domingo, 29 de octubre de 2017

Chicuelo. Las otras facetas de su toreo

Por Jose Morente

Remate de Chicuelo. En el lance que recoge esta vieja fotografía está resumida toda una forma genial y maravillosa de entender el toreo.
Como anunciamos en este blog hace unos días, este fin de semana en jornada doble, un grupo de aficionados llegados de diversos puntos de España, hemos recordado y homenajeado en Sevilla y junto a sus familiares, a uno de los más grandes toreros de la historia: Manuel Jiménez Moreno "Chicuelo" (1902-1967)Un grandioso torero desdibujado y, en cierto modo, ninguneado por la crítica oficial.

Y es cierto, lo que nos han contado de Chicuelo, con tener su parte de verdad, es tan parcial, está tan distorsionado y manipulado, que, al final, ocurre -salvando las distancias- algo parecido a lo que ocurre con el relato que hoy hacen los independentistas catalanes de la situación política en España: Que lo que ellos cuentan tiene el mismo parecido con la realidad que un huevo a una castaña.

Igual sucede con Chicuelo. Lo que nos han contado de su concepto, de sus maneras, de su forma de torear y de su papel en la historia tiene muy poco que ver con la realidad de su figura y con la importancia de su toreo.

Chicuelo es, en efecto, ese torero de arte, con ángel, gracia y chispa, dotado de unas muñecas prodigiosas, capaz con un sólo quite de enderezar el balance de una mala tarde. El primer y mejor referente de lo que se ha llamado -creo que de modo erróneo pues más valdría hablar de estilo- la escuela sevillana del toreo.

Resulta evidente que lo primero que salta a la vista con cualquier imagen de Chicuelo es su impresionante y personalísima, aunque nada grandilocuente, estética. Es cierto. Pero no es menos cierto que detrás de esa estética hay muchas otras cosas. Muchísimas.
Pero Chicuelo además de ser artista de gracia y chispa, con ser eso mucho, fue un torero técnico, capaz y solvente. Y es que Chicuelo se formó en una época de infinita dureza, una época de toros mucho más broncos y más mansos que el toro de nuestros días y donde, por tanto, el oficio se convertía en requisito indispensable y necesario para torear. En la edad de oro y en la de plata, sin saber torear, sin conocer y dominar los resortes técnicos del toreo no se podía ser torero, no se podía sobrevivir en esa durísima profesión. Chicuelo, por tanto, tuvo que aprender el oficio y el caso es que lo conocía y muy bien. Fue un verdadero maestro, lo que hoy no se dice.

Sin perder la línea grácil y estética de su toreo, Chicuelo domina al toro macheteando con la mano izquierda, una suerte difícil y hoy en desuso
Lo mismo que decimos nosotros lo decía en 1930 un imparcial revistero del Imparcial. Chicuelo además de artista era un maestro

Sus todavía escasas películas, ahora recuperadas y descubiertas, acreditan lo que decimos. Es cierto que, penalizado por su escasa estatura, podía fallar, algunas tardes, en la suerte suprema. Pero, con el capote y la muleta, no se le veía nunca o casi nunca aperreado. Al contrario, en esas viejas películas, con toros muy mansos y muy probones, en síntesis muy difíciles, descubrimos a un sorprendente Chicuelo que transmite sensación de seguridad y compostura sin perder nunca los papeles.

El toro, un toro de los de antes, con sentido y a la defensiva, levanta la cara, "alarga la gaita" que dirían los antiguos, dificultando en grado sumo la ejecución de la estocada.
Pero hay más mucho más. Ahí está su amplísimo repertorio, tanto con la capa como con la franela. Un repertorio extenso, sorprendente y deslumbrante. Torero de cuerda gallista, Chicuelo heredó de Joselito el Gallo (al que admiraba profundamente hasta el punto que solía decir que "no había habido nunca un torero como Joselito... y nunca lo habrá") esa variedad capotera y muletera tan propia del de Gelves, pero el caso es su enciclopédico conocimiento de las suertes ha quedado eclipsado detrás de su más fecunda y difundida aportación con el capote: la chicuelina

No sólo chicuelinas, aquí vemos a Chicuelo rematando un quite a un toro de Miura ¿una larga cordobesa con la mano izquierda?
Pero con ser importante todo lo que hemos comentado (la gracia, el oficio y el repertorio) no es, ni con mucho, lo más importante de Chicuelo. En mi opinión, su verdadera genial aportación, aquella que le permite pasar con letras de oro a la historia del toreo -como nos enseñó Pepe Alameda- es su papel de arquitecto del moderno toreo en redondo por naturales

Recogiendo la también genial intuición de Gallito y sirviendo a su vez de modelo y referente esencial para Manolete, Chicuelo va a definir en su toreo de muleta con la izquierda, el moderno toreo en redondo. Su faena a Corchaíto de Graciliano Pérez Tabernero quedará, si no como la más grande de la historia (tal y como proclamó en día Federico M. Alcázar), si como la faena de vanguardia iniciática y emblemática de una nueva era.

Uno de los naturales de Chicuelo a Corchaíto...uno de muchos (Fotografia publicada en La Nación)
La vieja aspiración no lograda, hasta entonces, de los mejores toreros decimonónicos (una lista que quizás empiece en Costillares y sigue con Lagartijo, El Gordito y Guerrita) del toreo en redondo culmina y se consuma gracias a la terna mágica formada por Joselito el Gallo, Chicuelo y Manolete. 


Esa es la línea más pura y más clásica del toreo. El torero, eje vertical, situado en el centro de la faena con el toro girando a su derredor como los planetas giran alrededor del sol. De ahí viene y ahí está casi todo, por no decir todo, el toreo moderno

Y en esa línea o cuerda del toreo en redondo, el nombre de Chicuelo destaca y brilla de forma muy, pero que muy especial. No deberíamos olvidarlo nunca.


El natural de Chicuelo. Un mismo concepto y un mismo estilo a lo largo de los años. De la Huerta del Lavadero a la plaza México. Del sueño del becerrista a la feliz culminación del torerísimo anhelo de un grandísimo torero.


Nota: Casi todas las fotografías de esta entrada están obtenidas de la página web Chicuelo dinastíaUna web de obligada visita.

lunes, 23 de octubre de 2017

Chicuelo. El gran desconocido


CHICUELO. EL GRAN DESCONOCIDO
SEVILLA. 27 y 28 DE OCTUBRE DE 2017

DESCUBRIENDO A CHICUELO
Viernes. 27 de octubre. Ateneo de Sevilla. 19:30 h. (Entrada libre)
Presentación:
ATENEA MELGAREJO VARGAS. Presidenta de la Sección Ciencias Económicas y Empresariales del Excmo. Ateneo de Sevilla.   
Introducción:
“Descubriendo a Chicuelo” por JOSE MORENTE. Aficionado
Proyección:
Fotografías y películas (algunas inéditas) de Manuel Jiménez “Chicuelo” (Málaga, Madrid, Bilbao, Murcia, Sevilla y México D.F.):
Comentadas por RAFAEL JIMÉNEZ “CHICUELO” Y MANOLO “CHICUELO”. Hijo y nieto del diestro de la Alameda.

RECORRIDO-HOMENAJE A CHICUELO
Sábado, 28 de octubre. Altozano (Estatua de Juan Belmonte) 9:30 h. (Libre participación)
Recorrido en homenaje al genial diestro por las calles de Sevilla. Desde la calle Betis donde nació hasta la Basílica de la Macarena.
Recorrido:
Calle Betis (azulejo conmemorativo) 
Iglesia de Santa Ana a 100 metros
Puente de Triana
Maestranza
Gran Poder
Alameda de Hércules-casa familiar/
Alameda de Hércules-monumento a Chicuelo (Junto a los monumentos de la Niña de los Peines y Manolo Caracol) 
calle Escoberos esquina a calle Parras (donde vivió Chicuelo niño) /
Basílica de la Macarena.

Participaran contando anécdotas y hablando del torero:

RAFAEL JIMÉNEZ “CHICUELO” 
MANOLO JIMÉNEZ “CHICUELO”
Manolo Escalona
Isaac Escalera
Álvaro del Moral
Ignacio Sánchez-Mejías
Antonio Luís Aguilera
Manolo Jaimez


Biografía (por Manolo Jaímez Pastelero)
Manuel Jiménez Moreno “CHICUELO” nace el 15 de abril de 1902 en el nº 11 de la calle BETIS (Barrio de Triana). Ahí vivió solo la cuarentena, bautizándose en la Iglesia de Santa Ana en Triana. A los 40 días de nacer, sus padres se trasladan a la calle Escoberos esquina a Parras, a 100 metros de la Iglesia de San Gil donde estuvo más de 400 años la Esperanza Macarena (La imagen se trasladó en 1950, año de su construcción, a la Basílica de su nombre). A los 9 años lo acoge un banderillero amigo de su familia, conocido por el apodo de Zocato, llevándoselo a Salamanca donde estudia y aprende a ser torero. Con 16 años debuta en La Maestranza de Sevilla el 19/4/1919 como novillero con caballos y ese mismo año el 28/09/1919 toma la alternativa aún con 17 años de manos de Juan Belmonte y su hermano Manolo Belmonte en la Real Maestranza de Sevilla, repitiendo el día 30/9/1919 con Rafael El Gallo y Juan Belmonte cortando 2 orejas. El 18/06/1920 confirma en Madrid. Desde 1924 a 1927 Torea en México, Venezuela, Perú y Francia, consolidándose como figura del Toreo. Se casa el 10/11/1927 con Dolores Castro Ruiz (Dora la Cordobesita) modelo de Julio Romero de Torres, gran artista de la copla y baile y extraordinaria persona con la que tiene tres hijos. El 24/05/1928, el toro Corchaito lo consagra definitivamente en España con una faena memorable (¿la mejor de la historia del toreo?). Antes en México ya se había convertido en ídolo indiscutible. El 2/07/1939 da la alternativa a Manolete en la Real Maestranza de Sevilla. Su última actuación tuvo lugar en Utrera el 1/11/1951, dándose la circunstancia de dar la alternativa a dos toreros y retirándose los tres en ese mismo festejo. El 25/04/1965 fallece su mujer y le produce una profunda depresión, era un matrimonio profundamente enamorado. El 31/10/1967 fallece Manuel Jiménez Moreno “Chicuelo” a los 65 años. Después de Curro Romero, ha sido el torero que más veces ha actuado en la Real Maestranza de Sevilla, con 97 festejos desde Festivales, Novilladas y Corridas, Fue muy devoto de La Macarena y del Gran Poder. La casa donde vive actualmente su familia, lo compró Chicuelo en 1919 para Dora, con los honorarios de su alternativa en Sevilla, pero no pudo habitarla hasta dos años después, ya que estaba tomada por unos ocupas de la época y tuvo que vivir en el Barrio de Nervión, hasta quedar libre.
Chicuelo fue el puente entre Joselito (con quien toreó en 6 ocasiones todas en 1920) y Manolete (con quien compartió cartel en 18 ocasiones desde 1937 a 1944). Todavía no se le ha reconocido el papel clave que jugó en la historia del toreo.
El arte de los toros
Bajó del cielo
Y su mejor intérprete
Fue Chicuelo


lunes, 2 de octubre de 2017

Obviemos de Perera que...

Texto: Jose Morente
Fotos: Andrew Moore


Dicen de la estocada que es la Suerte Suprema, empecemos pues por la estocada


Obviemos de Miguel Ángel Perera el que, junto con Fernando Cepeda, forma posiblemente el tándem más independiente e íntegro del actual panorama taurino. Obviemos que este torero se viste por los pies. Obviemos que su carrera se ha hecho a sangre y fuego. Obviemos también que, después de cada cornada, Perera reaparece más seguro, más valiente, más hecho como torero. Obviemos que Perera sabe torear y no sólo que sabe sino que sabe hacerlo con una rara precisión y extraña perfección pues Perera, esto es obvio, torea perfecto. Obviemos todo eso, que no es poco...

Lo que no podemos obviar es como vino este torero el sábado a las Ventas. Su predisposición, su decisión y su entrega desde el primer capotazo hasta la estocada a su segundo toro conformaron una apabullante muestra, de firmeza, de claridad de ideas y de capacidad lidiadora. Esa decisión es la que le llevó a su contundente e inapelable triunfo.

Hablemos, por ejemplo, de su capacidad lidiadora. El sábado en las Ventas, Perera estuvo atento y acertado en los quites a los toreros de las otras cuadrillas, como sólo lo están los grandes maestros, los buenos lidiadores. Por si fuera poco, no permitió que nadie diera un sólo capotazo a sus toros antes de banderillas. Hasta ese tercio sólo él, el sólo, llevó la lidia. Una lidia perfecta, medida y magistral sin un capotazo de más ni uno de menos. Toreando para el toro y no para el público. Así fue haciendo, poco a poco, pase a pase y lance a lance, a sus dos toros, que acabaron sacando ese buen fondo de nobleza y entrega que permitió esas dos excepcionales faenas de muleta. Las faenas de muleta medidas y perfectas que ambas reses requerían.

La colocación del torero fue perfecta en todo momento. Como perfecta fue también la manera de presentar la muleta y el acierto en los toques -siempre justos, precisos y oportunos-. Hubo temple y suavidad en el manejo de los engaños pero también firmeza y rotundidad cuando el toro lo requería. En las distancias -siempre en función de las condiciones de sus dos toros- Perera dio otra lección magistral. En su segundo (cuarto de la tarde) nos regaló un recital de cites a larga distancia que nos evocaba a los toreros de los 50. En las distancias cortas, tragó sin alardes, todo lo tragable. Hubo un grandioso toreo en redondo, de ensueño, pero también un increíble e inverosímil toreo en ochos de genuino corte ojedista.

La distancia
Todo en Perera fue el sábado torero, pulcro, medido y exacto. 

Podemos obviar muchas cosas de esta feria de otoño pero lo que no podemos obviar es como estuvo Perera el pasado sábado en las Ventas.

Un catedrático en la cátedra del toreo.

El gran toreo de Miguel Ángel Perera

PD: Esta entrada se la dedico a Mar de Alamares. Gracias a ella, este blog vuelve a andar.

Perera y Cepeda (Fotografía de Julián López)