domingo, 4 de enero de 2015

De ayer a hoy (I) Los correderos

Por Jose Morente

Pedraza_corredero (Aplausos)

Toros de Pedraza de Yeltes en el “corredero” de la ganadería (Fotografía de Aplausos)

A principios del pasado siglo, las malas lenguas, sostenían que la explicación del difícil comportamiento en las plazas del toro de Miura se debía a que el ganadero los “meneaba mucho en el campo” o sea que les obligaba a moverse todos los días.

1909 (Carralero) El manoseo de los MIuras 01

El “meneo” de los toros de Miura era vox populi entre los aficionados y se denunciaba incluso en la letra impresa como en esta cita del libro “Los toros de la muerte” de José Carralero Burgos (1ªed., Madrid, Imprenta Gutenberg Castro y Compañía, 1909, página, 12) texto que data sólo de un año después del famoso pleito de los Miuras. En realidad, un plante de los toreros encabezados por Bombita y Machaquito contra los toros de Don Eduardo.

Joselito banderillea en tablas a un MIura (Nicolas Salas) 001

Joselito el Gallo banderilleando a un toro de Miura (Fotografía del libro de Nicolás Salas “Sevilla en tiempos de Joselito y Belmonte”). El poderío físico del toro de Miura, que los aficionados de la época achacaban a que se les meneaba en el campo, es patente en esta fotografía

Han pasado más de 100 años y son ya muchas las ganaderías que han convertido en costumbre esa práctica, habiendo habilitado espacios “ad hoc”, destinados específicamente para ese menester.

Son los denominados “correderos”. Unos circuitos de blando suelo donde los toros de saca son obligados a correr cada determinado tiempo con objeto de aumentar su resistencia.

La utilización de estos métodos ha cambiado radicalmente el comportamiento del toro en el campo y puede también que su comportamiento en la plaza. Y lo cierto es que, desde hace un par de décadas (posiblemente desde que se implantó este sistema), los toros han dejado de caerse y su resistencia física ha aumentado de forma notable.

1974-04-30 (p. ER) Toro inválido Curro Romero Sevilla

Sevilla. Feria de abril de 1974. Entre el enfado del respetable y ante un contrito Curro Romero que tuvo una muy mala tarde, un toro de Carlos Núñez se echa en el albero durante el primer tercio (Aclaración para espectadores neófitos: El toro no se ha caído por tropezón o falta de coordinación inicial sino que, literalmente, se ha echado en la arena por falta de fuerzas y casta. Por desgracia esa situación fue moneda corriente hasta hace unos veinte años.

Que esa mejora del comportamiento pueda estar relacionada con esa nueva práctica de los correderos, parece bastante probable. Sin embargo, no son pocos los que opinan que no todo son ventajas y que esta tarea acarrea también daños colaterales. Esa es la opinión de Raúl Galindo quien en su libro “El Toreo, en teoría1 (ª ed., Barcelona, Editorial Bellaterra, 2014, pág. 49) opina que:

Es evidente un aumento de las dificultades que estos animales presentan a los toreros: se mueven más, duran más, se entregan menos y poseen un mayor sentido fruto del trato frecuente con hombres y caballos en el campo”.

Según Galindo, eso es lo que está exigiendo, de los lidiadores actuales, una preparación física y técnica mayor que la que era necesaria sólo unas décadas atrás.

Perera 001 - copia

Un toro mucho más exigente puede ser la explicación de la importancia –excesiva en el sentir de algunos aficionados- que los toreros de hoy conceden a la técnica (En la imagen, natural de Miguel Ángel Perera, pleno de dominio, mando y técnica)

El caso es que el “manoseo” (o “meneo”) del ganado tan criticado hoy, podrá quitar fiereza al toro como piensan algunos pero está claro que, unido a la  mayor edad con la que se lidian los toros en nuestros días (un dato que se obvia y olvida con demasiada frecuencia), acrecienta el sentido (pues este es hijo de la experiencia) y aumenta, por consiguiente, el riesgo en la plaza.

En resumen, empieza a resultar palpable, en el toro de hoy, ese mayor poderío derivado, entre otras razones (como la mejora de la alimentación o los saneamientos sistemáticos), de la práctica de los correderos.

Un mayor poderío que resulta clave y condiciona la lidia pues como bien decía el genial Rafael el Gallo, en clasificación que nos recordaba Raúl Galindo, pertinente al hilo de este tema:

No hay más que dos clases de toros los que pueden y los que no pueden

 

Rafael cn puro) y sombrero - copia

Para Rafael el Gallo sólo hay dos clases de toros. Aunque la fama la lleva su tocayo Guerrita, las sentencias del genial torero gitano quedan para la posteridad (Fotografía de Rafael en Chicote)

Y lo relevante, en cualquier caso, es que el toro de hoy y por las razones dichas, puede más.

Sobre todo, si lo comparamos con el toro de hace unos veinte o treinta años.

Parlade 4 Gubridor

Gruñidor, toro de Parladé lidiado en las Ventas el pasado San Isidro.  Incluso en las ganaderías que no pueden tildarse de duras y en las ganaderías comerciales salen hoy toros muy exigentes para los toreros. Y es que el toro de hoy además de una imponente presencia física presenta más poderío que el toro de hace veinte o treinta años. La práctica de los correderos puede ser la clave o, al menos, una de las claves de este cambio.

 

Nota.Sobre esta nueva serie

Cuando se repasa la historia del toreo con un mínimo de rigor, lo primero que sorprende es el hecho de que algunas costumbres, bastantes prácticas y muchos términos tenidos por modernos sean en realidad tradicionales.

Cuestión distinta es el alcance que pudieron tener en su ápoca y el alcance que puedan tener hoy.

Indagar en esas relaciones, en ese hilo invisible (“el hilo del toreo”) que va de ayer a hoy y que une el pasado con el presente, es el objeto de esta nueva serie que hoy iniciamos.

2 comentarios:

francisco butler dijo...

Solamente comentar que las fotos del toro de Parladé, la de banderillas de Joselito y la del natural de Perera dan para tanto, que no puedo decir más.

Jose Morente dijo...

francisco butler:

Es posible pero creo que el tema de los correderos y, en general, el tema del toro en el campo es clave para entender lo que luego pasa en las plazas. Por eso me parecía interesante poner mucho acento en esta entrada sobre los correderos mediante esas fotografías tan potentes.

Un abrazo