miércoles, 30 de septiembre de 2015

30 de septiembre de 1915. La primera oreja de Sevilla

Por Jose Morente


Joselito y Cantinero fueron portadas de la revista taurina Sol y Sombra

La oreja en la prensa


Mundo Gráfico

The Kon Leche


ABC
El Heraldo de Madrid


Sol y Sombra



martes, 29 de septiembre de 2015

Cuaderno de notas (LVI) Galleguito

Galleguito


En la corrida que mató en Sevilla los seis toros de Santa Coloma, en el toro Cantinero, lidiado en quinto lugar, le dieron la primera oreja que se daba en aquella plaza. Por eso hemos dicho que era una fecha taurina histórica ésta del 30 de septiembre de 1915. Pero no pasemos por alto las circunstancias que concurrieron en la concesión de esta oreja. 

La tarde anterior [el 29 de septiembre de 1915, hace hoy justo 100 años] había toreado Miuras con Rafael el Gallo y Juan Belmonte. La corrida fue grande y dura. El toro Galleguito vive en la memoria de cuantos le vieron como un miureño legítimo, duro, de poder, difícil y peligroso. En la lidia de este toro que aún se recuerda en Sevilla, puso José en juego todos los recursos valerosos de un maestro de la tauromaquia. 

Un detalle del toro y del torero. Tenía Galleguito una estocada honda de muerte y sangre en la boca. 

Tenía Galleguito una estocada honda de muerte y sangre en la boca. Joselito, con su cuadrilla, le sigue muy de cerca.
El público, que respiró tranquilidad, porque hasta ese momento había estado muy intranquilo, rompió en una ovación. Joselito con la muleta en la izquierda ,no le quitaba la vista al toro ni para saludar, porque sabía de lo que era capaz mientras estuviera en pie.

En efecto, arrojando sangre y con las ansías de la muerte, se arrancó de pronto a Joselito, y antes de llegar a la muleta, con la que le esperaba prevenido, cayó el toro para no levantarse más.

Arrojando sangre y con las ansías de la muerte, se arrancó de pronto y antes de llegar a la muleta de Joselito cayó Galleguito para no levantarse más.
¡Qué síntoma de toro duro y fiero, y que conocimiento del toro en José, que lo tenía previsto y no distrajo la mirada ni con los aplausos!

Pues al día siguiente de esto se encerró con los seis toros de Santa Coloma, y fué cuando se le concedió la primera oreja de Sevilla, en lo que influyó el toro Galleguito del que todavía se hablaba en la plaza"

Gregorio Corrochano. ¿Qué es torear?-Introducción a la Tauromaquia de Joselito (Madrid, 1ª ed., 1953. Págs. 23-24)

 De poder a poder. Joselito frente a Galleguito.

domingo, 27 de septiembre de 2015

López Simón convence en Sevilla

Por Clarito

El valor seco, sereno y consciente de López Simón convenció a la Maestranza. En la foto, el madrileño citando con mucha verdad al peligroso sexto (Foto Arjona-Aplausos)
Discutían algunos aficionados, a la salida de la plaza, sobre si Alberto López Simón hubiera merecido salir a hombros por la Puerta del Príncipe de haber matado a la primera al último de la tarde. Unos decían que y otros que no. Lo que se dice: división de opiniones.

Sin embargo, poco lugar cabe para la discusión pues aunque López Simón convenció (¡y de qué modo!) al público de la Maestranza, no tuvo opciones -en mi opinión- de abrir la susodicha Puerta. Los erráticos criterios presidenciales (sobre todo, en la forma de computar peticiones) suelen alejar de la misma al buen toreo, sobre todo, si ese buen toreo no viene envuelto en el ropaje de los subjetivos gustos particulares de cada usía. Ayer, por ejemplo, al madrileño se le negó una oreja en su primero que, sólo por la estocada, ya merecía premio.

O puede que uno este equivocado y que López Simón hubiese culminado la hazaña, pues yahabía cortado una oreja del cuarto y su faena entregada, tensa, seca, valiente, al sexto, un toro del Pilar de mucho peligro y al que pinchó dos veces, había calado con mucha fuerza en los tendidos.

Da igual. Lo importante es que el valor sin cuentos de López Simón se impuso en una plaza donde los alardes de valor, si son infructuosos, no suelen entusiasmar pues el público de acá (y sus adscritos) gusta más de otros palos (léase Curro, Morante y, en general, los toreros de arte).

La tarde de ayer, sin embargo, fue tarde de toreros valientes

Por ejemplo, de Escribano quien se entretuvo, entre otras cosas, en irse dos veces a portagayola; inició una de sus faenas con un pase cambiado por la espalda, citando muy en corto y muy en corto se sentó en el estribo para, tras larga y tensa espera, acabar poniendo un meritorio par al quiebro en tablas. 


Mucho tardó el toro del Pilar en arrancarse. Tensa espera de Escribano sentado en el estribo que se resolvió con un valiente par al quiebro en tablas (Foto Arjona-Aplausos)
Sin embargo, el sevillano no tuvo su tarde y es que el gato al agua, como se suele decir, se lo llevó el valor seco y consciente, no exento de buen toreo, de Alberto López Simón

Hay muchas clases de valor. El del madrileño es ese valor consciente que no nubla la inteligencia sino que, antes al contrario, le permite al diestro que lo atesora, vislumbrar resquicios por donde imponer su toreo al toro. Un valor seco que le permite pisar terrenos vedados a otros toreros. Terrenos donde casi todos los toros embisten

Con la muleta estuvo muy bien y muy bien estuvo con el estoque, sobre todo en su primero. Anotado queda. 

Habrá que acercarse por Madrid para verlo de nuevo. Merece la pena.

Todo lo que hizo ayer López Simón en Sevilla tuvo mucha verdad. Sin alharacas pero sin tomar ventajas (Foto Arjona-Aplausos)

sábado, 26 de septiembre de 2015

Elvis dice que el torero era una dama

Por Jose Morente

Elvis con el capote sobre los hombros cantando "The bullfighter was a Lady" (Fotograma de "Fun in Acapulco")

Erase una vez...

Erase una vez... cuando en Hollywood gustaban los toros. Cuando James Dean decía que si no triunfaba en los platós, se haría torero. Cuando Tyron Power triunfaba en el cine gracias a protagonizar una película taurina (igual que años antes también había triunfado Rodolfo Valentino interpretando a otro torero). Cuando Orson Welles o Ava Gadner andaban enamorados de España y pasaban aquí largas temporadas viendo toros. Cuando cruzar la frontera para ver toros en Tijuana era habitual entre los actores, directores y demás gentes del séptimo arte, Cuando Gary Cooper se investía de aficionado práctico y toreaba vaquillas invitado por Luis Miguel (¿Quien si no podría haberle invitado?)

Eran los viejos buenos tiempos. Aquellos en los que Elvis, por ejemplo, incluía en sus películas canciones que hablaban de toros bravos y valientes mujeres toreras. Y donde, además, toreaba de salón, como en este huapango titulado "The bullfighter was a Lady"(El torero era una dama) de la película "Fun in Acapulco" (1963).




The bullfhiter was a lady

Pedro the bull was a killer
King of the bullfighter ringer
He'd wipe up the floor with each brave matador
And have matador stew for his dinner

He heard the crowd shouting 'Olé'
But he met his master that day

The bullfighter was a lady
And it was true love at first sight
Her red cape was waving but Pedro was shaking (or shaving?)
He wanted to date her that night

Olé

Pedro the bull he was smitten
First time the love bug had bitten
He once was a mad bull, a wild and a bad bull
But now he was mild as a kitten

The people were starting to hiss
But Pedro just wanted to kiss

The bullfighter was a lady
And Pedro he liked what he saw
He floated on air with a rose in his hair
As he waltzed with that sweet matador

His fate was a bad one, his tale is a sad one
It's hanging right over her door

Olé!


Un intento de traducción 

Pedro el toro era un asesino 
Rey del ruedo taurino
Barría el albero con cada valiente torero
Y cenaba los "matadores" que mataba

Oía a la multitud gritar "Olé" 
Pero un día encontró a su dominador

El torero era una dama 
Era su verdadero amor a primera vista 
Ondeaba su capa roja pero Pedro temblaba (¿o se acicalaba?) 
Pues quería salir con ella esa noche 

¡Olé! 

Pedro el toro estaba tocado
Por primera vez el amor le había herido 
El que una vez fue un toro salvaje, un toro fiero y malvado
Era ahora tan suave como un gatito 

La gente comenzó a silbar 
Sin embargo, Pedro sólo la quería besar 

El torero era una dama 
Y Pedro se enamoró cuando la vió
Ella flotaba en el cielo con una rosa en el pelo 
Mientras el bailaba un vals con su dulce amada 

Un mal destino, una triste historia esta
Ahora está colgado justo encima de la puerta.

¡Olé! 

Hasta aquí la traducción (algo chapucera.... sorry). He procurado mantener las rimas. No obstante, si algún lector se atreve a mejorarla (lo que no es nada difícil), la corregiremos.



Sobre los "Bullfighters" y las "Ladys"

Con un título muy parecido ("The bullfighter and the lady") hizo Budd Boetticher, en 1951, una interesante película protagonizada por Robert Stack (el Eliot Ness de aquella televisiva serie de "Los intocables" que se emitió en EEUU entre 1959 y 1963),

Cartel publicitario de la película "Bullfighter and the Lady" de Bud Boetticher con Robert Stack de protagonista.
Me queda una duda

Cuando Elvis dice que el torero era una mujer, ¿se estaría refiriendo a Esther Williams?


Esther William, en su papel de torera en "Fiesta" (1947)..

viernes, 25 de septiembre de 2015

La torería

(a) Antonio Liger

Curro se desplanta ante Flautino de Gabriel Rojas, el lunes de preferia de 1984. Ese desplante sirvió de modelo para la estatua que se erigió en su homenaje en los alrededores de la Maestranza.

El otro día andaba yo dándole vueltas a eso de la torería. ¿Qué es la torería? ¿La tienen todos los toreros? ¿La torería se aprende? ¿Sirve para algo la torería? 

Y así, enredado en esos bucles de la afición y del recuerdo, estaba yo hasta que miré a la pared y vi colgada una foto con ese desplante de Curro Romero, en la Maestranza.

Y se hizo la luz. Esa es la torería: no se puede cuantificar ni contar como las monedas; no todos los toreros pueden expresarla aunque sean toreros porque hace falta tener alma de artista y no todos la tienen; no se aprende, va en los genes del que la posee y ni el mismo torero sabe cuándo saldrá de su corazón; no sirve para nada, surge como un rayo luminoso, trepa por los tendidos y llena el alma de todos, aficionados, novatos, profesionales, extranjeros. Todos la reconocen y brotan las lágrimas

Yo ese día la disfruté. Estaba allí. Aún la veo. De repente, tras una tanda, giró en la cara del toro como si no tuviera cuerpo, como en una nube; ya no le hacían falta ni muleta ni espada, solo su alma torera. Acomodó brazos, piernas y cuerpo como en un baile sensual y se marchó de la cara del toro andando despacio, sintiendo el toreo, sintiendo la torería correr por sus venas.

jueves, 24 de septiembre de 2015

¡Uno, dos, tres!

(a) Jose Morente


James Cagney en la escena final de ¡Uno, dos, tres! de Billy Wilder (1961)

En una entrada muy reciente y a raíz de unas opiniones de Rafael Ortega sobre la estocada, planteábamos la cuestión de cuantos tiempos se compone una suerte del toreo. Cuestión nada baladí pues la matemática y, sobre todo, la geometría impregnan ese arte. O, al menos, eso es lo que podemos pensar si hacemos caso de los griegos que sostenían que la belleza se encontraba en la armonía, en la proporción y en el número.

Rafael Ortega, que no era griego pero toreaba como si lo fuera por la belleza interior que destilaba su toreo, decía que los tiempos de la estocada eran tres, pero si sumamos el remate, que el diestro de la Isla excluía, resultaban ser, en realidad, cuatro. En esa forma de contar (¡pura matemática!), coincidía con uno de los articulistas del Ruedo que ilustraba ese mismo tema con imágenes de una estocada de Vicente Pastor.

La tesis de Ortega (Rafael), contradice el cómputo de los tratadistas tradicionales para quienes los tiempos de la suerte son (incluido el remate) tres y nada más que tres.

Nosotros mantenemos ese mismo criterio por dos razones: primero, porque en el fondo, somos mucho más tradicionalistas de lo que algunos piensan y, segundo, porque eso mismo es lo que sostenía Luís García Berlanga en Bienvenido Mister Marshall. Y es que Berlanga era mucho Berlanga.

Según el cineasta valenciano, tres son los tiempos de las suertes del toreo como tres son los tiempos del baile flamenco por sevillanas.

No se si la prueba es concluyente pero me parece poco discutible.





Me recuerda Miguel Ángel Barud que una disertación genial sobre este que podríamos llamar Teorema de los tres tiempos, es la de Gabriela Ortega que a sus dotes declamatorias y a la profundidad de los argumentos del poema de Manuel Benítez Carrasco, une otra cualidad singular que la acredita. Su pertenencia a la casa de los Ortega. Aquí la tenemos:



Por si algún espíritu rebelde todavía no hubiera quedado convencido con las dos pruebas anteriores, vamos a aportar otra más (esperemos que esta sí que sea ya concluyente y definitiva). 

Se trata de la opinión de Billy Wilder manifestada a través de James Cagney. en la conocida película "Uno, dos, tres" (1961). No cabe mayor autoridad en la materia (la materia aquí es el tiempo, el ritmo... la matemática en síntesis) que Billy Wilder.





Concluyendo: Tres son los tiempos de las suertes, tres los tiempos del baile... y tres, las razones que convierten un argumento o una orden en inapelable.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Un consejo de Guerrita sobre la suerte de descabellar

Por Jose Morente


Guerrita descabellando en la corrida de Beneficencia de 1896 (Fotografía publicada en Pan y Toros el 29/09/1896)
Piensan algunos que las Tauromaquias antiguas son un compendio de normas canónicas cuyo objetivo último es establecer como se debe torear.

Craso error, las Tauromaquias antiguas son, en realidad, un compendio de reglas prácticas, nacidas de la experiencia, que tienen carácter defensivo. O sea, que su objeto es el de señalar lo que hay que hacer, en todo momento, para evitar las cogidas.

Un momento muy delicado de la lidia, aunque no lo parezca, es el trance del descabello. Dice Guerrita en su Tauromaquia (pág. 374) sobre esta suerte:
"Si la res, a pesar de tener la cabeza humillada, no descubriera bien el sitio marcado para el descabello, no debe intentarse, porque la res, al sentir el daño, arrancará generalmente, y con mayor energía por hallarse en lo que se pudiera llamar la desesperación de la muerte, y como el diestro ha de encontrarse muy próximo, está expuesto a un contratiempo"
La aparatosa cogida de José María Manzanares, el pasado 16 de septiembre en Albacete, al intentar el descabello no responde exactamente a la situación descrita por Guerrita pues Manzanares es cogido al aproximarse al toro del Pilar para descabellarlo (no en el momento del descabello) pero esa cogida y el texto del Guerra nos alertan y recuerdan el peligro que tiene todo lo que se hace en el ruedo con el toro o alrededor del toro. Incluso cuando se practican suertes -como el descabello- anodinas y, aparentemente, poco peligrosas.

Conviene que esto lo tengamos siempre presente.

Lo vemos.





Postdata: Pese a lo aparatoso de la cogida que podría haber afectado las cervicales, Manzanares reaparecería muy pocos días después. Concretamente, el día 20 en Nimes. Está claro que hay un dios que protege (a veces) a los toreros...

martes, 22 de septiembre de 2015

Paco Madrid, Salvador Vega y los tiempos de la estocada

Por Jose Morente
Paco Madrid. Fotograma de la presentación del diestro malagueño en una película de la época (IVAC)

Paco Madrid


Francisco Madrid Villatoro "Paco Madrid" fue un diestro malagueño de la época de Joselito y Belmonte que tuvo que contender con los dos ases. Dura tarea pues José y Juan no daban cuartelillo a nadie. Ni en las plazas ni en los despachos como me comentaba Manuel Fernández Maldonado hace unos días.

Paco Madrid fue un diestro basto pero valiente y pundonoroso aunque no consiguió pasar de segundón. Y eso que, con la espada fue gente, lo que -por desgracia- en aquellos tiempos ya no era suficiente para alcanzar los puestos cimeros del escalafón.

Pero con el estoque, Paco Madrid fue un verdadero as de espadas por lo que no tiene nada de extraño que el premio que concede la Unión Taurina de Abonados de Málaga (UTAMA) a la mejor estocada de la Feria de Agosto lleve su nombre-

Imagen inédita del diestro malagueño extraída de la película del IVAC


La estocada de la Feria

Copio de la web de UTAMA:
"La Junta Directiva ha acordado conceder el XI Premio “Paco Madrid” al matador de toros Salvador Vega por la estocada recetada al toro “Majoletonillo” marcado con el nº 32 de 480 Kg de peso, nacido en Noviembre de 2010, colorado, de la ganadería de Núñez del Cuvillo, lidiado en segundo lugar el día 21 de agosto de 2015 en La Malagueta".
Y lo cierto es que la estocada de Salvador Vega fue, tanto por la pureza de su ejecución y sus fulminantes efectos, merecedora de este premio.

Estocada de Salvador Vega a Majoletonillo. En corto y por derecho.

Un debate entre buenos aficionados

Si hay gente capaz de discutir el sexo de los ángeles (aparte de la curia romana) esos son los aficionados a los toros. El caso es que la concesión del premio ha provocado (en la propia página web de UTAMA) un interesante debate o polémica, sobre si la estocada de Salvador Vega debía haber sido premiada.

Vaya por delante que a mí, personalmente estas polémicas me encantan y me parecen necesarias para mantener viva (como diría Fernández Salcedo) la "llama de la afición". Y es que, sin pasión la fiesta pierde uno de sus ingredientes más sabrosos.

Dicho esto, hay algo que no me cuadra. Si la estocada fue ejecutada con ortodoxia máxima y su efecto fue fulminante como hemos dicho y, además eso nadie lo discute ¿cual puede ser el defecto o fallo cometido por el espada y que ha provocado la discusión?

Para los aficionados discrepantes (los que critican el premio concedido) la razón es que "dentro de la preparación y posterior ejecución de la misma [se refieren a la estocada], se encuentra según los cánones del toreo, el marcar por los diestros los TRES (3) tiempos del volapie antes de entrar a matar (acto que no se suele ejercer por parte de algunos diestros)". Según estos aficionados, al faltar esos tres tiempos en la estocada de Salvador Vega, el premio no se le debió conceder a este diestro.

Vamos a ver cuales son realmente estos tres tiempos del volapié y si faltaron o no en la estocada del galardonado.


Los tres tiempos de la estocada

Decía Amós Salvador en su Teoría del Toreo (escrita en 1908 cuando Paco Madrid todavía no se había vestido de luces) que, en todos los lances:
"Deben distinguirse, para que resulten clásicos y acomodados a los buenos principios del arte de torear, tres tiempos distintos"
Dichos tiempos, son para él, los de "citar, cargar la suerte y rematarla".

En la estocada a volapié, concreta esos tiempos de la siguiente forma:
"El cite se considera hecho desde que se ha fijado la vista del toro en la muleta. El cargar la suerte consiste en tirarse por derecho (...) dándole con la muleta en el hocico para que humille y vuelva la cabeza a la izquierda; por el espacio que dejan libres los cuernos al humillar entra el brazo con la espada, y por el terreno que deja libre la cabeza al volverse, sale el matador. La suerte se remata, saliendo por pies (...)" 
Si según Amós Salvador, y con él todos los tratadistas que hemos leido, los tres tiempos corresponden a la ejecución de la estocada y no a los momentos previos al cite, entonces ¿de donde puede venir la confusión de esos movimientos previos que ejecutan algunos toreros en el cite con los tres tiempos de la estocada?


Un texto de Navalón

El origen de ese error hay que buscarlo (según Alfonso Navalón) en Manuel Lozano Sevilla el taquígrafo de Franco y comentarista de las primeras retransmisiones taurinas en TVE.

Lozano Sevilla (luego expulsado de televisión por Fraga a causa de un brindis en el que Ostos lo denunciaba de "sobre-cogedor") confundía -repito que según Navalón- los tres saltitos que hacía el Viti antes de entrar a matar con los tres tiempos del volapié.

Lo opinión de Navalón hay que cogerla con pinzas pues el crítico salmantino (pese a sus indudables conocimientos en la materia) no era nada riguroso a la hora de escribir y opinar. 

Y es que no es el Viti sino Rafael Ortega (uno de los mejores estoqueadores de la historia) el que reconocía haber ejecutado esos movimientos previos.

Rafael Ortega explicaba en sus Memorias ("El toreo puro") que:
"Después de liarla con la espada [se refiere obviamente a la muleta], con la punta del estoque le metía al toro la muleta lo más adelante que podía sin descomponer la figura, me colocaba derecho al toro entre los dos cuernos, me perfilaba y me columpiaba tres veces con los pies juntos"
Y aclaraba:
"Eso lo han hecho luego otros toreros, y la gente decía que eso era marcar los tiempos, pero no es así: los tiempos son el cite, el mandar o templar y el cruzar, y luego, como en el rematar los pases, el salir por el costillar"
Como se ve para Rafael Ortega los tiempos son realmente 4 (y no 3), con lo que ya tenemos otro tema de debate.

Ya profundizaremos, en otro momento, en esa cuestión. Por el momento, basta con decir aquí que, en un número especial del Ruedo de 1972 dedicado a la estocada, se ponía como ejemplo de buen matador a Vicente Pastor y se incluían 3 fotografías suyas para ejemplificar los tres tiempos de la suerte, tiempos que según el articulista eran: el cite, la arrancada y la estocada propiamente dicha (lo que coincide con la dicho por Ortega)


Primer tiempo: El cite.




















Segundo tiempo: Arrancada

Tercer tiempo: Clavando el estoque




















Consideremos el salir de la suerte un tiempo de esta o no (o, dicho de otro modo, sean 3 ò 4 los tiempos) lo que, en mi opinión está claro es que, los movimientos previos (los que Navalón atribuía al Viti pero que Rafael Ortega reclamaba como propios), resultan superfluos a la hora de valorar el mérito de la suerte pues son anteriores al primer tiempo (el cite) por lo que no forman parte de la misma (como señala el maestro Ortega).

Por cierto, y a modo de inciso. Lo que si hacia en algunas ocasiones el Viti (y se ve muy bien en los vídeos) es dar un salto al matar, algo que también han prodigado otros diestros como, por ejemplo, el mismo Vicente Pastor, Paco Ojeda o, en los últimos tiempos, el Juli.

Vemos la ejecución de una estocada por el Viti (sin saltitos previos pero saltando en el encuentro).



Nota al margen: El Viti gozó de fama de buen estoqueador pero no creo que sus estocadas puedan calificarse de ortodoxas aunque si eran muy eficaces y, además, pinchaba casi siempre arriba. En realidad, lo que fue Santiago Martín es un excepcional muletero. De los mejores que hemos podido ver.


La estocada de Salvador Vega

A la que no se le puede poner ningún reparo, se mire como se mire, es a la estocada de Salvador Vega a "Majoletonillo" esta Feria de Málaga. Estocada a la que se le ha concedido justamente el premio citado "Paco Madrid".

Salvador una vez fija la atención del toro, lo cita echándole el pincho al hocico (tal y como decía Amós Salvador que había que ejecutar la suerte) sin tapar la cara del toro, cruza haciendo la cruz con perfección, dejando el estoque en todo lo alto y saliendo con absoluta limpieza por el costillar. Un portento de ejecución y además de máxima eficacia pues el toro cae rodado al instante.

La estocada perfecta... marcando a la perfección los tres tiempos de la suerte... aunque no de ni haga (ni falta que le hace) ningún saltito o movimiento previo.

Vamos a disfrutarla.


lunes, 21 de septiembre de 2015

Teoría de las vías del tren


Lagartijo el Grande, en una pose de estudio en los años finales de su carrera profesional
Se atribuye a la Lagartijo (otros autores se la adjudica a Cúchares) la siguiente y famosa frase:
"Viene el toro, te quitas tú. Que no te quitas tú, te quita el toro"
Una teoría falsa que enlaza o da pie a otra, no menos falsa: "La teoría de las vías del tren" y que supone que el toro sigue, como el tren, un camino prefijado de antemano e inamovible salvo por el torero genial capaz de hacerle descarrilar.

En base a la teoría de las vías del tren construyó Julio de Urrutia su critica al toreo moderno (entendiendo como toreo moderno el toreo de la post-guerra). En la imagen, portada del libro de ese autor "Toreo paralelo".
La teoría de las vías del tren se utilizaba desde hace más de medio siglo (y se utiliza aún hoy) para defender el cruzado al pitón contrario.

Bien está que se defiende ese movimiento (muchas veces necesario para provocar la arrancada del toro) pero sin olvidar que se trata, como todas las reglas válidas de la tauromaquia, de una regla defensiva, tal y como enseñaba el maestro de periodistas Gregorio Corrochano.

Cruzarse tiene mérito pero no mayor que aguantar impávido la arrancada del toro... aunque sea fuera de las vías del tren.

Manolete en Toledo, fuera de las vías del tren, aguanta impertérrito y con enorme mérito la embestida del toro (Imagen extraída de película)
Ya que hemos hablado de trenes, vamos a ver un corto track de la película "Max, toreador" (1912) del cómico francés Max Linder.

El protagonista, entusiasmado con la idea de ser torero, torea todo lo que le sale al paso, Desde una pacífica vaca lechera hasta un no menos pacífico ciclista. Puestos a torear, se coloca muy decidido en las vías frente a un tren en marcha.

Un tren ante el que se coloca pero ante el que, siguiendo los sabios consejos de Lagartijo, se quita cuando llega. 

Y es que los consejos del primer Califa ("si no te quitas tú, te quita el toro") pueden ser muy válidos y adecuados para torear trenes pero carecen de sentido cuando se les quiere aplicar al toreo actual. Y carecen de sentido, entre otras razones, porque un toro no es un tren ni sigue dócilmente el camino que le marcan unas inexistentes vías férreas.

Son, como tantos otros aforismos de los que circulan en el toreo, falsas teorías que no tiene nada que ver con la realidad por muy atractivas y sugerentes que nos puedan parecer.

Porque un toro no es un tren ni camina por las vías de un tren.


domingo, 20 de septiembre de 2015

Funesto mes de septiembre

Por Jose Morente



Cogida de Pepe-Hillo por el toro Barbudo el 11 de mayo de 1801. Cuadro de Eugenio Lucas Velazquez (Museo de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla)

En la historia del toreo existen dos meses especialmente peligrosos para la integridad de los diestros: mayo, cuando el toro estaba en todo su pujanza y septiembre, cuando el torero llegaba agotado y mermado a final de su temporada.

La crianza con piensos redobló el vigor y fuerza del toro que ahora se mantiene todo el año por lo que hoy día ese mes de mayo no da lugar a esas coplas y esos cantares de ciego que tanto emocionaban al personal, como aquella malagueña del Niño del Genil que, en 1924, decía:

Funesto mes de mayo
te recuerdan los toreros
murió Joselito el Gallo,
Varelito y Granero.

Y es que en sólo dos años (de mayo de 1920 a mayo del 22) murieron Joselito, Granero y Varelito. En mayo, de 1940, murió también Pascual Marquez. Y en mayo (¡funesto mes de mayo!) murieron Pepe Hillo en Madrid, Curro Guillén en Ronda y el Espartero, también en Madrid.

Y si mayo era funesto en el toreo antiguo, septiembre es el mes funesto en el toreo de nuestros días.

Muy a finales de agosto o sea, al rafe de septiembre, fallecieron Manolete en Linares y Yiyo en Colmenar Viejo y en septiembre en Pozoblanco mató un toro de Sayalero al diestro Francisco Rivera "Paquirri".

Hoy ya no mueren los toreros en la plaza gracias a los adelantos de la medicina y (toquemos madera) a la suerte pero siguen llegando las cogidas. Esas cogidas tremendas, brutales y espantosas que dan los toros de hoy (esos que algunos dicen que no tienen peligro). 

Toros, los de hoy, que cogen todo el año pero de manera especial y con más daño en este funesto mes de septiembre: los nombres de Rivera Ordoñez, López Simón y Miguel Ángel Perera, lo atestiguan.

La tremenda y dramática fiereza del fiero toro de nuestros días. Cogida de Miguel Ángel Perera por el toro Boticario de Gracigrande/Domingo Hernández en Salamanca, el pasado 15 de septiembre (EFE

Y, si septiembre es funesto para los toreros, este mes de septiembre de 2015 ha sido también funesto para nosotros. En los últimos días de agosto, también al rafe de septiembre, fallecía tras relativamente corta pero dura enfermedad, un entrañable amigo nuestro: Juan Antonio Polo. 

Aficionado catalán, de los de verdad, de los de toda la vida, dotado de un raro sentido común (¿el seny?) y una bonhomía desbordante pero nada transigente con la estupidez que tanto abunda en nuestros días.

Juan Antonio ponía el punto sobre las íes, se cruzaba al pitón contrario del argumento errático de los desorientados, cargaba la suerte sobre la mala baba de algunos y remataba, templando y detrás de la cadera, con sus abundantes y siempre atinadas razones.

Lo mejor de todo es que, pese su edad, su mirada sobre el toreo era tan predispuesta, sagaz y joven como la del más inteligente joven, Todo lo contrario que la mirada de esos gruñones del "cualquier tiempo pasado fue mejor".

Pero lo importante, lo realmente importante, es que nos dejará un hueco difícil de llenar por su concepto de la vida y por su forma de entender la amistad. Esa amistad que tuvo el detalle de regalarnos cuando nos conocimos lo que, lamentablemente, fue hace mucho menos tiempo de lo que a mí, personalmente, me hubiera gustado.

¡Funesto mes de mayo! ¡Funesto y maldito mes de septiembre!

Juan Antonio Polo en animada tertulia taurina, enseñando sin pontificar. Debajo de una fotografía famosa: La de Ignacio Sánchez-Mejías ante Joselito en Talavera.
 Juan Antonio. Doctor en Derecho. Abogado. Gran aficionado. Falleció en Barcelona, a la edad de 77 años, el día 30 de agosto del 2015. (E.P.D.)  
¡Funestos meses de mayo y septiembre!

lunes, 7 de septiembre de 2015

Cuaderno de notas (LV) La larga afarolada


Cayetano Rivera Ordoñez citando  a un toro de Núñez del Cuvillo para una preciosa y precisa larga afarolada en la plaza de Ronda el pasado sábado día 5 durante la corrida goyesca  (Captura de imagen del vídeo de Irene Martín para Mundotoro)


Con la larga afarolada
abre ya al viento esa flor
que pronto estará arrugada
                    deshojada
sin corola y sin fulgor.

Con la larga afarolada
                        que te espía
la gitana escarolada
                  y bravía
para copiarte el revuelo
de tu capote a la espalda
y salpicarse hasta el pelo
los volantes de la falda

Con la larga afarolada
que se cerraba y se abría
que se abría y se cerraba.
Con la larga afarolada
la más breve flor, que ardía
en un suspiro -ay, María-
y en un soplo se apagaba.

Gerardo Diego. Fragmento II de "Las largas de Rafael el Gallo". Publicado en Papel de aleluyas, núm. 4 (Octubre de 1927)