Por Jose Morente
La respuesta tiene mucho que ver con la mirada del toro, elemento clave en su embestida, y la disposición de sus ojos y más concretamente en la visión monocular y binocular del animal.
No me voy a extender en preliminares, explicando como funciona lo de la visión mono y binocular. Creo que es suficiente con remitir al excelente trabajo de F. Romera "La mirada del toro" publicado el martes, 21 de enero de 2014 en su excelente blog Taller de Toros. Puede leerse pinchando aquí.
Resumiendo, cuando un objeto está en la zona de visión monocular del toro, este no percibe bien las distancias. Por eso, necesita mover la cabeza, colocar la cara, situando el objeto (capote, muleta o banderillero) dentro de la zona binocular.
En vertical ocurre lo mismo. Cuando el toro humilla el cono de visión binocular baja, lo que permite centrar la embestida en la muleta.
Cuando el toro humilla el ángulo de visión binocular se reduce (Imagen de Taller de Toros) |
El problema es cuando humilla "demasiado". En ese caso el cono de visión binocular se reduce al mínimo.
Cuando el toro humilla al máximo, el campo de visión binocular se reduce al mínimo (Imagen de elaboración propia). |
Por eso, para poder ver mejor el objeto el toro muy bravo y muy humillador gira la testuz, bajando el pitón del lado del torero (en realidad el ojo de ese lado), haciendo el avión, con lo que consigue aumentar lateralmente su ángulo de visión binocular y enfocar mejor la muleta.
Así de simple.
Cobradiezmos haciendo el avión (Foto: Heraldo de Aragón) |
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