jueves, 29 de agosto de 2024

Manolete. El dolor de su vida y la tragedia de su muerte

 Por Jose Morente



Muchas fueron las publicaciones tras la muerte de Manuel Rodríguez "Manolete", La más famosa quizás el anaquel de K-Hito para Dígame "Manolete ya se ha muerto. Muerto está que yo lo ví".

Otra no menos interesante el editado, con el mismo formato, la publicada por M. García Santos y titulado "Manolete. El dolor de su vida y la tragedia de su muerte", cuya portada reproducimos.

Interesante no solo porque analizaba lo acaecido en Linares y la trayectoría del diestro de Córdoba (algunas fotografías todavía siguen impresionando 77 años después), sino porque fue uno de los primero trabajos que, tras la Guerra, pudo publicar el represaliado y genial Andrés Martínez de León.

Son muchos los dibujos del autor sevillano que ilustran el texto, pero quizás el más interesante sea la página que publicamos a continuación titulado "Soleá a Manolete"

Oselito a la afición:

¡Naíta que vé!
Un torero que tenía
en Linares se nos fué



Por cierto, puede ser divertido ponerle nombre y apellidos a los "toreros" que claman contra el monstruo al pie de su monumento. Al pie de su monumento y... fuera de la plaza, por supuesto. Dentro, ninguno pudo con él.

martes, 13 de agosto de 2024

Parar no es estarse quieto

 Por Jose Morente


Cogida de Pepe Hillo. Por muy expresivo que sea el artista nunca sabremos si esa imagen refleja o no la realidad. 

Comprender cabalmente una faena no vista se revela tarea casi imposible. La reseña es subjetiva pues depende del punto de vista del revistero, sino venal, casi siempre parcial. Lo mismo ocurre con la pintura que refleja no lo que ocurrió en el ruedo sino la visión del artista, aunque  cuando se trata del toreo antiguo anterior a la invención de la fotografía no nos queda otra.

Con la llegada de la fotografía la cosa cambia porque ya no se trata de una interpretación de la realidad, sino que se capta con máxima fidelidad un momento concreto.

Cúchares en el ruedo de la plaza de Madrid. Una de las primeras fotografías de la historia
Pero sin embargo, el toreo es un arte en movimiento y, por tanto, un arte que es difícil de aprehender en su total complejidad si no estamos en la plaza. Sin esa visión directa todo se queda en mera especulación. 

Lo más próximo a la realidad es el cine, pero -por desgracia- la transmisión del toreo se ha hecho a base de palabras y fotografías. Vemos las fotografías de un torero en un lance y pensamos que, solo por eso, ya hemos destripado y  asimilado su forma de torear. Nada más lejos de la realidad.

La fotografía congela la realidad. De los diestros que hemos conocido por fotografías solo tenemos una pálida imagen de su toreo. Creemos que sabemos como toreaban pero no es cierto. Sus fotografías unidas al texto de sus exégetas nos han dado una imagen distorsionada de su toreo.

Uno de los más sangrantes, es el caso de Manolete. La conferencia de Domingo Ortega en el Ateneo (un ajuste de cuentas fuera de la plaza y a toro pasado) se ha convertido en el texto de cabecera de muchos aficionados y sus aforismos sacados de contexto (el mismo los sacó de contexto) en dogmas que han confundido la mente de varias generaciones de aficionados.

Leyendo a Domingo Ortega, y también a sus panegirístas como Corrochano o Vidal, y sobre todo viendo sus fotografías uno pensaría que toreaba parado citando al toro de frente y cargando la suerte en todos los lances. Pero nada más lejos de la realidad.




Su toreo en la plaza, muy recio, era monótono. Su faena (como la mayoría de las faenas de antes de la guerra) se hacía en ochos y en contínuo movimiento. Ortega delante del toro no se paraba. Eso es lo que Domingo Ortega no contó, no quiso contar, en su libro-conferencia "El arte del toreo".

Y es que Ortega en verdad, antes de la guerra, toreaba así.


Decía Luis Bollaín en crítica a Manolete, en su libro la Tauromaquia de Juan Belmonte, que "parar no es estarse quieto". Y tenía razón.

Pero no en el sentido en el que el lo decía sino en el sentido contrario

La quietud verdadera llegó con Manolete (y sus precursores fueron Lagartijo, Guerrita, Joselito y Chicuelo). Lo de Belmonte y Ortega, yendo al pitón contrario en continuo movimiento, no era quietud sino toreo en movimiento, un movimiento que se atenuaba un instante en el centro de la suerte -en el embroque- con una leve detención o parada, a veces solo insinuada. Ese momentáneo parar se convertiría en el primer precepto de la trilogía belmontista.

En el fondo, no se trataba de parar o estar parado, que es lo que uno piensa cuando lee la literatura belmontista, sino de pararse un leve instante, componiendo la figura en el centro de la suerte, en el embroque, para gratificación de los aficionados y los fotógrafos de la época. Una leve parada que acentuaba el gesto y la estética. Por eso, esos toreros y esos lances salían tan bien en la incipiente fotografía de la época. 

El parar de Belmonte en el embroque, daría lugar, al exagerarse, al "parón" de los toreros de la Edad de Plata.

Pero después de la guerra eso ya no tenía sentido, sobre todo si se comparaba con lo de Manolete y es que, insisto, ese pararse en el embroque no tenía nada que ver con la quietud de Manolete, quietud de estatua, con el torero parado (esta vez de verdad) desde el cite hasta el remate del pase. Aguantando la embestida -a veces descompuesta- de los toros, de todos los toros, gazapones incluidos.

Aquí no hay parón en el embroque, sino quietud del tren inferior del torero desde el cite hasta el remate.

Nuestras teorías sobre el toreo se cimentan en texto parciales y partidistas de autores dogmáticos y en fotografías mal entendidas y mal interpretadas, con olvido de que el toreo es un arte temporal o, dicho de otro modo, cinematográfico. Transcurre en el espacio y en el tiempo.

Mal asunto ese que nos hace no entender hoy casi nada de lo que ocurre en el ruedo. 

Me permito un consejo: de toros, tenemos que leer menos (sobre todo, a ciertos autores) y ver más (ya sea en la plaza o en el celuloide), pero sin prejuicios en la cabeza. Si no, no vale.




jueves, 16 de mayo de 2024

Joselito. 104 años ya

 Por Jose Morente


Joselito el Gallo. El chaval que llegó a ser el mejor de los toreros

En septiembre de 2012, Rafael Chicuelo nos contaba en la Alameda -debajo de la estatua de su padre- lo que su padre le había comentado tantas veces: "En aquella época, todos los toreros eran partidarios de Joselito y el mayor partidario suyo fue Juan Belmonte".

No exageraba, El mejor de los toreros (y no tampoco es exageración) murió en las astas de Bailaor un 16 de mayo de hace 104 años en la plaza de Talavera de la Reina. Y aunque su memoria se había ido perdiendo en el olvido por mor del transcurso del tiempo, hoy gracias sobre todo a Pepe Alameda, está más vivo que nunca.

Joselito no fue el torero que cierra una época, como Belmonte, por mucho que se empeñen los belmontistas (y mira que se han empeñado) no ha sido el torero que abre otra..

Es verdad que con José, como dijo Nestor Luján, murió la fiesta, porqué después vino...otra cosa,  pero esa otra cosa que vino después está llena de su concepto del toreo. 

Joselito no solo rescató y desempolvó todo el toreo antiguo, el anterior a el, sino que también se "inventó" las Monumentales, los veedores, los apoderados, la forma de picar y el toro que embiste sin defenderse. Todo el toreo giraba y gira todavía hoy en torno suyo y de su herencia.

Bendita sea por siempre su memoria.

sábado, 9 de diciembre de 2023

Azúcar para una despedida

 Por Enrique Guarner

12 de abril de 1925. Gaona brinda su último toro (fotografía publicada en Mundo Gráfico)

El adiós de Gaona tuvo lugar el 12 de abril de 1925. El ruedo en el que ocurrieron sus primeros éxitos, era también el teatro de la despedida. La plaza había sido engalanada como para los grandes días de fiesta.

El cartel lo formaban tres toros de Atenco y tres de San Diego de los Padres. El alternante: Rafael Rubio "Rodalito", diestro sin relieve, nacido en Badajoz. Lo nombraban el "Gaona español", por la semejanza de fisonomía que presentaba con el mexicano. Sin embrago, ya hubiera querido el que su parecido hubiera sido en la forma de torero y no en el físico.

Rodolfo estuvo aceptable en el primero, que se volvión reservón, al tercero lo banderilleó y con el quinto, que brindó al jefe del estado mayor presidencial, licenciado Alesio Robles y al cronista "Monosabio", le realizó un buen trasteo de muleta, pero falló con la espada.

No quedó satisfecho el leonés con el resultado de su actuación y recurrió al heroísmo de obsequiar un toro que era también de la gandería de San Diego de los Padres. Su nombre "Azucarero", de pinta berrendo en cárdeno y corniapretado. Fue un burel excelente, sobre todo muy suave.

Azucarero de San Diego de los Padres.

Gaona supo aprovechar el dulce. Hizo lucida lidia con el capote y un quite, con una bella larga, al picador Guadalupe Rodriguez, que había colocado un enorme puyazo. En el segundo tercio,el leonés colocó cuatro pares de banderillas, dos al cambio, uno de poder a poder y, por úlrimo, un cuarteo superior.

Brindó en los medios a todo el público y, con la muleta, se hartó de torear a "Azucarero", que se había vuelto de miel. Los pase fueron incontables, llenos de finura. La banda comenzó a tocar la vieja pieza "Las golondrinas" y la porra hacía sonar las campanas de León. Como el "gran indio" derrochara todas las suertes de su arte, el toro llegó aplomado a la muerte, lo que contribuyó a que pinchara cuatro veces y acabara con estocada.

Hubo una estruendosa ovación y Gaona saludó desde los medios. Cuando todo el mundo creía que le leonés todavía estaba en la plaza para recibir el complemento del homenaje, se había marchado sin decir adiós. No obstante, siempre respetó esta retirada y nunca más volvió a torear. Se fué además en plenitud de facultades, cuando nadie podía con él y puso punto final a una vida en la que fué el más artista y elegante.

GUARNER, Enrique. Historia del Toreo en México, editorial Diana, México D.F., 1979. Págs. 189-190


TAUROTECA. Despedida de Rodolfo Gaona con "Azucarero" de San Diego de los Padres (de la película "Yo quiero ser torero"

Aunque, de la despedida del Petronio del toreo había visto algunas escenas sueltas, lo cierto es que hasta ahora no había podido ver la faena completa de Gaona a Azucarero. Es un track de esa "joya de la historia del toreo" como la llamaba Antonio Luis Aguilera, que tendremos que ir visionando poco a poco.

La faena de Gaona a Azucarero es una verdadera delicia, desde el recibo capotero hasta la faena de muleta, pasando por los quites en varas (¡ese toro enviando al picador al callejón!) y las banderillas.

Un toro de azúcar para el toreo elegantísimo de Rodolfo Gaona, el día de su despedida ¡Vaya legado que nos dejó! ¡Gracias, maestro!


miércoles, 6 de diciembre de 2023

Tauroteca. Banderillas en silla del Papa Negro

 Por Jose Morente

1908. El Papa Negro citando a banderillas en México

Cuando el Gordito inventó el quiebro se produjo una verdadera revolución pues un tercio que era de trámite (el de banderillas) cogió peso y fuerza equilibrando la lidia. Desde entonces un maestro no es maestro si no es un buen banderillero, si no es torero largo, largo en todos los tercios, algo que hoy no se estila. 

Que solo es maestro el torero largo era algo evidente hace dácadas. Pues ser maestro exige conocimiento de las reses, de todas las reses, y de las suertes, de todas las suertes. Lo contrario son los torero cortos, a los que, despectivamente, se les llama a veces especialistas. Aquellos que hacen muy bien lo que hacen bien. Y eso no quita para que hayan sido muy grandes algunos toreros cortos, algunos especialistas. Ahí están sin ir mas lejos Belmonte o Manolete... Pero no por eso se les debería llamar maestros.

Maestros de ley fueron Guerrita, Joselito y Luis Miguel. Y maestro fue (yo diría, con cierto cariño, que maestro de escuela) Don Manuel Mejías Rapela: El Papa Negro. Torero, hijo de torero, hermano de toreros y padre de toreros, el padre de los Bienvenida. El mejor maestro de la mejor escuela.

He podido localizar hace unos días unas viejas películas taurinas de México (probablemente del invierno de 1908 al 1909), entre cuyas escenas figura un par de banderillas del Papa Negro citando en silla, documento impagable que quiero hacer público en este blog.

Ahí, en esa vieja película, está todo. Primero, la preparación de pie con la silla en la mano, toreando cual si la silla fuese una muleta con un pase cambiado y otro con la derecha. Luego, el cite sentado en la silla, a no muy larga distancia del toro; el quiebro, marcando la salida con el pie; el par en las péndolas (¡Que bonito el lenguaje taurino!) y la silla que vuela. Al final, la salida de la suerte con el toro persiguiendo al torero hasta la barrera, y, para remate, el quite del peón (¿Quizás su hermano Pepe? ¿El tío Pepe?) y el salto de la barrera. 

Fin de la historia, de un trozo de la historia. De la historia taurina. De esa historia que no cesa. Ayer el Papa Negro. Antes que el, el Gordito. Después su hijo Pepote y ya, en nuestros días, Morante de la Puebla, el gran rescatador de la arqueología taurina.

Del Gordito a Morante pasando por los Bienvenida.

TAUROTECA. En medio, de toda ese hilo taurino que va del Gordito a Morante pasando por los toreros de la dinastía Bienvenida, vamos a ver al Papa Negro en un par de banderillas en México, citando sentado en silla

Van ustedes a flipar.


martes, 29 de agosto de 2023

De Joselito a Manolete

 Por Jose Morente

(Fotografías coloreadas por R. Navarrete)


JOSELITO, EL TOREO


MANOLETE, EL TORERO



Hace 76 años, el 29 de agosto de 1947, en la enfermería de la plaza de Linares fallecía Manuel Rodriguez Manolete

lunes, 28 de agosto de 2023

De Domingo Ortega a Manolete

 Por Jose Morente

Manolete y Domingo Ortega

Hemos hablado muchas veces en este blog tanto de Domingo Ortega como Manolete. El primero factotum de una corriente ideológica que llega a nuestros días y que nos impide comprender el toreo moderno. El segundo, creador de la faena moderna tal y como la conocemos.

No voy a insistir en ello, pero si me interesa muy mucho hablar hoy de de una parte pequeña, pero importante de ese hilo del toreo que va pasando de unos toreros a otros y con el cual se crea la historia.

Entre el toreo republicano de Ortega y el de postguerra de Manolete. Hay un mundo. En realidad, dos mundos porque las referencias del cordobés nunca tuvieron nada que ver con el concepto del toreo del de Borox.

Del toreo autodidacta de las capeas y los cerrados al toreo de escuela y dinastía va un trecho muy largo que conviene no olvidar... y que explica muchas cosas.

Vamos a contar algunas...


Domingo Ortega. La faena continua.

Hace unos años rescatamos una faena invernal de Domingo Ortega en Alcante. El documento tenía y tiene mucho interés porque todo lo que habíamos visto de Ortega eran sus faenas preciosistas y manieristas de la postguerra. De la ápoca anterior a la Guerra Civil cuando Ortega era el mandón. No teníamos nada, salvo viejos trozos de película. No una faena completa.



La película es muy interesante por la cantidad de detalles y conclusiones que podemos obtener. Veamos algunas:

  1. El toro, de Albaserrada, es muy encastado, aunque quizás algo justo de fuerzas (estamos en enero) pero repite las embestidas con mucha continuidad y humillando.
  2. Ortega no torea por tandas (eso llegará con Manolete) sino que hila seguidos los muletazos uno tras otro.
  3. Ortega torea con la derecha. El olvido del pase natural es un reproche que se le hizo (igual que a Belmonte y a otros diestros de esa cuerda)
  4. Alterna los muletazos por un pitón con los muletazos por el otro. No repite. Toreo en ochos o de acá para allá
  5. Ortega toreo en un continuo movimiento, avanzando y retrocediendo continuamente. Es un toreo dinámico para dominar al toro a base de piernas ("metiendo la pierna al toro" decía Corrochano)


Manolete. La faena estructurada.

Lo de Manolete es otra cosa. Nada que ver con el toreo antiguo de Ortega. Estamos asistiendo a la creación de la faena moderna. De Manolete si tenemos suficientes documentos filmados por lo que hemos hecho un montaje con su toreo de muleta, perfectamente estructurado y transmisible.



Algunas conclusiones que podemos sacar de estas imágenes son las que siguen:
  1. El toro de la época de Manolete se queda generalmente corto. Por eso, el diestro de Córdoba cita con la muleta retrasa y aguantando su derrote. 
  2. Manolete estructura la faena en tres fases: Inicio (por estatuarios), nudo (toreo en redondo) y desenlace (manoletinas). Algo genial y muy distinto a lo hasta entonces conocido.
  3. Manolete torea con la izquierda. El diestro de Córdoba hizo un monumento del toreo al natural.
  4. Manolete torea en redondo, ligando un natural con otro y con otro y con otro.... Todos los que el toro aguantase.
  5. Manolete no se mueve. Torea parado. Manolete se quedaba quieto, muy quieto con todos los toros. Incluso con los toros gazapones, aguante que encierra un mérito tremendo.


Conclusiones

Creo que poco hay que añadir a lo dicho y menos aún a lo visto. Sin embargo, y por desgracia, el aficionado de nuestros días se ha tragado a pies juntillas las tesis de Domingo Ortega (quien toreaba de manera distinta a como decía que había que torear) y, sin embargo, ha criticado y denostado el toreo de Manolete (quien se explicaba en los papeles igual que lo hacía en las plazas).

Mal asunto, que explica el porqué el aficionado de hoy no es capaz de entender y valorar el toreo de hoy, herencia (magnífica) de Manolete y no de Ortega..

Contra esa fe del barquero, tan intransigente como la fe de todos los intransigentes, poco podemos hacer.

Poco, salvo recrearnos y disfrutar con esas viejas películas donde torea de verdad, el torero más valiente y menos mentiroso (ni en la plaza ni en la calle) que ha existido nunca: Manuel Rodriguez Manolete.

Hoy, 28 de agosto de 2023. A los 76 años de su cogida mortal en Linares