Ortega. Extraordinario pase cambiado de pecho (ABC) |
"De domingo a domingo, eres el mismo, Domingo" le gritaron a Ortega en México y con toda razón pues, al contrario que Hillo, Paquiro o Guerrita, Ortega dio, en su Conferencia del Ateneo, reglas fijas fuese cual fuese el toro pero no porque los toros fueran ya todos iguales entonces o ahora (esa es una falacia que no se sostiene) sino porque Ortega no conocía otra forma de torear que no fuera la de "dominar" al toro.
Precisamente, ahí está la gran contradicción de Ortega, si los toros son cada vez más nobles y pastueños y no necesitan ser dominados como él afirma en su Conferencia del Ateneo ¿qué sentido tiene elaborar unas normas, dictar unas reglas, cuyo objeto es precisamente dominar al toro fiero y encastado?
Ortega no podía resolver esa contradicción pero nosotros sí. Su tauromaquia (de regate, pata 'alante y movimiento continuo hacia el rabo) es personal e intransferible y le vale a él pero sólo a él.
Querer convertir su modo personal en referente clásico carece de lógica. Su norma no es clásica sino anti-clásica pues va contra las normas escritas de las Tauromaquias clásicas, aquellas que aconsejan torear "sin menear los pies" y mandar en el toro sólo con el movimiento de los brazos.
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