lunes, 2 de mayo de 2011

La bravura en el siglo XXI (I) Sobre el indulto de “Arrojado” de Núñez del Cuvillo.

 

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No hace mucho proponía en este blog una revisión del concepto de bravura del toro de lidia a partir de la lectura de textos y documentos históricos.

Resultaba de esas tres entradas (que ingenuamente pensaba que componían una serie completa y acabada. No es así, esto sigue) que el concepto de bravura había ido evolucionando, lenta pero inexorablemente, en el tiempo. Desde la bravura como fiereza en respuesta al castigo (medible sobre todo en el primer tercio) hasta la embestida continua frente a una mínima provocación (medible fundamentalmente en el último tercio).

Suerte de varas (blog)

Exponía las nuevas definiciones de la bravura y el peso que, en su determinación, tenían los distintos tercios de la lidia y sobre todo, el peso de la suerte de varas cada vez más reducido por su propia corrupción que lo convertía –actualmente- en un momento especialmente repugnante de la lidia cuando debía ser, por el contrario, uno de los momentos estelares de la misma (El momento de celebración de la bravura del toro, ya que es la fase de la corrida donde lo que más pesa es el comportamiento del mismo). Urgía, por tanto, la modificación de la suerte de varas si queríamos corregir en alguna medida la evolución del toreo actual.

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No podía imaginar desde luego que en tan poco tiempo se produciría el acontecimiento que a mi modo de ver puede marcar el antes y después en la valoración de la bravura, momento que ya se ha calificado de histórico por muchos medios (pero con utilización de este término con un alcance distinto al que yo creo que realmente tiene) y que es el indulto del bravo toro Arrojado de Núñez del Cuvillo en la plaza de la Maestranza de Sevilla, el cual fue magistralmente lidiado y toreado por José María Manzanares y su cuadrilla. Como decía el gran aficionado Vazqueño en certera síntesis: “Un gran toro y un gran torero”.

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No ha habido discusión sobre la categoría de la faena de Manzanares, pero si la ha habido (y lógica) sobre si el indulto era o no merecido.

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En mi opinión no parece que existan dudas sobre la bravura de este toro (aunque alguna aficionado ha propuesto insólitamente la calificación de “manso” para el mismo. Sin comentarios). Otro tema es la gradación de esa bravura ¿Era toro de indulto o de vuelta al ruedo?.

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Las posibles razones de un indulto

Si el toro era de vuelta al ruedo y no de indulto como parece que hay relativo consenso entre aficionados y críticos ¿Cuales fueron las razones para que el público de Sevilla (que no es una plaza cualquiera, ni desconocedora de los matices de la bravura) pidiera el indulto y el Presidente concediera el mismo?

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Creo que hay dos posibles explicaciones.

La primera y la más elemental y pausible es que el público de hoy sólo valora el toreo de muleta y no atiende al comportamiento del toro en varas. Visto así, el toro sería toro de indulto ya que su comportamiento en la muleta fue de una nobleza infinita.

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Otra posible explicación pienso que puede estar en la especial relación de Manzanares con Sevilla. Hace tiempo que esta plaza quiere agasajar adecuadamente a este torero tan de su gusto. Y la mejor manera de hacerlo es que salga por la Puerta del Príncipe. Sin embargo, cortar  las orejas exige matar al toro de un estoconazo. Aunque Manzanares es un matador seguro nadie está libre de pinchar y pinchando al toro hoy día se evaporan los posibles trofeos.

Queda pues la duda. Manzanares forzó un indulto, que el público pedía mayoritariamente y el Presidente concedió ¿Por querer el público evitar el albur de un pinchazo en hueso o por considerar ese mismo público que el toro era merecedor de ese premio al ser bravísimo en la muleta?.

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Creo que estas posibles causas de la petición del indulto de este toro son las que justifican y explican el posterior debate sobre su grado de bravura.

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Cuestión distinta y de mayor calado son las consecuencias futuras que tendrá esta decisión, ya intuidas por muchos aficionados. Vamos a intentar concretarlas.

Las posibles consecuencias del indulto de Arrojado

Creo, aunque no puedo asegurarlo, que es posible que las consecuencias de este indulto tengan más alcance que las de un mero hecho puntual o aislado y ello debido la influencia que tiene -por su prestigio- la plaza de Sevilla y sobre todo, al poder mediático de la televisión.

Ello puede hacer que el comportamiento del toro de Núñez del Cuvillo (que además responde al nuevo concepto o definición de la bravura derivado del cambio que en la apreciación de la misma se ha ido produciendo en el último medio siglo) sea el modelo a seguir a partir de ahora.

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Este nuevo concepto de bravura que ha venido siendo teorizado sobre todo por la familia Domecq (Álvaro Domecq, primero y Juan Pedro Domecq Solís, en segundo lugar) ha sido, y esto es lo relevante, sancionado con el máximo galardón posible –el indulto-  por el público de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla el día 30 de abril de 2011.

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Aquí creo que está el quid de la cuestión. “Arrojado” se convierte por obra y gracia de la decisión de indultarlo en el toro símbolo del nuevo concepto de bravura, de la bravura del siglo XXI.

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Confieso que no entendía la virulencia de la reacción de algunos aficionados (entre ellos algunos buenos amigos míos) ante lo acaecido en Sevilla, bien es verdad que tampoco entendía denuestos y desprecios anteriores hacía una de las ganaderías de bravo objetivamente más importantes, la de Núñez del Cuvillo

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Sin embargo, y planteada la cuestión como un debate sobre el modelo de bravura, empiezo a entender la postura (tan radicalizada) de unos y otros. No obstante, si queremos un análisis objetivo y desapasionado de este tema  (lo que es muy difícil por no decir imposible en esto de los toros) hemos de procurar quedarnos nosotros en los medios de esta plaza y  darle cierta distancia a nuestras reflexiones.

Por consiguiente, esta entrada del blog será la primera de una serie (que intentaremos desprejuiciada) sobre el toro “Arrojado” y sobre el concepto de bravura de esta ganadería y, lo más importante, sobre la aprobación y aceptación de este concepto por aclamación popular del público de Sevilla y su posible repercusión futura sobre el resto de las plazas. En resumen, sobre la posible incidencia del indulto de este toro en el futuro inmediato de nuestra fiesta.

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(Continuará…)

16 comentarios:

Anónimo dijo...

Aclamación popular, desprecio de los aficionados... la tauromaquia arrojada a los cerdos... eso es lo que se ha vivido en Sevilla...

Anónimo dijo...

Bueno, Bueno, la argumentacion seduce pero la corrida es el miedo, y el miedo viene del toro bravo (a la antiga).
Si el toro se convierte en un perrito (o un bravo a la moda del siglo XXI - moderno) para jugar (es la impresion que dio este toro como tantos) no hay ninguna justificacion a matar un toro.
Si no hay justificacion a matar un toro - que da miedo, que valora el triunfo del hombre frente a la fiera - no hay justifcacion a una corrida de toros.
El arte sale del dominio - da igual que sea de 10 lances y no de 71 ! - y no de un baile lento entre un hombre y un animal ya dominado desde los chiqueros, desde de el campo, des las notas del "ganadero" que le hace nacer.
El toro bravo en su condicion de fiera es la unica justificacion a su muerte, de esto surge el arte y no de su aptidud a colaborar en un baile, hasta si el baile sale bello.
Si la evolucion que comenta ocurre (y esta ocurrriendo), todas las plazas van a seguir el porvenir de las arenas de barcelona, por bien o por malo pero por seguro : las corridas seran injustificables y quizas voy a ser de los que iran a manifestar encuentra.
FGS

Jose Morente dijo...

FGS:

Puede tener usted razón en que el toro no le transmitíera sensación de peligro ya que es una apreciación subjetiva. Pero es curioso que esa acusación (la de torear animales sin peligro. Inofensivos, decía F. Bleu) se la hacían ya a Guerrita en su época y no creo que el toro de Guerrita tuviese nada que ver con el del sábado.

Cuando el toreo alcanza un alto nivel técnico (Guerrita, Joselito el Gallo, etc.) corremos el riesgo de no darle la más mínima importancia a lo que hace. Quizás sea lo que está ocurriendo. Sin embargo, el peligro existe (que se lo pregunten a algunos toreros) otra cuestión es la sensación de riesgo que como le decía me parece subjetiva.

Estuve en la plaza y ni este toro ni ninguno de los otros 5 me dio sensación de inofensivo (Al contrario, Aparicio no pudo con ninguno de sus toros y Morante tampoco con su primero. Al otro no quiso ni verlo). Manzanares esté en muy buen momento y lo demostró.

Parece que coincidimos en apreciar que la Fiesta evoluciona en el sentido apuntado en el blog. Augura usted que en ese caso corre hacia su desaparición ya que -según su opinión las corridas serían injustificables.

No estoy de acuerdo. Al contrario pienso que precisamente esa adaptación a los tiempos y cierta dulcificación (nos guste o no) se impone para garantizar su pervivencia. Hay muchas razones, que no es del caso enumerar, para que el público de hoy no acepte un espectáculo excesivamente duro.

No obstante, también admito que el exceso de nobleza puede desvirtuar el fin último de la fiesta. Creo que el equilibrio entre suavidad y casta, entre bravura y toreabilidad es necesario y fundamental. Yo personalmente, prefiero un toro encastado antes que el excesivamente noble.


En mi opinión, corresponde a los aficionados saber leer correctamente las claves de la actual evolución de la Fiesta y tener capacidad para incidir en ella, pero con planteamientos que sean posibilistas. Volver al toreo del XIX, como propugnan algunos aficionados me parece utópico e ilusorio e incluso contraproducente.

Un abrazo

Dominguillos dijo...

Sr. Morente, era obligada esta continuación de los capítulos sobre la bravura ahora que se acaban de corroborar las teorías sobre las formas que hay de entenderla que usted tan acertadamente publicó, para desgracia de muchos aficionados que no comparten lo que hoy día buscan la mayoría de los ganaderos, entre los que me incluyo.

Un tema con el que se podría estar discutiendo hasta el 2025, cada aficionado tiene su visión del toro y nunca nos pondriamos de acuerdo, aunque eso es lo bonito de esto.

En mi caso, tengo que decir que me gustan los toros duros y cuando digo duros me refiero a que el toro imponga respeto, tanto en su presencia como en su comportamiento. Considero primordial la fuerza, el poder; que el toro tenga agresividad vendiendo cara su vida; que tenga ese punto de fiereza y rusticidad... y a partir de ahí empezamos a sumar caracteres tanto negativos como positivos. En realidad, toros bravos de verdad al cabo de una temporada, en plazas donde se exijan al menos dos puyazos y que durante la lidia no haga el más mínimo síntoma de mansedumbre, creo que los cuento con los dedos de una mano y todavía me sobran dedos, por eso me conformo con que el toro venda cara su vida más las características que mencionaba... y si embiste con franqueza por abajo chapó, pero con esas condiciones el torero tiene solventar las dificultades y dominar a la res con la mayor torería posible, que pienso que es de lo que se trata esta historia. Si al toro le arrebatamos la fuerza, la agresividad, la fiereza... estamos traicionando a ese animal único y la cosa empieza a perder legitimidad y no lo digo por el caso de Arrojado ni muchísimo menos.

Como dije, el toro fue extraordinario y Manzanares lo toreo de maravilla pero de ahí al indulto va un cacho. No me importa en absoluto que se haga esto, aunque me sentiría un poco indignado que se hiciera con ese toro en Madrid porque la considero "mi plaza". El toro buscó tablas en algún momento de la lidia y salía de alguna tanda de muletazos mirando al tendido, que pudiera ser signo de falta de fijeza, un carácter inherente en todos los bravos. Amén que un toro de indulto en Sevilla debería de tomar tres varas mínimo y aparte de esa extremada bondad, demostrar un poco más de fiereza. Debe de ser un toro excepcional tratándose de una plaza como Sevilla.

Así es como lo ve un servidor y dejo de dar el coñazo, sólo decir que hoy me he emocionado en la plaza, un sentimiento que hacía tiempo que no sentía en los toros y que me llena de moral de cara a San Isidro. He visto parar un toro como hacía tiempo que no se veía, hasta dejarlo sentado de culo en los medios y no por falta de fuerzas. He visto a un torero colocarse perfecto para torear y tratar de ligar los lances al natural siempre enfrontilado con el toro, sin moverse un ápice ni aspaviento alguno, con el manso de solemnidad y con un bravucón que no quería repetir pero cuando iba, iba con todo. Lo cierto es que fueron muy pocos los muletazos que se pudieron ligar, pero la verdad y la disposición ahí quedan así como las estocadas volcándose literalmente en el morrillo de los toros. Todo eso lo ha hecho Fandiño en la goyesca de Las Ventas, no me ha quedado más remedio que sacar el moquero y tocar las palmas a rabiar.

Saludos.

Jose Morente dijo...

Vazqueño:

Su descripción del toreo lucha al toro fiero resulta emocionante y me ha emocionado. Como emocionante es su referencia a lo que ocurrió en Madrid el otro día. Lástima no verlo, pero no tiene uno el donde la ubicuidad taurina. Suerte que lo que si tenemos son buenos aficionados como usted que nos cuentan cabalmente lo sucedido.

Por cierto, Fandiño ha pasado por Sevilla con firmeza y dignidad. Es un buen torero.

Respecto al indulto creo que lo he dicho, me parece perfecto que gracias a esa polémica decisión estemos hablando de toros y no de toreros.

Sobre "su" plaza de Madrid, no debe preocuparse por ahora. Creo que no sería fácil indultar allí a un toro como Arrojado. No obstante, sobre Madrid habrá que hablar en otro momento y más despacio, ya que el tema tiene mucha tela que cortar.

Un fuerte abrazo

Anónimo dijo...

Primero, un toro que no toma tres varas, no se puede saber con total certeza si es bravo de verdad o no. Para empezar, ya se fastidia lo del indulto.

Segundo, un toro que recibe un picotazo como segunda vara no puede saberse si se crece al castigo porque castigo casi no hay.

Tercero, un toro que se va a las tablas de la querencia en banderillas, bravo no es. Ni tampoco lo es el hay que sacarlo constantemente de allí.

Cuarto, un toro que sale varias veces con la cara arriba, sin celo y mirando a tablas, bravo no es. Bien es cierto que luego vuelve a dónde se le llame, pero es obediencia, que no bravura. Además, por dos veces que le dejaron solo, hizo amago de irse a tablas.

Por todo esto, yo a ese toro no lo considero bravo. Encastado, con apuntes de mansedumbre. Ni de coña de vuelta al ruedo ni mucho menos indulto. Mejor toro el primero de ese día. Ese toro sí que no hizo cositas feas, claro que no lo toreó Manzanares...

Luis Miguel.

Jose Morente dijo...

Luis Miguel:

Tendría que ver el video de la pelea completa del toro para comprobar las precisiones tan detalladas que usted hace. Sólo puedo hablar de mis sensaciones en la plaza y mi valoración del toro en su conjunto. Para mí fue no sólo bravo sino un gran toro. Desde luego, yo no le calificaría de manso, me parece excesivo. Pero tampoco le hubiese indultado porque creo recordar que no recargó en varas, y que iba un poco a su aire en banderillas. En la muleta no le puedo poner reparo alguno. No le recuerdo defectos, aunque no digo que no los tuviera.

Su postura y sus puntualizaciones me han hecho recordar el comentario de Luis Fernandez Salcedo que decía que cuando era jurado del premio al toro más bravo del Ayuntamiento de Madrid, siempre se le acercaba un amigo a recordarle como tal toro candidato a premio había escarbado en banderillas o tal otro había vuelto la cara en un breve momento. Detalles quizás nimios que a él no la habían parecido importantes pero que a su amigo sí, posiblemente por destacar los defectos de un toro para ensalzar otro que le hubiera gustado más y, en todo caso, por esa "sana pasión" que caracteriza al aficionado "fetén" a los toros y que intuyo en usted.

Un abrazo

PD: Que sea usted aficionado "feten" (de lo que estoy seguro por sus comentarios)no significa que le tenga que dar la razón en este tema. He estado buscando el video en Internet, pero (poca sensibilidad la de algunos) solo encuentro la capa y la faena de muleta. Algo de las banderillas y nada (¡¿?!) de la suerte de varas del toro. Me parece inaudito. Seguiré buscando y veré si puede confirmar mis sensaciones en la plaza o le tengo que dar -con sumo gusto, esté seguro- la razón.

Dominguillos dijo...

Sr. Morente, muy acertadas sus respuestas a FGS y Luis Miguel. Estoy de acuerdo sobre la evolución y los derroteros que está tomando la Fiesta en los últimos tiempos, guste o no eso es lo que hay, si bien, es vital que haya ganaderos que sigan criando el toro encastado según sus gustos y no a razón del torero que se pone delante, es la subsistencia de muchos aficionados porque al final tanto dulce empalaga.

En cada época los aficionados tenían una sensibilidad especial y una percepción distinta. El peligro existe, por supuesto, pero muchas tardes llega poco a los tendidos. Ya que ha hecho alusión, en la época del Guerra pedir una corrida de saltillo era claro síntoma de alivio, los toros dulces. Si aquellos saltillos eran como los de ahora, no quiero pensar como si comportaban el resto de encastes, por lo tanto, deduzco que había mayor peligo que en esta época contemporánea y que la percepción de peligro así como el modo de ponderarlo de aquellos aficinados antiguos era muy distinto a lo de ahora. Todo esto contando con que los toros de Moreno Silva no sean más encastados que aquellos saltillos que también pudiera ser y yo esté equivocado en el simil que he hecho. A ver quién me saca de dudas.

La anécdota de Salcedo es algo que le ocurre a todos los aficionados cuando salen del festejo e intercambian impresiones, siempre se le puede poner defectos a todo, real como la vida misma.

Saludos.

Anónimo dijo...

Gracias por contestar:

Por supuesto, esto es la salsa de la Fiesta. Estos debates me encantan. Por fin se habla del toro que es lo fundamental.

Por supuesto que mi visión no es igual a la suya, ni mucho menos. La visión en la plaza es la más privilegiada y no se puede comparar mi maner ade verlo con la de los que asistieron a la plaza.

Yo me limitaba a puntualizar las razones que yo creo que son suficientes para no dar el indulto a un toro. ES un premio tan excepcional y en el que se tiene que tener tanta seguridad por su inminente futuro entre las vacs, que hay que hilar finísimo, sobre todo en lo que hace a una plaza como la Maestranza. Puede que, como vd dice, los reparos que pongo yo sean muy pijoteros, y que no sean muestra de nada relevante. Pero, como he dicho antes, un indulto en la Maestranza es suficientemente importante como para tenerlos en cuenta.

Los apuntes que yo he hecho son de mansedumbre, aunque, com oud bien dice, son puntuales, lo que no quiere decir que el toro sea manso. Ni de lejos. Un toro que se lía a embestir así no es manso, pero no por eso es bravo tampoco. REitero que me gustó más la pelea del 1º de la tarde porque me pareció más completa y no lució como debía por Aparicio.

Pero bueno, como vd dice, todo esto es muy subjetivo y la única que sabe si un toro está bien indultado es la Naturaleza. Me explico. Cuando indultaron a Molinito, no cabe duda de que se le podían poner reparos al juego del victorino. Sin embargo, fue indultado y ha sido un raceador excelente (un hijo suyo, Bordón, está en las vacas).

En fin. Reitero mis felicitaciones por su blog (las entradas sobre la bravura y los comentarios de Salcedo son magistrales, así como las fotografías) y mi disposición para dialogar sobre el tema de la bravura, que mucha falta hace.

Un saludo. Luis Miguel.

Jose Morente dijo...

Luis Miguel:

No me tiene que dar las gracias. Al contrario el agradecido soy yo por aportar datos y argumentos (4 y contundentes) al debate de la bravura del toro Arrojado que mantenemos en este blog.

En absoluto pienso que sus reparos sean muy "pijoteros", al contrario llevo todo el día dandole vueltas al primero de sus argumentos: La necesidad de que para considerar un toro bravo tiene que tomar tres varas. Y le estoy dando vueltas, porque ese criterio lo he mantenido siempre. Sin la tercera vara (lo decia Luis Fernández Salcedo que lo explicaba mejor que yo) no se sabe si el toro es bravo o no (A la primera van todos, la segunda van casi todos por si lo de antes fue casual, pero a la tercera ya van solo los bravos). Sin embargo, como hoy se hace la suerte de varas (en cantidad y calidad) no sirve para medir nada (urge su reforma, lo reitero) y la discusión que creo se plantea es si el concepto de bravura que hoy se está barajando (mayor peso en la muleta a la hora de valorar) es aceptable o no. No sólo desde el punto de vista del aficionado sino desde el punto de vista de la propia evolución histórica de la Fiesta.

Bueno, finalmente, y por si no tuvieramos poco con las cuestiones puestas encima de la mesa, plantea usted un nuevo e interesantísimo debate: El indulto para buscar un semental o el indulto para premiar el comportamiento del toro en la plaza.

Se ha dicho que se premia el comportamiento del toro en la plaza pero también (Domingo Ortega) que es una lástima sacrificar un animal que puede ser buen semental. En este caso, y desde esa óptica (el indulto para buscar sementales), parece que el indulto en Sevilla sería acertado. Arrojado responde al concepto de bravura de la familia Domecq y su ganadero ya ha dicho que cuando cure lo echa a las vacas.

Tengo mi opinión sobre el tema, pero me gustaría saber cual es la suya.

Para finalizar, el 1º quedó inédito como dice usted y ha señalado también el propio ganadero.

Un abrazo

Jose Morente dijo...

Vazqueño:

Yo soy un optimista pero creo que si sabemos hacer los deberes los aficionados podemos influir (sobre todo los de Madrid y Sevilla) bastante más de lo que pensamos. Pero eso sí, con argumentos y razones. Con broncas y protestas a destiempo sólo se consigue que nadie te tome en serio ni te den la razón aunque la tengas.

Centrandonos en el tema de debate, no tengo claro que toros serían hoy los equivalentes de los Saltillos del Guerra.

Lo que si tengo claro, es que los Núñez del Cuvillo de hoy son como los Santa Coloma de la época de Joselito. Como decía Gallito, bravos y buenos para el torero bueno que los sepa torear. Pero muy complicados para el que carezca de recursos. Y se lo decía a un compañero que le acusaba de quedarse él y Belmonte con los toros fáciles de Santa Coloma. Igual que hoy. Lo cuenta Clarito en sus Memorias.

Sobre buscar defectos o el excesivo detallismo no crea que me parece tan criticable. Estoy, y por eso lo citaba, con la opinión de Fernández Salcedo, es cosa de aficionados apasionados. Y eso -a priori- es bueno.

Un fuerte abrazo

Anónimo dijo...

Sr Morente:

Sobre el tema de la tercera vara, yo creo que no ha ydisusión posible. Salcedo lo decía, con mucha razón que a un toro se le empieza a ver a partir de la tercera vara. Incluso llegó a decir que, aunque un animal hiciera cositas feas en las dos primeras, si se crecía al castigo y terminaba rompiendo a bueno en las siguientes, el animal se podía considerar bravo. Me acuerdo sobre todo de lo que comentaba del Gamito y, sobre todo, del primer toro de la cruza, Solimán.

Lo que ocurre, como vd muy bien plantea, es que, actualmente, la suerte de varas no sirve para medir nada porque, para que un toro tome 3 varas y no se muera del castigo, habría que reformar muchas cosas (para mí, fundamental, picar con el caballo español y con petos anatómicos). Hoy por hoy, pedir 3 varas es una utopía en la mayoría de casos. Pero sigo pensando que 3 varas son las mínimas imprescindibles para hacerse un juicio razonable de la bravura -entendida como capacidad de crecerse al castigo- de un toro.

Sobre el otro tema, mi opinión es que yo pienso que el indulto es, básicamente y en la gran mayoría de casos, un error del ganadero. Si un toro que tiene unas hechuras impolutas y una reata contrastada, hay que tentarlo en la finca y, en este caso, es más raro todavía que se rechace.

En mi opinión el indulto es un premio a la bravura del toro, más que una búsqueda de sementales. Lo que ocurre es que, dado que la mayoría de ganaderos, toro que indultan, toro que echan a las vacas (me acuerdo mucho de D. Atanasio Fernández), el rigor en la lidia debe ser máximo.

No obstante, como apuntaba más arriba, lo que caracteriza a un buen semental no es su nota de tienta ni su premio en la plaza; es su capacidad de transmitir buenas cualidades a sus descendientes y, en este punto, casi es más importante un buen empadre (buscando complementariedad de caracteres) que una tienta espectacular.

En este punto me acuerdo de dos casos que son, para mí paradigmáticos:

1) Tachonero. Toro de Cuadri, tentado con mucho éxito (D. Fernando comentó que había rozado la perfección) y que no ligó nada bien debido a un mal enlotado o a las propias características del toro. Este semental fue sacrificado después del fracaso de 1983.

2) Potrico, de Pablo Romero. Fue indultado en Barcelona en 1968 y echado a las vacas. El toro fue echado a un lote de madres (el primer lote separado para un sólo toro que se hizo en la historia de Pablo Romero) y no ligó bien, por lo que fue sacrificado.

Perdón por la chapa. Como vd comprobará, me encantan estos temas.

Un abrazo. Luis Miguel.

Jose Morente dijo...

Luis Miguel:

En primer lugar queda usted perdonado y absuelto por hablar del toro y no del torero. En este blog al menos, eso no es un pecado sino lo contrario.

La tercera vara (y como mínimo) me parece también imprescindible para valorar la bravura en el caballo. Y auqnue cambien los tiempos (que cambian una barbaridad) y la bravura del toro se defina en el futuro en la muleta (lo que a mí no me parece del todo mal), yo quiero (y creo que usted aún más) seguir viendo al toro entrar a varas.

Lo decía en una entrada en el blog, para ello (puedo estar equivocado) no veo viable modificar el caballo ni el peto. Sensibilidades actuales, la costumbre que a veces es ley, comodidad de los picadores, lo hacen muy dificil. Me parece más factible (aunque también muy complicado) una puya que castigue menos que la actual. Sin embargo veo ya de antemano la oposición de toreros y picadores (sobre todo de toreros, creo) y sus previsibles y sin embargo injustificables argumentos. No obstante, me apunto a cualquier "movida" que se plantee en este sentido o en cualquier otro que sirva para restaurar la suerte de varas.

Sobre el indulto dos cosas:

Primero, que fue defensor a ultranza Domingo Ortega con objeto de que el toro de bandera padrease, lo que no garantiza la bondad de sus crías. Los ejemplos que usted señala son muy ilustrativos al respecto. Pero no creo tanto que sea fallo del ganadero, ya que en esto de la bravura "el toro y el melón, como salen son" (LFS)

Segundo. Y tiene más "guasa", acabo de leer el Reglamento Andaluz y dice textualmente que se concederá cuando una res sea merecedora del mismo:

"por sus características
zootécnicas y excelente comportamiento en todas las fases de la lidia sin excepción y, especialmente, en
la suerte de varas"

Recalco el "especialmente" de la suerte de varas. Resulta pues que con el Reglamento Andaluz en la mano, el indulto de Arrojado pudiera no ser procedente ni admisible.

Sin embargo, creo que el incumplimiento del Reglamento no es tan relevante(aún siéndolo), como el momento de cambio tan apasionante por tantos motivos que estamos viviendo en este tema.

Un abrazo

Pablo Hernanz dijo...

Estimado José,

EN primer lugar, enhorabuena por el blog, lo sigo y me gusta leerlo.

En segundo lugar, quisiera manifestarle mi acuerdo con muchas de las cosas que dice usted en su entrada, acerca de la bravura moderna. El indulto fue histórico, no sólo porque fuera en una plaza de primera, sino por el momento histórico que estamos viviendo. Manzanares, tal y como he escrito en mi propio blog, tuvo sentido de la historia y su generosidad, no fue sólo para con el ganadero (que también) sino para con la fiesta en su conjunto.

Sobre la reflexión con que contesta algún comentario en el que se habla de emoción y miedo, es cierto lo que señala usted de Guerrita y Joselito. Siempre se ha acusado a lo mismo a las figuras. Y siempre las figuras han andado con la chorra (con perdón) con todo tipo de toros. Tan con la chorra (vuelvo a pedir perdón) que no les echan cuentas.

Volviendo al indulto del sábado, oir decir que Arrojado era manso, me provoca la misma sensación que a usted. Un sin comentarios es suficiente. Otra cosa es lo matizable de su juego, su importancia en los diferentes tercios, etc.

Pero estoy de acuerdo con usted en que el calificativo "histórico", va más allá de lo que la estadística puede ofrecer, y puede swr un punto de inflexión a la hora de entender la bravura como en el siglo XXI y no como en el siglo XIX.

Aunque, como siempre, para gustos, los colores.

Un saludo afectuoso y reitero mis respetos por el trabajo de este blog.

Jose Morente dijo...

Pablo:

Muchas gracias por sus comentarios.

Soy bastante nuevo en estos temas de redes sociales y demás historias cibernéticas, por lo que no conocía su blog. Sin embargo, acabo de entrar en el y sólo la frase de la entrada ya me ha impactado y predispuesto a su favor:

"El único espacio de toros en la red en el que no se enseña a torear a los toreros"

Sabia postura, ya que de los toreros tenemos que (viendoles) mucho que aprender. De los que están arriba (como dice usted) y de los que no están tan arriba (como Iván Fandiño que toreó en Madrid el otro día o como José Luis Moreno que toreará el domingo en Sevilla, la siempre complicada corrida de Miura). Desde luego, lo que es complicado es decir desde un tendido (o grada o andanada) lo que tienen que hacer.

Error en el que (y me incluyo) hemos caido alguna vez los aficionados.

Un fuerte abrazo

PD: Le leeré con interés.

JM dijo...

Lo que no es de recibo es que el indulto sirva para que el "matador" de turno salga por la puerta grande ahorrándose la suerte de matar.