lunes, 5 de octubre de 2015

Ureña y Murciano ponen broche de oro a una interesante Feria de Otoño

Por Clarito (Fotografías: Juan Pelegrín)

Ureña ante Murcianode Adolfo Martín, sexto toro de la tarde 


Los toros de Adolfo

Que en Madrid embistan los toros (que embistan bien, se entiende) no es fácil pues a esta plaza hay que venir con reses elegidas por tipo y hechuras lo que no siempre coincide con la nota y la reata. Como ya hemos dicho alguna vez, una cosa es el toro de las doce de la mañana (el del reconocimiento) y otra, el toro de las cinco de la tarde (el de la corrida).

Adolfo (en el mundillo taurino Adolfo es Adolfo Martín) envió ayer a Madrid una corrida elegida como para no pasar problemas en el reconocimiento. Y, lógicamente, no los pasó. Sus toros tuvieron trapío y presencia. Luego en la plaza, desarrollaron complicaciones y sentido, mucho sentido.
Los seis "grises"

Sin embargo, Adolfo está tocado este año (es su mejor año) por una varita mágica y todo le sale a pedir de boca. 

Que en Madrid salgan cuatro toros muy complicados no es malo, sino todo lo contrario pues ese es el gusto de esta plaza. Así fueron los cuatro primeros. Sólo salió un toro flojo, el quinto, cuando ya todo el mundo estaba encandilado con la corrida. Para colmo y remate salió un sexto bravo y, este sí, nobilísimo (noble no quiere decir bobo, que nadie se confunda).

Fue como si el orden de lidia lo hubiese preparado el propio ganadero como lo preparaban los ganaderos decimonónicos para garantizar el éxito de sus corridas.


Rafaelillo y la vieja lidia

Los cuatro primeros toros nos tuvieron en vilo, pendientes de todo lo que pasaba en el ruedo, Con matices de bravura, fueron cuatro toros complicados que desarrollaron sentido. Cuatro toros listos ante los que los diestros de la terna se plantaron con firmeza, solvencia y torería. En ningún momento los matadores volvieron la cara ni rehuyeron la pelea. 

Rafaelillo estuvo cumbre en el primero. Nos trajo aromas de otros tiempos con una faena de viejo cuño, sobre las piernas, doblándose con el toro e incluso, lo que en ese estilo de toro tiene máximo mérito, intentando estirarse con él en algunos momentos como quizás no se estiraban los toreros antiguos. Robando, literalmente, los muletazos. Mató muy bien tras un pinchazo. Faena de oreja que no se pidió.

Rafaelillo toreando por bajo. Aromas de viejas lidias

Menos opciones tuvo en el cuarto, al que recibió muy bien con el capote. Le brindó al público pero el toro se orientó muy pronto   Otra vez muy bien y muy torero el torero de Murcia,

El cuarto se orientó muy pronto pero Rafaelillo estuvo muy firme con él.

Sacando incluso muletazos de muy buen trazo

Robleño solvente

Lo de Robleño es una historia de continua mala suerte. Su primero (segundo de la tarde) fue el más peligroso de la corrida. Sólo matarlo sin volver la cara merece nota.


Un toro muy complicado y una estocada de las de verdad. Ayer se vieron muy buenas estocadas.
El quinto salió bravísimo o, mejor dicho encastadísimo. Tanto se empleó en el capote, con tanta fiereza y velocidad acometía los percales que, literalmente se desfondó casi de salida. Bravo y aparentemente noble se vencía en cada muletazo. Imposible el lucimiento. 

Otra estocada antológica

Ureña sueña el toreo

Lo de Ureña merece la pena contarlo en detalle para conocimiento de quienes no le vieron y para que perdure en la memoria de quienes estuvimos en la plaza.

Su primero fue uno de los toros complicados y con peligro de la corrida. Ureña le toreó de capote de forma magistral, con mucha hondura, en un palmo de terreno y sin enmendarse. Cante grande de compás abierto que tuvo sabor a Triana.

En la muleta, el de Lorca nos ofreció una de las versiones más desnudas y más verdaderas que es posible ver en una plaza. Sin apoyatura alguna, concediendo todas las ventajas al toro (quizás demasiadas pues el toreo es de suyo un arte defensivo) se entregó con desusado arrojo. Fue volteado aparatosamente, lo que no le importó demasiado pues volvió a la cara del toro con los mismos arrestos.Mató tras pinchazo recibiendo

Algunos aficionados le reprocharon que no diera más distancia al toro. Que lo ahogara. No comparto esa opinión (aunque en el toreo todo es opinable). Citando de lejos, hay más opciones para que el toro se venza hacia el cuerpo del torero si el toro es de sentido y el torero se pone en el sitio en el que se puso Ureña. Que se lo pregunten a Juan Belmonte puesto sobre corto trocaba cornadas por volteretas.


Ni las volteretas ni las complicaciones del tercero amilanaron a Ureña.

Pero lo grande llegaría en el último toro de la tarde (y de la Feria). El toro que se llamaba Murciano (curiosa coincidencia) tuvo nobleza y templanza y el torero puso templanza y buen gusto. Ureña entendió muy pronto que no había que tocarlo en el cite sino que bastaba echarla las bambas al hocico y traerlo enganchado a los vuelos de la muleta, sin brusquedades. Muy encajado en los primeros compases de la faena. Relajado y desmayado al final. 

Eso es el toreo. El toreo soñado.


Ureña en el sexto. Ora muy encajado ora muy desmayado
Del sueño nos despertó la estocada, Una estocada fulminante que llegó tras un pinchazo en lo alto y una envainada que hizo mucha guardia. Lástima. Si le mata a la primera hubiera explotado la plaza.

Gran tarde de toros y toreros, Los de Adolfo dentro del mejor año de este ganadero. Los toreros muy bien. Merecieron mejor suerte y más premio.

Sobre todo, eso, más premio. Los toreros merecieron más premio.



Los toreros aplauden a los aficionados. Todos en defensa de la Escuela de Tauromaquia de Madrid. En defensa de nuestra cultura

3 comentarios:

Jorge dijo...

Muy buen detalle el de los aficionados apoyando la escuela taurina de Madrid, apoyando LA FIESTA DE LOS TOROS. Y bonito gesto, igualmente, el de los toreros que aplauden dicho acto junto con el público. Enhorabuena. // Atte., Torotino.

Anónimo dijo...

Tarde de las que te hacen sentirte orgulloso de ser aficionado. Esto es la Fiesta. Emoción, casta, arte y valor. Toros con la "animalidad" tan añorada por Esplá y toreros dispuestos a jugársela, excepto Robleño, que, en mi opinión, anduvo cortito de valor.

Corridas como las de ayer, al contrario que la insoportable novillada del jueves y de tantas otras que padecemos a lo largo de la temporada, son el mejor argumento contra los ataques a la Fiesta.

Un matiz: creo que Ureña no entendió al toro hasta después de la cogida. A partir de ahí, misterios de los artistas, empezó a ligar y a llevarlo largo.

La mejor corrida del año en Madrid junto a la del dos de mayo.

Un saludo.

Mosquete.

Anónimo dijo...

Lo de Ureña y Murciano, fue inenarrable, traspaso el toreo, la pantalla de la televisión, de verdad, roto, un toro bravo embistiendo, y un torero entregado, lo más bonito, entre las artes, el toreo eterno, permanecerá siempre en mi memoria. Manuel Vázquez