sábado, 9 de julio de 2016

¿Sin morbo no hay fiesta?

Por Jose Morente

Un toro de Cebada Gago cornea a un corredor en el peligroso encierro de ayer viernes (Foto: Pablo Lasaosa-Navarra.com)
Vuelven, como todos los años, los Sanfermines y vuelven esas trepidantes carreras por la Estafeta. Vuelve el jolgorio continuado en las calles y, por la tarde, en la plaza. Vuelve la emoción de una Fiesta que llaman del toro y que sin el toro carecería de sentido y de importancia. Vuelve, por ello, y sobre todo, el morbo.



Justificamos la afición a los toros en el arte y en el dominio. En la capacidad de los que se lanzan a los ruedos o a los empedrados para esquivar el peligro. Su arrojo nos produce admiración y su éxito los convierte en héroes populares. ¡Ahí es nada afrontar la ciega furia de un animal terrible armado de un pequeño capotillo, una minúscula muletilla o una pareja de finos palitroques cuando no, sencillamente, a cuerpo limpio y con las manos desnudas!




Esa es nuestra tesis y nuestra explicación de la grandeza del toreo pero detrás de ella, de la justificación racional de nuestra afición a los toros basada en el arte o el dominio, creo que subyace siempre -se diga o no- el morbo, el puro morbo.




Es el morbo de los espectadores de las plazas de talanqueras que azuzan a los inexpertos y vacilantes lidiadores a los que no vacilan en devolver a la arena cuando buscan el refugio en la tablas. Es el morbo que hace que exijamos un toro cada vez más fiero y con más complicaciones porque sin él, decimos, la fiesta carecería de sentido y justificación. El morbo del que pide a los toreros más entrega y, sobre todo, que asuman más riesgos porque sin verdad, sin esa verdad, el toreo -pensamos nosotros- no sería lo mismo.



Los aficionados afirmamos con rotundidad y contundencia que no nos gustan las cogidas ni las cornadas, esas con las que se solaza el populacho y se convierten en virales en la red. Será verdad pero muchas veces (demasiadas) nuestros planteamientos y nuestras exigencias conducen inexorablemente a ellas. ¿Contradicción o autoengaño?



Vemos los encierros sanfermineros cada mañana y, cuando no pasa nada, experimentamos la alegría por la ausencia de cogidas pero también una cierta desilusión por la ausencia de incidentes. Para muchos es mayor la segundo que la primero. Dicho de otro modo: no queremos que pase nada pero si no pasa nada, los encierros no tienen interés para el espectador ergo no son encierros. Es el morbo, el puro morbo.


Es un sentimiento ancestral que se refleja muy bien en aquella antigua anécdota tan conocida que está en los libros. Le preguntaban a una vieja señora en una capea de pueblo que como eran los toros de ese año y contestaba que malos: ¡Para buenos los del año pasado que mataron a tres mozos!

El morbo, el puro y maldito morbo.


Nota LRI: Las más que entusiastas declaraciones del mayoral de Cebada ayer tras el peligroso encierro de esa ganadería, sobre lo que se busca y divierte en los encierros, dan que pensar. El encierro, como la corrida, tiene sus reglas. Unas reglas defensivas orientadas a conseguir el objetivo pretendido -correr los toros. torearlos,...- salvaguardando -en lo posible- la integridad física de los participantes. Ese es el mérito y el interés del encierro y del toreo para los participantes y para los entendidos (léase aficionados). Un punto de vista muy diferente del que tienen el mero espectador ocasional o desatento, consumidor de unas imágenes mediáticas que solo parecen pretender convertir en banal lo que es un rito ancestral.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenos dias señor Morente. No le oi al mayoral de Cebada, ni se lo que dijo.Pero si le diré que Pamplona se llena de cretinos que se creen que los toros son Bambi y Tambor buscándole a Baloo. Y que los encierros de los últimos años eran una mierda, y como eran una mierda y no pasaba nada , cada vez mas cretinos se metían por que los Toros estaban "domados". Yo no quiero muertos ni tetraplejicos, jamas, dios me libre, pero que den buenas cornadas y la gente se entere de lo que es UN TORO DE LIDIA, si, y de paso que sepan del valor que tiene ser TORERO, y del respeto que se merecen. Esto, en el encierro de Iruña, aquí si, es vergonzoso lo que se ve. La gente los banaliza.
Ayer cuando lei la noticia de Victor Barrio, me quede completamente consternado, una pena.
Un saludo.
Tapara

Anónimo dijo...

"Es el morbo de los espectadores de las plazas de talanqueras que azuzan a los inexpertos y vacilantes lidiadores a los que no vacilan en devolver a la arena cuando buscan el refugio en la tablas" ¿Esto sucede en España? Pregunto desde mi ignorancia.

Ricardo

Cincinato dijo...

Morbo: Atractivo que despierta una cosa que puede resultar desagradable, cruel, prohibida o que va contra la moral establecida.

No estoy seguro -aunque es debatible- que cuando como aficionados reivindicamos el papel fundamental que la emoción debe tener en un festejo taurino, estemos incurriendo en una conducta morbosa. La literalidad de la definición tal vez lo indicara así, pero para mí el morbo es otra cosa. El morbo es desear "a ver si le coge"; nuestra demanda de emoción es más bien considerar un requisito el ser consciente de que "le puede coger", de que hay peligro.

Por supuesto, como dice en su entrada, hemos de ser conscientes de que nuestra demanda, sea o no morbosa, implica unos riesgos para los profesionales. Lo asumo. Siempre he creído que esto va de eso; que su sentido radica en ello. Por eso es tan grande ser torero, y por eso, por mucho que como espectadores podamos criticarles, hay barreras de respeto que nunca se deben traspasar.

Por otra parte, la desgraciada muerte de Víctor Barrio -primera en España desde 1992- no creo que sirva para desmentir la sensación que tenemos algunos de los toros han perdido fiereza, lo que unido a la depuración de la técnica va en menoscabo de la emoción, y con ello del atractivo de la Fiesta. ¿Qué aún así siempre puede haber cogidas? Por supuesto. ¿Qué si la medicina estuviera en el estado en el que estaba hace cien años habría más muertes? No me cabe duda. Pero creo que eso no quita para que algunos mostremos preocupación por las consecuencias que sobre la viabilidad de la Fiesta como espectáculo de masas puede tener lo que sentimos como pérdida de emoción. Sin que por eso creo que se nos deba calificar como morbosos.

Jose Morente dijo...

Tapara:

Efectivamente, en los encerros de Pamplona cada vez son más los participantes que, atraidos por la literatura de Hemingway, desconocen lo que es un toro y las reglas del juego.

Por lo que respecta a la muerte de Víctor Barrio, creo que consternado es un adjetivo muy ajustado a la sensación vivida.

Un saludo

Jose Morente dijo...

Ricardo:

Los tiempos cambian que es una barbaridad pero creo que esa frase es muy descriptiva de cierta actitud muy habitual antes y de la que espero sea ya cosa del pasado y no del presente.

Un saludo

Anónimo dijo...

Buenas tardes señor Morente. Tanara se me escapo del movil. Consternado al leer lo de Barrio, y alucinado con tanto hijopouta que debe de estar muy enfermo mental para escrivir los tuit esos que veo por ahi. Twuiter, el refugio de los valientes cobardes.
Kaparra