domingo, 27 de mayo de 2018

El Juli. Veinte años no es nada... ¿O sí?

Por Paco Carmona

"El Juli" y "Licenciado" de Alcurrucén (autor: Pablo Cobos)

Este año se cumplen veinte, desde que Julián López Escobar "El Juli", tomara la alternativa. Veinte incuestionables años para muchos, los mismos veinte por los que unos pocos le acaban cuestionando todo. En estos veinte años, "El Juli" ha cambiado el toreo de arriba a abajo, ha puesto patas arriba la manera de interpretar este arte y ha descubierto una nueva forma de ver las corridas a los aficionados. 

Pero lo más importante de todo, ha sido cambiar el toro, moldear el toro a su estilo, a su antojo. "El Juli" ha creado un tipo de toro a su conveniencia, pero no un toro más fácil, ni más manso, ni más blando, sino todo lo contrario. "El Juli", en veinte años, se ha entretenido en estudiar a todos sus compañeros y a todas las ganaderías con un mínimo de garantías. A unos les ha hecho reinventarse y a otros, les ha exprimido todo lo bueno que tenían para sacar lo mejor de ellos. Y mientras tanto, a los ganaderos, les ha hecho modificar la forma de seleccionar, los comportamientos e incluso las hechuras de los ganaderías,  para mayor garantía del espectáculo.

Y no me tiren piedras, señores, aún no...

"El Juli", hace casi veinte años, antes de convertirse en Matador de Toros, algo que ya era antes de "cruzar el charco" con trece de edad, se encerraba con seis novillos en la Plaza de Toros de Madrid. Y ya ese día, pudo vivir en sus propias carnes lo que sería su paso por la Catedral del Toreo durante toda su carrera. 

Pero si las figuras del toreo se reconocen por la capacidad, no solo de torear bien, sino por adaptarse y triunfar en los días clave, "El Juli", en eso, se iba a convertir en un experto.

Vivir con quince años en tus propias carnes la dureza del toreo en Madrid, y a escasos días de hacerse Matador de Toros, venía a reforzar la idea que se tenía de este "chavalín", casi desde que cogiera los trastos por primera vez, que si los toros le respetaban, se convertiría desde ya, en máxima figura del toreo.

Aquella tarde, fría, dura y ventosa (más o menos como siempre es Madrid), le cortaba las dos orejas a un novillo muy serio de Alcurrucén, toreando con la mano izquierda de forma superior y matándolo como los mataba los primeros años de Matador. ¡Qué rabia me dió, no poder ver aquella gran estocada veinte años después, con este otro Alcurrucén de enorme bravura! Se lo merecía, y además hubiera servido de tapabocas de algo tan frecuente como es reprochar y con razón la manera de matar los toros del maestro. 

Me fastidia que muchos aficionados, no hayan sabido ver la verdadera importancia que cobra "El Juli" para la Tauromaquia. Un torero de época, de varias épocas, capaz de soportar en la cumbre dos décadas frente a toreros de la talla de Ponce, José Tomás, Morante, Perera, Talavante y ahora Roca Rey. Todos ellos grandes toreros, aunque vaya por delante mi predilección por José Tomás

La faena del pasado jueves, a ese precioso y gran toro -por bravo- de Alcurrucén, fue la clave para cerrar el círculo veinte años después. La clave para entender a ese torero maldito, como lo han sido unos cuantos históricos más, como lo fue Joselito el Gallo, como lo fue Chicuelo, como lo fue Manolete, como lo ha sido Paco Camino. Toreros enormemente admirados por sus compañeros y por el público, y no así por una parte de la afición que, pobre de mente, nunca, en dos siglos de toreo, supo adelantarse y ver los movimientos en el maravilloso tablero de albero que es la tauromaquia. A otros muchos, "El Juli", nos ha ido abriendo la mente, sin dejar por ello de admirar esos otros buenos toreros (como Antoñete, Manzanares, Robles, Curro Vázquez...) con los que se nos ha llenado siempre la boca. 

Fortuna la nuestra de vivir una época llena de toreros increíbles y distintos, donde si bien el "clasicismo" es bandera de unos, la ambición, la precocidad, el inconformismo y la gran afición de otros, acabará por imponerse en tiempos futuros. Como siempre ocurrió en este bendito arte.

La cita,  conocida por todos "los del valor a mandar y los del arte a acompañar", no solo habla de la fuerza de los toreros en los despachos, sino de la verdadera dimensión de los toreros en la Plaza, de aquello que unos y otros son capaces de hacer o no hacer frente al toro.

De Julián López, "El Juli", de su tauromaquia, de constante evolución e "involución", de sus formas, de su personal estética y de esa increíble técnica para torear, habría que pararse algún día a hablar en serio.

Habría que analizar desde la razón y la objetividad estos veinte años (veinticinco si incluímos su etapa de novillero) porque "El Juli", ya desde novillero sin picadores, era un portento de torero. No solo por su mente preclara, y su increíble fe en sí mismo, sino porque siempre toreó bien. Incluso en sus años negros (negros solo para cierta prensa y cierto público), no dejó de realizar grandes faenas, faenas eslabón que servirían en un futuro inmediato para hacer de él un torero increíble, un titán ante sus compañeros, un tirano frente al toro, y un hombre generoso ante el público. 

Yo sé que no es muy frecuente hablar así de "El Juli", pero es justo empezar a decir qué ha hecho y quién ha sido en el toreo. Todo lo bueno que ha acabado imponiendo y aportando en estas dos décadas.

Por eso y para mí (Morante es otra historia), José Tomás y El Juli son el origen de lo que hoy en día se ve en las plazas, pero eso creo, merece capítulo aparte, y por parte de alguien que sepa hablar y escribir bien de toros.

"El Juli", la obsesión por el toreo (autor: Ana Escribano)

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Breve comentario a la foto de entradilla: El Juli, esclavo de su carrera y dueño absoluto del toro, muestra su poder ante un bravísimo Alcurrucén en Madrid.
Toreo por abajo, forzado, de supremacía y mando ante una embestida difícil de controlar. Inicio dominador, de poderosa estética, para después convencer e imponerse con entrega y absoluta verdad ante un toro nada fácil de entregada bravura, de casta descarada. Toreo desgarrado, profundo, lento, sentido y bello, que hace de este inicio un prólogo genial a una faena ya histórica. Porque quieran o no, los que no quieren, El Juli es ya, historia viva de la Tauromaquia.

8 comentarios:

Unknown dijo...

On l'attendait. Magnifique.

Antonio Luis Aguilera dijo...

Como hubiera dicho José Álvarez "JUNCAL": AMÉN DE LOS AMENES.

Unknown dijo...

Lo de lento y bello mejor lo cambiamos por poderoso y así somos más objetivos.

Luis Miguel López R. dijo...

Grandiosa entrada, ¡inapelable! Qué difícil es encontrar una forma de escribir tan cristalina, tan pura, tan alejada de prejuicios…qué difícil es que un torero de forma pública nos cuente como es el toreo. Ese que pasa por delante de nuestras narices y no somos capaces de descifrar. Qué difícil será encontrar un texto que resuma punto por punto, con tanta claridad, con tanta nitidez, con tanta brillantez, como la entrada que hoy nos regala Paco Carmona sobre la tauromaquia del Juli. ¡Qué difícil escribir así del Juli!
Si la faena que realizó el pasado día 24 al bravísimo Licenciado de Alcurrucén, puede ser un compendio de la tauromaquia del Juli, en el más difícil de los escenarios, sobre todo para él. Esta entrada es un compendio de cómo el Juli, el “Gallito de nuestros tiempos”, ha cambiado el toreo en estos veinte años. Cómo ha modelado el toro e influido en la selección de los ganaderos. Y en lo que muy pocos han reparado y seguramente les (o nos) costará reconocer, pero que una vez más, Paco nos da la clave: “ha descubierto una nueva forma de ver las corridas a los aficionados”. Al igual que el autor de esta entrada, yo, que soy más de la cuerda “tomasista”, ya lo he experimentado en mis carnes.
Gracias Paco, por la generosidad de compartir con todos los lectores del blog tu clarividencia, tu pasión…, por tu forma de contarnos el toreo. Por haber tenido el privilegio de vivir una tarde más de toros a tu lado y sobre todo, por tu amistad.
Un fuerte abrazo.

Luis Miguel López R. dijo...

PUNTUALIZACION: Para tranquilidad de autor de blog y de muchos seguidores que nos consideramos gallistas e idolatramos a Joselito. Si bien es cierto que el Juli se puede considerar “el Gallito de nuestros tiempos”. Más si cabe después de leer esta entrada de Paco Carmona en la que encontramos un gran paralelismo entre esos dos colosos. En favor del de Gélves diremos que el diestro de Velilla, ha necesitado veinte años. Joselito, cambió el toreo, el toro y su selección, las plazas de toros con sus monumentales, el diseño de la temporadas, las negociaciones con las empresas… en unos tiempos en que no había videos, filmotecas, internet y sus redes socuales en los que poder analizar a los toreros y el comportamiento de los toros a escasos minutos de producirse… y todo esto lo hizo en… OCHO AÑOS. Bailaor nos lo arrebató en Talavera con sólo 25 años. Ya lo dijo Morante “Joselito es quimera. Joselito es inalcanzable”. Gloria y honor al por siempre, Rey de los Toreros, D. José Gómez Ortega, JOSELITO “EL GALLO”.

Paco Carmona dijo...

Muchas gracias por los comentarios. Creo que es importante reconocer la carrera de El Juli, sus méritos en la Plaza y sus triunfos, así como sus grandes logros y aportaciones a la Fiesta. Con ello, no quiere decir que como aficionado comulgue con todo aquello que hace este torero, pero es de justicia darle al César lo que es suyo. Un fuerte abrazo, amigos

CEPO GORDO dijo...

Reconozco que me quedo pasmado ante estos comentarios sobre El Juli que para mi es el representante de un toreo claramente venido a menos. Ha sido un toreo basto desde que empezó, no hay más que ver esos hachazos que daba el otro día con el capote. Y es un torero de un tipo de toro de unas determinadas condiciones, muy limitado y con pocos recursos si no sale lo que necesita. Pero en fin, lo bonito de esto de los toros es precisamente eso, la diversidad y división de opiniones.
Un saludo.

Ricardo dijo...

Buenos días,

Indudablemente tiene usted razón pero siempre es bueno sacar critica, ojo crítica constructiva, y creo que se debería analizar también su poco compromiso con Madrid o con la diversidad de comportamientos (ya no solo de encastes) del toro de lidia, además de crear su toro, nos habría puesto de acuerdo a todos (no me gusta la expresión nos hubiera tapado la boca) si mata de vez en cuando algo distinto y en plazas de categoría, estamos todos seguros de que puede. Por no hablar de su evolución en la suerte suprema, una herencia nada buena que nos deja tambien El Juli.

Un saludo y enhorabuena por su blog y esta entrada en concreto.

Ricardo