Marilyn torera por Eral Moran |
En nuestro días, el animalismo gana la batalla en el mundo y los artistas de Hollywood participan de forma desinteresada en campañas contra el maltrato animal o contra lo que suponen maltrato, pero hace no tantos años, las cosas eran más bien diferentes.
En aquel entonces, Hollywood era un hervidero de divertidos librepensadores capaces de jugarse el tipo contra tipos como McCarthy, tan sólo por defender lo que era la base del sistema americano: la democracia y el derecho de todos a opinar libremente, algo que en la guerra fría no resultaba conveniente.
Manifestación contra McCarthy. Es triste cuando la libertad hay que pedirla. Hoy andamos en las mismas y el toreo sufre el acoso de los más intolerantes de nuestra sociedad |
Al final, lo que se reclamaba era simplemente libertad. Libertad para pensar, libertad para elegir. Ya fuera para elegir representantes políticos en las cámaras o, simplemente, para elegir aficiones con las que entretenerse. Y es que hablando de aficiones, la gente de Hollywood, hubo una época que andaba loca por el toreo y eran frecuentes las excursiones a las ciudades cercanas de México (entonces a nadie se le ocurría levantar muros fronterizos) para ver corridas de toros.
La afición a los toros y la iconografía taurina hacían furor por lo que no era raro encontrarse a las grandes actrices vestidas de toreras, simulando lances toreros o, las más atrevidas, toreando vaquillas.
En aquellos tiempos, Hollywood parecía Jerez.
Lauren Bacall
La siempre enigmática y sugestiva Lauren Bacall, posa con chaquetilla torera y delante de un cuadro taurino. Hay quien ha dicho que la bravura del toro está en sus ojos, en su mirada. Y es cierto, pues en el toreo son claves las miradas, las del toro y las del torero. Y también las del público. Aquí, la Bacall tiene esa mirada profunda de quien se juega todo en cada envite. Es la verdad del toreo y la de la vida
Marilyn Monroe
Aunque Pepe Alameda nos enseñara que el toreo no es graciosa huida sino apasionada entrega, el toreo -desde siempre- además de tragedia es fiesta y, desde Chicuelo al menos, la gracia es un activo que se cotiza alto. Y en esa senda, la de la gracia torera, se encuentra Marilyn que simula un cite con el capote con un punto de picardía que haría enrojecer a Curro Cúchares pero que hará las delicias de los espectadores.
Liz Taylor
En la misma senda que la Monroe, quizás con menos picaresca pero quizás también con más enjundia torera pues cita de frente y por derecho aparece esta elegante Liz Taylor que nos explica, toreando de salón, lo que es el arte del toreo. Con la figura erguida en airosa y elegante curva y el compás frontal y cerrado. Como mandan los cánones del toreo más puro y clásico. El toreo eterno.
Rita Hayworth
Si algo llama la atención al que asiste por primera vez a una corrida de toros es su espectacular colorido. Si además el toreo se hace con la Giralda al fondo, miel sobre hojuelas. Sobre todo si quien torea es nuestra compatriota Margarita Cansino, Rita en los carteles de todo el mundo, quien aquí nos deleita con un recorte al molinete. Le embiste Tyrone Power ¡casi ná!
Sofia Loren
Pero la verdad del toreo está en el ruedo. Sólo quien -de modo real o metafórico- pisa el albero (el de una plaza de toros o elde una placita de tientas) con la misma decisión que lo pisa Sofía, puede ponerse en la piel del torero y entender por lo que pasa y lo que le pasa. Lo que llama empatía, una empatía con los toreros que hoy -cuando todos empatizamos más con el toro- tanto se echa en falta.
Ava Gadner
Y si te pones, no te quites. El toreo se basa en decisiones rápidas, casi instintivas. Delante de la cara del burel, aunque poco tiempo a pensar. Y eso, pese a la ayuda de la cuadrilla, simbolizada aquí por ese Luis Miguel Dominguín que tanto hizo por difundir el toreo y popularizarlo entre quienes como Ava Gadner (aquí erguida y majestuosa) tan bien podían difundirlo fuera de sus fronteras naturales. ¡Gracias, Luis Miguel! ¡Gracias, Ava!
Virna Lisi
Hemos llegado al final. La cuadrilla ha terminado su labor y ya ha sonado el clarín que anuncia el cambio de tercio. El torero queda sólo frente al astado. Es la hora de la verdad. Del todo o nada. Del triunfo o del fracaso. De la vida o la muerte. Hace falta mucho valor -no sólo físico sino también moral- para exponerse de ese modo y ante la escrutadora mirada del público.
Fue Joselito el Gallo quien nos enseñó que, una vez en esa tesitura (y el consejo vale para el toro como para la vida), lo más importante es dominar la situación y hacerle frente sin volver nunca la cara (ni al toro ni a la vida).
Torear sin perderle la cara a la res -una vaca de suficiente trapío- es lo que hace -o intenta hacer- una valiente y decidida Virna Lisi.
4 comentarios:
Precioso artículo, con tanta belleza, gracia, picardía y arte.
Felicidades por la aportación, es muy interesante, me gustaría saber cuanto hay de verdad, en las famosas cuadrillas de mujeres banderilleros, que se comenta en los mentideros, de Cataluña, dicen que en Cataluña habían varias cuadrillas, de banderilleros.
Saludos
Anónimo:
Muchas gracias. Un saludo
José Luis:
Muchas gracias.
Sobre las señoritas toreras del XIX y principios del XX estas entradas del blog hacen alguna referencia al tema
http://larazonincorporea.blogspot.com.es/search?q=se%C3%B1oritas+toreras
http://larazonincorporea.blogspot.com.es/2014/09/el-conejo-sin-novedad.html
Y con más enjundia técnica esta otra sobre las cuadrillas del toreras y la gaonera
http://larazonincorporea.blogspot.com.es/2013/01/suertes-de-desuso-iv-de-frente-por.html
Un cordial saludo
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