viernes, 22 de junio de 2012

El toro en movimiento (II) Un debate inusual

 

Platon-Aristoteles

Platón vs. Aristóteles

La anterior entrada de este blog ha propiciado un curioso debate bastante inusual.

Tan inusual como el tema que nos proponía Jack Coursier quien planteaba la posibilidad de que la forma de moverse de los toros pudiese depender o tuviese relación con su encaste. Así el Parladé giraría apoyado en los cuartos delanteros (las manos) y el de Saltillo-Ibarra lo haría en los cuartos traseros o sobre las cuatro patas.

Creo que los comentarios que se han hecho en el blog han tenido suficiente interés como para que merezca la pena que los rescatemos del pie de página donde se han insertado y que nos detengamos un rato en ellos.

  

Y al principio fueron las hechuras

Parece evidente que el comportamiento del toro en general y sus movimientos en particular están condicionados por su conformación física. De ahí las diferencias que presentan los distintos encastes.

En ese sentido, se pronunciaba Paco Aguado quien señalaba que las hechuras son “el espejo del alma de este animal”.

Pablo Romero

Las buenas hechuras se supone que son garantía de buen comportamiento. Es la regla general pero, por desgracia, no siempre es así. El ejemplo de los toros de Pablo Romero (los más bonitos del mundo) es contundente.

 

La Condesa de Estraza a la palestra. Atención a los pitones

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Dentro de las hechuras, los pitones son elemento esencial, como planteaba la Condesa de Estraza quien asociaba la forma y disposición de la cornamenta del toro con la forma de embestir que, como nos recordaba, se producía por el desplazamiento del animal alrededor del hombre (la vertical y la horizontal que dijera Ortega y Gasset)

La Condesa opinaba que un toro veleto humillará más –por regla general- que uno cornidelantero, por la sencilla razón de que si lo que pretende el toro es llegar a coger las telas que se mueven, mientras el matador permanece quieto, el veleto no tiene más remedio que bajar mucho la cabeza (humillar) para poder alcanzar el trapo.

 

1935 Dax Manolo Bienvenida banderillea a un Miura 001

Para la Condesa de Estraza, el toro veleto bajará la cabeza en mucha mayor medida  que el gacho, el cual se puede permitir el lujo de la media altura. En la imagen (Dax, 1935), Manolito Bienvenida banderillea a un toro veleto.

 

Además, el toro veleto, necesita otro "tempo" diferente y mayor para recuperar la posición de ataque, lo que llamamos repetir, pues embestir con el morro por los suelos no es una condición natural (anatómicamente hablando) del animal.

 

Paolo Mosole. La distancia entre los ojos

 

Los ojos del Toro (Trapío Verde p. 208) 001 (2)

La distancia entre los ojos varía de un encaste a otro e incluso entre animales del mismo encaste.

Mi amigo Paolo Mosole planteaba una duda que –decía- le rondaba por la cabeza hacía tiempo y es que pensaba que la forma de volverse de los toros podría estar influida por la dimensión de la cara y la distancia entre los ojos.

Y como los toros de saltillo-albaserrada tienen normalmente una cara más chica y la distancia ocular es menor, que en otros encastes, su cono visual sería menor y, por ello, tendría mayor visión. El saltillo vería más que otros toros.

Paolo añadía que eso podría ayudar a que se revolviese más rápido y más en corto.

Y es que, por experiencia propia, tenía claro que las añojas se revuelven mucho más y se meten más para dentro...lo que achacaba como hemos dicho a tener la cara más chica y una distancia ocular menor que las eralas y utreras.

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Becerro (Trapío Verde pag 20) 001

A cara más chica, menor distancia ocular (Fotografía del libro Trapío Verde. Página 20)

 

Las orejas también cuentan (y no sólo como trofeos)

En apoyo de sus observaciones, Paolo citaba a Luis Francisco Esplá quien en alguna ocasión había comentado que en lo que de verdad se fijaba como torero era en los ojos y las orejas del toro.

Yo me permitía apostillar y recordar que ya Francisco Montes Paquiro, en su tauromaquia, advirtió de la importancia de fijarse en las orejas del toro para determinar el momento en que inicia la embestida. Según este torero (y también según Esplá) se podría saber cuando el toro va a arrancar por el movimiento de los orejas. Aunque añadía que para mí lo más relevante seguían siendo los ojos.

 

J Tomas (Fografia de Anya Bartels-Suermondt) 001

Antes de arrancarse el toro suele “avisar” con algunos gestos peculiares. Entre ellos el movimiento de las orejas ha sido recalcado por algunos toreros. En la foto de Anya Bartels-Suermondt, José Tomás cita para torear por gaoneras.

 

Paco Aguado. Un remate de altura

Remataba Paco Aguado, quien coincidía con Paolo en que la clave principal está en los ojos. En los ángulos de visión de cada encaste.

Según el, la visión lateral del encaste Saltillo-Santa Coloma, por la colocación de los ojos de estos toros, es mucho más amplia, lo que facilita y propicia una mayor capacidad de reacción en sus escorzos.

A esa condición decisiva habría que añadir que, al ser un encaste menos enmorrillado, el de Saltillo tiene más flexibilidad de cuello para girarlo, sin olvidar tampoco que esa forma embestir al paso o al trote, como ya se había comentado, evitaba la inercia del galope para rebosarse.

 

Victorino en el campo

El toro de Saltillo se caracteriza por su poco morrillo (En la foto, toro de Victorino en el campo)

 

Paco hacía una comparación muy interesante del toro Saltillo con el caballo árabe, también con mucha visión lateral por la conformación triangular de su cabeza y, como consecuencia, muy ágil de reflejos.

 

Caballo-Arabe-Negro

El caballo árabe tiene una conformación muy peculiar de la cabeza.

Finalmente, discrepaba elegantemente sobre lo que habíamos dicho de la bravura de los distintos encastes ya que, en su opinión el Saltillo que se emplea de verdad, tiene un paso de más en la embestida, una mayor profundidad (la misma profundidad que Villamarta le da a Núñez), que el galopón toro de Parladé.

 

2012-05-25 Castella y Arrestado (Alcurrucen) Juan Pelegrin

El toro de encaste Núñez tiene un “tranco” más de embestida. En la foto (de Juan Pelegrín) Sebastián Castella con Arrestado de Alcurrucén.

 

Conclusión (esta vez casi definitiva)

Al final, coincidencia en que hechuras, tipo y pitones influyen en el comportamiento pero que la clave está –por encima de todo- en los ojos.

Y es que, como se ha recordado aquí, la frase de Antonio Corbacho, “no se torean los pitones sino la mirada” no puede ser más afortunada.

Y con estos sesudos comentarios, creo que podemos poner punto final al tema y elevar las conclusiones a definitivas.

Bueno, a definitivas no. Porque ahora no hay más remedio ya que hablar de “los ojos del toro”. Lo haremos.

 

Los ojos del toro (Foto de Durán) Trapío Verde 001

La clave son los ojos

 

Post-data. Lo mejor de todo.

Lo mejor del debate que ha propiciado Jack Coursier es que –como recalcaba Paco Aguado- cuando se plantean temas atípicos fuera de los manidos temas de discusión habituales (el toro de las figuras y el de los modestos, el pico y el toque, cargar la suerte o no cargarla, etc.) y el aficionado habla de toros sin prejuicios, la cosa florea.

Y es que, bajar del pedestal en el que solemos subirnos los aficionados a los toros para pontificar y dogmatizar, no sólo es sano sino también mucho más fructífero.

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¡Aunque lo parezca NO se trata de un aficionado a los toros pontificando, sino de Simeón el Estilita! (Fotograma de “Simeón del Desierto” del genial Luís Buñuel)

viernes, 15 de junio de 2012

El toro en movimiento (I). Planteamiento

 

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La carrera (Espléndida acuarela de José del Olmo –a quien agradezco que nos haya permitido insertarla aquí pues ha sabido captar a la perfección el movimiento del toro- y que se puede disfrutar en su magnífico blog)

 

La tesis de Jack Coursier

A raíz de una serie que hemos publicado días atrás sobre el comportamiento del toro de encaste Saltillo-Albaserrada, un lector de este blog, Jack Coursier (a quien dedicamos esta entrada) plantea la siguiente y curiosa tesis:

“Unas observaciones sobre los victorinos tobilleros.

Habitualmente cuando los toros (encaste Parladé/Murube) dan la vuelta, desplazan la parte posterior de sus cuerpos, siendo los miembros anteriores (las manos) el axis que no se mueve, como la punta de un compas con las patas traseras dibujando el circulo. Así, el toro mirando el caballo, que anda enfrente de él, mueve sus patas traseras para seguir el movimiento. Igual ocurre al final del muletazo. Todo el cuerpo del toro gira alrededor de las manos y se aleja del torero.

Me parece que, bastante a menudo, el toro de origen Albaserrada, tiene la posibilidad de dar la vuelta de manera diferente. El centro del giro está en la mitad del cuerpo, moviendo las cuatro patas (¡como un vehículo de 4 ruedas direccionales!) y hasta su tren trasero que puede ser este centro del círculo. Esto le da la posibilidad de volver muy rápidamente, y facilita su propensión a ser "tobillero". No es sistemático, pero ocurre con cierta frecuencia.

Esta observación no es nada científica, se trata solo de una pista que necesitaría comprobaciones mucho mas serias que mis leves impresiones sobre el comportamiento de los victorinos, adolfos o escolares”.

 

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Diego Urdiales con un toro de Victorino (Foto del blog Por el pitón derecho)

 

El debate del caballo en movimiento

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El caballo en movimiento. Un dilema decimonónico

A mi lo que plantea Jack Coursier, me ha recordado inmediatamente un debate muy antiguo, tanto que se produjo hace ya unos 150 años. Y es que andaban los aficionados a las carreras de caballos discutiendo si ese animal en su galope había algún momento en que no apoyase en el suelo al menos una de sus patas.

La cuestión, aunque nimia, provocó curiosas controversias pues los partidarios de las dos tesis contrapuestas (unos decían que sí y otros que no) no conseguían imponer su opinión y es que el ojo humano aunque preciso no es capaz de captar ciertos detalles.

Y en esas estábamos en la discusión sobre el galope del caballo, cuestión que parecía irresoluble hasta que a un fotógrafo llamado Eadweard Muybridge (seudónimo –nada torero- de Edward James Muggeridge), se le ocurrió echar mano de la incipiente cinematografía y por ese medio, grabar en película, la carrera del caballo para ver si así se podía aclarar quien tenía razón.

Y este es el resultado

Película “El caballo en movimiento” (1887)

 

Lo irrelevante es quien tenía razón. Lo importante es que la cinematografía (técnica entonces en pañales) vino a resolver la disputa que nunca más fue planteada.

 

La importancia de la imagen grabada en el toreo

A mi esta anécdota me ha dado siempre mucho que pensar sobre todo por la oposición o recelo que la imagen grabada ha despertado siempre entre un nutrido grupo de buenos aficionados. Son muchos, los que se resisten a ver los toros en video o televisión restando  relevancia o importancia a estos medios.

No podemos desconocer que no es lo mismo el espectáculo en la plaza pues los ritmos de la corrida y, en especial, el estado anímico del público incide de forma brutal en el desarrollo de la misma. No hay más que pensar en Pamplona y Madrid como ejemplos extremos.

Una, Pamplona, la plaza donde el público vive la corrida más al margen o de espaldas a lo que pasa en el ruedo y la otra, Madrid, aquella donde el espectador interviene más en el espectáculo intentando además condicionar y manipular su resultado.

 

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Pamplona es la plaza donde el público más vive al margen de lo que ocurre en el ruedo.

 

Para un espectador concreto, lo importante será siempre lo que él ha visto y, sobre todo, como lo ha visto. Pero, la verdad del toreo está en el ruedo, no en el tendido. Y de lo que pasa en el ruedo, el único reflejo fiable se encuentra en la fotografía o en la cinta de video. No en la memoria de nadie por muy entendido que ese nadie sea.

Y es que los estados de ánimos del espectador o la plaza entera y, sobre todo, las filias y las fobias, los prejuicios y los tópicos, nublan las entendederas de cualquiera y acaban impidiendo muchas veces que las cosas se vean como realmente son.

Esa resistencia a ver faenas en video o cine ¿no será muestra de nuestro temor a quedar chasqueados si vemos en película aquello que tanto nos emocionó en la plaza? Estoy convencido de que por ahí van los tiros. Miedo a comprobar que nuestra memoria y nuestros conocimientos no son tan fiables como nos gustaría.

 

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Nuestro cerebro ¿nos engaña?

El toro en movimiento

Y expuesto el largo preámbulo pasemos a la cuestión que nos ocupa, la tesis planteada por nuestro lector.

Se trataría de determinar si el toro de encaste Parladé cuando repone se apoya en las manos mientras que el de encaste Saltillo lo hace más bien sobre las patas.

Vamos a utilizar la imagen grabada (las películas de video) para estudiar el toro en movimiento, igual que hiciera Eadweard Muybridge para estudiar el caballo en movimiento. 

 

Video1. Toro de encaste parladé

Una faena emblemática. Una de las dos que hizo José Tomás el 5 de junio de 2008 en Madrid a un toro de Victoriano del Río, encaste Domecq. Se aprecian claramente los matices del movimiento del toro a que hace referencia nuestro lector del blog.

La imagen no es muy nítida (es un trozo de un video colgado en youtube por un aficionado, Peske, filmado desde una localidad situada a cierta altura) lo que añade algo de sabor y magia al toreo de José Tomás.

 

 

Video 2. Toro de encaste saltillo

Hemos elegido un toro de José Escolar lidiado esta feria de San Isidro por López Simón. Se aprecia claramente como se vuelve de la forma que señalaba Jack Coursier.

 

 

Conclusiones (provisionales)

No vamos a hacer un análisis exhaustivo pero hemos visionado un número importante de películas y mis conclusiones (por supuesto nada definitivas ni concluyentes y sujetas a mejor criterio) son estas:

Primero.- A priori, el movimiento del toro –su forma de revolverse- está más relacionado con su comportamiento individual que con su encaste.

Segundo.- El toro que repone más rápida después de pasar el cuerpo del torero (el toro revoltoso que llamaban las antiguas tauromaquias) se apoya más sobre los cuartos traseros aunque suele ayudarse de las manos. Por eso, la sensación de giro sobre el eje del cuerpo que indicaba nuestro interlocutor.

Tercero.- El toro que repone más tarde, una vez rebasado el cuerpo del torero lo hace sobre las manos, girando los cuartos traseros y manteniendo como eje de rotación el tren delantero. Esta sensación es más acusada en los primeros compases de la faena cuando el toro está más entero.

Cuarto.- En general, el toro de Parladé se rebosa más que el Saltillo. Este último suele ser un animal muy reponedor. Entre otras cosas porque al ir más al paso tiene más tiempo de pensar y darse cuenta que se deja algo atrás (el torero).

Quinto.- Consecuencia de lo anterior, el Parladé repone menos por ser un animal más franco y más noble. El Saltillo, al contrario, demuestra más inteligencia y, por tanto, más sentido.

Sexto.- Aunque la nobleza no es el único componente de la bravura un elemento esencial de esta es pelear con franqueza. El toro de Parladé sería, en ese sentido, más bravo por ser más franco que el de Saltillo como ya indicara en su día, perspicazmente, Domingo Delgado de la Cámara.

 

Un ejemplo contundente

La última afirmación puede causar un pelín de extrañeza pues los aficionados estamos acostumbrados a pensar lo contrario. Esto es, a considerar la fiereza como componente casi esencial de la bravura, y por el contrario a entender que la excesiva nobleza raya  con la mansedumbre.

No está nada claro que sea así y pese al gran número de aficionados y profesionales que lo piensan,  no creo que fiereza y nobleza tengan que ser caracteres contradictorios.

Vamos a ver un ejemplo de esto último. De la conjunción de casta y toreabillidad (como hoy se dice) en la embestida larga (larguísima), emocionante y fiera pero, al mismo tiempo, noble (nobilísima) de uno de los toros de Valdefresno la tarde de Puerta Grande de David Mora en la última feria del Arte y la Cultura de Madrid.

Tiene mucho mérito aguantar esas embestidas como las aguantó David Mora.

 

Y es que Impresiona esa embestida tan franca y tan fuerte que hace pasar al toro como un obús al lado del torero y, sobre todo, impresiona la forma (tan violenta y veloz) de volverse el toro sobre las manos cuando se da cuenta que se deja algo atrás.

Tanta  violencia y tanta velocidad que, a veces, le hace perder el equilibrio por su propia acometividad.

 

Colofón. Del caballo en movimiento al toro en movimiento

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El caballo en movimiento

No es tan importante la pregunta planteada como la discusión en sí y sobre todo destacar la relevancia que para zanjar este tipo de discusiones tiene la imagen grabada ya sea fija o móvil.

Por ello, cuando surja el tema y algún aficionado reniegue del uso del video en los toros y se manifieste en contra del mismo, bastará recordar a Eadweard Muybridge y a su archi-famoso “caballo en movimiento”.

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El toro en movimiento

miércoles, 13 de junio de 2012

¿Quien lo dijo y en que año? (II) El público que sólo piensa en divertirse

 

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“Ese público que cree que a los toros hay que ir a divertirse…”

El público ha sido desde siempre objeto de escarnio por parte de aficionados y críticos serios. Se habla del público en tono despectivo ("toreo para la galería” se dice del toreo de trucos baratos para espectadores facilones) y se demoniza a los espectadores ocasionales por ir a los toros a divertirse lo que, para algunos, es un grave delito.

Nuestro escritor enigmático de hoy, sigue esa tradicional tendencia y sus palabras parecen dichas ayer mismo y no hace años, pues son muy similares a lo que se ha escrito estos días del público de la Feria del Arte y la Cultura de Madrid y, sobre todo, del público que asistió a la Corrida de la Beneficencia.

“El público no se ha dado cuenta de que los toros es una cosa muy seria. Ahora se dice que a los toros va uno a divertirse. Es el mismo público que también cree que al teatro hay que ir a divertirse y prefiere una astracanada (…)

Las plazas monumentales han hecho mucho daño a la fiesta. De los veintitantos mil espectadores que llenan la plaza de Madrid, podemos apartar mil (…). Los demás son los procedentes de las charlotadas, los que van a pasar la tarde porque no hay partido de fútbol, o porque hoy han decidido no ir al cine; los que van a acompañar a su novia, porque esta se ha empeñado en ver torear a ese niño tan guapo y tan mono que actúa hoy; los que llevan a su mujer y a sus chicos para que vean una corrida; los forasteros que, siendo de provincias donde sólo se da una corrida al año, se encuentran casualmente en Madrid; y el resto, hasta el lleno, los que van a divertirse.

Y todos ellos están encantados con el becerro sin genio, porque es el que permite el parón y el estilismo y la estética”  

La pregunta es la misma que la del anterior quiz ¿Quien lo escribió y en que año?…

Y el premio, como siempre, una foto del autor dedicada (apócrifa por supuesto)

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Antonio Ordoñez, con las Peñas, en el tendido de sol de Pamplona. Divirtiéndose en los toros.

 

Solución al Quiz I: “Toros bobalicones para toreros pelmazos”

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Don Luis Fernández Salcedo

Se desvela el misterio.

Pese a los infructuosos esfuerzos de ese gran aficionado que se llama Gastón Ramírez, el autor del artículo “Toros bobalicones para toreros pelmazos” no fue Pero Grullo, ni Dulzuras, ni tampoco Recortes sino el escritor taurino, don Luis Fernández Salcedo.

No era fácil acertar pues Don Luís derrochaba bondad y gracejo cuando hablaba del toreo de sus años mozos (época de José y Juan) aunque es cierto que –sin perder las formas- podía ser mucho más caustico y acre cuando hablaba del toreo de su edad madura.

“Toros bobalicones para toreros pelmazos” se publicó en 1960. O sea que se refiere a los toros y toreros de los años 50.

Aquellos toros bobalicones son, por tanto, los mismos toros que, los aficionados viejos de hoy, nos dicen que eran (con tres años, sin kilos y sin pitones) un dechado de casta comparados con los de ahora.

Y aquellos toreros pelmazos eran entre otros (asómbrense aún más) Antonio Bienvenida, Luis Miguel Dominguín, Manolo González, Aparicio, Litri, Rafael Ortega, Manolo Vázquez, Pedrés, César Girón, Chamaco, Antoñete, Antonio Ordoñez...

Suma y sigue…

 

Antonio Ordoñez frente a un toro de Escudero Calvo (hoy Victorino Martin) en Madrid el 21 de junio de 1956. Uno de los toreros pelmazos (¿?) de los años 50 frente a un torito bobalicón (¿?) de los de entonces. Aunque no debía ser tan bobalicón pues la faena acaba en cogida.

Nota: La faena completa (o casi) puede verse en http://youtu.be/TUHGFu8Yvgg

lunes, 11 de junio de 2012

Corrida de Beneficencia ¡Vaya locura de público!

Por el Divino Calvo

Nota del autor: 

Esta crónica está hecha desde el cariño a la Plaza y a la afición de Madrid que siempre nos ha dado motivos de admiración. Hoy día , no.

Por ello es necesario que, a esta plaza, vuelvan al respeto a los que se juegan la vida, la cordura y la sensatez, por este orden.

La dureza que se supone a Madrid, necesaria por cierto, no está reñida con todo lo anterior.

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Madrid. Llegando a la Plaza antigua. (Fotografía de Hauser y Menet publicada en el blog Del toro al infinito)

 

Y es que cada vez da más pereza ir a los toros a Madrid

Vamos a la plaza para sentir la emoción del toreo a flor de piel y que nuestra sensibilidad se impregne de todos los matices que únicamente se pueden vivir en una plaza de toros (los que no capta la pequeña pantalla). Pero esto, en Madrid, cada vez es más difícil.

Cuando vamos a una corrida de relumbrón ya sabemos que será marcada por el público, pero lo del miércoles fue una autentica locura.

Madrid protesta ABC (2)

Los aficionados antiguos –a tono con el salvajismo de la época- se jugaban el tipo en sus protestas. En la foto cogida de uno de los espectadores que se han tirado al ruedo protestando la mansedumbre de la res el 15 de mayo de 1915. Las protestas en los toros siempre han sido desaforadas y realmente poco eficaces(Fotografía de la Hemeroteca Digital de ABC)

Esta circunstancia se vio agravada por un vecino de localidad, que con gran sabiduría y cada vez menos espaciadas en el tiempo, cual Séneca, soltaba grandes sentencias:

“Este toro no tiene ningún peligro

En el primero, pero es que en el segundo:

“Este toro no tiene ningún peligro

Y así uno tras otro, según iban saliendo. Y yo que soy muy corto, deduje que ningún toro tuvo peligro.

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Un toro ¿sin ningún peligro?

Seguía:

“Es que hoy han venido muchos de pueblo”.

De Morante:

“¡Qué se vaya a aprender a la escuela taurina!”

A lo que replica su acompañante:

“Es muy mayor para eso, éste ya no aprende”.

De Talavante:

“Ni un pase ha dado”.

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¿Ni un pase dio?

Todas las estocadas estaban caídas. En la primera de Talavante, le repliqué respetuosamente, en el único dialogo que establecí con él en toda la tarde:

“Si algún defecto la encuentro es un pelín trasera

Pero él sentenció:

Muy caída… por lo menos cuatro dedos”.

Yo que uso lentes para lejos, pensé: Mañana sin falta voy a que me vuelvan a graduar pero eché un vistazo al tamaño de sus dedos (de cerca veo bien, con gafas y sin ellas) y eran pequeños como los míos. Así que algo falla en la precisión sentenciada.

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Una estocada cuatro dedos muy caída

De la media largartijera de Morante, precisó:

“Un vulgar navajazo”.

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¿Todas las estocadas estaban caídas? Pues aquí una de Manzanares que no estaba caída

Yo que soy de pueblo

Yo que soy de pueblo, aprendí un montón de toros y de medidas con tan ilustre vecino. Eso sí, “el de pueblo” (o sea, yo) venía con su botellita de agua y no se pasó toda la tarde llamando al vendedor de coca-colas pidiendo una cerveza fresquita (que la anterior no estaba a su gusto) y un gin-tonic para el compañero. Todo eso, con interlocutores para que el mensaje-bebida llegará a la bocana del tendido, y eso que estábamos en plena lidia.

Y mi vecina del otro lado (pegada a la bocana) y principal interviniente en el éxito del pedido de refrescos, con más paciencia que el Santo Job. Qué al final le tuvo que decir:

“Espere un momento que entra a matar Talavante y no me lo quiero perder”.

Y “el de pueblo” sabe qué cuando San Isidro se acaba, y los “de pueblo” no vienen, la plaza de una ciudad de 6 millones de habitantes, registra una entrada de dos o tres mil personas “de ciudad”. Perdón, que quinientos o seiscientos son chinos, bueno pero son chinos “de ciudad”. Así que todos de ciudad. Sí, los dos o tres mil. Ni uno de pueblo. Así que no me imagino yo un San Isidro sin “los de pueblo”.

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Un quite de Morante

Sólo con espectadores 

Esto que cuento en ámbito local (a mi localidad, me refiero) también ocurría en el resto de la plaza.

Los defensores del templo con su pancarta, su clásico miau, y su mal-muy mal y su toros-toros y su pum-petardo… (Resumiendo: recopilatorio de sus grandes éxitos). Su levantarse para gritar y volverse esperando la ovación a su comentario, que pa´ eso lo ha dicho. Pero es que además en los altos del nueve, unos cuantos a coro, sin venir a cuento les daba por dar un grito unísono, que hacia volverse hacia ellos a toda la plaza.

Otro mientras torea como los ángeles Talavante, suelta:

Morante eres un sinvergüenza”.

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Mientras Talavante toreaba así, algunos se acordaban de Morante

Y desde el sol, otro gritaba

Que hablen los tontos

Tontos entre los cuales supongo que se incluiría, porque también hablaba y el “resto de tontos” le replicaba, y lo que no se consideraban tontos, le aplaudían… porque aplaudir, no es hablar, y porque ¡yo no soy tonto!, que dicen en el Mediamark. Así que le aplaudo:

¡Qué grandioso espectáculo!

Por cierto, se me olvidó: ¿Dónde estábamos? ¡Ahhh! En los toros. Es verdad, qué en el ruedo hay un toro y un torero, por lo que deben ser toros. ¿Qué alguien se está jugando la vida? Y eso que más da…

Mal vamos, si el público, necesita público. Como solución propongo que cuando termine la feria del Arte y la Cultura se dé una tarde de toros, sin toros. Y que el público se explaye y que cada uno se autoafirme en sus convicciones y todos felices para casa. Los del pueblo y los de la ciudad. Y de paso nadie arriesga su vida.

Dicho esto, en los pocos momentos en que me puede abstraer del ambiente, creí percibir…

Los toros de Cuvillo.

Definitivamente el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra.

El año pasado reconoció que no debería haber venido a Madrid dos tardes. Pues, este año, más de lo mismo. Y la que se supone que la que debe ser la corrida más importante del año, remendada con dos toros de otra ganadería. No juzgo si lo que presentó era apto o no, porque no vi los toros rechazados. El quinto que se lidió si que era muy-muy justito.

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El 5º de Cuvillo, muy justito de presentación

Encima los dos de Victoriano del Río se llevaban casi 100 kilos entre ellos y también con el resto de los de Cuvillo.

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Así que mal por el ganadero, mal por los veedores, mal por los veterinarios

A la Beneficencia deben venir una corrida impecable (sin excesos pero impecable y pareja, incluso en los remiendos de otras ganaderías). Y si se ha elegido una de Cuvillo y se anuncia en los carteles, tenemos que saber el tipo de toro que es el de Cuvillo y de los 530 kilos no debe pasar ninguno, con sus pitones para delante, enseñando las puntas, nada de cornalones abiertos.

Respecto al comportamiento. Los Cuvillos siempre son Cuvillos y si los dejan (toreros y en Madrid además el público) sacan su fondo. Me quedé con ganas de ver el primero, sin viento y con apuesta. Manzanares, perdió la fe. La que si tuvo y mucha, Talavante en el sexto. Qué solo vio él. Su principal mérito.

De los de Victoriano, muy bien hecho el tercero. Además buen toro para la muleta con el único pero de apagarse un poco pronto. El cuarto de Morante, además de hacer algún extraño al torero, se paró, ¿serían los kilos? Pero como la tablilla marcaba más de seiscientos, es un toro de Madrid. Pitos para el torero y aplauso para el toro. Donde era de justicia y sólo en parte, lo primero.

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Las bonitas hechuras del 3º de Victoriano del Río

Morante no está dispuesto a tragar

Morante, definitivamente, no está dispuesto a tragar. Siguiendo la teoría de que los Cuvillos son el termómetro del escalafón, el primer toro era de apuesta y el de la Puebla no está en ese momento. En su descargo diré que le molestó mucho el viento, pero no más que a Talavante. Con el cuarto, de Victoriano (el de seiscientos y pico), estuvo algo más dispuesto (quite de chicuelinas aladas). Ayudados en el inicio, donde el toro le apretó cerca de tablas. Incluso, pareció falto de recursos físicos

Y colorín colorado, este cuento…

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Para algunos, la imagen más torera de la tarde fue esta

 

Manzanares ni estuvo bien ni le echaron cuentas

A Manzanares con el lote de Cuvillo completo, no le echaron cuentas.

Bueno, si se las echaron para reventar los atisbos de posible lucimiento. Tanto, que creo que desanimaron al torero y se desangeló. La vulgaridad inundó su toreo. Faena de pegapases, intentando cubrir el expediente sabiendo que daba igual lo que hiciera. Ya se conocía el resultado. No me gustó el alicantino, pero es que así es muy difícil por no decir imposible.

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Aunque Manzanares no acabó de estar bien, el viento que sopló a rachas hacía imposible manejar con precisión los engaños, algo imprescindible con los siempre exigentes toros de Cuvillo.

Talavante, bien de verdad

Talavante, estuvo muy bien. Dio una gran tarde de toros.

Quizá en algún momento, sobre todo en su primer toro, en busca de la sorpresa y la variedad (arrucinas y pases que empiezan a ser clásicos en su tauromaquia) perdió rotundidad en su obra. En la tercera serie, este inicio le hizo perder la distancia y que la faena no alcanzará la rotundidad a la que me refería. Mató muy bien (volcándose en ambos toros). Parece que el extremeño está cogiendo el sitio a lo que hasta ahora ha sido su talón de Aquiles.

El sexto, como antes indicaba, sólo lo vio él. El torero está en muy buen momento (termómetro Cuvillo) y a partir de mitad de la faena grandes muletazos con ese muñecazo característico que dota de gran dimensión a su toreo.

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Destaca siempre el preciso juego de muñecas del torero de Badajoz, aquí en el sexto toro.

Final de Puerta Grande

Al final puerta grande, para mi gusto algo justista. No sé si porque esperamos obras grandiosas, o porque la vueltas al ruedo se han vuelto imposibles en Madrid, o si por el ambiente que reinó en la plaza y que afectó a mi ánimo… Pero, si me olvido de justicia o no de la salida por la puerta grande, me vuelve la cordura y la claridad a mi mente. Talavante dio una gran tarde de toros, con el material que tuvo delante. Punto.

Y yo que soy de pueblo, que lo único que tengo claro es que no sé de toros, cuando acabó la corrida… me volví al pueblo. Contrariado, y acordándome del Guerra.

“En Madrid que atoree, San Isidro”

Y apostillo, también Don Arte y Doña Cultura que para eso han inventado una feria en su nombre. Y ya tenemos terna.

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Talavante dio una gran tarde de toros

Postdata. Visita matinal al Museo Taurino

Casi lo mejor estuvo por la mañana. Estuvimos en el museo taurino.

 

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Entrada al Museo

Yo lo visité de muy pequeño, supongo que tendría 8 ó 9 años. Tenía vagos recuerdos. Ahora lo han remodelado y está muy bien. Sólo eché de menos de la anterior visita el recuerdo del casco de la yegua Espléndida de Don Álvaro Domecq y Díez.

Lo recuerdo perfectamente porque teníamos una yegua a la que pusimos ese nombre como homenaje. Mi padre me dijo que era por esa yegua. Yo, que por mi edad, no la conocía ni había leído de ella, ver su casco en el Museo taurino de Madrid, me dio una idea de lo importante que tenía que ser.

Imagen

Fotograma del episodio dedicado a la yegua Esplendida en la película de José María Forqué “Yo he visto a la muerte” (1967)

Están las cabezas de los toros Perdigón, Jocinero, Burlero… De un toro de Victorino lidiado en la década de los 70 y del primer toro mexicano que se lidió en las Ventas. A los aficionados retros que defienden un pasado idílico, les preguntaría que pasaría si esas cabeza asoman hoy por toriles.

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Jocinero, el Miura que mató a Pepete (Foto del blog Blanco y Oro)

De los trajes, destaca el chaleco utilizado por Joselito “El Gallo” la tarde de Talavera. Me acordé de José y elevé al cielo mi plegaria.

Trajes de Belmonte, capotes de paseo. El traje de Manolete el día de Linares. Impacta ver la sangre en la taleguilla. Además estaba su camisa. Creí haber leído que decían que Lupe Sino o alguien la había vendido hecha jirones como reliquias en México, por lo que no debe ser cierto lo que leí o mi memoria falla. La jeringuilla de la transfusión del polémico plasma.

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El traje de Yiyo de Colmenar y esa mancha de sangre en su camisa. ¡Maldita sea! que mala suerte tuvo el príncipe del toreo y esa trayectoria de 8 cm. directa a su corazón.

El lila y oro de Antoñete que se ha convertido en Chenel y oro

El cuadro de Zuloaga a Domingo Ortega, trajes suyos…en fin que merece la pena ir. Además es gratuito. Bien por la Comunidad de Madrid que tan mal lo hace en otros asuntos taurinos.

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El retrato de Domingo Ortega pintado por Ignacio Zuloaga (Museo Taurino de las Ventas

 

Luego vino el apartado, la charla de toros… y después lo que cuento en el relato de la tarde, donde parece más importante el público que los que deberían ser siempre los verdaderos protagonistasEl toro y el torero.

 

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El toro y el torero. Los que deberían ser únicos y verdaderos protagonistas (Foto web Arte Toreo) 

Nota. Las fotografías de la Corrida de Beneficencia son de Juan Pelegrín (web de Las Ventas)

viernes, 8 de junio de 2012

¿Quien lo dijo y en que año? (I) Toros bobalicones para toreros pelmazos

 

Personaje desconocido (2)

¿Quien lo dijo y en que año lo dijo?

 

El pensamiento único

Hace tiempo en este blog, Luis Miguel López-Rojas se planteaba y cuestionaba si la frase  cualquier tiempo pasado fue mejor era correcta o no.

La respuesta es que .

Sí, claro está, si el que contesta es el aficionado conservador que concibe el toreo como depositario de una verdad absoluta y sagrada en virtud de la cual sólo se puede y debe torear de una única forma, la que mandan los supuestos cánones del toreo: El pensamiento único.

Sin embargo, el toreo no está ni puede estar congelado sino que se encuentra en permanente transformación. Como todas las artes, como todas las ciencias. Pues tiene pasado y porvenir.

Ocurre entonces que los cánones cambian con los tiempos y con las modas y es que el toreo no puede ser (ni debe ser) sagrado e intocable aunque muchos (parece que cada vez más) crean lo contrario.

Y cuidado que este dogmatismo (“el pensamiento único” o sea creer que sólo hay una única forma válida de torear ) no es de ahora sino de siempre como se demostrará en esta serie de mini-entradas que, estoy seguro, sorprenderán a muchos y corroborarán que la canción-protesta de los aficionados retro ha sido siempre igual.

 

Raimon[1]

La canción-protesta de los 60 estaba justificada por muchos motivos ¿Ocurre igual con las sempiternas protestas de los aficionados a los toros?

 

Para ellos, para los aficionados retro, siempre el toro de cada momento es una mona y los toreros muy malos. Sobre todo, el toro y los toreros punteros. Los buenos son –siempre- los toros y los toreros de treinta o cuarenta años antes o, a veces, más. Y eso en cualquier época, en cualquier tiempo, ayer y hoy.

Así llevamos casi desde los albores del toreo. Con la misma aburrida cantinela de siempre. Es bueno saberlo.

Nunca, por repetida, la mentira se convierte en verdad ni el tópico en teorema.

 

Comienza el juego ¿Quien lo dijo y en que año? 

Vamos a intentar adivinar quien es el crítico o escritor taurino que dijo una determinada frase (frase que reproduciremos) y en que año la dijo.

El premio al acertante (si lo hubiera) consistirá en una foto dedicada del autor de la frase que será –lógicamente- alguno de los santones de la crítica integrista de todos los tiempos (Desde Sánchez de Neira a nuestros días). Con dedicatoria del estilo de la que insertamos a continuación. Foto y dedicatoria evidentemente apócrifas, por supuesto.

 

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Este es un ejemplo del tipo de fotografías que constituirán el premio a los sagaces acertantes. Transcribimos el texto pues resulta poco legible por el transcurso de los años:

“A mi buen amigo, Frasquito Cucufate, gran aficionado, como lo demuestra el hecho de que nunca se le vio sonreír en una plaza de toros.

Fdo. J. Sánchez de Neira”

 

Toros bobalicones para toreros pelmazos

Y vamos ya con el texto-incógnita de hoy, titulado “Toros bobalicones para toreros pelmazos”:

[Sobre los toros bobalicones]

Los toros tienen poquita bravura, poquita fuerza, poquita vitalidad. Lo de los ganaderos es criar toros bobalicones que no se cansen de seguir inocentemente la muleta. Comercialmente esto es un gran asunto. Pero no nos convencerán de que es más difícil criar el bicho tontón que el toro bravo.

[Sobre los toreros pelmazos]

Por incapacidad profesional creen que la muleta es un objeto para, con su manejo, lucirse a modo. Ignoran totalmente que con ella se dominan los toros, se corrigen sus defectos, se les ahorma, se les prepara para matarlos bien y se les mata bien. Yo creo que no sospechan siquiera tales utilizaciones

Desde luego, esta vez no es fácil deducir ni el año ni el autor por las pocas pistas proporcionadas por el texto (El binomio toro bobalicón-torero pelmazo se ha utilizado mucho en la literatura taurina de todos los tiempos, incluidos los nuestros). Pero, esto es lo que hay y ahí radica la gracia de este quiz.  

La solución en la próxima entrada de esta serie…

 

19130922 TKL Toreros de postin

Siempre la misma crítica... Un torito bobalicón para toreros de postín. La imagen es (quien lo diría) nada menos que del inicio de la época de José y Juan (Viñeta humorística del The Kon Leche de 22 de septiembre de 1913).

(Continuará..)

martes, 5 de junio de 2012

Lana Virgen de Bañuelos (2ª parte) El tumbo de Meléndez

 

Tumbo de Melendez

El tumbo de Meléndez

En la anterior entrada, comentábamos el emocionante tercio de varas que, el día 21 de mayo, tuvo por protagonistas a Lana Virgen (un toro de Bañuelos) y a Nacho Meléndez (un picador mexicano).

Hablábamos de la bravura del toro (que no era tanta como vimos sino más bien fiereza) y quedábamos emplazados para comentar como se ejecutó la suerte de varas.

Pero sobre este tema más que la pureza de ejecución (que no la hubo) lo destacable fue la emoción que se vivió en la plaza. Sobre todo, a partir de la segunda vara y del brutal derribo que Lana Virgen propinó ahí a Nacho Meléndez.

En la tercera entrada al caballo, las Ventas rugió cuando el toro se arrancó de largo y con fuerza al piquero que presentaba el pecho de su cabalgadura y que clavó la vara en lo alto. Lana Virgen salió huyendo cual alma en pena (síntoma evidente de mansedumbre) pero ya a casi nadie le importaba.

Sin embargo, no vamos a comentar los matices de este tercio y como debe ejecutarse la suerte de varas, sino que nos vamos a detener en lo inusitado del derribo brutal de toro y picador.

Y es que antes, cuando no había peto la suerte de varas se reducía a un número de tres cifras. Por ejemplo,  6-4-2, que significaba que el toro había acudido seis veces al caballo, había propinado cuatro caídas y matado dos jacos (Los números de Lana Virgen, por ese sistema, serían 3-1-0. 3 varas, 1 caída y (lo mejor) ningún caballo muerto.

Vamos a hablar del 1, del segundo número de la serie. De la caída propinada, mejor aún de los posibles tipos de caída. Algo habitual cuando no había petos y bastante inusual en nuestros días.

 

03a Desmontar (con derribo posterior)

El picador cae desmontado aunque se ve venir el derribo del caballo.

 

Definiciones

No me consta que, en los tiempos pretéritos, se haya efectuado clasificación alguna sobre las formas de derribo posibles. Más raro aún es hacerlo hoy día pero en la tertulia que, en Internet, mantenemos con Gastón Ramírez, Miguel Llanas y Andrés de Miguel, surgió el tema a raíz del tercio de varas comentado y se propuso la siguiente clasificación:

 

Desmontar.

03 Desmontar

Es cuando el picador cae o se baja del caballo sin que este sea inicialmente derribado.

 

Desmontar (Variante caída de latiguillo)

03b Desmontar (variante Latiguillo)

Una variante de desmontar es la temible caída de latiguillo en la que el picador es desmontado cayendo por la cabeza del caballo casi siempre en la cara del toro.

 

Derribar.

02a Derribar (pero asi se pica)

Cuando el toro envía al suelo al caballo y, por ende, al picador. Puede ser imputable al picador o no. El de la foto, está claro que no, antes al contrario (Por cierto, así se pica. Espectacular)

 

Tumbar.

01 Tumbar

Se dice así cuando el toro tumba (¿en horizontal?) a picador y caballo Generalmente no es imputable al picador sino a la fiereza del astado.

 

Tauroteca: Los tipos de caídas

En nuestra peculiar cinemateca taurina vamos a ver algunas películas antiguas, de cuando los caballos no llevaban peto o era exiguo, con los distintos tipos de caídas.

Imágenes muy duras para nuestra sensibilidad y no aptas para menores (O sea, de dos rombos).

 

 

 
 
 
 
 
 
 
 

 

Y para finalizar: El tumbo de Meléndez

Que ha sido para algunos (se ha dicho por escrito) el momento estelar de la Feria de San Isidro recién acabada.

 

PD: En Toros y Opinión, Andrés de Miguel uno de los integrantes de esa divertida tertulia Tertulia Taurina Cibernética ya citada, ha publicado un sustancioso artículo sobre el tercio de varas y sobre la (bautizada por él) suerte del funcionario. Merece la pena leerlo.