viernes, 28 de noviembre de 2014

Dos toreros flamencos: Santiago y Andrés

Por Jose Morente

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Don Santiago Martín el Viti, un gran torero y un muy buen aficionado al flamenco

El Viti, buen conocedor del flamenco

Que un torero andaluz sea aficionado al flamenco, entra dentro de lo habitual pero que esa doble afición la comparta un torero castellano o leonés no deja de ser sorprendente. Sin embargo, en una conversación con Sureda Molina, publicada en 1965 en uno de los libros de este autor, el torero salmantino El Viti confesaba su afición al flamenco y demostraba un fino y profundo conocimiento de ese arte.

Comenzaba Santiago Martín señalando que el flamenco había que situarlo concretamente en Andalucía y “más concretamente aún en Cádiz, Jeréz, Morón, Ronda y Sevilla”. Allí estaba –según él- la cuna del cante bueno.

La geografía del Cante Jondo (que es el título de este libro de Domingo Manfredi publicado en 1963) es muy amplía pero uno de sus epicentros (sino el epicentro) se encuentra en la zona que describe el Viti.

Puestos a elegir cantaor, el de Vitigudino se decantaba por todos los buenos y, entre ellos, el que más le satisfacía (“por el conjunto de su estilo”) era Manolo Caracol.

Todo lo anterior, dicho con mucho tino y tacto pues “en estas cuestiones artísticas conviene estar seguro de muy pocas cosas”. Un aserto perfectamente aplicable también –por muchas cosas- al toreo.

Puestos a hablar de cantaores el Viti se decanta (con indudable buen gusto) por Manolo Caracol pero se decanta con el mismo exquisito tacto y prudencia con el que se ha conducido y conduce por la vida y el toreo. 

Por lo que respecta a las voces, el Viti se posicionaba sin una duda a favor de las voces “rotas y un tanto acazalladas”. Y decía que:

“En buena terminología jonda, a ese tipo de voz que a mí me gusta se le llama “afillada” porque así era la voz del “Fillo”, tal vez el mejor seguirillero que ha existido”

Debido a esas preferencias por el cante desgarrado, al Viti no le convencían las voces atipladas como la del jerezano Don Antonio Chacón.

Conviene señalar, en su descargo, que, en esos años, todavía no se disponía de las ediciones digitalizadas y remasterizadas de esos cantes de las que podemos disfrutar hoy día. El Viti con sagacidad lo intuía al reconocer que las grabaciones que había podido oír de ese cantaor provenían de viejos discos de pizarra y, por tanto, de grabaciones antiguas y, por eso, “muy desvirtuadas”.

Don Antonio Chacón. Hasta la aparición de las grabaciones digitalizadas su voz nos había llegado “muy desvirtuada” como con tanto acierto señala el Viti

Finalmente, y para acabar, el Viti afirmaba que los cantes que más le gustaban eran la soleá y la seguirilla gitana:

“Dos cantes matrices. Dos cantes jondos llenos de hondura, misterio y dificultad

En resumen, unas opiniones certeras y ajustadas sobre el flamenco de un torero como el Viti que –para colmo- confesaba desenvolverse relativamente bien por fandangos.

 

Canta Andrés Vázquez

Aunque no tenemos documentos del Viti cantando si que los tenemos de otro torero de su misma tierra leonesa. Vamos a oír por fandangos, al zamorano Andrés Vázquez, en un fragmento del episodio “La Capea” incluido en la película “Yo he visto a la muerte” (1967) de José María Forqué.

Una escena dramática porque los lugareños (nada conscientes de las consecuencias de sus actos) insisten en emborrachar a unos toreros que se tendrán que jugar la vida pocas horas después.

El Nono (que era como llamaban a Andrés Vázquez en su época de maletilla) se escabulle con el pretexto de que no podría cantar si bebiera pero uno de sus amigos y compañeros no podrá negarse a hacerlo y encontrará la muerte en la capea del día siguiente.

 

Si no se ve el video pinche aquí

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