martes, 2 de octubre de 2012

Tras las huellas de Joselito (y II)

Por Antonio Pineda y Jose Morente

 

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Los balcones del conocido como “cuarto de Joselito” justo encima de la entrada a la vivienda del Cortijo de Pino Montano. Ahí es donde tenía su habitación José (Fotografía de Manuel Jaimez).

Joselito albañil (Nuevo Mundo p. 2012-05-21)

En Pino Montano, José vivió y también trabajó. En la foto, junto a Ignacio Sánchez Mejías y otros miembros de su cuadrilla, en funciones de albañilería.

Pino Montano

Siempre se ha dicho que Pino Montano la había comprado Rafael el Gallo, pero que tuvo que acabar de pagarla Joselito por las deudas del Divino Calvo.

No es cierto, como aclaró en su día Paco Aguado, que la comprase Rafael. Pino Montano (finca situada al norte de Sevilla junta al Manicomio de Miraflores) fue comprada por el propio torero, siendo menor de edad por lo que estaba representado por su madre Gabriela Ortega. La compra se hizo a finales del 14 por un importe de 85.000 pesetas.

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La anotación (entre líneas) “Para Rafael” está escrita con distinta letra. ¿Se hizo quizás para evitar gastos de herencia? (Fotografía de Antonio Ruiz de Alda)

 

El caso es que Pino Montano, reforma y ampliaciones aparte, se conserva casi como estaba en tiempos de Joselito y mantiene, en cualquier caso, todo el sabor de una época.

Ha sido la estación de nuestro itinerario donde José se ha hecho mas omnipresente pues se conservan allí cuadros, muebles, fotografías y documentos relativos al genial torero.

 

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Pino Montano tiene un encanto especial pues su sabor a época es innegable (Montaje sobre fotografías de Manuel Jaimez de la entrada a la vivienda)

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Una montera de José junto a la escritura de la compra de la Finca (Fotografía de Jesús Fernández Castellano)

Caballero. El toro de la alternativa (Fotografía de Antonio Serrano)

 

El caso es que, al fin, pudimos tener un momento de relajo en nuestra ajetreada mañana mientras contemplábamos esas maravillas al mismo tiempos que degustábamos los exquisitos aperitivos que nos habían preparado para recibirnos.

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El rato más informal de la jornada lo tuvimos a nuestra llegada a Pino Montano, en el aperitivo con el que nos recibieron mientras contemplábamos las joyas taurinas que allí se conservan y departíamos en amigable charla.

 

Un alto en el camino. Como comenzó todo

Lo buenos es que esta pequeña pausa en nuestro periplo nos permite recordar, por un momento, como comenzó esta “movida” y es que allá por el mes de abril, un día de toros, después de la corrida, compartíamos cervezas y tapas en la calle Betis los dos “organizadores”. 

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Tapeo nocturno en las terrazas de la calle Betis frente al Río. 

En esas estábamos (hablando de toros que es lo que más nos gusta a los aficionados) cuando llegamos al tema de la importancia numérica y cuantitativa de los actos que se preparaban en Homenaje a Juan Belmonte, pues este año se cumplía el cincuentenario de su muerte.

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Entierro de Juan Belmonte. El féretro de Juan frente al Mausoleo de Joselito

Bien está. Pero la cosa no tenía mucha lógica, no sólo porque Juan murió por decisión propia y no en la plaza, sino porque el evento taurino realmente importante de este año era, sin duda alguna al menos para nosotros, el centenario de la alternativa de José. Efeméride con mayor significación torera que la desgraciada y buscada muerte del trianero.

Así entre su “mijita” de enfado y su mucho de “guasa”  sobre lo que pretendían las fuerzas vivas taurinas de Sevilla, vinimos a recordar un libro muy interesante escrito por dos amigos nuestros, Andrés de Miguel y José Ramón Márquez. El libro lleva por título (llamativo título) “Adiós, Madrid” y por subtítulo –que es clave- “Paseos por el Madrid taurino”

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Adiós, Madrid”. La famosa frase del Tato da título y sirve como llamativo reclamo publicitario pero es el subtítulo el que delata realmente el verdadero contenido de este libro pues de paseos (taurinos) por los madriles, siquiera sean virtuales, trata el mismo.  

Y efectivamente, “Adiós, Madrid” es un libro de paseos, de recorridos taurinos virtuales ordenados por épocas: El Madrid de Pepe-Hillo y Romero, el de Lagartijo y Frascuelo, el de Joselito y Belmonte,…. Idea sumamente original aunque, aparentemente, no para llevada a la práctica.

Pero ya puestos ¿Por qué no? ¿Por qué no recorrer una ciudad (y cual mejor que Sevilla) en pos de las huellas de un torero (y quien mejor que José) siguiendo un itinerario cronológico y visitando los lugares claves de su trayectoria.

Lo primero que se nos ocurrió fue hacerlo al estilo Bollaín, o sea, “los dos solos”. Sin embargo, amigo al que se le comentaba la idea, amigo que se apuntaba en el acto. De ahí a hacerlo público, a efectuar una convocatoria pública del acto, sólo había un paso: ganas de trabajar. Y es que organizar una tournée de este tipo exige algo de esfuerzo y un mucho de dedicación. ¿Pero acaso Joselito no lo merecía?

La convocatoria se hizo en facebook y en este blog, a finales de agosto, a falta tan sólo de un mes para la fecha escogida (inicialmente el día 28, aunque posteriormente se trasladó al 29, para facilitar los desplazamientos a los aficionados de fuera de Sevilla). Poco tiempo para preparar bien las cosas.

Cartel Joselito

El cartel de la convocatoria bajo un lema que ha causado cierto impacto “Gallistas del mundo, uníos 

Y otra incógnita ¿Quien o quienes se unirían a la Convocatoria? ¿Y más concretamente, cómo funcionaría el grupo (necesariamente heterogéneo) que pudiera formarse?  

El caso es que, al final, decidimos asumir todos estos riesgos y problemas aparentes y tirar hacia delante.

 

Los 29 gallistas del Homenaje a Joselito.

Y lo del grupo, de lujo. Ni soñando hubiéramos imaginado una reunión tan dicharachera, elegante, aficionada y agradable como la que se congregó al nombre de nuestro torero. Mejor, imposible.

 

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De izquierda a derecha: El trío salmantino, (los primeros en apuntarse y los últimos en marchar. Muy buena gente): Alfonso Plablos Florez  y los dos Nachos (Nacho Sánchez Malmierca y Nacho de Cabo), Jose Morente, Paco Gallardo, un enorme aficionado (teórico y práctico), la encantadora Martine Blatiere, Claudio de Diego con su permanente sonrisa, Antonio Serrano “Toñín”, un crack, y de espaldas los últimos en apuntarse Juan Palmero y Manuel Fernández (Se decidieron a última hora y fue una suerte para nosotros que lo hicieran)

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La mesa femenina. De izquierda a derecha: Mercedes siempre de las más animosas, Patricia Rodríguez Fernández, también de permanente sonrisa, la inefable Mati, Esther, todo espontaneidad en las fotos, Salomé, la representante familiar de la casa de los Ortega en nuestra reunión y el grupo de Rosa (sorprendente y tan agradable como ella misma).

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Antonio Pineda, Gerardo Ortega, nuestro ganadero, Jesús Fernández, aficionado cabal donde los haya, Abel Frías (el alevín. La garantía del futuro del gallismo), Manuel Falcón, francotirador y un buen fichaje, Javier García Baquero (nos debe todavía 28 folios de los 30 que escribió), Juan Moreno, discreto y cabal, magnífico compañero de andanzas, José Manuel Fernández otro gran aficionado gallista medular (o sea, hasta la médula), Mari Carmen Saéz de simpatía y elegancia extrema. El fotógrafo, que no aparece en la foto es Manuel Jaimez su marido, la memoria gráfica de la mayoría de las fotos de esta reunión. Discreto y afable como pocos.   

 

La Macarena

Después de la magnífica comida (espectacular la gastronomía) y la copa, nos pusimos en marcha y mientras que llegando a Pino Montano la alegría era notoria, el camino hacia la Macarena se hizo en silencio pues todos éramos conscientes de que empezaba la parte “dura” del recorrido.

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Parte del grupo ante la Macarena (Foto de Mari Carmen Sáez)

Y es que, a la muerte de José, su cofradía se atrevió a romper unos cuantos tabúes, algo difícil de digerir por determinados sectores sociales. La Macarena se vistió de luto y a José se le hicieron honras fúnebres propias de un Grande de España. Lo lógico, pues eso es lo que realmente era, pero algo que no sentó bien en algunos ámbitos.

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El Mueso de la Macarena contiene numerosos recuerdos de los toreros vinculados a esa cofradía.

Ya hemos contado en otra entrada del blog la trifulca que se montó y, la reacción del pueblo llano en favor de José. El símbolo de todo ello lo representa la pluma de oro que, por suscripción popular, se regaló al canónigo Muñoz y Pabón, defensor del torero, quien, a su vez, la donó a la Esperanza Macarena.

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La pluma de oro (con su gallito y su estoque en el medio) que se sufragó con los donativos de los sevillanos, agradecidos por la generosidad que siempre tuvo el torero con la cofradía que nos puso una guía de lujo, Pilar  quien nos emocionó con su relato de estos hechos (Foto de Antonio Serrano)

 

El Cementerio de San Fernando

Dado el orden cronológico elegido, la llegada al Cementerio de San Fernando, final simbólico del recorrido, tenía una doble lectura, pues se acababa nuestro recorrido y, con él, nuestra recreación de la vida del diestro.

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Martine Blatiere nos ilustró con la descripción de “El Mausoleo de Joselito” en texto de  Nicolás Salas (Fotografía de Manuel Jaimez)

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Y Mati recitó, de forma muy sentida, el bello poema de Rafael Alberti “Joselito en su gloria” (Fotografía de Antonio Serrano) aquel que empieza con:

Llora, Giraldilla mora,
lágrimas en tu pañuelo.
Mira cómo sube al cielo
la gracia toreadora

Creo que, en estos momentos, todos éramos conscientes de la carga emocional que esto implicaba. Joselito, gracias a nuestro periplo había vuelto a vivir, en cierto modo y por un día, en la memoria de un grupo de irreductibles aficionados.

Se habían leído textos de Corrochano, Clarito, El Caballero Audaz, Curro Meloja, Uno al Sesgo, Paco Aguado,  Joaquín Albaicín, Javier García Baquero, Jose Morente, Nicolás Salas y Rafael Alberti. Textos que hablaban del torero y su toreo desde todos los puntos de vista. incluso –lo mejor- habíamos podido oír la voz del propio Joselito recreado magistralmente por un sentido Paco Gallardo quien con un acertado gracejo andaluz, nos leyó  un fragmento de la genial entrevista que le hizo en su día Parmeno.

Por ello, acabar el recorrido, era como hacerle morir un poco otra vez. Alguno, quizás por eso, no tuvo valor de entrar.

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El Mausoleo de Benlliure con los dos ramos de flores que le pusimos al torero.

Un par de ramos de flores para dos vasijas vacías (una de cerámica toledana) y el sentido lamento jondo de Salomé (sangre de su sangre, o sea, sangre de los Ortega), rompiendo el silencio de un Cementerio abierto sólo para nosotros, pusieron la nota grave y final a nuestra evocadora jornada. 

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El momento más tremendo de la jornada. Salomé canta una estrofa de “Silencio por un torero” convirtiendo la copla en puro lamento jondo en memoria del “mejor de los toreros”. Un bellísimo, pero tremendo, punto final al recorrido.

¡Parece que está dormío,

Dios mío, en su capote de brega!"

Y por Gelves viene el río, teñío,

con sangre de los Ortega.

Suspira bajo su velo

la Virgen de la Esperanza

y arría en señal de duelo

banderas la Maestranza.

Y Sevilla, enloquecida,

repetía a voz en grito:

"¡Pá que quiero mi alegría!

¡Pá que quiero mi alegría,

si se ha muerto Joselito!

 

Epílogo en los Remedios

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La reliquia de los Remedios. Trozo de la hombrera del traje que llevaba Joselito en Talavera. Regalo de su hermana Lola al propietario del Bar Málaga.

Como estrambote final, y para compensar tanto nudo en la garganta, habíamos previsto un a modo de epílogo en el Bar Málaga en los Remedios, donde se encuentra un trozo de la hombrera del traje grana y oro que  lucía Joselito en Talavera.

Allí fueron abrazos y despedidas y la promesa, solemne, de que esto no acaba aquí. Pero esa es otra historia…

 

 

Fotografías de Manuel Jaimez, Mati, Jesús Fernández Castellano, Mari Carme Saéz y Antonio Serrano.

8 comentarios:

Unknown dijo...

Que después de 100 años, 100, una persona ( el Torero "Gallito") congregue a un grupo de aficionados, en torno a su vida, me parece algo extraordinario y por supuesto siento una tremenda envidia sana. Me parece un ejemplo de los valores intrínsecos al toreo (amistad, compañerismo, compartir...) y para mi es una bombona de oxígeno que me reafirma en mi afición, pues, por desgracia, debido a cómo está el patio, a veces me queda poco para renegar de ella. Sigo creyendo en el toreo, aunque los aficionados de verdad, una vez más, se demuestra que son una minoría.
Un saludo y enhorabuena.

antonio luis serrano dijo...

Como participante activo de la conmemoración del 1º Centenario de la alternativa de "Gallito", he de decir que ha sido realmente espectacular y emotiva.
Solo me queda añadir las gracias y felicitaciones a los dos organizadores Antonio y José, José y Antonio.
Y una última recomendación,ya que es imposible superar el resultado, que no se os ocurra organizar el 2º Centenario.
Un abrazote.
Salud y Repúblika.
Antonio Luis Serrano, "Toñin".

Anónimo dijo...

Antonio, cuando salía de Gelves el viernes por la noche después de la mesa redonda mi hija me dijo: "Papá, yo voy a hacer como tú, yo me encargaré de que se celebren los ciento veinticinco años de la alternativa de Joselito". Así que ya sabes, el gallismo de trinchera no tiene fin, ya son dos Abel Frías y mi hija los jóvenes que se apuntan al relevo. Gracias y un abrazo para ti y para Mati.
Antonio Pineda.

Luis Miguel López R. dijo...

Cuando las emociones inundan el alma... las palabras sobran y la palabras faltan.Un olé rotundo que sale del corazón. José y Antonio, por vuestra idea, por vuestro esfuerzo, por vuestras ilusiones, que también son las nuestras... como aficionado sólo os puedo decir ¡GRACIAS!
Con estas dos entradas los que no hemos podido asistir a este evento, lo vivimos como si hubieramos estado presentes.
Cuando las cosas se hacen con tanta ilusión no pueden salir mal, pero es este caso como comenta José, la realidad ha superado cualquier espectativa.
No tengáis ninguna duda, habéis estado a la altura del homenajeado. Por siempre, Rey de los Toreros.
Un abrazo y enhorabuena

Jesús Fdez. Castellanos dijo...

Hace tres dias que lo celebramos y aún sigo saboreando lo bien que lo pasamos, ¡Bendita locura ésta del toreo!!.¡Viva Joselito, y Viva el Gallismo!!!

nacho de cabo dijo...

Un millón de gracias, tanto a los organizadores, como al resto de participantes, por haberme hecho pasar unos dias inolvidables.
NACHO DE CABO

Anónimo dijo...

Esta excursion siempre quedará en mi memoria, ha sido toda ella un disfrute, y el momento mas intenso del cante de Salome (creo que a todos se nos escapó alguna lagrima, incluidos los hombres)no se me borrará jamás.
Gracias.
Esther.

Abel Frías Mazuecos dijo...

Acabo de releer las entradas de la reunión gallista, qué gran recuerdo de la excursión con gente tan entrañable y estupenda, grandes aficionados y mejores personas. Los organizadores muy pendientes de todo, chapeau!! Cada momento merece comentario aparte, aunque suscribo cada palabra de José, Paco Gallardo y Javier en sus blogs. Espero que nos volvamos a ver pronto.

Un abrazo fuerte! Abel, el alevín.