sábado, 14 de mayo de 2022

Aquellos viejos buenos tiempos

Por Jack Coursierix y Jose Morentix

NOTA PREVIA: Como hay quien se cree todo lo que lee (por ejemplo, los aficionados integristas) conviene advertir que esta entrada es PURA IRONÍA... y el que no lo entienda así ¡Que se abone al 7!


En tiempos del Imperio Romano ya existía un toreo primitivo hecho a base de recortes a cuerpo limpio. A partir de ahí todo lo que ha venido después ha sido degeneración y decadencia.

Que el toreo está hoy en decadencia es una verdad irrefutable que sólo puede ser negada por quien sea un miope o un optimista incorregible, no por el aficionado conspicuo y docto en la materia.

Para comprobar que esa acusación es cierta, sólo hay que volver la vista atrás, recordar el glorioso pasado de la tauromaquia y compararlo con nuestra triste y deprimente realidad actual.

 

La verónica como Dios (y los cánones) mandan

Una muestra de esa decadencia de la que hablamos lo tenemos en la forma de ejecutar hoy el toreo. Tomemos, por ejemplo, la verónica.

En un número de la revista francesa “Le midi taurin” de 1919, se explicaba como había que ejecutar correctamente ese lance que, como vemos en los dibujos, debe hacerse empinado el torero sobre las puntas de sus pies y levantando mucho las dos manos en el remate.

El remate de la verónica ortodoxa con las manos en alto y sobre las puntas de los pies.

Las actuales verónicas de manos bajas son, en puridad, una perversión de las auténticas verónicas de manos altas, las que se han hecho siempre desde los albores del toreo a pie, allá por el año 50 a.d.C., cuando el famoso diestro Astérix, ya utilizaba esa forma de mover los brazos.

Unas formas que, aunque hoy nos puedan parecer anacrónicas, responden a los verdaderos cánones del toreo de capa (¡los sacrosantos!).

 

Un toro que humilla, con el hocico por el suelo, y una verónica ortodoxa de manos altas, tal y como establecen los cánones del toreo puro 

Es la verónica que siempre se ha realizado en los ruedos hasta que irrumpió en ellos el toro actual flojito y sin casta y ese corruptor de menores (taurinos) que se llamaba Juan Belmonte, cuyo heterodoxo estilo (manos desemparejadas, una arriba y otra abajo) hizo, por desgracia, escuela.

Los encastes antiguos

Pero hay muchas más cosas que han ido degenerando con los tiempos.

Como dicen los buenos aficionados, si algo distingue al emocionante toreo antiguo frente al monótono toreo moderno es la variedad de encastes. ¡Entonces (y sólo entonces) si que había diversidad de encastes!

Bueno, variedad de encastes y… de razas, porque en aquellos tiempos se lidiaban toros pero también toda suerte de animalejos, como jabalíes, elefantes y cualquier otro animal salvaje.

A la historia del toreo han pasado los nombres de ganaderías que ya son míticas como Miurix, Adolfix, Prieto de la Calix o Escolarix. Ganaderos íntegros donde los haya.

Nada que ver con los modernos hierros de Gaarcigrandix, Zalduendix, Nuñez del Cuvillix o cualquier derivado de Juan Pedro Domecquix. Ganaderías comerciales y despreciadas por los buenos aficionados.

 

Un cárdeno. No hay nada comparable a los jabalíes cárdenos aunque este (¡Nadie es perfecto!) sea del hierro de Domecquix. Y, por tanto, se trata de un animal domesticado e inofensivo. Pese a su pelo cárdeno (una rareza en su encaste) se diferencia claramente de otros encastes más agresivos por su apariencia. Poco ofensivo por delante, con morro de rata, muy perfilado, que parece trompa y, sobre todo, ese remate de culipollo que supone el mayor desarrollo de los cuartos delanteros sobre los traseros.

Eran, las de entonces, reses de verdad. Con trapío y con casta. Y con problemas. Nada de animales bobalicones, como los de ahora, con los que los toreros puedan sentirse a gusto, sino toros-toros de los que dan miedo hasta a los espectadores que se ubicaban en la summa cavea (que eran las gradas altas de entonces).

Bueno, lo de toros-toros no pasa, en realidad, de ser un eufemismo, ya que deberíamos mejor decir elefantes-elefantes como estos del hierro de Fernando Cuadrix que, dicho sea de paso, no han variado mucho de hechuras en todos estos milenios.

 

Manada de toros-elefantes de Cuadrix. Los de hoy siguen teniendo hoy las mismas tremendas hechuras que los de los tiempos de Astérix.

Los tiempos cambian… pero no tanto

Aunque en tantos siglos ha habido muchos cambios (todos a peor) hay que reconocer que también algunas cosas siguen siendo iguales a como lo eran en los tiempos primigenios (¡Los buenos!).

Para empezar y por poner otro ejemplo, ya entonces, un diestro excelso Rafael el Gallix, hizo famosa una frase que aún hoy conserva toda su validez. A la pregunta de si eran preferibles las reses bravas o las mansas, este diestro histórico contestaba, sin dudarlo, que las mansas. Y es que, como el decía:

- ¡No es igual que vaya uno detrás de la res….

Jabalíes mansos de Zalduendix (¿De quien si no?)

…a que la res sea la que vaya detrás de uno!

Un encastado toro de la ganadería de Victorinix (¿De quien si no?)

La crítica sigue igual

Lo que no ha cambiado (ni cambiará nunca, por desgracia) es la crítica.

Siempre ha habido aficionados (por no hablar de los profesionales de la pluma) que han acudido a los cosos, armados de escuadra y cartabón, dispuestos a buscar el más mínimo fallo en el diestro o la menor flaqueza en las reses.

La prueba la tenemos en este documento de la época romana que acredita que ya entonces había aficionados y críticos que iban a los toros con su correspondiente lupa.

 



El crítico Joaquín Vidalix del diario El Paix Romano. Defensor máximo de la utilización de la lupa en las plazas de toros.

En la imagen superior su lupa sobre el coso de Armórica.

Los toreros. Siempre igual

Y otra cosa que tampoco ha cambiado es el afán de los toreros por procurarse comodidades en una profesión que debe ser incómoda (¡Cuanto más incómoda mejor!).

Y es que tenemos pruebas gráficas que demuestran que la moda de ahora, de no celebrar sorteo y llevar cada torero sus propios jabalíes bajo el brazo, no es nueva.

Los diestros Asterix y Obelix (este último conocido como “El Gordito de Armórica”), cada uno con sus propios jabalíes de Garcigrandix, bajo el brazo y dispuestos a NO celebrar sorteo. Y encima se ríen de los sufridos espectadores. En todas las ápocas, cuecen habas.

 Una época heroica

Pese a la poca vergüenza de los toreros (algo recurrente a lo largo de la historia), las denuncias constantes de los aficionados, siempre atentos y vigilantes para mayor gloria del toreo, consiguieron que, en el pasado, el toreo pudiera vivir edades doradas.

Y se llenara de fechas épicas como el encuentro de Hércules con el jabalí de Erymanthe que ha pasado a los anales de la Fiesta.

Una faena histórica. Hércules cargando la suerte (pata ‘alante) con el jabalí de Erymanthe. ¡Eso si que eran verdaderas corridas y no las de ahora!

 Una tarea (la defensa de la integridad de la fiesta y la vigilancia de sus corruptelas) importante pero ingrata que casi nadie parece agradecer y que los aficionados ejercen de forma tan generosa como altruista.

Aunque nadie les haya llamado a esa tarea, nunca agradeceremos suficientemente la actitud expectante y vigilante de los aficionados integristas por recuperar el toreo antiguo. Por recuperar la verdad, la pureza y la autenticidad que impregnaban la Fiesta de los jabalíes (Perdón, quería decir la Fiesta de los toros).

El necesario retorno a los orígenes

Después de este pequeño repaso a la historia del toreo, creo que queda demostrado lo que se quería demostrar.

Es importante que la afición cabal extreme su celo en la vigilancia de la Fiesta no permitiendo el menor desvío de sus normas tradicionales. Es necesario que vuelva a las plazas el toro antiguo, el torero antiguo y el toreo antiguo. El toreo de diestros como Astérix y Obelix.

Porque esa es la única verdad del toreo.

Lo de hoy se tiene que acabar ¡Ya!

El toreo puro, El diestro Astérix lancea a la verónica a un toro de Dolores Aguirrix como mandan los cánones: ¡Con las manos por alto!

Después de ver las anteriores imágenes de ese toreo antiguo viril y ejecutado conforme mandan los cánones tradicionales, siento algo de pudor por traer aquí esta media verónica modernista. Pero lo estimo necesario para enseñanza de las nuevas generaciones y como ejemplo del destoreo  que nunca debería permitirse en una plaza de toros. Veo esta imagen y me dan ganas de llorar comprobando como ha degenerado el toreo moderno.

¡Que poca vergüenza y que poca torería en la estampa de los toreros de ahora comparada con la gallardía y apostura de los toreros antiguos!

¡Con ese toro no cárdeno sino descolorido en prueba de degeneración!

Y, sobre todo, ¡Qué imagen tan deprimente la de esas manos por debajo de la cintura!

18 comentarios:

El desdicho dijo...

Hahahaha… me encanta. La entrada es un oasis entre tanta seriedad. Estáis hechos unos punkys. Saludos cordiales.

Jose Morente dijo...

El desdicho:

... O unos frikis. En cualquier caso, un poquito de humor creemos que no le sentará mal a nadie.

Esta entrada es el resultado de una conversación privada en facebook entre Jack Coursier y un servidor. La idea de publicarla es de Paco Carmona.

Un cordial saludo.

Sebastian dijo...

Ja ja ja ja

Que buena entrada, yo conozco gente que incluso hoy en día se dicen fieles seguidores de joselito el gallo.



Un cordial saludo

Jose Morente dijo...

Sebastián:

En efecto y aquí tiene usted a uno de ellos.

Un cordial saludo y muchas gracias.

Sebastian dijo...

Buenos días.

Entonces no he entendido muy bien el sentido de la entrada.

Si alguien creyera que esa época del toreo con una técnica antigua, variedad de suertes y toros etc etc, fue mejor que la actual, tendría como referente a joselito el gallo, sin embargo pensando que esa época ya paso y la buena es la actual, nuestro torero de referencia debería ser actual.

Sigo pensando en alto, si lo que realmente nos gusta es la linea (dominio, técnica....)
Resumiendo toreros de esta línea, Lagartijo, Guerrita, Joselito, Manolete, Paco camino, Enrique Ponce.

Porque quedarnos en mitad de la línea?

Lo lógico es que fuéramos del torero más actual o al menos de esta última época.

Salvó que pensemos que si hubo tiempos pasados mejores o idealicemos épocas pasadas.

Un cordial saludo

Jose Morente dijo...

Sebastián:

La entrada es una ironía sobre aquellos aficionados que piensan que cualquier tiempo fue mejor sólo por eso, por ser tiempos anteriores, y sostienen que lo de ahora es decadente, sólo por ser de ahora.

En la historia ha habido grandes toreros y grandes ganaderos en todas las épocas aunque no todas las épocas han sido cumbre.

Relativizar las cosas es bueno. Yo pienso que Joselito el Gallo y Juan Belmonte marcaron uno de los momentos estelares de la Historia del Toreo pero también pienso que estamos hoy día en una época de grandes y muy buenos toreros y grandes y muy buenos ganaderos. Aunque las estructuras de la Fiesta (el sistema) sean francamente mejorables, en mi opinión.

¿Mejores los de antes que los de ahora? Difícil es saberlo pues resulta imposible ver alternar juntos a Manolete con José Tomás o a Morante con Cagancho.

Disfrutemos, por tanto, de nuestro tiempo y evoquemos con emoción y respeto aquellos otros momentos de la historia taurina que son la base y el origen de lo que hoy tenemos.

Un abrazo

PD: Respecto a su pregunta ¿Con quien quedarnos? Creo que la respuesta correcta es muy sim`ple: Con todos. Con los de antes y con los de ahora.

Trincherazo dijo...

Querido Jose, el articulo muy trabajado, muy humorístico, muy critico y quiero creer que bienintencionado tiene un problema, que alguna gente no lo entiende y saca conclusiones erróneas y otra gente lo interpretara torticeramente para arrimar el ascua a su sardina, una sardina que empieza a oler mal, no caigamos en el error de pensar que todas las plazas son Madrid, Bilbao o Sevilla.Cuando un articulo necesita notas aclaratorias para dejar las cosas claras en algo esta fallando.

Jose Morente dijo...

Trincherazo:

Totalmente de acuerdo. Es cierto que no me había percatado hasta leer el comentario de Sebastián pues este artículo rompe tanto la línea y discurso de este blog que daba por hecho que la ironía que lo impregna se captaría fácilmente.

Sin embargo, creo que está bien como está. Todo texto genera sus propios significados más allá de la voluntad del que los escribe.

Podría añadir una entradilla aclaratoria pero tampoco me parece demasiado mal que cada cual lo interprete o lo utilice como le plazca.

A fin de cuentas es un texto de humor y tiene por objeto provocar una sonrisa del lector. Espero que Jack y yo, al menos, hayamos logrado eso.

Un saludo y gracias

Sebastian dijo...

Buenas tardes.

El problema para el lector que responde a un texto satírico en tono de humor etc...
Es que si no es para alabarlo, se le tachará de poco comprensivo, falto de humor....

Si tienes o no razón importa menos.

Creo que nos etiquetamos todos para a continuación nos dedicamos a lanzarnos lindezas.

Que crítico aspectos de la fiesta Apocalíptico!!!!
Que me gusta más de un torero Torerista!!!!
Que me emociona más de una ganaderia Torista!!!
Que aplaudo los triunfos de los toreros, Triunfalista!!!

No puede decir uno casi nada sin que se le ponga una etiqueta.

La sardina que huele verdaderamente mal es la empresarios ganaderos que son apoderados y todas sus variantes, inexistencia de prensa/crítica taurina, una suerte de varas desproporcionada, etc,etc...

Salvó por el hecho de ir a la plaza le aseguro que ni toreristas, toreristas, apocalípticos y demás, tienen la culpa.

Todo esto es cosa de los profesionales y autoridades.

Pero confundimos el tiro y nos dedicamos a etiquetarnos y a culparnos de lo que no nos gusta de la fiesta.


Un cordial saludo.



Jose Morente dijo...

Sebastián:

Creo que tiene usted razón en lo que respecta a la facilidad que tenemos para etiquetarnos unos a otros. Desde luego, no es una buena práctica.

También es cierto que el principal problema interno de la Fiesta, estaría en el propio "sistema" pero creo que la postura radicalizada e intransigente de muchos aficionados tampoco ayuda demasiado.

Un llamada a la cordura, mediante el humor era simplemente lo que aquí se pretendía.

Y desde luego, sin pretender que nadie comparta o deje de compartir lo que aquí decimos. Solo el hecho de que nos lean nos basta. Luego cada cual sacará sus propias conclusiones siempre respetables.

Un cordial saludo.

Sebastian dijo...

Buenos días

Esas posturas no ayudan pero creo que son mas una escusa que un motivo.

Un saludo

Jose Morente dijo...

Sebastián:

Un cordial saludo

Jim Verner dijo...

Desafortunadamente, conozco a algunos que pensarán que este articulo da en el clavo sin que se les ocurriera que es satírica. Me encanta el artículo.

Jose Morente dijo...

Jim:

Evidentemente, como hoy día se dicen en serio tantas tonterías; cuando se dicen tonterías no resultaría extraño que algunos se las tomaran en serio.

Un fuerte abrazo

Carlos Sanchís dijo...

Lo que don Tomás Orts Ramos (Uno al sesgo) hubiera disfrutado leyendo esta entrada. Este revistero, que vivió desde los últimos tiempos de Lagartijo y Frascuelo hasta los primeros de Domingo Ortega, siempre advirtió de los sempiternos evocadores del pasado en detrimento de un presente que no supieron apreciar. Y este señor lo escuchó durante 50 años de aficionado que incluían la ¡Edad de Oro y de Plata! de la historia del toreo. Enhorabuena por la entrada.

Jose Morente dijo...

Carlos Sanchís:

Coincido con usted. Uno al Sesgo es uno de los mejores escritores taurinos de la historia...

Y muchas gracias.

Anónimo dijo...

Mucha ironía, pero en Vic Fezensac ha habido más aforo en su feria que en Granada o en la reapertura de Bilbao, ambas con carteles de figuras. Hasta Villasuso ha escrito al respecto en Mundotoro. Sigan errando el tiro, que asi van las cosas, que del "hoy se torea mejón que nunca" al "hoy no se torea" nos falta poco.

Jose Morente dijo...

Anónimo

Hay cosas que están escritas desde el principio de los tiempos y una de ellas es que lo que no es evolución es involución.

Si nos empeñamos en volver al pasado, creo que cada vez estaremos más cerca del... final.

Un saludo