miércoles, 1 de octubre de 2014

La espada de Lagartijo (y II)

Por Jose Morente

Estocada Lagartijo¿ (Javier Sanz Berrioategortua) - copia

Lagartijo dispuesto a utilizar su espada citando para matar a un toro de aquellos tiempos. Eso si con la mano en el tupé (Fotografía facilitada por Javier Sanz Berrioategortua)

 

La espada de Lagartijo y el artículo de Cañedo

Comentaba en anterior entrada que, viendo la foto del estoque de Lagartijo, nuestro amigo Jack Coursier se preguntaba si la de la foto no sería la misma espada utilizada por el Gallo el día de sus bodas de plata.

No es probable pues, como decíamos, si lo fuera, ese detalle –el de la lista de sus ilustres poseedores- no hubiese pasado inadvertido a su propietario, el coleccionista Conde de Colombí.

Pero no importa. Lo importante es la espada en sí. Una espada grande, pesada, tremenda. Una espada con un pomo metálico y que se adivina terrible para la muñeca y el brazo del torero.

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La empresa Carbures diseñó, hace un par de años, un estoque para solventar el problema de las lesiones que arrastraba el diestro Manzanares. Para José María Manzanares, “la idea de solicitar una ayuda de fibra de carbono surgió por casualidad y cuando me dijeron que se podría reducir el peso pedí a Carbures que me hicieran una. Obviamente esto no afecta a la lidia pero si facilita al torero una mejora ya que la muñeca de la mano derecha suele sufrir mucho y la reducción del peso puede ser favorecedora para la recuperación de lesiones sobre todo“.

 

Un artículo de Julián Cañedo en el ABC

Que la espada de Lagartijo (como todas las espadas antiguas) era excesivamente pesada fue también lo que pensó ese gran aficionado que se llamaba Julián Cañedo cuando tuvo en sus manos uno de los estoques que había pertenecido al torero cordobés.

Cañedo publicó en ABC un artículo sobre el tema, artículo al que tituló (no podía ser de otra forma) “La espada de Lagartijo

1960-12-07 (p. ABC) La espada de Lagartijo_thumb[4]

El artículo de Cañedo publicado en el ABC del 7 de diciembre de 1960. Páginas

En ese curioso artículo, Cañedo elucubraba cual paleontólogo taurino como tuvo que ser el toreo de Lagartijo a la vista de su espada. Del peso de su espada.

Suponía Cañedo que del desproporcionado peso de esa espada obligaría al Califa Cordobés a despojar su toreo de todo lo mollar, lo superfluo pues las faenas habrían necesariamente de ser cortas y que el esfuerzo que supondría torear con la mano derecha (sosteniendo a la vez muleta y estoque) le induciría a privilegiar el toreo con la otra mano, la izquierda.

Hilando sobre Lagartijo al que no había visto torear y sobre lo que le habían dicho de Lagartijo, Cañedo se extendía también en consideraciones sobre su famosa media estocada lagartijera (con ahorro de la otra media que resulta ser la más comprometida pues es la que obliga a pasar el fielato de los pitones).

1897-09-20 (p. PyT) Lagartijo entrando a matar - copia

Una media estocada de Lagartijo. El diestro de Córdoba cuartea y alarga el brazo para no tener que pasar los pitones. Los diestros artistas (igual que los dominadores) siempre han buscado la manera de aliviarse en la suerte de matar con algún tranquillo más o menos evidente.

La sustancialidad de Lagartijo toreando y matando era, por tanto según Cañedo, consecuencia pues de una necesidad y de una limitación física ya que el diestro de Córdoba se mantuvo en activo hasta los 53 años.

Y dentro de la sustancia, no cabe duda que la mejor muestra de la elegancia de Rafael Molina era, sin duda, su larga cordobesa.

Cañedo se la había visto hacer de forma excelente a su sobrino Rafael Molina pero los viejos aficionados le habían dicho que no valía nada comparada a la que hacía Lagartijo el Grande.

 

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Según gráfica comparación de los viejos aficionados, a los toreros que vinieron después de Lagartijo, al dar una larga cordobesa, el capote se les quedaba en las espaldas igual que los bacalaos al pescador de la emulsión Scott. O sea, sin ninguna gracia.

 

1914-07-03 Madrid Larga cordobesa a Barrabas (3º)

Como no hay regla sin excepción, he aquí una larga cordobesa de suma elegancia: la que Joselito el Gallo le dio a Barrabás en Madrid, el día de los “7 toros de Martínez” (Fotografía de Herederos de Ignacio Sánchez-Mejías)

 

La conferencia en la Peña de los de José y Juan

De ese artículo y de esas reflexiones, Cañedo sacó tema para la Conferencia que pronunciaría un par de meses después en el ciclo de la Peña “Los de José y Juan” que se celebró los meses de enero y febrero de 1961.

1961-01-04 (p. ABC) Conferencia Cañedo Los de Jose y Juan_thumb[2]

El ABC del día 4 de enero de 1961 anunciaba el ciclo de Conferencias de la Peña dedicada a Joselito y Belmonte. La de Cañedo programada para el 13 de febrero y a quien debía presentar don Luis Fernández Salcedo, se titulaba “De la espada de Lagartijo a la del Bazar de la Unión 

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historia 022 - copia

El programa definitivo del ciclo del año 1961 (de la página web de la Peña los de José y Juan).La conferencia de Cañedo se celebró finalmente el día 27 de febrero y fue presentada por Luís Fernández Salcedo. Su texto se incluyó en uno de los libros de Cañedo, “Juego y Verdad” (Madrid, 1963)

El llamativo titulo elegido para la Conferencia: “De la espada de Lagartijo a la del Bazar de la Unión”, ya daba alguna pista de por donde iban a ir los tiros de su charla pues la espada del Bazar de la Unión era una alusión irónica a la espada de madera (la ayuda de nuestros días) que, pocos años antes, había impuesto Manolete a raíz también de una lesión en la muñeca. Cañedo quería utilizar el espadón de Lagartijo como pretexto para montar su crítica al toreo moderno y una de las lacras (según él) que caracterizaba al toreo moderno era, precisamente la “espadita de madera”.

Manolete Foto Puerta cuadrillas solo

La utilización por Manolete de la “espadita de madera” con motivo de una lesión de muñeca (algo que fue copiado rápidamente por el resto de los toreros) provocó un alud de críticas entre los viejos aficionados de entonces siempre reacios a los cambios. Todavía hoy las provoca.

Y, en efecto, eso es lo que hizo en la Conferencia. Además de repetir las reflexiones que había efectuado en el artículo publicado en ABC sobre el toreo de Lagartijo, don Julián se explayaba sobre algunas consideraciones muy negativas relativas al toro, al torero y al toreo modernos. Eso sí, por modernos se entienden el toro, el toreo y el toreo de 1961, por supuesto.

A título de ejemplo, sirvan estos párrafos (nada proféticos) de su conferencia:

Brilló la fiesta seguramente en aquella época con esplendor maravilloso con toda su fuerza joven y con recursos vibrantes en desarrollo: Respiraba a pleno pulmón en un clima propicio.

Hoy se halla invadida por el exotismo, la cursilería y el engaño. En trance de perecer porque el público no la reclama ni le interesa (…) Cuando los actores de ella, renegando de su origen, se disfrazaron de señoritos, comenzó la fiesta a degenerar, sustituyendo gradualmente su fiero y magnífico salvajismo por una melindrosa claudicación llena de hipocresía. No se si podrá sostenerse con un mínimo de dignidad…”

O este otro. con olvido de la penicilina y de las todavía muy recientes muertes de toreros como la de Manolete:

“Era nuestra fiesta todo verdad; moría el toro de verdad; pero también el torero podía morir en el empeño. Hoy se va cubriendo la feroz grandeza de la tragedia con un manto intolerable: la hipocresía

Y es que, la idealización del pasado junto a la negación del presente son posturas recurrentes de los aficionados de ayer y hoy, tanto que esos párrafos los podría firmar cualquier conspicuo aficionado de nuestros días y aplicarlos a la actualidad…

A la actualidad, tal y como ese aficionado la percibe, claro.

 

Addenda mini-biográfica

Julián Cañedo, además de aficionado protestón y digno escritor (y algunas cosas más), fue un sensacional aficionado práctico que llegó a torear numerosos festivales y alternar con toreros de renombre como Joselito el Gallo o Juan Belmonte.

1917-05-16 (p. 22 TyT) madrid festival Julian Cañedo al alimon con Antonio Cañedo

Cañedo en Madrid, un 16 de mayo de 1917 en un festival, toreando al alimón con el rejoneador don Antonio Cañero.

 

1916-01-17 (p. LL) Cañedo garrocha - copia

Cañedo saltando a la garrocha en el Festival que Joselito organizó en Pino Montano en homenaje a Margarita Xirgú

 

Festival celebrado en Vista Alegre el 9 de mayo de 1916. EL aficionado práctico de la izquierda (y del natural con la izquierda) es precisamente, Julián Cañedo.

Protestas aparte y pese a ellas, lo cierto es que Cañedo fue un excelente aficionado. Un aficionado cabal.

4 comentarios:

alberto franco dijo...

Interesante y informado, como sempre.

Anónimo dijo...

Os habéis fijado k en la fotografía k abre esta entrada d Lagartijo montando la espada los seis palos d banderilla están puestos, los seis, dentro de una moneda? K grandes banderilleros! Y kon el mérito añadido d hacérselo a un toro sin ritmo en la embestida, generalmente mansos y descompuestos, sin fijeza.

Jose Morente dijo...

Alberto franco:

Muchas gracias...como siempre

Jose Morente dijo...

Anónimo 1

En efecto. Y dado que se trata de Lagartijo podemos fantasear suponiendo que a ese toro lo banderilleo Guerrita que fue, junto con el Gordito, probablemente el mejor banderillero de la historia antes de hacerse matador de alternativa.

Saludos.