lunes, 11 de abril de 2016

El farol se inventó en Sevilla y no en Madrid

La suerte del farol, según interpretación de Robert Ryan (Del libro El Toreo de Capa)

Dedicábamos la entrada anterior de este blog a la recuperación por Morante de la Puebla, en la corrida del pasado viernes de pre-Feria en Sevilla, de la suerte del farol que inventara el torero de Gelves, Manuel Domínguez.

Morante estudioso de las Tauromaquias antiguas anda empeñado, desde sus inicios como torero, en desempolvar suertes antiguas. Un empeño sobre el que creo no se ha hecho hasta la fecha suficiente hincapié.

La recuperación de suertes antiguas exige, además de estudio y dedicación,mucha  sensibilidad e intuición para poder reinterpretarlas en clave de toreo moderno (Contraportada del Ruedo del 25 de diciembre de 1947 que representa a un torero de patillas morantistas ejecutando un farol)

Para no alargar la entrada anterior nos dejábamos en el tintero, algunas cuestiones relativas a esa vieja suerte (pues tiene ya más de siglo y medio de antigüedad), cuestiones que me gustaría tratar aquí y ahora.


El farol se inventó en Sevilla. No en Madrid

No voy a descubrir ahora la importancia que el ingente trabajo de José MaríCossío ha tenido tiene para la fiesta. El rigor no exento de amenidad de su impresionante tratado, no tiene parangón en la literatura taurina de todos los tiempos. Pero es evidente que un libro de tan largo alcance no puede estar exento de algún error.

Y, en efecto, eso es lo que sucede cuando Cossío habla del nacimiento del farol y lo sitúa en Madrid.

Detalle del texto dedicado a glosar la suerte del farol en el Cossío (Pág, 297 del Tomo 4 de la edición de 2007)
Cossío sitúa el nacimiento del farol en Madrid, el 13 de mayo de 1855. La fecha es correcta pero si acudimos a la reseña del Enano comprobamos que esa corrida se celebró en Sevilla y no en Madrid.



Cossío situaba la tarde de marras en Madrid, quizás porque el Enano, periódico en cuyo número del 22 de mayo se contenía la reseña de esa corrida, se editaba en Madrid. Sin embargo, y como revela la reseña de la corrida, se trataba de la quinta corrida del ciclo sevillano. Y digo ciclo y no feria porque aún no había nacido esta.

El lapsus de Cossío se trasladaría a todos los tratadistas posteriores, incluso a los más rigurosos como es el caso de Robert Ryan quien en su, por otra parte, imprescindible libro "El toreo de Capa", encabeza el capítulo dedicado a esa suerte con la siguiente frase (no sé si apócrifa) de Desperdicios y que sitúa en Madrid y no Sevilla como hubiera sido lo acertado.

Frase que encabeza el Capítulo dedicado a la suerte del Farol en el libro de Robert Ryan
En cualquier caso, el error no es infrecuente. Es tal la importancia de la Plaza de Madrid que tendemos a pensar que todo lo importante ocurre en esa plaza o que nada importante puede ocurrir fuera de ella. Lo que evidentemente, no es cierto.

Y no es cierto pues, mientras Madrid, feudo de los aficionados más tradicionalistas, ha tenido siempre puesta su mirada en el pasadoSevilla, cuna y cantera de algunos de los más grandes toreros de la historia, ha sido la olla donde se cocinaron, a lo largo y ancho del siglo XIX y principios del XX, las más novedosas propuestas. 

Como la invención del farol.



Vista del Palco del Príncipe de la plaza de Sevilla en 1861, en la época de la invención del farol.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Espero su comentario sobre la faena de Ponce el sábado. En mi opinión, Enrique Ponce dijo e hizo el toreo. Creo que merece un espacio en este magnífico blog.

Jose Morente dijo...

Anónimo:

En efecto, Ponce estuvo magistral y demostró su maestría.

Muy pocos toreros hubiesen sido capaces de convencer a la exigente Maestranza con un toro de las características de su primero.

Por desgracia no estuvimos en la plaza ese día y nos tuvimos que conformar con verla por TV. Pero estoy seguro que, a lo largo de la temporada, tendremos muchas ocasiones de glosar a este Maestro del que, a veces, nos olvidamos porque damos por hecho que lo que hace (la difícil facilidad) es muy fácil cuando es lo más difícil del mundo.

Un cordial saludo