La verónica de Joselito a partir de 1916 era, según Cossío, templadísima y parangonable con la de los mejores capoteros de la época (Verónica de Joselito en Barcelona en abril de 1917) |
Mientras la aportación de Joselito el Gallo al toreo de muleta puede considerarse fundamental y esencial con su toreo de capa no puede decirse lo mismo.
Es cierto que su capote era variado, muy variado, y eficaz, muy eficaz, pero nunca alcanzó la plástica emotiva de su competidor Juan Belmonte ni la elegancia indolente del toreo de capa de un Antonio Fuentes o un Rodolfo Gaona.
Sin embargo, Joselito no fue nunca torero conformista y si su toreo de capote de sus primeros tiempos no alcanzaba las excelsitudes de los otros diestros señalados, es justo reconocer que a medida que transcurría su carrera, su técnica capotera se iba depurando y afinando.
Dice Cossío, seguidor y amigo:
"Es indudable que el arte de Joselito se depuró y perfeccionó con los años, y es de justicia reconocer que la compañía y el ejemplo de un torero de la perfección estilística de Belmonte le fueron ventajosísimas, pero en la brega eficaz con el capote apareció perfecto desde becerrista.
No toreaba entonces con perfección a la verónica. En su primer año de alternativa se le veía ensayar todas las maneras de los mejores practicantes de la suerte en su tiempo para asimilarse un estilo que cuadrara a las cualidades de su toreo.
Hacia 1916 lo encuentra, y sus lances de capa rivalizan en perfección con los del torero que más templadamente haya lanceado con ella."
Precisamente en 1917, se editaba "Lo que confiesan los toreros-Pesetas, cogidas, palmas y palos" un libro recopilatorio de entrevistas a toreros realizadas por el escritor José Luís López Pinillos (Parmeno) redactor del Heraldo de Madrid.
La entrevista a Joselito, titulada "verónicas y estocadas", debió realizarse a finales de la temporada de 1916 pues cita expresamente dos de sus éxitos de ese año: La Feria de Bilbao en conjunto y la estocada al primer toro de su última corrida en Madrid.
Esa entrevista con Joselito, no tiene desperdicio. La transcribimos en la parte que se refiere al toreo de capa del menor de los Gallos.
"-Y a torear de capa ¿como ha aprendido usted? Hace un año sus verónicas eran vulgarísimas. Y ahora...
Joselito vuelve a reírse.
-Ahora -exclama- se puen ver ¿no?... Mi trabajiyo me ha costao. Una de enrabiarme, y una de fijarme, y una de ensayar... Pero como to se aprende...En Saragosa -también eso ha sío bonito- le he dao a un toro ocho verónicas en una.
"En Zaragoza le dí a un toro ocho verónicas en una" |
-¿Como es eso?
-Mu sensiyo: no dejándolo ir. Le di la primera por la derecha, y al rematarla, teniendo al animá en los vueliyos der capote, bajé el braso derecho, levanté el izquierdo, giré un poco y le di la segunda, y templando y empapando repetí la suerte, y así yegué a la ortava. Fíjese usted.
Y Joselito coge un pañuelo y torea a una res invisible, quebrando la cintura, moviendo con elegante lentitud los brazos y subiéndolos y bajándolos alternativamente para despedirla, sujetarla y recogerla, mientras explica la lección:
-Ve usté?... La primera. Y ahora mu templaíto, la segunda; y ahora, toavía más templao, la tersera; y en seguía, ¡ju! sin miedo, clavao, la cuarta; y después, lo mismito, con los pitones en el vientre, la quinta; y luego, duro con la sesta y la sétima, borracho uno mismo con ese entusiasmo que da er toreo, y, por fin, la ortava, porque el toro ya no pasó más...
¡Fue también una cosa presiosísima! Crea usté que, menos el estilo, la grasia que ca uno trae ar mundo, se aprende tó."
La verónica de Joselito después de aprender "Se aprende tó" |
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