)

 

La importancia de la mano izquierda en la estocada.

Al hilo de la anterior entrada de esta serie, mi amigo en la distancia, Xavier González Fisher me recuerda el Apéndice que se incluía en el libro de Pepe Alameda, “Historia Verdadera de la Evolución del Toreo”, editado por los Bibliófilos Taurinos de México en 1985. Y que era una revisión de un texto de una de las primeras obras del magnífico tratadista español afincado en México: “Los Heterodoxos del Toreo”.

Los heterodoxos del toreo 001

“Los Heterodoxos del toreo” de José Alameda (Editorial Grijalbo, Barcelona, 1ª Ed., 1979). La portada coherentemente nos muestra a un iconoclasta Juan Belmonte, el más heterodoxo de todos los toreros. Curiosamente, la historiografía taurina ha pretendido cimentar en su figura todo el toreo moderno.

El apéndice es un análisis de la estocada de Manolete (ese gran matador), pero sobre todo un canto a la importancia en esa suerte de la mano izquierda, que –indiscutiblemente, como tan acertada y oportunamente nos recordaba Xavier en su comentario a la entrada del blog-  es la que mata.

Manolete Estocada Islero (Los heterodoxos) 001

Instante de la cogida de Islero a Manolete. ¿Por entrar contraquerencia (el Miura empujaba hacia las afueras) o por llevar muy alta la mano izquierda?.

Sobre el papel de la mano izquierda en la hora de la estocada, uno de los aforismos más repetidos es el viejo dicho con el que titulábamos esta entrada y que dice que “al que no hace la cruz se lo lleva el diablo”.

Aunque también parezca indiscutible (Todas las máximas antiguas encierran parte de verdad y las aceptamos como dogma de fe sin cuestionarlas), no tengo tan claro su validez absoluta

Vamos a dedicar, por ello, esta entrada a la mano izquierda en la suerte de matar (cuya importancia está fuera de toda discusión) y al modo en que debe jugarse.

Empecemos revisando el texto de Pepe Alameda y lo que dice de la estocada de Manolete.

Pepe Alameda Plaza de Madrid 001

Pepe Alameda en la Plaza de toros de Madrid

 

Como mataba Manolete

Antes de releer a Pepe Alameda, vamos a copiar las opiniones sobre la estocada de Manolete de Pepe Luís Vázquez y Luís Fuentes Bejarano que incluíamos en una la entrada de este blog (El toreo de Manolete (IV) La opinión de los toreros).

Hacía la suerte suprema [Manolete] con tanta lentitud, que a mí me parecía que la hacía a velocidad de dos kilómetros por hora (Pepe Luís Vázquez).

Manolete se perfilaba muy en corto y al pitón contrario. Arrancaba lento y con serena consciencia de que el toro humillaría porque con la muleta le había bajado mucho la mano. Lo que le admiraba en sus estocadas era como se doblaba  en el pitón. Lo hacía con una verdad insuperable (Luís Fuentes Bejarano)

Fuentes Bejarano destaca lo de humillar el toro y bajar la mano. Es posible que ocurriera así en bastantes ocasiones. Sin embargo, Pepe Alameda  a la vista de las fotografías disponibles y de sus recuerdos sobre Manolete señalaba lo contrario y decía que Manolete a la hora de la estocada, a veces, no bajaba la mano sino que la encogía, lo que generaba una situación de peligro. Dice que eso daba mucha emoción a sus estocadas y que por eso le cogió Islero.

 

Manolete Estocada Alfredo David (Los heterodoxos) 001

Manolete entra a matar con su arriesgado estilo. Al fondo, intranquilo, asoma del burladero el gran peón Alfredo David. “Con esa manera de matar tenía que pasarle algo malo”, diría David años después en una entrevista para el Ruedo.

 

De otra entrada de este blog se observa como ese detalle era común a otros toreros como el Espartero, quien también murió ejecutando esta peligrosa suerte de matar.

Espartero Estocada 001

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El Espartero recibiendo un toro (¿O quizás mejor, matando al encuentro?) en cualquier caso destaca la mano izquierda encogida (haciendo la cruz) que hace al toro ir hacia él. Lo mismo,con el brazo izquierdo más bajo, que en Manolete.

 

La ejecución del volapié según Pepe Alameda. Una antología de buenas estocadas

Pepe Alameda en vez de teorizar prefiere ejemplificar e inserta, en el  Apéndice citado, 6 ejemplos 6 de estocadas destacables por su excepcional ejecución. Son las siguientes:

1. Luís Freg, don Valor. Nuestro viejo conocido mexicano.

Luis Freg Estocada (los heterodoxos) 001

2. Antonio de la Haba “Zurito”. Un estilista de una época que no volverá.

Zurito Estocada 001

3. Paco Camino. Un gran matador, al que no se le ha reconocido lo suficiente en esta faceta.

Paco Camino Estocada (Los heterodoxos) 001

4. Nicanor Villalta. Tan sobrio como buen maño.

Nicanor Villalta Estocada (Los heterodoxos) 001

5. Jaime Ostos. Un valiente de verdad. Obviemos el “saltito” que como decía Corrochano nada añade ni nada quita.

Jaime Ostos Estocada (Los heterodoxos) 001

6. Cagancho. Un genio y un pedazo de matador… cuando quería.

Cagancho estocada (Los heterodoxos) 001

La verdad es que esta serie de fotografías elegidas por Pepe Alameda no tiene desperdicio. Las conclusiones que saca este crítico taurino, son las siguientes:

Primero. Los ejecutantes de mejor ley, meten la espada antes de que el toro llegue al punto que ocupa el torero.

Segundo. Eso se consigue porque el diestro no atrasa la muleta. La muleta debe ir siempre delante (“para que el toro la muerda” como decía Domingo Ortega). El toro al hacer por ella (la mano izquierda debe ir muy baja, añado yo) humilla y permite la estocada

Tercero. La mano izquierda atrás (lo que algunos llaman vaciar) tiene sentido en la suerte de recibir donde es el toro el que tiene que pasar, no en la suerte de volapié donde quien pasa es el torero.

 

¿Al que no hace la cruz se lo lleva el diablo?

Resumiendo, diremos que es, por tanto, en la suerte de recibir donde cobra pleno sentido el aforismo citado en el título de esta entrada ya que el torero “hace la cruz” cuando lleva adelante la mano derecha y cruza atrás y hacia afuera la izquierda, en verdadero pase de pecho.

En la suerte al volapié ejecutada ortodoxamente, la cruz solo se insinúa ya que el torero debe llevar ambas manos por delante. Con la izquierda debe dar un golpe seco hacia abajo que haga humillar al toro y no llevarla hacia atrás.

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El Viti, otro buen matador, encoge -como Manolete- el brazo izquierdo al matar (lo que explica que el toro le eche la cara arriba). Como Varelito, al que se parece técnicamente, también está saltando. Cuando se hace la cruz en el volapié, la suerte no es ortodoxa pero la estocada resulta muy emocionante. Justo lo contrario de lo que señala el viejo dicho taurino.

 

La salida de la suerte.

No lo dice Pepe Alameda, por lo que lo añadiré yo, pero el torero al tocar con la mano en el testuz (momento que se ha captado perfectamente en todas las fotografías seleccionadas por Alameda) gira sobre el pitón y sale de la suerte lo más cerca posible del toro.

Lo veíamos muy claramente en la secuencia de la gran estocada que Salvador Vega dio en la Feria de Málaga hace muy pocos días y que también reproducíamos en el blog.  Seleccionamos de toda la serie la que nos interesan.

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Una gran estocada, ya que el estoque entra antes de llegar el torero a la altura del toro (ver segunda foto), el cual está muy humillado al haber bajado correctamente la mano izquierda. El torero sale de la cara, girando sobre el pitón, al apoyar la mano en el testuz (Ver las dos últimas fotos) sin saltar. Una ejecución muy ortodoxa.

Sin embargo, Salvador Vega lleva la muleta desplegada, no liada. Vamos a analizar con más detalle esta cuestión.

 

Liar la muleta.

Este tema tampoco lo analiza Pepe Alameda ya que a él lo que le interesa es sólo como se lleva la mano izquierda, no como se hace el cite ni como se sale de la suerte. No lo dice, por tanto,  pero otra característica de las estocadas ejemplares es que, en todas, el diestro entra con la muleta perfectamente liada. Se ve en todas las fotos de la serie.

Es con el penacho que queda al extremo (cuando la muleta se lía correctamente) con el que se cita al toro y hacia el que se concentra la atención de este al echárselo abajo a los pies (con un “golpe seco” que diría Emilio Muñoz). Con la muleta así liada es como hay que entrar a matar.

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Fortuna citando para matar. La muleta va correctamente liada (Comparar con la muleta presentada en el cite por Salvador Vega)

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Fortuna dando la estocada. La foto (sacada del libro de Luís Bollaín, El Toreo) es de mala calidad pero merece la pena por la pureza en la ejecución.

 

Tapar la cara del toro

Lo que hacen muchos matadores (reputados incluso como buenos estoqueadores), es no liar y presentar la muleta plana con un giro de muñeca hacía dentro en el momento del encuentro, con lo que se tapa la cara del toro, lo que no deja de ser un tranquillo, más o menos recusable.

Cuidado, que lo importante, lo determinante, no es que se lie o no la muleta, sino que se tape o no la cara del toro. Con la muleta sin liar es más fácil aliviarse, pero también así se puede ejecutar bien la suerte.

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La estocada aparentemente es buena, pero el diestro está tapando la cara del toro al presentar plana la muleta. Así todas las ventajas son del torero.

 

Conclusiones

En la suerte de matar, lo importante es fijarse en la mano izquierda, que es la que mata. Esta debe ir adelantada, con la muleta convenientemente liada. El torero debe dar con la muleta un “golpe seco” hacia abajo para que el toro humille.

Entrar sin liar, presentando la muleta plana para tapar la cara del toro es defecto… aunque el estoque se coloque en lo alto.

También es defecto encoger la mano izquierda, pero ese “vicio” (común en algunos buenos matadores) acrecienta la emoción al aumentar el peligro, por lo que no es vituperable.

 

Estocada (La entraña) 001

¡Así se matan los toros!. Da igual quien sea el torero, la ejecución de la estocada es perfecta. La foto está sacada del libro de Vicente ZabalaLa entraña de la Fiesta”.