martes, 28 de junio de 2011

Porrina de Badajoz canta Ojos Verdes

 

IX_Festival_Porrina_de_Badajoz

 

El olvido

Hay muchas formas de olvido y de eso el flamenco sabe mucho. La más aparente es el caso de aquellos magníficos cantaores desconocidos para el gran público como son Isabelita de Jerez, Juanito Mojama, Tío Borrico, etcétera, lo que resulta imperdonable.

Pero hay otro tipo de olvido más sutil y es el de aquellos artistas  cuyo nombre sigue sonando pero cuya imagen actual se presenta borrosa y distorsionada y no responda a la valía que realmente tuvieron.

Uno de los casos más flagrantes de este segundo tipo, es el de Porrina de Porrina de Badajoz, conocidísimo y reconocido en su tiempo, cuya discografía y su imagen sigue hoy relativamente presente en tiendas de turistas y gasolineras, pero al que no se da el reconocimiento que se merece y a quien quiero traer a las páginas de este blog  al hilo de una reciente reunión donde el Álvarez le recordaba y “se acordaba”.

porrina disco 06

Porrina de Badajoz

Porrina de Badajoz, “el Marqués de Porrina” como gustaba llamarse y cuyo nombre real era el de José Sálazar Molina, fue un gitano extremeño de singular elegancia y estética rayana en lo kitsch, que nació en 1924 en Badajoz y falleció en Madrid en 1977.

porrina disco 08

Su nombre artístico (Porrina) le viene de su mentor Don José Porras, quien le ayudó en sus principios cuando Porrina era un gitanillo de Badajoz que se dedicaba al oficio de limpiabotas, lo que alternaba con el cante por cafetines y baretos.

Título nobiliario

Su personalidad era inconfundible, por su inteligencia para crearse una imagen propia y singular con su vestuario siempre impecable, gafas negras (“para ver lo que yo quiero”) y clavel en la solapa, que le daban un sello propio y único.

porrina 07

El título de Marqués se lo dieron en Madrid en una noche de juerga precisamente con otro Marqués también nombrado a dedo (pero con menos merecimientos que el extremeño), el de Villaverde, que fue quien le bautizó:

"Si esta noche cantas bien te vamos a hacer Marqués"

Porrina estuvo (dicen las crónicas) sensacional y como es habitual en este tipo de fiestas privadas, se le otorgó el título de Marqués de Porrina, que desde entonces ostentaría con orgullo y al que revistieron con toda seriedad de heráldica propia, con un escudo en el que aparece un telón, un as de bastos, el clavel, las gafas y la columna y el león en recuerdo a Badajoz, y donde debajo se puede leer una frase en latín 

" Gladio Voceque Vivo".

Porrina  cartel 02

El Marqués en Torremolinos

Sus cantes y su obra

Su voz tenía velocidad, limpieza, seguridad, musicalidad y un eco flamenquísimo, que lo hacían sonar distinto a los demás cantaores.

Su cante fue preciosista, gracias a una voz muy dulce de la que sacaba melismas y tonalidades de gran belleza. Zambrano le atribuye la creación de un fandango personal que se basa sobre todo en la voz singularísima del cantaor, "que igual rompe sin techo en los altos, que pica en unos inimitables tonos bajos a medio falsete que muy pocos artistas han poseído".

José Manuel Gamboa recuerda que Porrina grabó también su antología en plena “antologitis” y que en ella se anunciaba como “el gitano más ‘siñorial’ de todos los tiempos”, lo que creo que puede ser cierto.

 

porrina disco 10

Audición

He elegido su versión de una canción famosísima Ojos verdes precisamente por lo conocido y porque pese al gran número de versiones que circulan por ahí, pocas alcanzan el nivel musical de la que hizo este genial gitano extremeño.

El cante tiene unas subidas espectaculares con unos “mecíos” en las caídas que merecen de verdad la pena.

porrina 06

 

Ojos verdes (Bulerías)

Porrina de Badajoz-Guitarra: J. Salazar (Porrina hijo)

Y apoyá en el quicio de la mancebíaaaaa, 
yo vi encenderse la noche de Mayo.
Pasaban los hombres
y tú sonreías,
hasta que en mi puerta paraste el caballo.
Serrana si tú me das candela
y yo te dije gaché.
Ay ven
y toma de mis labios
que más fuego te daré.
Paraste el caballo
viniste hacía mí

y fueron tus ojos dos verdes luceros de Mayo tus ojos pa' mí.
Ojos verdes,
verdes como,
la albahaca.
Verdes como el trigo verde
y el verde, verde limón
Ojos verdes, verdes
con brillo de faca
que se han clavaito en mi corazón
Pa mí ya no hay soles,
lucero, ni luna,
No hay más que unos ojos que mi vida sooooon.
Ojos verdes, verdes como
la albahaca.

Porrina-de-Badajoz


“Un dandy en el país del tocino y la envidia” dijeron de él

sábado, 25 de junio de 2011

La dureza del toreo (II) Varelito, el trágico

 

Varelito el tragico 003

Varelito en uno de sus últimos retratos

La dificultad de la suerte suprema

No creo que haya dudas sobre la dificultad que tiene la suerte de matar. Hasta el punto de que grandes toreros han flaqueado en este lance de la lidia. Lo que se ha intentando explicar (como nos recordaba Oselito en un comentario a la anterior entrada de este blog) en la circunstancia de que la estocada es el único momento en que el torero pierde de vista los pitones del toro, ya que la ejecución de esta suerte exige clavar la vista en el morrillo, lo que a muchos diestros, evidentemente, desconcierta. Y les ha llevado a buscar determinados “tranquillos” o “alivios” más o menos admisibles, más o menos chapuceros.

retocada2

Una estocada ejecutada con mucha pureza. La mirada en el morillo y la mano muy baja. Antoñete en su plaza de las Ventas (Fotografía facilitada por Oselito)

Una de las soluciones aportadas ha sido ejecutar la suerte con celeridad. Evidentemente, pasar rápido los pitones no garantiza que se evite la cogida, pero es algo muy parecido a la diferencia entre pasarse despacio el toro por la barriga (lo que antes se decía “pasárselo por la faja”) o pasarlo por el costado y con rapidez. No es lo mismo. El aficionado cabal agradece y elogia la lentitud en la ejecución de las suertes, de todas las suertes, incluida la estocada (como también señalaba con acierto Gastón Ramírez, otro lector del blog)

Sin embargo, este recurso creo que es menos criticable ya que, a fin de cuentas y como han recordado muchos autores, la palabra “volapié”, viene de “vuela pies”, de volar los pies. Y es que las viejas tauromaquias aconsejaban ejecutar esta suerte con la máxima celeridad.

No obstante, lo anterior no quita para que haya habido toreros que se hayan recreado en la ejecución del volapié ejecutándolo muy despacio como a “cámara lenta”, recreándose en su ejecución y convirtiéndose en verdaderos estilistas de la estocada, lo que exige valor rayano en la temeridad.

Varelito el tragico 007

Entre todos ellos, creo que destaca un sevillano, trianero por más señas contemporáneo de Joselito, Belmonte y Granero, que se llamó Manuel Varé y que en los carteles figuraba con el simpático nombre de “Varelito”, y al que sus contemporáneos bautizaron como “El Trágico” por su cogida y muerte. Esta es su historia y estas son sus estocadas.

Varelito el tragico 001

Manuel Varé “Varelito” 

Si hay un torero que haya matado los toros despacio y con buen estilo, ese es Manuel Varé “Varelito”, tanto que los aficionados estaban deseando que pinchara en hueso para verle repetir la suerte varias veces.

Su biografía nos la resume Curro Meloja en la Ficha 38 de su recopilación.

38-Manuel Vare Varelito 001

38-Manuel Vare Varelito 002

Como se ve nació en Triana en 1894 (1893 según Cossío), un año antes que Joselito, aunque su carrera de novillero fue mucho más lenta que la de este, ya que no triunfó en Madrid hasta 1918. Ese mismo año, en septiembre, Joselito le dio la alternativa.

Varelito el tragico 011

Aunque su fuerte fue el estoque su toreo era alegre y valeroso y de no mal estilo.

Varelito el tragico 014

Dice Cossío que Varelito fue ante todo, un estoqueador sobresaliente; pero más que un matador seguro y eficaz, era un estilista de la suerte:

Pinchaba con más frecuencia de la que convenía a diestro que en esa suerte cimentaba su fama; pero sus pinchazos justamente se ovacionaban como si fueran estocadas. Y las veces que acertaba a darlas, el efecto era admirable”.

Varelito el tragico 025

Añade Cossío que:

“Se perfilaba desde buen terreno y al arrancar encogía un poco la pierna izquierda, que al avanzar sobre el toro daba la sensación de deslizar sobre el piso del ruedo.

La mano izquierda la llevaba muy baja y el cruce se verificaba casi siempre con precisión, logrando un efecto plástico en la reunión insuperable.

Varelito el tragico 025 - copia

Varelito matando con su depurado estilo

Varelito el tragico 022

Varelito viendo al toro morir con una estocada de perfecta colocación

La cogida de Sevilla. La actitud del público

Como bien dice Curro Meloja, era tal el interés de sus estocadas que cuando no le cogía bien, el público defraudado lo pagaba duramente con el torero. Por lo que eran frecuentes las broncas. Como frecuentes, por su pundonor en la suerte, fueron sus cogidas.

El día de abril de 1922, el público sevillano apostrofó violentamente al torero trianero quien perdió los papeles al entrar a matar. Al salir de la estocada, el toro “Bombito” de Guadalest, le alcanzó y corneó en el recto.

Mientras iba camino de la enfermería se dirigió a los espectadores gritando:

¡Ya me la ha pegado! ¡Ya os habéis salido ustedes con la suya!

Varelito el tragico 024

Moriría 21 días después de la cogida, tras penosa convalecencia.

Varelito en el hospital 001

Varelito convaleciente de una cogida. Esta impresionante foto pertenece al libro “Death in the afternoon” de Ernest Hemingway.

 

Su muerte. Su amistad con Granero. Una triste anécdota

Varelito fue muy amigo de su tocayo Manuel Granero. Por ello, cuando se encontraba convaleciente de la cogida que le llevó a la muerte, uno de los primeros que se acercó a visitarlo fue el diestro valenciano, que había alternado con él el día de su cogida.

Varelito y Granero al alimon 001

Preciosa imagen de Granero y Varelito, los dos Manueles, en un desplante al alimón en Valencia el año 22.

Lo cuenta, con emotivo estilo, José Ramón Márquez en el blog Salmonetes ya no nos quedan:

Entre los que se acercan a la casa a interesarse por el estado de salud del maltrecho diestro se encuentra su compañero de la desdichada tarde, Manuel Granero. Para animarle, le dice:

-Anda, hombre, que tienes que ponerte bien, que tenemos que volver a torear juntos.

El trianero le responde:

-Qué más quisiera yo, Manuel. Yo estoy muy mal y me voy a morir...

Granero, que era un torero bastante jovial, se ríe y le responde:

-¿Tú te vas a morir? Pues mira, que a lo mejor me muero yo antes.

Premonitorio Granero, ya que como recuerda José Ramón:

El día 7 de mayo, en la Plaza Vieja de Madrid, el toro Pocapena de Veragua le propina a Granero una tremenda cornada en las tablas del tendido 2 que le entra por el ojo destrozándole el cerebro y ocasionando la muerte inmediata del valeroso torero valenciano.

Varelito fallece de septicemia en Sevilla el día 13 de mayo a las seis de la mañana, seis días después de Granero.

Varelito el tragico 015

En la foto, Varelito con Granero y Chicuelo. También aparece el banderillero “Morenito de Valencia

Por cierto y como recuerda José Ramón, se da además la triste circunstancia de que el bautizo de la hija de Varelito, de siete meses de edad, se había organizado para después de la corrida en que resultó cogido.

Varelito el tragico 005

Varelito con su esposa, hija y familiares en un día de descanso

Para actuar como padrino de la niña había viajado a Sevilla el pintor taurino Ruano Llopis, que era íntimo amigo del torero.

Varelito el tragico 012

jueves, 23 de junio de 2011

La suerte de matar (I) Del Guerripié al Julipié

Guerrita se adorna despues de la estocada (1899) 001
        Guerrita se adorna después de una estocada en lo alto (Nimes, 1899)

Una de las cuestiones más curiosas de la Tauromaquia o, al menos, de las que a mí siempre me han llamado la atención es la de las carencias que en la suerte de matar han mostrado algunos de los más grandes toreros de la historia, precisamente aquellos que han sido reconocidos como maestros.

Me estoy refiriendo concretamente a Francisco Montes "Paquiro", Rafael Guerra "Guerrita" y Jose Gómez Ortega "Gallito". No resulta fácil de entender de buenas a primera que toreros de la categoría de los citados hayan flaqueado tanto con el estoque, ya que si eficaces (los tres lo fueron), sus estocadas no destacaron por su ortodoxia y fueron reprendidos por sus contemporáneos.

Veamos como mataban estos diestros.

Paquiro atravesaba casi todos sus toros.

Decía Sánchez de Neira que “como Montes nacen pocos toreros”. Sin embargo, a renglón seguido tenía que reconocer que “como estoqueador era más desigual”. El comentario es muy moderado, pero es porque Neira era partidario acérrimo del “Napoleón de los toreros”. En realidad y pese a las disculpas del crítico, Montes era un matador más que mediano (sobre todo, en los inicios de su carrera) pues no ejecutaba bien la suerte de matar ya que atravesaba a casi todos sus toros.

Francisco Montes Paquiro Angel Lizcano 001
                 Francisco Montes “Paquiro”, por Ángel Lizcano

Sin embargo, Montes ha pasado a la historia como Maestro máximo de la tauromaquia. Su aparición en el toreo se señaló en su día como hecho sensacional y eso que se le discutió su deficiente estilo en la suerte de recibir en una época donde la estocada era la suerte fundamental. Corrochano diría, muchos años después, que:
Descolgaba muchas estocadas o atravesaba los toros, porque no los recibía ceñidos, les marcaba mucha salida con la muleta , y como es suerte [la de recibir] en que no cabe enmendarse –lo contrario de defenderse-, sino que hay que aceptar al toro como viene, ese exceso de mando con la muleta perjudicaba la colocación del estoque”.
Por cierto, que me parece interesante tomar nota de la precisión técnica que hace Corrochano sobre la suerte de matar recibiendo, ya que hoy día, tenemos la inmensa suerte de contar con un torero empeñado en recuperarla. 

Y es que no conviene olvidar lo que dice Corrochano pues en la estocada recibiendo -y precisamente porque no cabe enmienda- la colocación de la espada (buena o mala) no marca el mérito de la suerte. La importancia de la suerte de recibir está en no enmendarse (no modificar la posición de los pies) una vez consumado el cite y arrancado el toro.

La estocada recibiendo se debe valorar entonces, más por la ejecución de la suerte sin enmienda del diestro, como hemos visto a Manzanares en Jerez y Madrid y no tanto por la colocación de la espada (por cierto, también perfecta en los casos que cito).

Papa Negro estocada recibiendo 1910 001
En la suerte de recibir, lo importante es la ejecución de la suerte (no enmendarse) y no la colocación del estoque, ya que es más disculpable la mala colocación que en la estocada a volapié.

En cualquier caso, a lo que íbamos: Montes fue un gran torero y maestro indiscutible aunque al principio no era perfecto en la  ejecución de la suerte de recibir, de tanta importancia en su tiempo.

Matador Antonio Chaman 1848 001
Matador de Antonio Chamán (1848). Esta es la visión que de la estocada tenían los artistas de la época de Montes. Citando así no es extraño que se atraviesen los toros
A Guerrita no lo veían sus toros

Guerrrita fue también la primera figura de la Tauromaquia de su tiempo y, como en el caso de Montes reinó en solitario, sin sombra de competencia, pues ni Espartero ni Reverte con quienes quisieron emparejarle alcanzaban su altura (“Después de mi naide…”)

A Guerrita le achacaron (sobre todo, en Madrid) muchas cosas: ausencia de riesgo, elección de ganado fácil, incrementar el castigo en varas, etc. Sin embargo, nadie le discutió su conocimiento de las reses, sus facultades y su valía como torero ni su inmensa capacidad en la cara del toro.

Lo que sí se le discutió y mucho fue su manera de matar. “Matador eléctrico” le llamaron y estocada de “sambullida” (sic), “de tiro rápido”, “de golpe instantáneo” las que propinaba a sus toros.


Guerrita estocada toro Ibarra 1898 001
Guerrita citando para matar a un toro de Ibarra (octubre de 1898) en Zaragoza. Se puede observar el famoso “paso atrás” y se adivina la arrancada veloz del diestro.

F. Bleu (el autor de esa Biblia del integrismo –en certera definición de Andrés de Miguel- que es “Antes y después del Guerra”) hace catálogo de sus defectos en la suerte de matar. Dice Bleu en repertorio muy similar al que años después se aplicaría también a Joselito el Gallo:
“Pero, ¿y la arrancada a matar por sorpresa con visos de traición, sin sujetar la cabeza del toro, casi sin liar?¿Y la exageración insoportable del paso atrás (…)?¿Y el tapar la cara con la muleta colocada a la altura del cuerpo? (..) ¿Y aquel herir con el brazo alto y suelto?¿Y aquel viaje vertiginoso sin permitir nunca que los toros hicieran por él y se enteraran de lo que se les venía encima?
  La crítica más tajante la hizo Frascuelo hablando con Lagartijo:
“Los toros que nosotros hemos matado nos pedirán cuentas en el otro mundo, porque nos conocen .
Al Guerra, los suyos no, porque no le han visto 
Hoy hubiéramos bautizado su estocada como “Guerripié” y sin embargo, fue uno de los mejores toreros de la historia y no tuvo competidor posible.

Guerrita estocada Bilbao 1899 001
Guerrita arrancando a matar en Bilbao en 1899 (año de su retirada). El estilo es el mismo de la anterior foto.

Joselito "Matolín"

Como a Joselito le achacaban defectos similares a los Guerrita en la ejecución de la suerte de matar (hasta el punto que lo llamaron “Matolín”) no había entrevista en la que no le sacaran este tema.
Así, Parmeno le preguntaba como había corregido la muerte de los toros. La respuesta de Joselito es genial:
“¡Y si le contestara a usted que no lo sé?…      Eso de que me criticaran por levantar la mano, me tenía rabioso. Yo, en una fotografía, había visto a Frascuelo, perfilado para matar, con la mano derecha a la altura de la frente y me defendí ‘sitando’ esa fotografía más de una vez.

Frascuelo 001
Detalle de la fotografía de Frascuelo a la que alude Joselito en la entrevista citada. La mano derecha a la altura de la nariz. Desde luego no está en el pecho.
Pero como continuaban criticándome, yo, que tengo mucho amor propio, y que creo que ‘tó’ se aprende, bajé la mano ‘pa’ herir….y empecé a chuparme una de disgustos que me quitaron hasta el apetito

Joselito Cogida Bilbao 19-08-1914 001
Un disgustillo. Bilbao 19 de agosto del año 14. Joselito cogido al entrar a matar por ejecutar la suerte como comenta en la entrevista.
¿Porqué?, le inquiere Parmeno.
Porque con la mano en el tupé mataba yo más que el cólera y con la mano en el pecho  mataba menos que un ‘estornúo’. Ni hería en su sitio, ni ahondaba, ni ‘crusaba’…
Ya sabe usted que al meterse no se fija uno mas que en el morrillo y que se mueve la mano izquierda instintivamente

Joselito matando 002
Joselito con la mano en el tupé,…matando (en la querencia de un caballo muerto, por si faltaba algo) más que el cólera.
Pues bien, yo, al cambiar la colocación  de la otra, no la podía mover o la movía mal, y figúrese el ‘resultao’. 

Pero como ensayé miles de veces, porque yo, he ‘nacío pa’ torero, quiero ser buen torero, me fui ‘sortando’, ‘sortando’ …
y ya consigo darle gusto a la gente.”

Joselito Sevilla 20-10-1919 Beneficio  Esperanza 001Joselito “dando gusto a la gente”. Después de una estocada de perfecta colocación (en la cruz y con los gavilanes perpendiculares al espinazo del toro) en un Festival en beneficio de su Hermandad  de la Esperanza Macarena (Sevilla. 30 de octubre de 1919)

El Julipié del Juli

La estocada atravesada que dio el Juli a su primer toro de la corrida de Beneficencia de este año(el toro le había hecho un extraño al arrancar) causó un revuelo difícil de explicar  sin conocer los antecedentes de la opinión de algunos aficionados sobre la forma de ejecutar el volapié del diestro madrileño.


A pesar de que se le reprocha lo contrario, la verdad es que el estoque ya ha entrado cuando el pitón llega a la altura de la pierna del torero

Hace años, Joaquín Monfil, en un artículo de Opinión y toros, interesante por lo irónico, definía el volapié del Juli y lo bautizaba con el polémico nombre de Julipié, denominación que ha hecho fortuna.

Dice el citado autor sobre esta estocada, a la que considera suerte de alivio:
El Julipié consiste en citar al toro para matarle a volapié enfrontilado a él, entre los dos pitones del mismo, igual a como se hace normalmente pero, en el momento de hacer la suerte, se le echa la muleta a la cara, para tapársela y dejarle ciego por un instante, en vez de al hocico para que humille y descubra el hoyo de las agujas.

Al mismo tiempo que le tapa la cara se echa fuera del pitón derecho a toda velocidad, de tal forma que se traspasa rápidamente la altura de la punta de dicho pitón y una vez tras la pala se gira el cuerpo hacia el toro, se da un saltito y se busca la cruz con la punta de la espada, empujando con todo el cuerpo tras ella. Muchas veces se pierde la muleta, pues al saltar y clavar se omite su visión al derrotar el toro en ella”.


En la foto se aprecia perfectamente como el torero salta antes y no después de pasar el pitón del toro. La explicación de las estocadas atravesadas puede estar quizás mejor en Paquiro (exceso de mando en la mano izquierda) que en la surrealista descripción del Julipié que se nos ofrece.

Es evidente que el Juli, como reconoce el mismo torero no ejecuta la suerte de matar con perfección. En la entrevista concedida a Andrés Amorós en ABC, del martes 10 de mayo de 2011, por ejemplo y que me facilita mi amigo Vazqueño, requerido sobre “el saltito al matar”, reconoce que:
“En esa suerte he encontrado la regularidad en una forma que no es perfecta. Espero mejorar


El julipié. Curiosamente en las descripciones que se hacen del volapié de Juli, no se dice que el torero se dobla en el pitón y se vuelca en el morrillo, algo que (como me enseñó mi abuelo) siempre ha valorado positivamente el aficionado cabal.


Sin embargo y pese a lo que dice el propio torero, no comparto el análisis de Joaquín Monfil. Si la primera objeción  (tapar la cara del toro) me parece denunciable y la suscribo, el resto (girar el cuerpo del torero tras pasar la pala y desde allí, dando un saltito, clavar el estoque empujando con el cuerpo)  raya en el surrealismo o, si fuera verdad lo que dice, en el milagro taurino.

Ahí es nada, pasar el pitón, y saltando después en el aire, girar el cuerpo hacia el toro y clavar el estoque ahondándolo.

Más que una estocada me parece la descripción de una escena de Matrix.

matrix_1

¿Matrix aplicable al toreo?

Por lo que respecta al salto en la estocada, se ha considerado siempre defecto, pero Gregorio Corrochano hablando de Vicente Pastor (que lo daba) lo valoraba de forma distinta y decía que:
Algunas veces dando un saltito, como si el toro le quitara los pies del suelo, no para irse, sino para llegar antes, como si tuviera prisa por colgarse del pitón, lo que si podía traerle la ventaja de pasar más pronto el cuerno, no le desviaba, sino que le volcaba sobre el morrillo, y la estocada se ahondaba con el peso del cuerpo. Si se considera esto como vicio de ejecución o tranquillo, tiene en favor del matador una voluntad firme para estoquear y una fe ciega en su mano izquierda, con la que se juega la muleta, que había de sacarle del embroque.
Como prueba de que no era fácil ni aliviador este modo de hacer, basta recordar que no tuvo ni un imitador, cuando tantos en el ruedo viven de las imitaciones, y que Pastor, cuando empezó a decaer, ya no saltaba”.
Corrochano se refería a Vicente Pastor, pero el párrafo transcrito es  aplicable perfectamente a Julián López (a) Juli.

Vicente Pastor estocada 001
Vicente Pastor, matando con la mano alta y con saltito. Y, en cualquier caso, menos volcado en el morrillo del toro que su paisano Juli.

Reflexión final

Resulta curioso que algunos de los grandes maestros de la historia del toreo (Montes, Guerrita, Joselito) sobre ser grandes toreros y de valía indiscutible no hayan sido grandes estoqueadores.

Precisando más habría que señalar que han sido matadores eficaces, pero que no destacaron como estilistas de esta suerte.

Todos buscaron su tranquillo para resolver el momento de la estocada que, como dice Gallito, es el único en el que el torero pierde la cara del toro, lo que debe resultar muy desconcertante para diestros (como es también el caso del Juli) que basan todo su toreo precisamente en el conocimiento y dominio de las reses.

Por el contrario, los diestros que basan su toreo en el conocimiento depurado y ejecución de las suertes, si que han alcanzado normalmente cotas más que estimables en la ejecución de la estocada.

Proverbial fue la entrega de Manolete a la hora de matar. Belmonte que no destacó en sus primeros años, acabó siendo matador de estilo reconocido. Igual ocurre hoy día con José Tomás.

Visto desde el punto de vista de su concepto del toreo (imponerse al toro cualquiera que sean sus condiciones) el tema adquiere cierta coherencia pues son toreros más “despreocupados” de las condiciones del toro y, por tanto de su comportamiento en una suerte concreta, como puede ser –entre otras y una más para ellos- la suerte de matar.

Belmonte estocada 001
 Juan Belmonte citando el toro para la estocada

(Continuará)


miércoles, 22 de junio de 2011

Don Luís Mazzantini (IV) Empresario de Madrid

Por José Ramón Márquez                                                            

  Mazzantini retrato calle (Foto Matarrodona) traje de cuadros (de pie)

Don Luís en esos años. Un tipo emprendedor

Desde el año de 1883, Don Rafael Menéndez de la Vega venía siendo el empresario de la Plaza de Toros de Madrid, unas veces en solitario y otras junto a otras personas. A finales de 1887, acuciado por las deudas que, entre otros, tiene contraídas con Lagartijo, Guerrita y el Conde de la Patilla, y viéndose obligado a buscar dinero, entra en sociedad con Luis Mazzantini, mediante la aportación de éste de la suma de 83.000 pesetas.

Dado que Mazzantini es torero en activo, tiene previsto viajar a América y no se va a ocupar de los aspectos de la gestión, nombra como apoderado o gerente de sus intereses en esta empresa a Don Manuel Romero Flores, que en temporadas anteriores había sido apoderado del torero y le había acompañado en sus triunfales campañas de La Habana. Así, desde el día primero de noviembre de 1887 comienza a explotar la plaza de Madrid la antedicha sociedad, en la que Rafael Menéndez, el empresario, cede a Mazzantini o, mejor dicho, a Romero el derecho a contratar a los toreros. De esta manera es Romero quien de una manera efectiva comienza a gestionar la plaza.

  Plaza de toros de Madrid 02 001

La Plaza de toros de Madrid y sus alrededores por aquellos años (Fotografía de la Ilustración Taurina. Año 1. Número 1. 04-05-1884) 

A la hora de la contratación de los matadores para el abono de la temporada, ni Frascuelo, ni Cara-Ancha se avienen con la empresa, presumiblemente por razón de los dineros que les ofrecen, bastante por debajo de los que se van a llevar Lagartijo y Guerrita.

Por ello, la empresa se ve obligada a formar la base del abono de esa temporada con Lagartijo, Guerrita, Hermosilla, Currito y Lagartija; es decir con dos ‘figuras’ que se diría en nuestros días, una promesa, que es Currito, y uno de relleno apoyado por Frascuelo. Además, para enfado de Menéndez, Romero se pone al habla con ganaderos andaluces y contrata corridas de aquellas tierras dejando fuera del abono de Madrid a ganaderías clásicas del abono madrileño como Veragua, Saltillo, Muruve (sic), Conde de la Patilla, Félix Gómez y Aleas.

  Cartel seda Madrid 10-06-1888 Beneficencia 001

El cartel de Beneficencia de ese año (1888), que se celebró el 10 de junio, con 8 toros de Veragua para los diestros Lagartijo, Cara-Ancha, Espartero y Guerrita. Al ser una corrida extraordinaria si pudo intervenir Cara-Ancha, que había quedado excluido del abono.

Las sombrías perspectivas que se presentan ante Menéndez de la Vega en cuanto al resultado en la taquilla de las combinaciones presentadas por Romero Flores le llevan a solicitar, cuando se abre la venta del abono para 1888 y ante el Gobernador Provincial que el dinero resultante de la venta de los abonos sea depositado en el Banco de España o en la Caja de Depósitos para poder garantizar los intereses de la parte a la que él representaba frente a contingencias imprevistas que le pudieran suceder a su coasociado, es decir que los ingresos no cubriesen los gastos que se iban a ocasionar. Romero consigue maniobrar para que no se le obligue a firmar el depósito y esta circunstancia desencadena ya de una forma evidente las hostilidades entre los socios.

En estas circunstancias, Don Pablo Benjumea cita a Menéndez de la Vega en Sevilla y allí pone a su disposición, sin que sepamos a cambio de qué contraprestaciones, las 83.000 pesetas que este necesita para resolver su sociedad y para poder librarse de Romero Flores, pero con Mazzantini en América no se resuelve nada. Habrá que esperar a que el torero regrese a España.

  1880ca-Banco_Espana-000-182

El Banco de España en la plaza de la Cibeles en plena construcción (h. 1857)

A esas alturas ya se había abierto la venta del abono de Madrid, formado por nueve corridas, al mismo precio de la temporada anterior. La afición se retraía en su compra, acaso por la ausencia de Frascuelo.

Podemos estimar el retraimiento de la afición con este dato: en la temporada de 1887, para un abono de ocho corridas, el ingreso había ascendido a 52.000 duros; en 1888, para un abono de nueve corridas, la recaudación fue de 34.000 duros. Menéndez piensa que sin Romero en la Empresa, Frascuelo se avendrá a entrar en el abono y eso mejorará los números.

Frascuelo 7-10-1885

A pesar de los años que ya llevaba en activo, Frascuelo seguía siendo “torero de Madrid” por lo que era previsible que su ausencia del abono repercutiese en la taquilla (La fotografía está dedicada a su amigo incondicional  Antonio Peña y Goñi)

La corrida de inauguración de la temporada, corrida de Pascua, con Lagartijo y Guerrita mano a mano, frente a toros de Benjumea, se verifica tras diversas vicisitudes, de las cuales la más hilarante es el cartel con el que se anuncia su aplazamiento:

Documento1

Cuando Mazzantini retorna de América, Menéndez le propone devolverle las 83.000 pesetas que desembolsó el torero y que figuran en la escritura de cesión que suscribieron ambos y así resolver su sociedad, pero Mazzantini explica que lleva gastados 50.000 duros, que él salvó a Menéndez con las 83.000 pesetas cuando se estaba ahogando y que ahora que ha encontrado a otro capitalista lo que quiere es deshacerse de él y quedarse solo.

Entonces inserta en “La Correspondencia de Madrid”, a manera de explicación, un suelto en el que manifiesta que no tiene inconveniente en ceder su participación en la Empresa, no movido por fines especulativos según él mismo declara, pero a cambio de que Menéndez le abone entre 45.000 a 50.000 duros que es la suma que el torero declara llevar invertida en la Empresa.

Mazzantini aclara que de retirarse de la empresa “será cuidando de que los intereses de los señores abonados, en las nueve corridas de la presente serie, queden debidamente garantizados como lo están hoy bajo la gestión del señor Romero Flores’”

Mazzantini firma 001

En un editorial que publica El Toreo en los albores de la temporada de 1889, señala que no creen que la Empresa:

“Con la experiencia de una serie continuada de descalabros sufridos el último año, no procure poner sus intereses en armonía con los del público, organizando las fiestas de modo que recobren el esplendor de pasados tiempos”

Nada nuevo, ¿verdad? Al fondo, los dineros. Lagartijo cobra veintidós mil quinientos reales, Frascuelo, veintiún mil reales, Guerrita, dieciséis mil. Los toros de Veragua, Saltillo, Benjumea, Conde de la Patilla y Aleas, a dos mil pesetas por bicho. Con esos dineros, la temporada, hecha de unas veinte funciones, costaría unas setecientas mil pesetas y cada corrida se pondría en unas treinta mil, por lo que se precisa un ingreso por corrida de al menos treinta y cinco mil para que aquello resulte viable económicamente.

  26572987

Un “Veragua”. O sea, un billete de 1.000 pesetas de la época (el de la imagen es de 1874). Llamado así porque ese era el precio de un toro de esa ganadería.

En ese momento, con esos números tan poco halagüeños y con la manifiesta hostilidad entre las partes, Don Luis Mazantini se separa de su socio por escritura otorgada ante notario el día 19 de enero de 1889, quedándose él solo como empresa, previa entrega de 125.000 pesetas, amén de la fianza que hubo de depositar, y con Manuel Romero Flores como subarrendatario.

Se estrena el nuevo empresario con una corrida de Mazpule para Lagartijo, Frascuelo y Guerrita; al día siguiente, repite a los mismos matadores con toros del Conde de la Patilla… la plaza no se llena ninguno de los dos días.

 Tendidos Madrid 1890 001

Sin embargo, sólo un año después (1890) con la nueva empresa, la Plaza presentaba este inmejorable aspecto (Fotografía de Laurent).

A Mazzantini le cupo el honor de ser el primero que contrató toros en Madrid de la recién creada ganadería de Palha, cruce de Miura y Concha y Sierra. Se programó el día 29 de abril un mano a mano entre Lagartijo y Frascuelo.

Ése día la entrada fue mejor que los anteriores. Los dos colosos que mataron aquella corrida que tan siniestra fama había de dar a la ganadería portuguesa contaban con cuarenta y ocho y cuarenta y siete años de edad, para que luego digan. A la vista de las fatigas que le hicieron pasar los Palha, Frascuelo declara a los amigos después de la corrida: “Me he convencido de que no puedo ya con una corrida dura”.

Ese día toma la firme decisión de dejar el toreo.

  Los toros de Palha en el campo 001

Toros antiguos de Palha en el campo

El día 7 de mayo alternó el propio empresario Mazzantini con Lagartijo y con Frascuelo. Toros de Veragua. El público le demostró de forma patente su hostilidad, acaso para manifestarle bien a las claras la opinión que les merecía como empresario.

Para el 16 de junio se dio la corrida de Beneficencia. Se anunciaron cuatro toros de Solís y cuatro de Aleas para Bocanegra, Lagartijo, Ángel Pastor y Guerrita. Fue la última corrida que toreó Bocanegra en la Plaza que él mismo inauguró, pues a los cuatro días encontró la muerte en Baeza en unas circunstancias que sin duda merecerán una entrada en esta Razón Incorpórea.

  Manuel Fuentes Bocanegra 001

Manuel Fuentes “Bocanegra” (Del Diccionario Taurómaco de J. Sánchez de Neira)

En aquél año llegó a Madrid el mexicano Ponciano Díaz. El atenquense toreó el 17 de octubre, junto a Frascuelo y Guerrita, tres de Veragua y tres de Orozco. El mexicano mató a su segundo de superior estocada, aunque el estilo de su toreo resultó demasiado movido para el gusto de la afición madrileña.

Además de Ponciano, también esa tarde tomaron la alternativa sus picadores, los mexicanos Agustín Oropesa y Celso González, de los cuales chocó enormemente a los aficionados cómo herían menos, en su obsesión por salvar al caballo, poniendo más interés en dar una lanzada que en detener al toro.

Ponciano Díaz

Ponciano con Agustín Oropesa y Celso González

Días antes de la corrida se había suscitado una grandísima polémica sobre la idoneidad de que Ponciano se afeitase el espeso bigote que portaba. Tras ella, Ponciano, el padre del toreo moderno en México abandonó España para nunca regresar.

Ponciano Diaz 001

Ponciano con su espeso bigote.

El año de 1889 vio además las alternativas del valenciano Fabrilo con Miuras, del sevillano Tortero, en la corrida de Pablo Romero de ese año, de Zocato con toros de González Nandín y de Torerito con toros de Murube y Anastasio Martín.

Enrique Sntos Tortero (h. 1885) 001

Enrique Santos “Tortero” que tomó la alternativa en 1889, con toros de Pablo Romero, ganadería que se había presentado en Madrid el año anterior.

Faltaban aún por darse dos corridas del abono cuando la empresa fijó en los sitios de costumbre un cartel en el que se anunciaba que no pudiendo organizar normalmente esas corridas y no deseando celebrarlas en el mes de noviembre, se devolvería el dinero desembolsado a los abonados y que por esa causa se suspendían dichas corridas.

Al mismo tiempo se supo que la empresa Mazzantini abandonaba la gestión del coso de la Avenida de Aragón y que desde el día primero de noviembre la nueva empresa era la constituida por tres ganaderos andaluces representados por Don Eduardo Ibarra.

Eduardo Ybarra con su padre, Jose Maria (1875) 001

Eduardo Ybarra en 1875, algunos años antes de hacerse empresario de Madrid

Mazzantini había perdido en los dos años que estuvo de empresario la suma fabulosa de 350.000 pesetas.

Terminada su aventura, se embarcó para Montevideo tan pobre como cuando salió de Santa Olalla.

  Mazzantini particular 001

 

Documentación gráfica: Jose Morente