Por Jose Morente.
Elegancia y suavidad en este desplante de Joselito |
Y sobre su toreo, siempre me ha intrigado un comentario de su hermano Rafael a Luís Bollaín en 1957 cuando le dijo que:
¿Mi hermano José? Aquello fue un gigante, con una casta torera que no le cabía en el cuerpo. ¡Demasiada casta para torear bien! Porque, como era su obsesión dominar y tenía tan enorme poderío, a los cuatro pases ya estaban rotos sus toros, con los lomos y el cuello hecho trizas; el se desesperaba al verse sin enemigo y no poder desarrollar su enorme capacidad torera; pero yo le replicaba siempre: " José, tú tienes la culpa; porque para torear bien hay que acariciar".(1)
El testimonio de Rafael conviene ponerlo en cuarentena porque, en el fondo, es una crítica velada, pero dura, muy dura, al toreo de su hermano menor y ya sabemos como fue la relación entre ambos. Joselito no soportaba las veleidades de Rafael y su falta de respeto a lo que simboliza el traje de luces y a los públicos.
Además, el comentario, a la vista de las fotografías y películas que nos han llegado del toreo de Gallito no me cuadra. Se adivina en sus formas una naturalidad y una elegancia innatas y, sobre todo, un manejo suave de los engaños. Muy diferente al tenso, crispado. emocionante, pero, porqué no decirlo, algo teatralizado estilo de Juan Belmonte. Un estilo que sedujo a los públicos siempre impresionables. Lo de Joselito era distinto. Joselito asombraba por su facilidad (esa difícil facilidad patrimonio de algunos grandes toreros) y seguridad. Admiraba pero no sobresaltaba. Un toreo armónico y suave, muy suave.
Para corroborarlo, me ha parecido oportuno rescatar un comentario de un buen y anónimo aficionado peruano explicando a sus compatriotas el toreo del menor de los Gallo antes de su llegada a aquel país. Un comentario que está recogido en el libro "Joselito en Lima" (facsímil de la UBT, Madrid, 1920).
"Usted sabe que si algo caracteriza el toreo de Belmonte es cierta sequedad, brusquedad diré. que le hace aparecer como esforzándose sincera o artificialmente. Joselito cuando torea de capa o de muleta, maneja el instrumento con un temple y una suavidad, -no hay otra palabra- que al principio no se aprecia bien, pero que, poco a poco, se nos meten dentro y entonces todos nos parecen que torearan con trabajo menos él.Su toreo es leve, casi insinuante, el toro va como embobado en los vuelos del capote o de la muleta, hasta donde el quiere que vaya y vuelva cuando él le insista, más que le ordene, que torne a su sitio. Esto es para mi el principal mérito de Joselito: Su suavidad casi aérea al ejecutar.
Nadie, nadie, así como suena, ha tenido en grado tan excelso esta condición de torero fino."
Natural de Joselito. El toreo fino, alado y suave del maestro. |
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