sábado, 19 de octubre de 2013

Las apariencias engañan (I) El toro bravo y noble

Por Jose Morente

 

Corchaíto, el noble toro de Graciliano Pérez-Tabernero que propició el triunfo de Chicuelo en Madrid. Un 85 años y aún se recuerda esa faena…

 

El toro que propicia el lucimiento…

Nadie puede negar que torear un toro difícil y complicado resulta complicado y difícil . Entraña mucho mérito y mucho riesgo.

Sin embargo, cuando se trata del toro bravo y noble, el consenso desaparece y aunque siempre se ha dicho que el toro bravo es el que, de verdad y por sus dificultades, descubre al mal torero (algo de lo que deberíamos hablar algún día), son muchos los aficionados de hoy que piensan que el difícil de torear es el otro, el toro complicado y, por tanto, reivindican ese tipo de toro (“el toro que da miedo”) como el que daría justa medida de la real valía de los toreros.

Es evidente que el toro bravo y noble es, a priori, el más adecuado para el buen toreo y así lo reconocían los primeros tratadista de la historia. como Paquiro, quien señalaba que estos toros (a los que llama boyantes o sea “aquellos que siendo muy bravos conservan la sencillez propia suya”) son “los más a propósito para todas las suertes”.

La misma opinión tenía Manuel Rodríguez “Manolete” quien aseguraba al Caballero Audaz:

“Yo lo único que prefiero es el toro de casta pura, bien hecho, alegre, y con el cual se puede uno lucir 

Y son, estos toros, los más a propósito porque como explicaba Luis Miguel Dominguín (uno de los diestros más inteligentes de la historia del toreo):

“Lo que es bonito y estético salta a la vista de cualquiera. Pero no es así cuando se trata del problema de pelear y de la dificultad que encierra un toro. Por tanto, el torero se luce más cuando los toros salen buenos”.

Eso pasaba en la época de Paquiro, seguía pasando en la de Manolete y Luis Miguel y sigue pasando hoy día con el agravante de que, como decía el propio Luis Miguel, “son cada día menos los [aficionados] que entienden los pormenores de la lidia”

 

… es el toro más peligroso

Pero que este tipo de toro (el bravo y noble) sea más adecuado para el lucimiento no significa que, pese a su sencillez, sea tan fácil de torear.

Como le explicaba Joselito el Gallo a un compañero que le acusaba a él y a Belmonte de quedarse con las “brevas” de Santa Coloma, esos toros eran bravos y buenos para el torero bueno que los supiera torear pero muy complicados para el que careciera de recursos. Lo contaba Clarito en sus Memorias.

El caso es que toro bravo y noble, no sólo es un toro difícil de torear sino que tampoco está tan exento de peligro, como piensan los aficionados conspicuos.

Muchos años después de Paquiro; José María de Cossío, en su magnífica obra los Toros puntualizaba y explicaba que, en su opinión, el riesgo no había disminuido con los cambios que se habían producido en el modo de torear y en el tipo de toro.

“Torear un toro que puede poco con el estilo plástico de hoy es seguramente más expuesto que torear un toro de poder con los recursos admitidos antaño como corrientes”

Y aunque esto lo escribía don José María en 1943, el aserto creo que sigue siendo válido hoy (hoy y siempre).

Curiosamente, esa es la opinión de algunos grandes toreros quienes coinciden en señalar que ese toro bravo y noble es tan peligroso como el fiero y complicado.

O quizás más pues, como decía Pepe Luis Vázquez:

“Al torero bueno nunca le debe coger el toro. Vamos, si le coge un toro debe ser el toro bueno. Un toro malo en la vida debe coger a un torero. Un torero puede ser cogido por su entrega pero nunca porque un toro malo o dudoso le haya ganado la partida”.

Cornada de Santander 02

La desfigurada cara del sabio de San Bernardo, Pepe Luis Vázquez, después de la cornada de Santander. A Pepe Luis le cogió un toro de José Escobar que no le correspondía cuando al llevarlo al caballo resbaló y cayó de espaldas. La suerte o los accidentes también juegan un papel fundamental en las cornadas.

Opinión con la que coincidía, Paco Camino quien afirmaba, con rotundidad, que:

“A mi los toros malos nunca me han cogido. Me han cogido los toros buenos”.

Y tenía razón, por ejemplo, el cornadón de Aranjuez se lo produjo un bravo y noble toro de Baltasar Ibán (ganadería entonces preferida por las figuras) con el que Camino estuvo sensacional.

Cuando la faena estaba hecha, Camino ante la buena clase del toro quiso apurarlo (“contra su costumbre” dice su biógrafo Carlos Abella) en una última tanda al natural con el toro muy aplomado, sin fuerzas, embistiendo al paso. Un momento de duda, el toro que alarga la gaita y el torero que resulta enganchado por la pantorrilla izquierda y derribado. Ya en el suelo, el toro, en tremendo derrote, lo daría una cornada en el cuello.

Mejor que contarlo, es verlo.

 

Paco Camino

 

La explicación de una paradoja

La razón de esa aparente paradoja (que el toro bravo y noble no sólo sea difícil de torear sino también más peligroso) la explicaba muy bien Antonio Ordoñez quien, hablando sobre los toros ásperos y difíciles, decía:

“Cuando venía ese toro (…) yo hacía las cosas para que no me cogiese. Si me cogía era por accidente, pues yo ponía los medios para que esto no sucediese. Entonces no iba a pasar tanto miedo.Si el toro no es bueno y puede coger, pones los medios que sean precisos, corres, tiras el capote y no te coge”.

Y es que, como decía y bien Cossío y confirma el maestro de Ronda, en el toro malo se admiten recursos que no se admitirían en el bueno.

Lo mismo que Ordoñez, aunque dicho de otro modo, es lo que opinaba Andrés Vázquez, un diestro situado, por su formación como torero en las capeas castellanas, en las antípodas del rondeño:

“Con el toro bravo y noble para hacerle la gran faena tienes que pasarte Por eso es el que pega las cornadas más grandes. De eso no se da cuenta nadie. El toro bravo y noble cuando te coge, no te perdona. A mí las cornadas me las han pegado siempre los toros que estaba toreando bien , porque me confiaba”   

Más claro, agua…

 

Toda regla tiene su excepción

Que el toro bravo y noble (aquel con el que el torero se confía y entrega) pueda pegar la cornada fuerte no quiere decir que el toro difícil y complicado no sea difícil ni complicado de torear.

Que el torero no debe dejarse coger por este último tipo de toro (al menos, esa es la opinión de los grandes toreros que hemos reflejado en la entrada), por admitir con ellos recursos que no se admiten con toros de más clase, tampoco quiere decir que carezcan de peligro.

Al contrario. Unas veces porque las circunstancias (determinadas plazas, determinadas competencias) obligan al torero a arriesgar más allá de lo razonable y otras veces por lo certero del propio burel, el caso es que la regla enunciada tiene sus excepciones.

La película (de Fernando Achúcarro) que insertamos a continuación corresponde a una actuación, en la plaza de Madrid,  de Antonio Ordoñez quien será cogido al final por el toro de Escudero Calvo.

Un toro que ya le había avisado varias veces en el transcurso de la faena.

Un toro, por tanto,  que -según el criterio del propio torero- no tendría que haberle cogido.

 

 1956-06-21 (p. 22 ABC) Titular cogida

1956-06-21 (p. 22 ABC) Detalle cronica Selipe Cuarto toro cogida

La reseña de la lidia del cuarto toro con la cogida de Antonio Ordoñez, por Selipe (ABC del día 33 de junio de 1956)

 

 

1956-06-21 (p. 22 ABC) Cogida Ordoñez por A Casero

La cornada vista por Antonio Casero en el ABC del día 22 de junio

 

 

Nota: Los opiniones de los toreros reflejadas en esta entrada y de las que no se cita procedencia forman parte de las entrevistas realizadas a dichos diestros por François Zumbiehl e incluidas en su libro “El torero y su sombra”  (Espasa Calpe, Madrid, 1987, Colección La Tauromaquia, nº 9)

 

 

 

 

16 comentarios:

Encastao dijo...

Sr Morente, esos toros por Ud citados se picaban y aun así llegaban con fuerza al final casi todos, hoy ni se pican y la faena no va por torearlos y rematarlos detrás de la cadera, si no lograr que no se caigan por su propia debilidad lo que llaman labor de enfermero, no comparará las faenas de esos toreros, con la mayoría de las actuales de las figuras y sus toretes.

Encastao dijo...

Sr Morente, no podrá comparar Ud las faenas realizadas a esos toros que se picaban y casi todos llegaban al final con fuerzas y bien toreados, (llevados detrás de la cadera) con los toretes que ya salen picaos y no tienen faena de verdad, si no que la labor consiste en hacer de enfermero para que aguante 60 o 70 pases despegaos y al hilo del pitón,para que no se queden en una caída echaos y sin fuerza para poder pararse, como se ve en casi todas las de las "figuras"...saludos.

francisco butler dijo...

Muy interesantes las opiniones de toreros y videos de Paco Camino y Antonio Ordoñez.
Saludos.

Sebastián dijo...

Buenas tardes.

El toro difícil y complicado jamas puede ser mas fácil de torear y sobre todo menos peligroso que el toro bravo y noble.
Las comparaciones se hacen a iguales, es decir de la forma en que se torea el toro bravo y noble ¿que toro es mas fácil?
¿que toro es mas peligroso?

Un Cordial Saludo.

Sebastián dijo...

Buenas tardes.

El toro difícil y complicado no puede ser jamas mas fácil y menos peligroso que el toro bravo y noble.

Las comparaciones se hacen a iguales, es decir.

De la manera en que se torea al toro bravo y noble.

¿que toro es mas difícil de torear?
¿que toro es mas peligroso?

Un cordial Saludo

Jose Morente dijo...

Encastao:

Pues no lo tengo tan claro como usted. Llegue a la fiesta a principios de los años 70 (muy a principios) y lo habitual era precisamente el toro al que había que picar poco (lo normal era 1 puyazo incluso en plazas de primera) y que llegaba a la muleta asfixiado, sin fuerzas y cayéndose. Y eso por no mencionar su trapío.

En los 80 aumento el trapío del toro de forma espectacular y en los noventa y primera década del siglo su casta y su fuerza (comparadas con aquel toro de entonces).

Estas últimas temporadas los toros (será la crisis económica?) han perdido algo de fuerzas pero no veo en las plazas toros que se echen en la faena de muleta y no quieran levantarse como era habitual en los 60 y los 70...

Lo que no quiere decir que el comportamiento del toro actual no sea mejorable. Ese es otro tema.

Saludos.

Jose Morente dijo...

Francisco Butler

Un cordial saludo

Jose Morente dijo...

Sebastián:

Creo que precisamente ahí está la cuestión que se plantea en la entrada.

Cossío opinaba que era más difícil torear al toro noble por la proximidad y riesgo que asumía el torero que torear al toro complicado por los recursos y licencias admitidos con este toro y que con el otro no se aceptan.

No se si tiene razón o no aunque parece que esa es la opinión mayoritaria de los toreros (la misma que sostenía el maestro Ruiz MIguel, invitado el año pasado por la Peña los de Jose y Juan, quien decía que el toro difícil de torear es el que el público llama toro comercial o bueno).

Pero no es eso lo que de verdad me interesa. Lo que realmente me interesaba en esta entrada era poner de relieve que torear bien al toro bravo y noble es, no sólo difícil, sino también peligroso, pese a que muchos aficionados puedan pensar lo contrario.

A las pruebas me remito.

Saludos

Sebastian dijo...

Buenas noches.

Perdón por el comentario repetido.

Sigo pensando lo mismo el toro bravo y noble no es más difícil y peligroso lo que es más difícil y peligroso es torear con los pies bien plantados y los codos a la altura de la cadera no bregando.

Estamos mezclando que toro es más peligroso y difícil con que forma de torear es más peligrosa y difícil.

A mi me gustaría ver a un buen torero primero dominar para luego torear.
Ver la fiesta entera no por por fascículos, un día toreros otro toros etc etc.

Aparte de iluso me debo de estar haciendo viejo y "tonto"

Un cordial saludo.


Jose Morente dijo...

Sebastián:

Está usted disculpado.

Hablando de lo que plantea en su nuevo comentario, le doy mi opinión contestando a la suya.

Creo que el toro con complicaciones está muy bien para el aficionado que sabe valorar el mérito de una faena en función de las condiciones del toro. Sin embargo, y como decía Luis Miguel Dominguín cada vez hay menos espectadores que sean capaces de eso. Por eso, el toro de más lucimiento es el bravo y noble. En eso creo que estamos de acuerdo.

Otro tema es el tipo de complicaciones que traiga el toro. Hay algunas "corregibles" y el mérito del torero estará en corregir esos resabios. Si lo consigue saltaremos de gozo.

Otras veces las complicaciones del toro serán "incorregibles" y el lucimiento imposible. El mérito estará en el propio intento.

Si el toro es tan noble que raya en la docilidad extrema, creo que la faena tiene mucho menor mérito y, para mí, pierde parte de su interés. Toree quien toree.

En el caso del toro bravo y noble (para mi, la mejor opción) el mérito estaría en evitar que el toro adquiera resabios por una mala lidia y, sobre todo, en conseguir estar a la altura de la gran clase de ese tipo de toro, lo que (según opinión unánime de los toreros y los buenos aficionados de antaño) no es nada fácil aunque a los aficionados de hoy nos cueste reconocerlo quizás por el descrédito que el toro bravo y, sobre todo noble, tiene entre cierto sector (espero que minoritario) de la aficion actual.

El gusto de cada cual es absolutamente respetable pero la tendencia actual de alzaprimar al toro fiero y con muchas complicaciones y defectos, frente al bravo y noble (al que, repito, se menosprecia) es algo nuevo y creo que perjudicial para la correcta jerarquización del toreo.

Un cordial saludo

Anónimo dijo...

Por supuesto, los « buenos » toros, bravos y nobles son mas peligrosos que los toros « complicaos », no porque serían más feroces que los demás (ni menos tan poco) sino porque la calidad de sus embestidas permite el toreo , como lo sueñan todos los toreros. Pase tras pase, los toreros se sienten en confianza, las reacciones del publico, los « Ole ! » les hacen perder poco a poco la prudencia elemental que mantienen cuando los toros son inciertos. Pos otra parte, el placer que procura el toreo proviene en buena parte del acercamiento del peligro, del escalofría del miedo dominado, del juego con la muerte en el cual se siente invulnerable el torero cuando alcance esos momentos de ensueño. Una euforia engañosa, una embriaguez perniciosa hace perder, como se dice, el respeto al toro. Cuando sobreviene el primer error técnico, aún el minimo, el toro puede coger una presa tán cerca de él. En el toreo, la estética está al servicio de la ética : se deben hacerse las cosas con elegancia y belleza precisamente para que, con este deseo, se olviden la prudencia y la técnica, o por lo menos una parte de ellas. Con la exuberancia del entusiasmo surge el peligro.
Con los toros complicados, el entusiasmo…
Amitiés,
Jack Coursier

Anónimo dijo...

Riesgo físico:

El toro bravo y noble permite el toreo "asentao" y "entregao", con lo que, lógicamente, creo que existe el mismo o mayor riesgo de cornada que con el toreo de "regates" que se suele practicar con la "alimaña".


Riesgo artístico:

Aquí no hay duda. A la "alimaña" se le pueden dar cuatro trapazos regateando o medio compuesto y el público lo premia.

En cambio, para estar a la altura artística de un toro bravo y noble, hay que torear muy bien.
La prueba es la cantidad de toros que “se van sin torear” a lo largo de la temporada (San Isidro es buena muestra de ello).

Estoy de acuerdo con Domingo Delgado de la Cámara cuando dice que el problema de la Fiesta no es de toros, sino de toreros. Toros bravos y nobles han salido en los últimos años “a puñaos”, pero habría que ver qué porcentaje se ha aprovechado de verdad.

Un saludo.

Mosquete

P.D.

Hay que ver lo mal que le sienta a Ordóñez el video. Todavía no he visto ni uno a la altura de su fama.

Jose Morente dijo...

Jack Coursier:

En efecto. Creo que describe usted con mucha precisión lo que debe pasar por la cabeza del torero con estos toros y el peligro, derivada de la entrega y la confianza que genera un buen toro.

Sobre esa euforía que hace al diestro olvidarse que está toreando y que lo lleva a vivir la faena como un sueño tenemos bastantes testimonios de los grandes toreros.

El ejemplo más señero sería la faena de Valladolid de Pepe Luis Vázquez... Leyendo las declaraciones del torero creo que todo se comprende mejor.

¡Un abrazo!

Jose Morente dijo...

Mosquete:

Comparto sus apreciaciones sobre el riesgo físico y el artístico.

Sobre la ausencia de buenos toreros en la época actual no estoy de acuerdo. Creo que el azar (elemento clave de los sorteos) es culpable de que, la mayoría de las veces, los buenos toros puedan ir a parar a manos de toreros que no atesoran calidad o no se encuentran en buen momento.

No olvidemos que frente a lo habitual en la Edad de Oro del toreo hoy los grandes toreros torean poco en ferias importantes como, por ejemplo, Madrid (Por no decir casi nada)

Pero cuando hoy día un buen toro cae en manos de un buen torero, la cosa se pone cumbre...

Por lo que respecta a Ordoñez mi opinión es que era mucho mejor torero con el capote que con la muleta. Quizás por eso el poco favor que le hacen los vídeos.

Con la muleta, Ordoñez no ligaba los pases sino que estos (magníficos) se producían de uno en uno. Pero como sólo le ví alguna temporada postrera no puedo asegurar que esa característica fuese tónica general en toda su carrera o más bien algo propio de una cierta decadencia final.

Un cordial saludo.

F. Romero dijo...

Sobre el peligro:
"Tal vez sea más sencillo.
Tengo para mí que el toro tiene peligro porque embiste y el peligro está y aumenta con la capacidad del toro para orientarse y descubrir el engaño del torero.
Y he visto orientarse a grandes y chicos, cornicortos, cornalones, gachos y veletos, nobles y mansos, sosos y encastados, fijos y abantos, gazapones, corretones y parados, francos e inciertos, a los que recortaban y a los que se iban largos.
No he visto ningún toro incapaz de descubrir el engaño del torero cuando éste se equivoca.
No he visto ningún toro sin peligro, que no sea capaz de coger al torero.
Es el torero con su valor y su técnica quien provoca el espejismo y nos llega a hacer creer que el peligro no existe. Y en esto consiste el milagro del toreo.
Bastaría en muchos casos con ver el mismo toro en distintas manos para devolvernos a la realidad".

Completo y justifico el comentario en http://tallerdetoros.blogspot.com.es/2013/10/el-peligrometro-una-invencion-absurda.html

Jose Morente dijo...

F. Romero:

Parece evidente. Un toro tiene más peligro que otro pero toca al torero asumir o no el riesgo que conlleva torearlo.

En ese sentido, el contenido de esta entrada. Los toreros opinan en general que tiene más riesgos los toros bravos y nobles, no porque objetivamente sean más peligrosos sino porque son los toros en los que los toreros apuestan más.

Una vez mas, la percepción de lo que ocurre en el ruedo difiere radicalmente entre aficionado y protagonistas. Para aquellos, el toro fiero es el peligroso, para estos, lo tiene el toro con el que se la juegan.

Dice usted que todos los toros tienen peligro y es cierto pero afirma a continuación que a visto orientarse a todo tipo de toros. Sin embargo, si he visto toros (pocos) de docilidad y nobleza extrema que, por muy mal que se les hagan las cosas, aparentan no aprender. Al contrario, he visto muchos, de sentido, a los que, por muy bien que se les hicieran, no había forma de corregirles sus defectos.

El tema sería ver al mismo toro con varios toreros (lástima de tercio de quites). El que a un torero le valdría, al otro, puede ser que no.

Un cordial saludo.