Portada del semanario El Ruedo del 30 de mayo de 1945. Manolete al natural visto por Saavedra. |
Esta portada de Saavedra es genial pues resume muy bien el concepto del toreo que tenía Manolete. Un concepto muy puro y muy clásico. Muy en línea -en línea natural- con el toreo de los grandes toreros que le habían precedido (Lagartijo, El Gordito, Guerrita, Joselito,..). El torero -la vertical- en el centro y el toro -la horizontal alrededor suya. Es el toreo en redondo, que no quiere decir necesariamente que el trazo del muletazo tenga que ser curvilíneo sino que los pases se encadenan, se hilvanan o ligan uno detrás del otro, en serie o tandas, por el mismo pitón del toro que, al final terminará por dejar un rastro circular en la arena del ruedo.
Es un toreo de mucha quietud que Manolete, valiente entre los valientes, sustentaba en el aguante, un aguante infinito que, eso sí, tenía su precedente en el aguante de los más valientes (El Espartero, Reverte, Montes, Belmonte,...). La diferencia crucial es que Manolete convirtió en estático lo que, en esos diestros era dinámico.
Es con Manolete, y no antes, cuando empieza verdaderamente la quietud del toreo. El anclaje del tren inferior con las zapatillas clavadas en la arena, antes de que el toro llegue a jurisdicción. Eso lo hizo todas las tardes y con todos los toros, incluso (¡milagro!) con los toros gazapones, los más difíciles de torear así.
Por eso fue tan grande.
Aforismo manoletista:
Con Manolete se culmina el sueño de Joselito (el toreo en redondo) y se cumple la profecía de Juan Belmonte (llegará un día un torero que toreará todos los toros).
Es un toreo de mucha quietud que Manolete, valiente entre los valientes, sustentaba en el aguante, un aguante infinito que, eso sí, tenía su precedente en el aguante de los más valientes (El Espartero, Reverte, Montes, Belmonte,...). La diferencia crucial es que Manolete convirtió en estático lo que, en esos diestros era dinámico.
Es con Manolete, y no antes, cuando empieza verdaderamente la quietud del toreo. El anclaje del tren inferior con las zapatillas clavadas en la arena, antes de que el toro llegue a jurisdicción. Eso lo hizo todas las tardes y con todos los toros, incluso (¡milagro!) con los toros gazapones, los más difíciles de torear así.
Por eso fue tan grande.
Aforismo manoletista:
Con Manolete se culmina el sueño de Joselito (el toreo en redondo) y se cumple la profecía de Juan Belmonte (llegará un día un torero que toreará todos los toros).
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