La cara espejo del alma. Morante sonriendo tras su histórica faena. |
Ha vuelto la alegría a la plaza de Sevilla.
De entrada doy por hecho que todos los que están leyendo esta entrada conocen lo que ha pasado en Sevilla. Resumiendo, una gran feria, con toros y toreros. Con faenas de mérito y faenas para el recuerdo. Con un público entregado al toreo en todas sus facetas y vertientes.
En Sevilla se ha premiado en la plaza el oficio y la técnica adobada de valor de Daniel Luque, el toreo lentísimo y personalísimo e intransferible de Antonio Ferrera, el contundente magisterio preñado de clase de El Juli, la elegancia y entrega contra viento y marea de Tomás Rufo, la insultante capacidad y desparpajo del más osado, Roca Rey, la gesta digna y admirable de Manolo Escribano y esa faena redonda y soñada que quedará en el recuerdo de todos de Morante de la Puebla ante un gran toro de Garcigrande.
Lo dicho, al margen del balance numérico (cuatro Puertas del Príncipe, seis ‘no hay billetes’ y veintisiete orejas cortadas), una feria grande y excepcional. Para el recuerdo. La fiesta que el público quiere y la que el toreo necesita.
Resumen gráfico de la feria sin palabras (sobran)
2 comentarios:
De acuerdo con usted, maestro: "La fiesta que el público quiere y la que el toreo necesita". Aunque seamos tildados de "triunfalistas".
Corchaito:
En mi opinión, el triunfalismo no es nunca negativo. Al menos no tan perjudicial como el público que solo sabe ver defectos en todo. Defectos que, por otra parte, solo ve cuando quiere.
Disfrutemos del toreo que tiene tantos y tantos matices de interés y emoción.
Un abrazo
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