sábado, 15 de agosto de 2020

Cuaderno de notas (CXLI) El contrapunto de Lagartijo

Por Pepe Alameda

Lagartijo y Frascuelo
Lagartijo y Frascuelo. Toda una época del toreo

"Ya hemos visto que en casi todas las parejas hay uno que queda y otro que se pierde; uno que deja su huella y otro del que sólo queda un registro de hechos.

Cúchares hace historia y no el Chiclanero; hace historia el Gordito y no el Tato. En otras, menos afortunadas, no la hace ninguno de los dos (recordar el "interregno" de Bomba y Machaco).

En la de Lagartijo y Frascuelo, lo que queda es lo que trajo Rafael Molina: un sentido estético del toreo, que coincidió con lo que ya era un anhelo de los públicos y aún del arte mismo -de la dialéctica interna del arte-, maduro ya para esos valores... Y la presencia clara de los lineamientos de "toreo natural", de plantas fijas, ritmo de brazos y de cintura; y, en sus momentos felices, sin concesiones a la técnica de "expulsión" del toro, características del toreo "cambiado" o contrario.

De Frascuelo poco puede decirse, puesto que poco nos han dicho. Y menos sus panegiristas, que parecían no tener más ojos para Lagartijo, para los "defectos" -presuntos o reales- de Lagartijo, que para el toreo de Salvador. No lo reflejan, no lo describen, no parecen verlo. Casi sólo ven las cualidades morales de su ídolo y casi sólo eso cantan: el valor espartano, el carácter indomable, el amor propio, el pundonor... Todo seguramente cierto, pero que no tiene nada que ver con el arte del toreo en sí; únicamente como supuestos para realizarlo. Pero de como lo realizaba, ninguna apreciación que realmente lo caracterice.

Sólo hay ciertos análisis de su estocada. Pero son contradictorios, no sólo ellos entre sí, sino con la realidad que reflejan las pocas fotografías de la época, donde Frascuelo está colocado al revés (o casi) de lo que cuentan sus devotos.

Frascuelo, citando para la estocada, hace lo contrario de lo que decían sus panegiristas que hacía.

De modo que, con toda su fuerza, todo su ímpetu, toda su capacidad de llenar el cartel y la escena, a la postre, para quienes tenemos que entornar los ojos y hacernos sombra con la mano en busca de los perfiles del pasado, Frascuelo no aparece más que como el contrapunto de Lagartijo.

¡Que le vamos a hacer!"

La época de la Lagartijo y Frascuelo fue, visto con la perspectiva que da el tiempo, la época de Lagartijo. Las aportaciones del diestro de Córdoba marcaron el rumbo del toreo,


ALAMEDA, José. El hilo del toreo
(Colección la Tauromaquia, núm. 23. Madrid, Espasa-Calpe, S.A., 1989. Págs. 116-117)

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