Por Clarito
Escribano con Patatero. |
No sé si Manuel Escribano es consciente del alcance e importancia de lo que hizo ayer en Sevilla con un excepcional toro de Victorino Martín, Patatero hijo del ya mítico Cobradiezmos. Aunque, de eso estoy seguro, los comentarios que le habrán hecho allegados y amigos lo irán convenciendo, si no lo estaba, de la magnitud de su excepcional faena a un toro casi excepcional.
Patatero tuvo un punto menos de prontitud que Cobradiezmos, pero su clase superó en mi opinión a la de su progenitor. Su embestida enclasada y al ralentí, hizo vibrar a toda la plaza.
Una plaza que si el día del indulto de Cobradiezmos se dividía al valorar el mérito de la faena de Escribano (para mí indiscutible), esta vez sentenciaba por unanimidad que la labor del diestro de Gerena estuvo por encima de la enorme clase del toro de Victorino. Lo que tiene muchísimo mérito.
La faena de Escribano a Patatero es de esas cosas que no se olvidan en la vida. Y es que el quid del toreo estriba no tanto en torear mejor o peor (en este caso, mejor por supuesto) sino en transmitir emociones verdaderas al tendido. Y las emociones fueron las que surgen cuando el que mira no acaba de creerse aquello que está viendo a pesar de estar viéndolo.
No se puede embestir más despacio ni torear más despacio. No se puede derrochar más clase ni mas valor, porque hay que tener mucho valor, mucho, para ver pasar a un albaserrada de Victorino a cámara, no lenta, sino lentísima. Tan despacio iba el toro y tan acoplado el temple del torero que, cuando el toro, se paraba, Escribano detenía la muleta y esperaba lo que hiciera falta hasta reanudar el pase y rematarlo bien rematado al ralentí. Pocas veces, muy pocas, he visto torear tan despacio a un toro. Pocas veces.
Solo añadiría que si esta faena se hace en la México, la plaza se convierte en un manicomio y el de Gerena en un plumazo pasa a consentido del apasionado público mexicano. Y es que, como decía Pepe Alameda, el toreo no es graciosa huida sino apasionada entrega. Que es lo que transmitieron Escribano y Patatero.
Solo eso y nada más y nada menos que eso.
No se si Manuel Escribano es verdaderamente consciente del mérito de su faena. Por si acaso, habrá que contárselo...
Escribano con Patatero (Fotografía: Arjona) |
2 comentarios:
Muy de acuerdo con la crónica, pero me gustaría entrar en matices respecto al asunto de la despaciosidad. Últimamente en los comentarios de las retransmisiones y en las crónica se destaca exageradamente la despaciosidad de tal lance o tal pase sin tener en cuenta otros aspectos, como la composición o el ajuste. Ejemplos: Pablo Aguado, Vista Alegre 2021. Toreo al "ralentí" con estética casi de peón de brega. A nadie le importó. Juan Ortega, Sevilla 2023. Toreo al "ralentí", pasándose el toro muy por fuera. A nadie le importó. Sólo importa lo despacio que se torea, como si eso fuese lo único importante. Por cierto, los peones de brega también llevan muchas veces el toro al "ralentí" en el segundo tercio.
Pero vamos a Escribano. Creo que una cosa es dar mérito a torear un toro que embiste muy despacio (se explica el porqué muy bien en la crónica) y otra cosa es volverse loco porque un torero torea a "cámara lenta" a un toro que embiste... ¡a "cámara lenta"! ¿Cómo se pretende que lo toree? ¿Cómo un buen torero puede torear deprisa a un toro que embiste despacio? El mérito de Escribano estuvo no en torear despacio (mérito del toro), sino en hacerlo con un temple extraordinario acomodándose a la velocidad del toro.
Por otra parte, ¿no tiene más mérito torear despacio a un toro que embiste deprisa?
En fin, no sé si me he explicado bien y perdón por estos escarceos mentales taurinos.
Un saludo.
Lorenzo:
Pues se ha explicado usted fenomenal.
Este tema (la velocidad a la que se torea) viendo siendo motivo de debates desde Juan Belmonte (que es con quien se empieza a hablar del temple de forma continuada).
¿Templar es solo torear despacio o es acoplarse a la embestida (rápida o lenta) del toro?
Hay quien sostiene lo primero y hay quien opina lo segundo. Y no hablo de aficionados sino de toreros.
En mi opinión y dejando a salvo los toros que embisten a la mexicana, bajarle la velocidad al toro (si eso fuera posible, que no sé si lo es) tendría el mayor mérito.
En todo caso, torear como toreo Escribano a un toro de embestida tan lenta no es fácil. Nada fácil. Al menos, eso es lo que dicen la mayoría de los toreros.
Pero el tema está abierto y da para más....
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