jueves, 8 de octubre de 2015

La faena sublime de Paco Ureña

Por Jose Morente 
Del toreo clásico al natural: De frente y con el compás cerrado, cargando la suerte con los brazos y rematando detrás de la cadera (Foto de Javier Arroyo para Aplausos).

El toreo en nuestra época admite diferentes matices, escuelas y estilos. Si algo caracteriza al toreo moderno (igual que caracteriza a la pintura, literatura, escultura y música contemporáneas pues el toreo es cultura) es ese relativismo tan opuesto al dogmatismo de otras épocas pasadas.
 
Un buen ejemplo de esto que comento lo vimos el pasado domingo en Madrid con la faena de Paco Ureña al toro Murciano de Adolfo Martín.
 
Ureña pasó del natural clásico, citando de frente, a pies juntos y rematando detrás de la cadera al natural de hoy, encajado, con la muleta a rastras, llevando muy abajo, muy dominada y lo más lejos posible la bonancible embestida de ese gran toro de Adolfo Martín.


Al natural de hoy: Con el torero encajado, con el compás abierto, cargando la suerte con todo el cuerpo, con la muleta a rastras, con mucho mando y temple. Con la obsesión de alargar la embestida todavía un poquito más allá, lo más lejos posible (Fotografía de la web de Paco Ureña)


Sobre el toreo en redondo. El espejo de Ureña

Los toreros, todos los toreros, definen su estilo a partir de lo que ven en otros toreros. Hoy día el referente técnico de los toreros, de casi todos los toreros en ciernes, son el Juli y Miguel Ángel Perera.

Perera hace el toreo de hoy con un estilo carente quizás de estilo, de definición personal por lo perfecto y acabado. Perfecto y acabado en los trazos, en los movimientos y en la colocación.

De esas fuentes bebe el toreo de Paco Ureña quien se mira en ambos y, sobre todo y en lo formal, en Perera (no hay mejor espejo) para ejecutar el toreo, su toreo, con la entrega y abandono extremo que le caracterizan.


Perera y Ureña con toros de Adolfo Martín en Madrid

Perera y Ureña con toros de Adolfo Martín en Madrid

La faena sublime de Ureña
 
La faena de Ureña -sublime- tuvo el interés de unir dos estilos diferentes y dos conceptos diferentes en un mismo toro e interpretados por un mismo torero.

Una de las claves del éxito (y pienso que eso era lo que pedía el toro) fue el citar sin toques, echando las bambas de la muleta al hocico del toro para traerlo enganchado en los vuelillos de su muleta que el domingo fue de seda.

Pero lo que disparó la faena a la estratosfera, lo que marcó la diferencia, fue la entrega del torero de Murcia, dando todas las ventajas al toro y asumiendo, en todos los muletazos, el riesgo y el albur de su propio abandono. Eso es torear.

Hay muchas formas de torear, quizás tan magníficas como la de Ureña pero creo que pocas pueden ser más sublimes que las de esta faena del pasado domingo.

Y es que Ureña convirtió en entrega y abandono lo que en otros toreros es técnica y dominio. Esa fue la diferencia.

Eso fue lo que hizo sublime el toreo de Paco Ureña en Madrid


 


Nota: La comparativa fotográfica entre el toreo de Perera y el de Ureña se debe a Alberto Marcos Morante

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