domingo, 14 de septiembre de 2025

Asi toreaba (en ochos)... Rafael Ortega

 Por Jose Morente

Grandiosa estocada de Rafael Ortega (ABC)

Rafael Ortega (San Fernando, Cádiz; 4 de julio de 1921 – Cádiz, 18 de diciembre de 1997) ha sido uno de los toreros de interesantes de la postguerra española. Uno de los grandes estoqueadores de todos los tiempos al que, sin embargo, penalizado ante los públicos por su figura que denotaba cierta tendencia a la obesidad y con una calvicie prematura. 

Su toreo de muleta estaba al nivel de su estoque. Por eso, Antonio Ordóñez pudo decir que “Es el mejor que ha toreado de todos nosotros” y Antoñete, allá por el año 85, dejó escrito que "el torero que más me ha gustado, Rafael Ortega, a quien considero además el torero más completo y el que ha toreado con mayor pureza”. 

Natural de Rafael Ortega, muy puro, muy asentado, pero (¿contradicción?) muy en la línea técnica del toreo de Manolete.

Lo de la pureza de Rafael -innegable- dio pié al título del libro que le prologó (¿y le escribió?) Ángel García Mayo, "El toreo puro". Un adjetivo que le ha etiquetado desde entonces.


El caso es que una gran mayoría de los aficionados actuales no le hemos podido ver torear en las plazas, pues Rafael se retiró hace ya 57 años, el 1 de septiembre de 1968, en la plaza de Marbella. Para acercarnos a su toreo tenemos varías fuentes: las películas (viejas películas de NO-DO, Gan o Achúcarro), las fotografías (dificiles de descifrar para quien no es torero) y las crónicas y textos escritos (más engañosos siempre de lo que podríamos suponer).

Es curioso que en un arte visual como es el toreo, los textos escritos hayan tenido tanto peso en nuestra formación como aficionados. Hemos reducido el toreo a varias frases huecas que pretenden explicar la realidad pero que solo sirven para confundir más que para ilustrar.

Ese concepto de lo que es el toreo puro podría ser uno de ellos. La tan traída y llevada pureza ha sido pretexto utilizado (tanto en el toreo como en el flamenco) para encumbrar a unos y descalificar a otros.

No voy a seguir por ahí. Lo que me parece oportuno es rescatar la definición del toreo al natural que daba el propio Rafael Ortega en su libro y compararla con los naturales que daba en la plaza. Dice Ortega (1986:47):

"El toro tiene que venir humillado, metido en la panza de la muleta y con la suerte cargada. La mayor parte de los toreros lo que hacen es descargar; tú citas por un lado o por otro, y en vez de echar para adelante la pierna contraria, lo que haces es echar la otra para atrás; y eso no es cargar, es descargar. El toreo bueno es aquel en que cargas la suerte y apoyas el peso sobre la pierna contraria; y la última parte del pase ha de permitir que el toro te deje colocarte de nuevo sin modificar el terreno, pues lo más clásico y lo más puro es que, en la faena, cuanto menos andes, mejor.

No me refiero a "andarles a los toros" como lo hacía Domingo Ortega, sino a eso de dar un pase aquí y otro allá y recorrer toda plaza para pegarle veinte muletazos sueltos y desligados al toro: eso no es..."

Muy claro y muy gráfico. Tanto que leyendo esto te imaginas (o te crees que imaginas) sin problema como se debe torear al natural en redondo, pero el caso es que ni Ortega (Rafael), ni tampoco Belmonte (Juan), ni Ortega (Domingo) han toreado como sus panegiristas o ellos mismo dijeron que toreaban.

No entro en el primer muletazo de la tanda (siempre controvertido y sobre el que tengo mi propia teoría que algún día contaré) hablo en la manera de  ligar unos muletazos con otros. Pero esa es la historia del toreo en redondo. Ahora estamos hablando de toreros de la otra cuerda, la del toreo cambiado o en ochos.

Ya vimos en este blog como Belmonte, no ligaba nunca los muletazos en serie. Juan toreaba en ochos, yendo al pitón contrario en cada pase, metiendo la pierna y (ahí la diferencia con sus predecesores) dejándola ahí. Era un constante entrar y salir del terreno del toro, enmendando el terreno despúes de cada pase pero aguantando el cabezazo de la res dentro de cacho lo que provocaba enorme emoción.

Belmonte. Nimes (1934) Primer toro

Asi, con la misma técnica del regate (idéntica al mecanismo que usan los recortadores en los bous al carrer y los banderilleros en los pares al quiebro) toreaba Domingo Ortega, como podemos ver en esta faena de Alicante (17/01/1932) que rescatamos del olvido hace ya unos años.

Domingo Ortega en Alicante (enero de 1932)

Y así, metiendo la pierna y desplazando al toro y enlazando los pases en ocho, igual que Belmonte y Domingo Ortega, toreaba Rafael Ortega... ¡cuando toreaba en ochos!.

Auque los estilos son diferentes (patético el de Belmonte, poderoso el de Domingo y sobrio el de Ortega) la técnica es la misma. 

Especialmente sorprende la similitud entre el toreo de Juan y el de Rafael (el de Domingo tiene mucho más movimiento). Ambos -el de Triana y el de San Fernando- se meten en el terreno del toro a pasito corto, cruzando siempre al pitón contrario. 

Pero lo mejor, como siempre digo, es verlo y que cada uno saque sus propias conclusiones.

Rafael Ortega. 1950

Del toreo de Rafael Ortega al natural en redondo y de su ajuste a lo que dejó escrito, hablaremos otro día.



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