miércoles, 30 de octubre de 2013

Las apariencias engañan (II) ¡Arrimarse!

Por Jose Morente

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¡Arrimarse!

Comentábamos en una entrada anterior, la contradicción aparente que suponía el hecho de que el toro bravo y noble (a priori, el más fácil) fuera tan difícil de torear. Y es que, torear bien es difícil, muy difícil.

Resulta además que, según la opinión de cualificados diestros, ese toro no sólo era el más difícil sino el que más riesgo entrañaba. No por su peligro intrínseco (en el que le gana la partida indudablemente el toro fiero y complicado) sino porque es el toro en el que el torero (el buen torero) apuesta y se arriesga de verdad.

Hasta tal punto que, dicen los toreros, que sólo ese toro te debe coger.

Casi agotados los comentarios a esa entrada, mi gran amigo Luis Miguel López Rojas, me envía este artículo de 1998, debido al puño y letra del propio José Tomás quien manifiesta una opinión similar a la de los otros toreros que hemos traído a estas páginas.

Sirva este texto, del diestro de Galapagar, para apuntillar y cerrar el tema.

Arrimarse José Tomas 98_thumb[3]

Dice José Tomás:

El toro que te tiene que coger –según se ha dicho toda la vida- es el bueno: El malo nunca.

[Aunque] ya he demostrado a menudo que también soy capaz de jugármela con el malo.

domingo, 27 de octubre de 2013

¿Homenaje a Guernica o a Ignacio?

Por Jose Morente

guernica

El Guernika de Picasso es posiblemente el cuadro más emblemático de la historia de la pintura.

 

El Guernica de Picasso

El Guernica pintado por Pablo Picasso, en 1937 y por encargo del Gobierno de la República Española, es quizás el cuadro más emblemático de la historia de la pintura. También uno de los más problemáticos pues no es nada fácil interpretar su simbolismo. Siendo muchas y diversas, las versiones que se han dado de los elementos que lo componen.

José María Ucelay, quien fuera Director General de Bellas Artes del Gobierno Vasco, reconocía esa ambigüedad del Guernica, en una entrevista concedida en 1979 al Diario El País:

“Fíjese bien, si yo le digo ahora mismo que este cuadro (dice mientras muestra una fotografía del Guernica) se titula, por ejemplo, Sodoma y Gomorra y usted no supiera de qué obra se trata, ¿verdad que no le resultaría incoherente”

Para Ucelay, sin embargo, la cosa era muy sencilla, pues en su opinión Picasso se limitó a trasladar al cuadro, de manera casi literal, las metáforas que sobre el bombardeo de la villa vasca por la Aviación alemana, hizo su amigo y protector Juan Larrea.

 

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El poeta y escritor Juan Larrea (Bilbao 1895-Córdoba Argentina 1980). Inspirador del Guernica de Picasso según Ucelay.

Según Ucelay, Picasso no sabía como empezar, así es que Larrea, para inspirarle, utilizó el siguiente ejemplo

“Imagínate a un toro, en medio de una plaza, al que han estado hiriendo sin piedad. El dolor del toro es tan intenso que logra escapar del ruedo y entra, furioso, en una tienda de porcelanas, donde hay delicadas figuras de todo tipo, personas, animales... El toro se desahoga en el interior de la tienda. Cuando se haya marchado ¿te imaginas cómo habrá quedado la tienda? Pues así, más o menos, está ahora la villa de Guernica”.

Picasso, según esa tesis,se limitó a trasladar al lienzo, de siete metros de longitud, las ideas que le proporcionó Larrea.

Picasso (Dora Maar)

Picasso pintó el Guernica inspirado –según Ucelay- en los relatos y descripciones que le hizo Juan Larrea. La amante de Picasso en esa época, Dora Maar, documentó todo el proceso creativo con fotografías como esta de mayo de 1937 y que está publicada en la página web del diario el Mundo.

 

Algunas dudas razonables

Sin embargo, la cosa no es tan simple como pensaba Ucelay. No sólo porque la interpretación que propone Larrea resulta un punto menos que increíble sino porque, inicialmente cuando se pintó, el cuadro no tenía relación con el bombardeo de Guernica sino con la guerra en general.

En efecto, parece ser que a Picasso no le encargaron un cuadro conmemorativo de un bombardeo, sino un cuadro de denuncia de los horrores de la guerra. Será posteriormente y según algunas fuentes, cuando, con una clara intencionalidad propagandista,.al cuadro se le pondrá el nombre de la villa de Guernica

Bombardeo de Guernica

Guernica devastada en una imagen de la época (web del diario El Mundo)

 

Una hipótesis posible y sugerente

Lo anterior no sería relevante, lo relevante es que, para interpretar el Guernica, hay que recurrir a un simbolismo un tanto forzado y extraño, ajeno además al mundo creativo de Picasso, sobre todo si se piensa que éste, igual que ocurría con Goya, fue siempre mucho más directo en sus obras.

 

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Goya. Los desastres de la guerra, núm. 33 “¿Que hay que hacer más?”. Goya pintó de forma descarnada y brutal, los horrores de la guerra. Sin simbolismo alguno.

Y en ese contexto, resulta más lógico suponer que el Guernica es, no una denuncia de la guerra, sino, lisa y llanamente, una obra taurina pues taurino -y mucho- era su autor y taurino son los elementos (toro, caballo de picador, torero muerto) los que pueblan  el cuadro.

tauromaquia-picasso

Si en un cuadro aparecen un torero, un toro y el caballo del picador lo lógico es suponer que se trata de un cuadro taurino y no de una metáfora sobre cualquier otro tema como la guerra o el fascismo.

En ese hipótesis, que circula desde hace algún tiempo por Internet, debida probablemente a Aquilino Duque y que nos recordaba Paco Aguado en Pino Montano hace un mes escaso, Picasso habría aprovechado unos esbozos realizados tres años antes, en 1934, con motivo de la muerte en la plaza de toros de Manzanares de Ignacio Sánchez Mejías, el polifacético torero y referente de toda la generación del 27, para sobre la base de esos bocetos olvidados y arrinconados desarrollar el cuadro encargado por el Gobierno republicano.

 

Llanto Jose Caballero (Dibujo) 001

La muerte en los ruedos de Ignacio Sánchez Mejías, torero, escritor, autor de teatro, mecenas y un sinfín de cosas más, conmocionó a todos los componentes de la Generación del 27. El pintor José Caballero hizo este dibujo para ilustrar el “Llanto a la muerte de Ignacio Sánchez Mejías” de Federico García Lorca. No resulta tan extraño que Picasso, aficionado a los toros, esbozara algún dibujo en homenaje al torero.

 

Una lectura (taurina) del Guernica

Leídos en clave taurina, los elementos del Guernica compondrían uno de los más claros y mejores homenajes al torero sevillano muerto en Manzanares en agosto del año 34.

Estos son sus elementos y su posible o probable significado.

  • Arriba un toro altivo, serio, y vigilante.

guernica (toro)

A la izquierda, el toro serio, altivo y vigilante del Guernica. A la derecha, serio, altivo y vigilante, Granadino, el toro que causó la muerte de Ignacio Sánchez Mejías (Lorca omitió, por razones obvias, el nombre del toro en el poema)

  • Del techo pende la tenue bombilla de la enfermería. Una mano amiga trae más luz, que pide el médico entre las prisas y la sangre.  

guernica

Manolete en la enfermeria

La necesidad de luz en las enfermería se evidencia en esta imagen de Manolete en la enfermería en México. ¡Luz!¡Más luz! Podría ser la consigna.

  • A ambos lados dos mujeres lloran separadas,  la esposa y madre a la izquierda y la amante, que no pudo velarlo, sola a la derecha intentando acercarse gritando desconsolada.

guernica (bombilla) (2)

La esposa del torero con su hijo en brazos. La intención del hijo de Ignacio, Joselito, de hacerse torero fue la que empujó al diestro a volver a los ruedos para evitarle más dolor y sufrimiento a Lola Gómez Ortega, hija de torero (Fernando el Gallo), hermana de toreros (Rafael, Fernando y José), mujer de torero (Ignacio) y, finalmente, madre de torero (Jose Ignacio Sánchez Mejías a quien su Ignacio llamaba Joselito en recuerdo de su cuñado muerto en Talavera).

 

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Argentinita

La otra mujer doliente del cuadro y, abajo, la amante del torero, La Argentinita.

 

  • El caballo del picador, asustado, se desboca y relincha.

guernica (2)

images

Cuando los caballos no llevaban petos, se veían en las plazas escenas tan duras como las de la fotografía y la del cuadro de Picasso. 

  • Desde el burladero alguien observa la trágica escena y otro salé corriendo desde allí, para atender al torero, que herido de muerte yace tendido en la arena sujetando un estoque roto y una flor, como símbolos de derrota y esperanza.

guernica (3)

1934-08-11 (p. 19 Cronica) Despues de la cogida

Detrás de la barrera uno de los personajes del cuadra clama desesperado. Detrás de la barrera varios banderilleros y empleados de la plaza auxilian al torero que acaba de ser cogido por el toro Granadino.

 

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El torero muerto, Édouard Manet (1865) National Gallery of Art, Washingon, DC, USA 

El personaje del cuadro con un estoque en la mano, agoniza herido de muerte. Abajo, en el cuadro “El torero muerto” de Manet, el diestro yace en la arena con la muleta en la mano.

 

Conclusiones

La interpretación de las obras de arte moderno es tarea ardua y complicada donde, a veces, parece que se quieren forzar las cosas en demasía.

Podemos interpretar el Guernica y pensar que las mujeres y el niño representan el dolor de la población civil que sufre los efectos de las bombas incendiarias y que la figura que asoma la cabeza por la ventana (la que lleva el quinqué) representa la humanidad, impotente ante todo lo que está contemplando. Podría ser…

Más difícil es pensar que el quinqué representa o simboliza la necesidad de información. Y que la bombilla eléctrica es una metáfora de la Sociedad de Naciones y de los gobiernos no intervencionistas (¿?).

Y aún más complicado me parece asociar, como se hace, el toro vigilante y cubista del cuadro con el fascismo imperante en la época.

Creo que esas asociaciones están traídas por los pelos. Un bombardeo es un bombardeo y una guerra es una guerra y este cuadro no representa, se mire como se mire, ni una guerra ni, mucho menos, un bombardeo.

Personalmente, prefiero pensar que el toro representa a un toro y el caballo a un caballo. Que la apenada madre con su hijo es una apenada madre con hijo y que la dolida mujer de la derecha es simplemente una mujer dolida, por más señas, la amante. Que la bombilla es una bombilla (de enfermería) y el quinqué, un quinqué. Y que el torero que yace en la arena con su estoque roto es el mismo diestro que murió en Manzanares porque no quería que su hijo Joselito fuese torero y partiese, una vez más, el ya cansado corazón de su madre, Lola Gómez Ortega.

Por eso, cada vez que me plante delante del Guernica (o de una de sus infinitas reproducciones) me gustará pensar que Picasso (y yo con él) estamos a nuestro modo homenajeando de la mejor manera posible a ese poliédrico diestro que se llamó en el mundo, Ignacio Sánchez Mejías o, mejor y simplemente, Ignacio.

 

1934-07-15 (p. 08-19 Cronica) Retratos ultimos Dubois Cadiz

Ignacio

martes, 22 de octubre de 2013

El natural de Joselito y el de Belmonte

Por Jose Morente

 

1915-06-14 (p-TKL) Natural de Jose y Juan

El natural de Juan Belmonte, emocionante pero de corto trazo, frente al de Joselito, mandón y muy largo (Imágenes publicadas en el The Kon Leche del 14 de junio del año 1915. El año de la competencia y de los “mano a mano”)

 

El pase natural de Juan Belmonte

El natural es, sin duda, el pase más importante de los que se dan de muleta y la muleta es, sin duda, la base del toreo actual.

El confusionismo derivado de una literatura y una crítica taurina poco conocedora de las mecanismos técnicos íntimos del toreo ha llevado a considerar a Juan Belmonte padre del moderno toreo de muleta y su pase natural, paradigma a imitar.

Sin embargo, Belmonte nunca alcanzó con la muleta las cumbres que consiguió con el capote. Y su natural, aunque muy ensalzado por sus panegiristas, escaseaba en sus faenas.

Belmonte, fue en realidad con la muleta, un torero derechista y sólo excepcionalmente (muy excepcionalmente) toreó en redondo ligando naturales en serie.

En la película que insertamos a continuación (con la imagen agrandada, ralentizada y enfatizada), hemos seleccionado, de una de sus faenas, dos muletazos (un natural y un pase de pecho de rodillas) muy representativos de su forma de torear.

A la vista de las imágenes, podemos concluir que el natural de Juan Belmonte se define por:

  1. Cite, muy cruzado, ganando el pitón contrario.
  2. Posición del cuerpo en tres cuartos (casi de frente).
  3. El trazo del muletazo es corto (unos 30º) y sesgado. El cruce (embroque), aunque emocionante, es fugaz (obligado por el cite al pitón contrario). El toro pasa un instante por el costado del torero que no gira la cintura y dirige la embestida con el brazo.
  4. Remate hacia afuera (no hacia dentro)
  5. Ligazón en ochos (no en redondo) con un pase de pecho (no con otro natural) por el otro pitón del toro y con salida, también, hacia afuera.

 

El pase natural de Joselito el Gallo

Al contrario que Belmonte, Joselito cimentó su toreó de muleta en el pase natural al que convirtió en cumbre y clave de sus faenas. Si bien su capote fue variadísimo nunca alcanzó el nivel estético que logró en la verónica Juan Belmonte.

Pero su toreo de muleta fue excepcional y se convirtió en referente de todos los toreros que vinieron después de él.

Gallito hizo habitual iniciar sus faenas con tanda de tres naturales en serie (toreo en redondo), tanda que podía alargar en número (hasta seis o siete naturales) cuando el toro le respondía.

Fue por ello, con la muleta, un torero claramente izquierdista (dicho sea sin connotación política).

Insertamos una película (igualmente ralentizada y enfatizada) de lo que podemos deducir que el toreo de muleta de Joselito se caracterizaba por los siguientes detalles:

  1. Cite, al hilo, dejando venir al toro por su terreno natural
  2. Cuerpo en posición casi frental.
  3. El trazo del muletazo es muy largo (unos 180º). El toro va pasando alrededor de todo el cuerpo del torero que va girando la cintura para acompañar su embestida y que mantiene tendida la muleta para tener embebido al toro en ella, en un embroque de mucha longitud y duración.
  4. Remate hacia adentro y hacia atrás.
  5. Ligazón en redondo con otro pase natural (y, por tanto, por el mismo pitón del toro) que también rematará hacia adentro.

 

Dos naturales distintos

El natural de Juan y el de José son muy distintos y responden a dos modos muy diferentes de concebir el toreo. El natural de Belmonte corresponde al toreo cambiado o en ochos y el de Joselito al toreo natural o en redondo.

El natural de Juan resulta muy emocionante pues el pitón pasa muy cerca del muslo del torero quien aguanta, con mucha quietud, la embestida. Sin embargo, el cite al pitón contrario aunque parezca que aumenta el riesgo del embroque es, en realidad, recurso que lo aminora (Como explicaba magistralmente Claude Popelin en “Los toros desde la barrera” cuya lectura recomiendo).

Por el contrario el natural de Joselito, del que deriva el moderno toreo en redondo, aunque admirable transmite poca emoción al espectador no avezado por la seguridad y facilidad aparentes con la que el torero lleva toreado al toro y embebido en la muleta. Sin embargo, entraña –en realidad- una enorme dificultad y riesgo pues el torero tiene que obligar al toro a seguir una trayectoria antinatural muy larga y muy curva (no recta y sesgada).

El natural de Joselito tiene tanto mérito como el natural de Juan Belmonte pues pasarse todo el toro alrededor del cuerpo del torero,  a velocidad ralentizada, y rematando hacia atrás y hacia dentro,  en trayectoria curvilínea, como hacía Gallito, implica el mismo o mayor riesgo (aunque no lo parezca) que pasarlo bruscamente, por un costado, en trayectoria rectilínea y sesgada hacia afuera, como hacía Juan Belmonte.

 

Joselito Madrid natural

El impresionante natural de Gallito. Sobran las palabras

 

Lecturas recomendadas

1. Sobre el natural de Joselito y el toreo en redondo, conviene leer a Pepe Alameda y, en concreto “Historia verdadera de la evolución del toreo” (páginas 77 a 86, concretamente) y, en su defecto, “El Hilo del Toreo”

2. Sobre el natural de Belmonte, su temple, su forma de parar ante los toros y su patetismo, recomiendo leer las Memorias de Clarito (páginas 127 y 128).

sábado, 19 de octubre de 2013

Las apariencias engañan (I) El toro bravo y noble

Por Jose Morente

 

Corchaíto, el noble toro de Graciliano Pérez-Tabernero que propició el triunfo de Chicuelo en Madrid. Un 85 años y aún se recuerda esa faena…

 

El toro que propicia el lucimiento…

Nadie puede negar que torear un toro difícil y complicado resulta complicado y difícil . Entraña mucho mérito y mucho riesgo.

Sin embargo, cuando se trata del toro bravo y noble, el consenso desaparece y aunque siempre se ha dicho que el toro bravo es el que, de verdad y por sus dificultades, descubre al mal torero (algo de lo que deberíamos hablar algún día), son muchos los aficionados de hoy que piensan que el difícil de torear es el otro, el toro complicado y, por tanto, reivindican ese tipo de toro (“el toro que da miedo”) como el que daría justa medida de la real valía de los toreros.

Es evidente que el toro bravo y noble es, a priori, el más adecuado para el buen toreo y así lo reconocían los primeros tratadista de la historia. como Paquiro, quien señalaba que estos toros (a los que llama boyantes o sea “aquellos que siendo muy bravos conservan la sencillez propia suya”) son “los más a propósito para todas las suertes”.

La misma opinión tenía Manuel Rodríguez “Manolete” quien aseguraba al Caballero Audaz:

“Yo lo único que prefiero es el toro de casta pura, bien hecho, alegre, y con el cual se puede uno lucir 

Y son, estos toros, los más a propósito porque como explicaba Luis Miguel Dominguín (uno de los diestros más inteligentes de la historia del toreo):

“Lo que es bonito y estético salta a la vista de cualquiera. Pero no es así cuando se trata del problema de pelear y de la dificultad que encierra un toro. Por tanto, el torero se luce más cuando los toros salen buenos”.

Eso pasaba en la época de Paquiro, seguía pasando en la de Manolete y Luis Miguel y sigue pasando hoy día con el agravante de que, como decía el propio Luis Miguel, “son cada día menos los [aficionados] que entienden los pormenores de la lidia”

 

… es el toro más peligroso

Pero que este tipo de toro (el bravo y noble) sea más adecuado para el lucimiento no significa que, pese a su sencillez, sea tan fácil de torear.

Como le explicaba Joselito el Gallo a un compañero que le acusaba a él y a Belmonte de quedarse con las “brevas” de Santa Coloma, esos toros eran bravos y buenos para el torero bueno que los supiera torear pero muy complicados para el que careciera de recursos. Lo contaba Clarito en sus Memorias.

El caso es que toro bravo y noble, no sólo es un toro difícil de torear sino que tampoco está tan exento de peligro, como piensan los aficionados conspicuos.

Muchos años después de Paquiro; José María de Cossío, en su magnífica obra los Toros puntualizaba y explicaba que, en su opinión, el riesgo no había disminuido con los cambios que se habían producido en el modo de torear y en el tipo de toro.

“Torear un toro que puede poco con el estilo plástico de hoy es seguramente más expuesto que torear un toro de poder con los recursos admitidos antaño como corrientes”

Y aunque esto lo escribía don José María en 1943, el aserto creo que sigue siendo válido hoy (hoy y siempre).

Curiosamente, esa es la opinión de algunos grandes toreros quienes coinciden en señalar que ese toro bravo y noble es tan peligroso como el fiero y complicado.

O quizás más pues, como decía Pepe Luis Vázquez:

“Al torero bueno nunca le debe coger el toro. Vamos, si le coge un toro debe ser el toro bueno. Un toro malo en la vida debe coger a un torero. Un torero puede ser cogido por su entrega pero nunca porque un toro malo o dudoso le haya ganado la partida”.

Cornada de Santander 02

La desfigurada cara del sabio de San Bernardo, Pepe Luis Vázquez, después de la cornada de Santander. A Pepe Luis le cogió un toro de José Escobar que no le correspondía cuando al llevarlo al caballo resbaló y cayó de espaldas. La suerte o los accidentes también juegan un papel fundamental en las cornadas.

Opinión con la que coincidía, Paco Camino quien afirmaba, con rotundidad, que:

“A mi los toros malos nunca me han cogido. Me han cogido los toros buenos”.

Y tenía razón, por ejemplo, el cornadón de Aranjuez se lo produjo un bravo y noble toro de Baltasar Ibán (ganadería entonces preferida por las figuras) con el que Camino estuvo sensacional.

Cuando la faena estaba hecha, Camino ante la buena clase del toro quiso apurarlo (“contra su costumbre” dice su biógrafo Carlos Abella) en una última tanda al natural con el toro muy aplomado, sin fuerzas, embistiendo al paso. Un momento de duda, el toro que alarga la gaita y el torero que resulta enganchado por la pantorrilla izquierda y derribado. Ya en el suelo, el toro, en tremendo derrote, lo daría una cornada en el cuello.

Mejor que contarlo, es verlo.

 

Paco Camino

 

La explicación de una paradoja

La razón de esa aparente paradoja (que el toro bravo y noble no sólo sea difícil de torear sino también más peligroso) la explicaba muy bien Antonio Ordoñez quien, hablando sobre los toros ásperos y difíciles, decía:

“Cuando venía ese toro (…) yo hacía las cosas para que no me cogiese. Si me cogía era por accidente, pues yo ponía los medios para que esto no sucediese. Entonces no iba a pasar tanto miedo.Si el toro no es bueno y puede coger, pones los medios que sean precisos, corres, tiras el capote y no te coge”.

Y es que, como decía y bien Cossío y confirma el maestro de Ronda, en el toro malo se admiten recursos que no se admitirían en el bueno.

Lo mismo que Ordoñez, aunque dicho de otro modo, es lo que opinaba Andrés Vázquez, un diestro situado, por su formación como torero en las capeas castellanas, en las antípodas del rondeño:

“Con el toro bravo y noble para hacerle la gran faena tienes que pasarte Por eso es el que pega las cornadas más grandes. De eso no se da cuenta nadie. El toro bravo y noble cuando te coge, no te perdona. A mí las cornadas me las han pegado siempre los toros que estaba toreando bien , porque me confiaba”   

Más claro, agua…

 

Toda regla tiene su excepción

Que el toro bravo y noble (aquel con el que el torero se confía y entrega) pueda pegar la cornada fuerte no quiere decir que el toro difícil y complicado no sea difícil ni complicado de torear.

Que el torero no debe dejarse coger por este último tipo de toro (al menos, esa es la opinión de los grandes toreros que hemos reflejado en la entrada), por admitir con ellos recursos que no se admiten con toros de más clase, tampoco quiere decir que carezcan de peligro.

Al contrario. Unas veces porque las circunstancias (determinadas plazas, determinadas competencias) obligan al torero a arriesgar más allá de lo razonable y otras veces por lo certero del propio burel, el caso es que la regla enunciada tiene sus excepciones.

La película (de Fernando Achúcarro) que insertamos a continuación corresponde a una actuación, en la plaza de Madrid,  de Antonio Ordoñez quien será cogido al final por el toro de Escudero Calvo.

Un toro que ya le había avisado varias veces en el transcurso de la faena.

Un toro, por tanto,  que -según el criterio del propio torero- no tendría que haberle cogido.

 

 1956-06-21 (p. 22 ABC) Titular cogida

1956-06-21 (p. 22 ABC) Detalle cronica Selipe Cuarto toro cogida

La reseña de la lidia del cuarto toro con la cogida de Antonio Ordoñez, por Selipe (ABC del día 33 de junio de 1956)

 

 

1956-06-21 (p. 22 ABC) Cogida Ordoñez por A Casero

La cornada vista por Antonio Casero en el ABC del día 22 de junio

 

 

Nota: Los opiniones de los toreros reflejadas en esta entrada y de las que no se cita procedencia forman parte de las entrevistas realizadas a dichos diestros por François Zumbiehl e incluidas en su libro “El torero y su sombra”  (Espasa Calpe, Madrid, 1987, Colección La Tauromaquia, nº 9)

 

 

 

 

sábado, 12 de octubre de 2013

El natural más largo de Joselito

Por Jose Morente

 

1917-03-11 Barcelona Joselito Belmonte Fortuna(Cartel-Sonseca) 001

El cartel del domingo 11 de marzo de 1917. Inauguración de la temporada en la Monumental de Barcelona. Seis de Santa Coloma para Gallito (que finalmente no pudo torear), Belmonte y Fortuna (Del libro el “Cartel taurino, la sociedad y los toros. 1820-1920” de Ángel Sonseca Rojas)

Una corrida de sardinas

El día 11 de marzo de 1917 se inauguraba la temporada grande barcelonesa de la Monumental con una corrida de toros (novilladas había habido alguna antes) que había despertado enorme expectación pues el cartel lo formaban nada más y nada menos que Gallito y Belmonte, acompañados por Fortuna.

Lo más curioso es que sólo tres días antes, el jueves 8 nadie conocía el cartel y los revisteros se hacían todo tipo de cábalas pues el empresario (que era también el de la Plaza de Madrid, don Julián Echevarría), gustaba de llevar estas cosas en el máximo secreto (¡Curioso método de marketing!).

Y es que en todas las épocas cuecen habas.

1917-03-08 (p. 12 La Lidia) Sobre los carteles de Barcelona

El jueves 8 de marzo, no se conocían aún las combinaciones para la corrida del domingo 11, como reconocía Don Severo en las páginas de La Lidia (artículo publicado el 12 de marzo)

La corrida fue –según Don Severo -un fiasco total por culpa de los toros que envió el Conde, unos becerros feos, bastos, sacudidos de carnes e indignos de una mala novillada.

 

1917-03-11 (p. 19 La Lidia) Titular corrida de Santa Coloma

El titular de la Lidia sobre la corrida del día 11 de marzo: Una corrida de sardinas.

Todos los toros se protestaron de salida, hasta el punto de que el público consiguió la devolución del cuarto (un toro feo por lo muy veleto). Y como suele suceder, el remedio fue peor que la enfermedad pues el sobrero salió manso de solemnidad.

Para colmo, Joselito, que estaba anunciado, no pudo llegar a tiempo desde Málaga, donde había toreado el día 9, por culpa de los temporales que azotaron esos días España. Le sustituyó Pacomio Peribañez pero el que estuvo bien en Barcelona ese día, fue el bilbaíno Diego Mazquiarñan “Fortuna” pues Belmonte (algo gordo, decía el revistero Don Severo) no había empezado con buen pie el año, aunque luego se desquitaría (¡y de que forma!) en la histórica Corrida del Montepío.

1917-03-11 (p. 19 La Lidia) Fortuna pasando de muleta

Aunque Fortuna descollaba como matador, ese día estuvo muy bien toreando de muleta al natural y muy valiente como se aprecia en la foto publicada en la Lidia el día 19. Eso sí, el toro no tenía trapío alguno (Curioso detalle, el de la banderilla en la papada)

¡Y dale con los ganaderos!

Tampoco mejoró la cosa el domingo siguiente, día 18, y ya con Joselito en el cartel, pues los toros de Gamero Cívico fueron feuchos, terciados, cortos, sacudidos de carnes y, salvo dos de ellos, mal encornados.

El Gallo que abría cartel estuvo bien salvo matando. Belmonte seguía desaparecido y Joselito estuvo muy bien aunque matando también mal.

1913-03-18 (p. 26 La Lidia) Barcelona Gamero Titular

Entradilla de la reseña de La Lidia de la corrida del domingo 18 de marzo en Barcelona

1917-03-18 (p. 27 TyT) Barcelona Gallito matando a su 1º

Gallito entrando a matar, a paso de banderillas (con la mano en el tupé que decían entonces), a su primer Parladé. Un toro de feas hechuras, terciado y muy escurrido.

 

Una bronca fenomenal en el paseíllo del lunes 19

A la vista del mal juego dado por el ganado en las dos corridas precedentes, no tiene nada de extraño la fenomenal bronca que se montó durante el paseíllo de la corrida del lunes 19 de marzo, festividad de San José (…de San José Gómez Ortega, por supuesto).

1913-03-19 (p. 26 La Lidia) Cronica 01

La bronca del paseíllo, relatado por Don Severo en la Lidia

1917-03-19 (p. 26 La Lidia) Ballesteros con su familia

Uno de los espectadores de la corrida del 19 en Barcelona, fue Florentino Ballesteros que iba acompañado de su familia. Nada hacía presagiar que sólo un mes más tarde, el 22 de abril, lo mataría un toro de Benjumea toreando con Joselito y el Papa Negro en Madrid.

La bronca duró poco pues (a la tercera va la vencida) los toros, que eran de Saltillo –aunque sin excederse- salieron buenos. Y los toreros (Rafael, José y Juan) también estuvieron bien, sobre todo Joselito en el quinto con el que estuvo sensacional.

1917-03-19 (p. 20 ABC) reseña 5º toro Joselito

La escueta reseña de la lidia del quinto Saltillo en el ABC del día siguiente.

Como Belmonte había estado muy bien con el capote en su primer toro, tercero de la tarde, Joselito se esmeró a la salida del quinto, cárdeno y de bonito tipo, y le propinó seis verónicas sin enmendarse, de las cuales cuatro fueron archicolosales, como decían los revisteros de entonces.

Banderilleó muy bien, como también era habitual en él y comenzó la faena de muleta con tres pases sentados en el estribo.

Barcelona (Mon.) Joselito con Mesonero

Joselito ante el toro de Saltillo. Fotografía sacada del libro “Joselito. Su vida y su muerte” del que nos ha facilitado una copia nuestro buen amigo Jesús Fernández Castellano. Aunque en el pie de foto, Uno al Sesgo lo llama Mesonero, José Luís Cantos Torres (autor del magnífico libro La Monumental de Barcelona), nos informa que en la mayoría de las reseñas periodísticas del día siguiente el toro aparece nombrado como Mansonero. 

Luego en pie, siguió por naturales, como gustaba iniciar habitualmente sus faenas, a poco que el toro lo permitiese. De esa guisa le dio cinco naturales seguidos y después tiró de repertorio.

Como mató mejor que otras veces, le dieron las dos orejas. Salió el sexto y todavía seguía la ovación a Joselito.

1917-03-19 (p. 26 La Lidia) Barcelona Adorno de Joselito

Un alarde de Joselito ante el otro toro que lidió esa tarde. Un saltillo chico pero muy asaltillado

Para Don Quijote, un crítico belmontista, esa faena de José había sido la mejor de su vida. Así la vio:

“Se sentó el maestro en el estribo y sin levantarse, sin moverse, […] dio tres pases con la derecha […] y otro de pecho, ya levantado, tan ligados los cuatro, tan emocionantes, que puso al público en pie.

Joselito se había pasado la muleta a la mano izquierda y dio un soberbio natural, un ayudado por alto y tres naturales en redondo, tan clásicos, tan prodigiosos que no puede pedirse más.

Uno de ellos, sobre todo, fue tan largo, tan completo, que el toro describió casi un circulo entero en torno al torero, erguido, inmóvil, majestuoso. Y nada más.

¿Que más? ¿Para qué más?”

  1917-03-19 (p. 26 La Lidia) Titular para Joselito

Los titulares de la reseña de la corrida del 19 en Barcelona (La Lidia 26 de marzo de 1913)

 

1917-04-09 (Portada de la Lidia) (2)

1917-04-09 (Portada de la Lidia)

El natural de Joselito, erguido, inmóvil, majestuoso, en el collage con el que la Lidia anunciaba el inicio de la temporada madrileña del año 17 (portada completa y detalle del número de La Lidia del 9 de abril de ese año)

 

1918-07-02 Barcelona (Las Arenas) Joselito 001

Sólo un año después (el 2 de julio de 1918) Joselito mejoraba la faena del Saltillo, también en Barcelona pero esta vez en la plaza de las Arenas, ante un toro de Medina Garvey al que toreó a base de naturales en redondo.

Estaba naciendo el toreo moderno.

 

 

 

#Barcelonataurina

Todo esto sucedía en un tiempo (ya pasado) cuando Barcelona y Cataluña eran tierras de libertad.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Cuatro palabras sobre Madrid (con postdata)

Por Jose Morente

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Toro, torero y público. Los tres elementos claves de la corrida del viernes dignos de un análisis taurino… y psicológico (Foto de Javier Arroyo para Aplausos)

Primera. Todo es según el color…

Piensa el torista que todos los errores los comete el torero. Piensa el torerista que todos los problemas los causan las dificultades de los toros.

Ambos tienen parte de razón, aunque es más probable que la segunda hipótesis esté algo (no mucho) más cerca de la verdad, pues el aficionado (no digo ya el público) hace tabla rasa de las cambiantes condiciones de los toros y, además, los toreros de hoy día, atesoran una técnica depurada que, quizás, no tenían los toreros de antes cuyo aprendizaje se producía en dehesas, tapias y capeas.

Pero si el criterio general lo aplicamos a la novillada del sábado en Madrid, habría que matizar dos cosas. Primero, que no se puede exigir a un novillero como si se tratara de un torero hecho y con bagaje amplío.

Y, segundo y sobre todo, que varios novillos del Ventorrillo sacaron esa casta que muchos se obstinan en no reconocer a las reses del encaste Domecq pero que hubiera traído por la calle de la amargura a la mayoría del escalafón actual…

…Del escalafón actual de los novilleros y, probablemente, del escalafón actual de los matadores de alternativa.

Por eso, aunque Madrid no les dio el placet, me gustaron y mucho los tres novilleros: Javier Jiménez (dando todas las ventajas a sus novillos), Diego Fernández (con menos oficio pero con mucha pinturería) y Juan Ortega (quien evitó que acabara en debacle la lidia del complicadísimo sexto de la tarde).

Quede constancia.

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Javier Jiménez, el que demostró mayor oficio de la terna novilleril, se dejo crudos a sus novillos. No se lo agradecieron.

Segunda ¡El Cid torea!

Que el Cid había estado bien en Sevilla no lo creían nuestros amigos madrileños pues son muchos los buenos toros que se le han ido a este torero en los últimos años, toros que hubiera cuajado en otras épocas de su carrera.

Sin embargo, el viernes, al Cid no se le fue Verbenero (¿O se escribirá Berbenero como ponía en el Programa Oficial?) un nobilísimo toro de Victoriano del Río. Un toro que lo tenía todo para propiciar el triunfo de cualquier torero en Madrid. Bonita estampa, magníficas hechuras, un comportamiento de bandera y (en Madrid el tamaño importa)… dos descomunales pitones.

El Cid, cuya suerte en los sorteos es ya proverbial, vio clara la calidad del toro desde el primer momento. La plaza lo descubrió algo después, tras el valiente y buen quite de Fandiño.

El de Salteras toreó de muleta acompañando la franca embestida con desmayo y elegancia, lo que no es poco. Madrid, en consecuencia, se relamía con la alada faena de uno de sus toreros “consentidos”.

Sin embargo, al final no hubo premio ni para el torero (quien perdió la puerta grande pues otra vez, y van cien, mató mal) ni para el toro (a quien sin embargo, hay que achacar la mayor parte del mérito de lo que acabábamos de presenciar)

¡Una lástima!

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Un toro con el trapío perfecto para Madrid (fue aplaudido en su salida) y, entre otras cosas, mucha cara que es lo que –por lo vista- más gusta en esta plaza. Verbenero, además, mantuvo un tranco constante en sus embestidas a lo largo de toda su lidia. Mucho ritmo y mucha clase. Y, lo mejor (para el torero) fue esa tendencia a abrirse en las suertes, a no apretar, a no molestar nunca el lance. El toro salía del engaño sin reponer lo más mínimo en ningún momento (Foto de Javier Arroyo para Aplausos)

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En el segundo quite del Cid, la plaza descubrió la clase del toro, muy humillado y entregado en los engaños. El Cid ya lo había visto antes, muy pronto, desde su salida.

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Muy relajado y desmayado, el Cid encandiló a la plaza de Madrid con un concepto del toreo, formalmente muy alejado del suyo habitual. 

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La técnica del moderno toreo en redondo permite diversas expresiones formales, como se puede comprobar en este natural del Cid ante el excepcional toro de Victoriano del Río. Un natural vertical y erguido que se desarrolla en línea natural, en paralelo, sin apreturas, sin molestar el viaje del toro. Toreo de reunión que no de expulsión.

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El remate. El Cid vacía ligeramente hacia dentro (en este caso sin exageración alguna) el viaje de un toro que iba muy largo al final del muletazo, por propia inercia, permitiendo al torero mantener su colocación sin necesidad de perder los pasos.

(Serie de fotografías de Javier Arroyo para Aplausos)

Tercera. Con el valor en Madrid no basta.

Si hablamos de valor, lo más evidente de la tarde del sábado, fue lo de Joselito Adame, al que propinó una soberana paliza el toro del Puerto al que, antes, había ido a recibir a portagayola.

Pero nadie en la terna del sábado (ni Ritter el día anterior) se quedó a la zaga. Decidido y torero estuvo Alberto Aguilar a quien no le echaron cuentas y valiente y dispuesto estuvo Saúl Jiménez Fortes quien, a veces, atropella demasiado la razón.

No hubo toros del gusto de esta afición y la valentía no parece ya bastar en Madrid para darle contenido a una tarde que la plaza vivió desde el desinterés y la somnolencia.

Cuando el toreo era toreo o, mejor dicho, cuando Madrid era Madrid, bastaba (y sobraba) con una terna de valientes para justificar una buena tarde de toros… fuesen (valga la paradoja) como fuesen los toros.

Hoy parece que el valor no basta.

Joselito Adame cae lesionado por una brutal cogida en Las Ventas

La cogida de Joselito Adame. El pitón sale por la hombrera de la chaquetilla y no le cala pero de la paliza salió con conmoción cerebral y fractura de peroné. Y eso que el toro moderno no tiene peligro…

Cuarta. La torería de Ferrera

Fandiño no estuvo, ni siquiera, a la altura del viernes y Castaño se perdió en un mar de dudas pero Ferrera puso el domingo pica, no en Flandes, sino en los medios de la plaza de Madrid y se adueñó de esos terrenos que, normalmente, son del toro.

Desde allí, desde los medios construyó sus faenas, entendiendo como faena no sólo el alicorto toreo de muleta sino la lidia toda del toro. Desde que sale (capote dominador y recogedor abajo) hasta que muere (con el torero sentado en el estribo en alarde de conocimiento y arrojo).

A aquellos que, en vez del toreo y el toro, se fijan sólo en el torero, no les acabó de gustar la apuesta toreadora y quizás algo teatral del extremeño.

Pero para aquellos que pensamos que existen muchos modos de torear, Ferrera consiguió entusiasmarnos con el capote (quites de poder a poder, por chicuelinas, a un palmo del caballo del picador), con las banderillas (pisando con solvencia aquellos terrenos que sólo pisaba Ignacio Sánchez Mejías), con la muleta (alargando las embestidas del cuarto de la tarde. El único toro medio salvable de un mal encierro de Adolfo Martín) y, también, con el estoque (muy contundente y seguro, el torero, en sus dos toros).

Lidia total.

Ferrera Foto de Tierras Taurinas

Impresionante quite por chicuelinas de Ferrera  a un Adolfo y a la salida del caballo (Foto de Tierras Taurinas, bajada del blog “Toro, Torero y Afición”)

Postdata. Correr detrás del toro

Le preguntaban a Rafael el Gallo si prefería el toro manso o el bravo y contestaba, sin atisbo de ninguna duda, que para él era mejor el manso.

¿El manso? ¿Por qué –inquiría extrañado el periodista-?

-¡Pues porque es mejor correr uno detrás del toro a que sea el toro… el que corra detrás de uno!

Pues eso. Empezamos la feria de otoño con los novillos corriendo detrás de los novilleros y acabamos el domingo con un torero (Ferrera) corriendo detrás de un manso, lo que –según el genial criterio del Divino Calvo- es y será siempre preferible

Tomemos nota.

Espanta (Jose Sanchez Mejias) (2)

¡Correr detrás del toro…Será preferible a que el toro corra detrás de uno!. En la foto del archivo José Sanchez-Mejías Herrero, “espantá” de Rafael el Gallo.