sábado, 29 de abril de 2023

Una lección de tauromaquia

Por Clarito

Lección de tauromaquia


Sevilla, 20 de abril.- Y fue el joven catedrático, cogió la tiza, subió al encerado y dictó su lección de tauromaquia.

El joven catedrático es sevillano, de Gerena por más señas, tiene 33 años y se llama Daniel Luque en los carteles. La clase del día tenía título: "Asi se lidia y torea un toro bravo". Bonito, aunque nada fácil, tema.

Empecemos por el temario. Un toro bravo es, por antonomasia, un toro valiente y noble. Nobleza obliga pues la cobardía traicionera solo puede encerrar mansedumbre. La bravura se ve en el caballo, pero sobre todo en la muleta, pues el mérito en el toro -y diría que en el toreo- es ir a más y nunca a menos.

El toreo es carcia suave. Y eso es lo que el Catedrático Luque hizo de salida. Primero, a pies juntos y luego con el compás abierto: mecer el capote con suavidad máxima. Dicho sencillamente, torear.

Todo lo que le hace al toro tiene que tener su razón y su porqué. Torear sin saber porqué y para qué se torea no es torear. Podrá ser más o menos bonito, pero carece de enjundia. Cada toro tiene su lidia y no otra y solo es maestro quien es capaz de descifrar ese enigma. Quien sabe lo que hacer en cada momento, en cada lance, y quien sabe porqué lo hace. Eso es lidiar. Un ejercicio de conocimiento.

El inicio de la faena de muleta fue excepcional. La suavidad en el manejo del engaño, ahora la franela, el juego de muñecas, la verticalidad relajada y natural, pero sobre todo saber el sitio que debe conquistar el torero en cada cite, en cada muletazo.

El maestro, el joven catedrático, le dio al toro -Príncipe del Parralejo- todo lo que este necesitaba para desarrollar todo su bravura y su clase. Un detalle, el cite de inicio de algunas de las primeras tandas, dando al toro los adentros. Inusual, pero genial, y apropiado detalle de conocimiento torero.

Conocimiento de las reses y conocimiento de las suertes. Lidia y toreo. Cúchares y El Chiclanero, dos maestros, juntos en una sola pieza. 

¿Hay quien de más? 


Filósofo. Un toro de vacas

 Por Clarito


Sevilla. Lunes, 24 de abril. La noticia -publicada en Campo Bravo el día 25- resultaba llamativa. Álvaro Núñez le cortaba los testículos al toro Filósofo de Olga García Jiménez tras su lidia en la plaza de Sevilla. Aunque el toro no era de su ganadería, le pareció tan bravo que le pidió permiso en el callejón a Jorge Matilla -propietario del citado hierro charro-, y así lo llevó a efecto tras lidiarlo Emilio de Justo, que le cortó las dos orejas.

Esto de las dos orejas, premio ya habitual este año en la Maestranza, era la noticia de esta corrida. Pero en mi opinión, la verdadera noticia, sin desmerecer la faena de Emilio de Justo, fue la bravura de ese tercer toro de la tarde.

Filósofo fue algo más que un toro bravo. Fue toro de vacas o sea, de indulto, como supo ver Álvaro Núñez y como no llegó a ver la plaza de Sevilla. Y es que, acostumbrados a ensalzar a los "grises", el que embista de verdad un toro "negro" nos coge por sorpresa. Máxime en una ganadería que, como decía y repetía Domingo Delgado en Mundotoro TV, suele ser bastante irregular.

El caso es que estamos mediatizados por tantos años de retransmisiones televisivas poniendo el acento más en lo espectacular que en lo real. Así se explica, por ejemplo, que no seamos capaces de calibrar la bravura en varas. Aplaudimos al toro que se arranca de largo y con brío al caballo, aunque salga huído, y ninguneamos al toro que se emplea en el caballo, mete los riñones y empuja sin hacer un extraño, con más o menos fuerza, pero sin espectacularidad.

Ese fue el comportamiento de Filosofo que, en la muleta, no se cansó de embestir con prontitud, clase, empuje, nobleza y un punto de fiereza o sea, eso que llamamos bravura. Derroche de bravura de verdad, de la buena, de la que desborda al torero, en este caso a Emilio de Justo, que se ve obligado a tandas trepidantes, pero vibrantes y emocionantes, a pique de asfixiarse con tanto empuje. Lo mejor de Emilio, el inicio de faena por bajo. Inicio que hizo posible lo que vino después. Un mérito enorme, en cualquier caso, el aguantar sin achicarse lo más mínimo esas tremendas y picantes oleadas del bravo toro de Matilla. 

¡Que belleza tiene la embestida de un toro bravo! ¡De un toro de vacas, como supo ver Álvaro Núñez!

jueves, 27 de abril de 2023

La guerra ha terminado



Morante con el rabo de Ligerito (Foto: Arjona)

Cautivo y desarmado el ejercito del talibanato integrista, han alcanzado las tropas morantistas sus últimos objetivos taurinos.

¡La guerra ha terminado¡

lunes, 24 de abril de 2023

Manuel ¿Pero tú sabes lo que has hecho?

 Por Clarito

Escribano con Patatero.

No sé si Manuel Escribano es consciente del alcance e importancia de lo que hizo ayer en Sevilla con un excepcional toro de Victorino Martín, Patatero hijo del ya mítico Cobradiezmos. Aunque, de eso estoy seguro, los comentarios que le habrán hecho allegados y amigos lo irán convenciendo, si no lo estaba, de la magnitud de su excepcional faena a un toro casi excepcional.

Patatero tuvo un punto menos de prontitud que Cobradiezmos, pero su clase superó en mi opinión a la de su progenitor. Su embestida enclasada y al ralentí, hizo vibrar a toda la plaza.

Una plaza que si el día del indulto de Cobradiezmos se dividía al valorar el mérito de la faena de Escribano (para mí indiscutible), esta vez sentenciaba por unanimidad que la labor del diestro de Gerena estuvo por encima de la enorme clase del toro de Victorino. Lo que tiene muchísimo mérito.

La faena de Escribano a Patatero es de esas cosas que no se olvidan en la vida. Y es que el quid del toreo estriba no tanto en torear mejor o peor (en este caso, mejor por supuesto) sino en transmitir emociones verdaderas al tendido. Y las emociones fueron las que surgen cuando el que mira no acaba de creerse aquello que está viendo a pesar de estar viéndolo. 

No se puede embestir más despacio ni torear más despacio. No se puede derrochar más clase ni mas valor, porque hay que tener mucho valor, mucho, para ver pasar a un albaserrada de Victorino a cámara, no lenta, sino lentísima. Tan despacio iba el toro y tan acoplado el temple del torero que, cuando el toro, se paraba, Escribano detenía la muleta y esperaba lo que hiciera falta hasta reanudar el pase y rematarlo bien rematado al ralentí. Pocas veces, muy pocas, he visto torear tan despacio a un toro. Pocas veces.

Solo añadiría que si esta faena se hace en la México, la plaza se convierte en un manicomio y el de Gerena en un plumazo pasa a consentido del apasionado público mexicano. Y es que, como decía Pepe Alameda, el toreo no es graciosa huida sino apasionada entrega. Que es lo que transmitieron Escribano y Patatero.

Solo eso y nada más y nada menos que eso.

No se si Manuel Escribano es verdaderamente consciente del mérito de su faena. Por si acaso, habrá que contárselo...

Escribano con Patatero (Fotografía: Arjona)


sábado, 22 de abril de 2023

¡Qué fácil es ser figura del toreo!

 Por Clarito

Inicio de faena de Roca Rey (Fotografía de Raúl Caro/EFE)


Lees las crónicas de la corrida de ayer en Sevilla o escuchas las opiniones de los aficionados "exigentes" y uno se da cuenta lo fácil que es ser figura del toreo.

¡Qué fácil es ser como Roca Rey! Y que fácil resulta -leido lo leido- triunfar y enardecer a los públicos como lo hace el peruano. Solo hace falta ser un listillo conocedor de los resortes facilones del toreo para conmover al público influenciable y simplón.

No se necesita nada realmente importante para triunfar y mandar en el toreo. Para ser el mandón. Solo es necesaria ser muy avispado. 

Lo dicho: Te pones de rodilla con la muleta al principio de la faena (un truco al que nadie se resiste); lo toreas a lo moderno (que es lo vulgar, pero lo que gusta a los impresionables espectadores del tendido) y matas al toro de un espadazo (solo tienes que tirarte encima del morrillo). Y objetivo conseguido pues, para remate, el presidente te regala las dos orejas no por tus méritos sino para que no lo linchen. 

Eso es lo que siempre han hecho las grandes figuras del toreo, los que han mandado en el toreo, para enrdecer a las masas. El mismo truco que utilizaron Pepe-Hillo y Pedro Romero, Curro Guillén, Paquiro, Cúchares y el Chiclanero, el Tato y el Gordito, Lagartijo y Frascuelo, Guerrita, Joselito y Belmonte, Lalanda y Domingo Ortega, Manolete, Luis Miguel y Ordoñez, El Cordobés, Camino y el Vito... Truquistas del toreo fácil para el público bobalicón.

Que fácil todo. Qué fácil ser figurón del toreo. 

Es genial ¡Mañana hago yo lo mismo que hace Roca Rey y me forro....!

domingo, 18 de diciembre de 2022

Suertes en desuso (VIII) La Venta de Pilín y el valor de Angelillo

Por Jose Morente

La Venta de Pilín en Tablada

Pilín (Feliciano Gonzalez) fué novillero. Tuvo dos o tres percances serios y, sobre el año 1910m "se volvió a banderillero" . Estuvo en la cuadrilla de Belmonte en 1913, pero le fueron tan mal las cosas que se hizo vinatero ambulante. Iba por las calles de Sevilla, detrás de un borriquillo, y vendía vino, vinagre y aceitunas aliñadas. Pero—él mismo lo contaba—se amurriaba, si no veía desde los prados, el río, el blancor de las casas de Triana y la Torre del Oro y la Giralda. Y consiguió que Don Pedro Rodríguez de la Borbolla, cacique sevillano de mucho influjo, enterado de sus cuitas pudiera montar el primer tabladillo de una Venta (la Venta de Pilín) en esa mítica Tablada, cuando ya no había torerillos que cruzasen el río a nado para torear de noche como hacía Belmonte con su cuadrilla de amigos anarquistas...

Sevilla y Triana vistas desde Tablada. El toro espera...

Angelillo era hermano de Pilín. Mejor torero aunque su prestigió declinó cuando pasó de banderillero a novillero. De ahí no pasó, pero con las banderillas destacó. Para ponderar su valentía, se cuenta ("si non e vero e ben trovato") que el Gordito ya retirado pero que presumía de sus pares de banderillas cortas al quiebro, al salir un toro de ésos que tienen más de un metro de pitón a pitón, le dijo  dándole un par de rehiletes:

—¡Aada, pónselas si quieres lucirte!

Angelillo apoyó los palos en la rodilla y los partió por la mitad. Hizo que le ataran las manos con un pañuelo, y, de poder a poder, le puso el par al toro... Una suerte (banderillear con las manos atadas) poco usual y que hace mucho tiempo que no se estila.

Eso de banderillear con las manos atadas lo certifica Cossío quien apostillaba, sobre Angelillo, que "con las banderillas pudo lograr la fama y los beneficios que con el estoque malogró". Dicho queda.

El par de Angelillo de poder a poder. Un toro con dos pitracos, banderillas de las cortas y las manos atadas. ... Ahí es nada.

sábado, 1 de octubre de 2022

Cuaderno de notas (CXLVIII) Las claves del torismo

Por Joaquín López del Ramo


El toro de los toristas. Un animal destartalado de pitones que hace imposible el toreo armónico y ajustado. Lo que parece que a algunos no les importa (Fotografía tomada de un grupo de wassap)

El mejor conocedor de nuestra cabaña brava, se pronunciaba en 2002 sobre las claves del torismo en la Introducción a su libro "Las claves del toro". Esto es lo que decía Joaquín López del Ramo:

El torismo es una corriente de opinión utópica, irreal y regresiva, que parte de una distorsión interesada y preconcebida del concepto clásico de la bravura y del trapío del toro. Su nacimiento se sitúa en Madrid a comienzos de los años setenta, de la mano de un sector de la crítica que ensalzaba al toro destartalado y bronco como paradigma de autenticidad y al torero de gestualidad garbosa, pero superficial o corto de valor, como modelo de torería o esencia lidiadora.

Es también habitual (aunque no lo dice López del Ramo) que el torero ideal de muchos toristas sea un torero de arte, lo que no deja de ser un contrasentido de difícil justificación.

Esta retórica, envuelta en tópicos y lugares comunes, envolvía una realidad de fondo muy diferente al supuesto "purismo" de sus impulsores: ese toro y ese torero resultaban mucho más baratos para los grandes empresarios, y mientras se vendieran como puros y auténticos, y la gente lo creyera, el negocio era redondo.

Los demagogos tergiversaron la técnica y la historia del toreo, se inventaron como referente un "toro de antes" que nunca existió, y sus mensajes, por repetidos y lanzados a través de potentes altavoces, condicionaron a presidentes y veterinarios, que impusieron un baremo mastodóntico al que debieron amoldarse los ganaderos en plazas importantes. Desaparecieron de las ferias los contreras, los coquillas, los vega-villares y los santacolomas. Se agigantaron las demás estirpes y se hundieron los murubes, los condesos, y los pablorromeros, todo ello, casualmente, al mismo tiempo. El exilio de muchas de las castas clásica a plazas pequeñas dio lugar a su progresiva merma, y para el resto se impuso un igualitarismo por arriba.

En las décadas de los 50 y los 60, las figuras toreaban los toros de Prieto de la Cal. En la imagen del archivo de la ganadería, Luis Miguel Dominguín -el número uno- ve caer a sus pies a un ejemplar de esa procedencia.

La demagogia "torista" da una visión empobrecedora del toro y de su lidia; se queda en lo externo, es superficial y simplificadora. Así, establece como única referencia del trapío el tamaño y los pitones grandes, sin tener en cuenta las especificidades propias de cada estirpe; llama bravo al manso espectacular; equipara la raza al genio bronco y defensivo; niega la nobleza como cualidad básica del toro y trueca la emoción por el morbo.

Cazarratas de Moreno Silva. Una alimaña convertida en mito por los toristas. Un buen ejemplo de cómo se puede tergiversar y manipular la realidad.
 

Además, tergiversa la lidia, pues impugna a las figuras del toreo presentes y pasadas por el hecho de serlo; prefiere el toreo sobre los pies a la quietud y la ligazón; confunde el cite largo con la pureza; exalta más el trincherazo pinturero que el natural macizo; prefiere, en suma, el toreo detallista y accesorio al profundo y fundamental, ya que este no lo entiende. A su falta de enjundia, el "torismo" une la arrogancia de sus formas, pues se manifiesta hosco, agresivo, prepotente, chillón y muchas veces insultante, quizás para tapar su corta sustancia argumental. 

 Espectadores del Tendido 7 de las Ventas protestando (Fotografía del blog Por el pitón derecho)

Lo malo es que, desde hace veinticinco años (1), esta tendencia se ha oficializado, manda en varias plazas importantes y sirve de modelo en otras, con el apoyo de los viejos mercaderes de la crítica que la crearon, de sus aprendices actuales, de muchos equipos veterinarios y de algunos empresarios que la siguen manejando en provecho propio.

Por ello, lejos de disminuir, todos los males que ha ocasionado se manifiestan hoy (2) con la misma o mayor virulencia, y sus tópicos, de tan escuchados, se asumen por algunos como dogma de fe, tanto más en una esfera proclive a las ideas prefabricadas y a las frases hechas como es la taurina.

López del Ramo, Joaquín (2002): Claves de actualidad de la ganadería brava en "Las claves del toro", 1ª ed., Madrid, Espasa Calpe, S.A.:15-17.



Notas:
(1) y (2) La situación que se describe corresponde a los años centrales de la década de los 70 pues el texto es de 2002. Hoy las cosas no han variado mucho. El discurso demagógico torista ha sido asumido por muchos críticos, la mayoría de los presidentes y veterinarios y también por bastantes aficionados. Así nos va.