domingo, 17 de abril de 2022

Cuaderno de notas (CXLVII) Joselito el Gallo ¿saetero?

Artículo de Manuel Bohórquez, publicado en el Correo de Andalucía el pasado 15 de abril de 2022

José Gómez Ortega, Joselito el Gallo, era hijo de una gran bailaora de Cádiz, Gabriela Ortega Feria, una de las hijas del cantaor y matarife Enrique Ortega Díaz El Gordo. No es extraño que el genial torero amara el flamenco, así como su hermano Rafael. Joselito adoraba a la Niña de los Peines más allá del cante, también como mujer. En Semana Santa, como Gabriela salía poco a la calle, José llamaba a la gran cantaora gitana para que le cantara saetas en casa a la familia, en la calle Santa Ana, calle de flamencos.

Inauguración y bendición de la capilla dedicada a la Macarena en la casa de los Gallos (Palmas y Pitos 23.11.1913). 
La capilla se construyó tras la cogida de Joselito en San Sebastián. Un pitonazo del que le salvó una medalla de la Macarena que Joselito llevaba colgada al pecho.

Solía ir siempre Pastora acompañada por sus hermanos Arturo y Tomás, el también cantaor sanluqueño Diego Antúnez y la Moreno de Jerez. Gabriela tenía una capillita en su casa y era devota de la Macarena, como Pastora. Cuando llegaba la cantaora a la casa de los Gallo, José la recibía con los brazos abiertos y le solía decir: “Pastora, tengo hambre de tu cante. En la Semana Santa de 1915, el año de la muerte del padre de la Niña, El Paíti, Joselito la llamó a ella y a sus hermanos para que le cantasen saetas a su madre.

Se enturbecieron los cielos,
Hubo eclipse extraordinario...


Pastora Pavón Cruz fue la mejor cantaora de su tiempo, de todos los tiempos, y especialmente una descomunal saetera. Una noche del citado año los hermanos Pavón cantaron en la casa de Gabriela Ortega y todos se quedaron de piedra cuando Joselito se levantó y mirando a Pastora le cantó una saeta de Manuel Torres, Al son de roncas trompetas. Torres era el genio de la época, un artista gitano, sobrino del también cantaor jerezano Joaquín Lacherna, que revolucionó el cante, especialmente la saeta y la seguiriya. Era muy amigo de Joselito, quien apuntaba sus cantes cuando estaba a gusto en una fiesta.

El genio del toreo sevillano creció rodeado de cantaores. Todos los hermanos de su madre lo fueron, y muchos de sus primos hermanos, como Enrique el Almendro y José (sic) Ortega El del Bulto, el padre de Caracol. También Rita Ortega La Morala y su hermano José Ortega La Morala, el abuelo de Manzanita. Eran hijos de Enrique Ortega Feria, uno de los hermanos de Gabriela. No es raro, pues, que Joselito no tuviera solo el don del toreo de arte, sino el del cante, de ahí su amor por Pastora, Torres y Tomás.

Caracol el del Bulto el 15 de mayo del 18, en San Sebastián, ayudando a vestirse a su primo Joselito cuando era su mozo de estoques

Pastora la de los Peines solía decir que Gallito tenía su pellizquito gitano. Cuando lo mató Bailaor en la Plaza de Toros de la Talavera de la Reina, en 1920, la artista prohibió que le tocaran el pasodoble Gallito en los pueblos a los que iba a cantar. Sin saber, seguramente, que ese pasodoble, de Santiago López Gonzalo, no se compuso para Joselito sino para su hermano Fernando, Gallito Chico. En 1904, cuando Joselito aún no era torero.

Manuel Bohórquez
El pellizquito gitano de Gallito.
Su kikirikí parece un paso de baile flamenco.

Cuaderno de notas (CXLVI) De la playa las arenas

Artículo de Miguel Ángel Fernández Borrero, publicado el 3 de abril de 1922 en Huelva Información

1912. Una fiesta flamenca. Belmonte escucha con atención el cante de don Antonio Chacón. A la guitarra Javier Molina. En el extremo de la derecha, Ricardo Torres Bombita.

Juan Belmonte practicaba el flamenco con estilo. Su amigo Paco Sancha describía en La Voz los momentos en que estaba en el hotel concentrado, antes de vestirse para torear, tumbado sobre la cama con un batín de seda a cuadros, en silencio, porque era de muy poco hablar antes de la corrida, aunque con el cuarto siempre lleno de amigos.”¿Qué hora es, Antonio?, pregunta. “Vamos, Juan, vístete, hijo, que ya es hora”, le contesta su mozo de estoques. Comienza el ceremonial, con sus estampas de la Virgen, su pequeño santuario de religiosidad sobre la mesa… Y mientras le van poniendo la faja, canta a media voz: “De las playa las arenaaaas…”. El fandango de La Parrala, que ha aprendido de su amigo Tomás Pavón, que va mucho por Triana con Manolo de Huelva, a escuchar cantar a Cagancho, o se encuentran en fiestas privadas. Belmonte tiene buena relación de amistad con los Pavones. Ahora, concentrado antes de salir para la plaza, hace solo un esbozo de los primeros tercios del fandango que nunca llega a terminar.  Se escribió que Belmonte toreaba por soleares, soleares de su Triana: “Zapatitos blancos. Ni son tuyos ni son míos. De quién son estos zapatos”.  Luego, tanto al salir a la arena como al acabar su actuación, besaba la imagen de la Virgen en su marquito de piel. “Si vas a la mar y cuentas…”