¿Qué es un maestro? ¿Qué condiciones debe reunir un maestro? ¿Es suficiente torear con perfección para ser un maestro? No; ni siquiera es condición precisa. Montes era imperfecto en la suerte de recibir, que en su época era fundamental y decisiva, y fue uno de los grandes maestros de la tauromaquia. El Chiclanero era perfecto recibiendo toros; y no fue un maestro.
Un maestro debe participar por igual de los dos principios en que se funda el toreo: conocimiento de las reses y conocimiento de las suertes. A esto hay que añadir, en el hombre maestro, carácter y vocación.
Carácter para imponer una disciplina que contagie a toda la plaza y alcance a su cuadrilla. Sin cuadrilla no se puede torear. Por la cuadrilla se conoce al maestro. Vocación para hacer de su profesión, su vida. No sentirse a gusto fuera de la profesión. No estar jamás íntimamente satisfecho. Querer siempre hacer más. Superarse, no estancarse engreído en íntima adoración (...)
La maestría es, por el contrario, un afán ilimitado; buscar desesperadamente la perfección cada día. El público aplaude, pero pide más, porque confunde la facilidad con la seguridad; la emoción con el susto. Los críticos se entusiasman pero exigen. El maestro se encuentra cada vez más obligado con él y con el público. Sólo el torero sabe lo que es esto.
Al especialista, se le da un margen de oportunidades y de toros; al maestro, no. Todo esto es incómodo y triste, casi trágico. El camino es penoso. Hay que seguirle en busca de la perfección que nunca se alcanza en la medida que se le pide.
CORROCHANO, Gregorio. "¿Qué es torear?-Introducción a la Tauromaquia de Joselito (1ª ed., Madrid, Revista de Occidente, 1953. Páginas 18-19)
No hay comentarios:
Publicar un comentario