Ayer, viernes de preferia, volvíamos a Sevilla a ver toros. Una corrida de mucha expectación (se puso el cartel de "no hay billetes") pues se anunciaban Morante, Juli y Perera con toros de Victoriano del Río y Toros de Cortés.
Al final, el resultado superaba las expectativas pues la corrida no fue sólo agradable o interesante o entretenida, sino que también tuvo mucha enjundia, mucho argumento y no hubo momento de respiro en toda la tarde.
La crónica que viene a continuación resulta, en realidad, innecesaria por no decir, superflua pues sobre lo acontecido ayer y salvo raras excepciones cuyas causas no vienen al caso ni tiene interés analizar, ha habido coincidencia casi absoluta en la Prensa sevillana y nacional, destacando la importancia del festejo.
Sin embargo, este blog tiene como objetivo, además de recuperar y revisar el pasado, documentar el discurrir del toreo actual pues disfrutamos, se diga lo que se diga, uno de los momentos más interesantes de toda la historia del toreo.
Hablemos pues de lo que vimos ayer en Sevilla.
Hablemos pues de lo que vimos ayer en Sevilla.
Los toros de Victoriano del Río/Toros de Cortés
El toro es la base de la fiesta y, sin ser excepcionales los toros de Victoriano del Río (bajo sus dos hierros), propiciaron por su variado comportamiento en todos los tercios -unido a la buena disposición de los diestros- el éxito del festejo. Es cierto que la corrida sacó más mansedumbre que bravura -hubo un par de toros muy rajados en la muleta- pero también es cierto que tuvieron mucha movilidad y, sobre todo, que hicieron cosas que no suelen ser habituales, como esas persecuciones infatigables y con mucho peligro a los banderilleros o la pelea de ese toro quinto que se durmió en el peto en dos larguísimos e interminables puyazo, cinco o seis minutos, y que trajeron a la Maestranza aires de tentadero de machos.
El quinto se enceló en el caballo y se durmió en el peto en dos interminables encuentros que hicieron recordar los tentaderos de machos (Fotografía de M. Serrano para ABC) |
Las cuadrillas
Vimos, como otras tardes, algún suerte de varas y algún tercio de banderillas de trámite pero también vimos un tercio para el recuerdo como ese en el que -tras un templadísimo y largo capotazo de Ambel- sonó la música para homenajear la valentía de Curro Javier.
La verdad de un par de banderillas de verdad (Fotografía de M. Serrano para ABC) |
Los maestros
Y sobre todo vimos, por ellos fuimos a la plaza y por ellos, se llenó la plaza, a tres toreros diferentes. Cada uno con su verdad y sus misterios. Con mucha verdad y con algún misterio.
Para empezar, la tarde nos deparó un muy buen toreo de capote. El de Morante es proverbial y hasta se permitió el lujo de recibir a un toro de salida con el farol que inventara el señor Manuel Domínguez, en ese empeño del torero de la Puebla de ir sacando del baúl de la historia, el toreo más añejo. Juli dio la replica en un quite impresionante. Perera puso, también en quites, su nota de valor y quietud.
El toreo de capote de Morante es proverbial (Fotografía de Maurice Berho para Mundotoro) |
Después vimos seis faenas de muleta muy diversas, muy diferentes, respondiendo a los diversos matices de bravura (o mejor dicho, mansura) que sacaron los toros. A sus variados comportamientos. Faenas en los medios o en las tablas. Donde lo pedía el toro o donde quería imponerla el torero. Los contrastes que dan luz al toreo.
Morante vino a torear con la misma disposición y grandeza con la que vino el Domingo de Resurrección y casi con la misma mala fortuna matando. Ayer escuchó dos avisos por alargar la faena al rajado cuarto. Pero antes desgranó unos naturales tremendos en tablas, marca de la casa. ¡Qué bien torea este torero que tan bien sabe torear!
Morante en su primero un burraco de bella estampa. Luego con la izquierda cuajaría naturales de ensueño al rajado cuarto (Fotografía de Glez. Arjona para Aplausos) |
Lo del Juli fue cosa aparte. Mandón, perfecto, tremendo, entregado y con mucha verdad, muy auténtico en su regreso triunfal a Sevilla, puso la plaza boca abajo, en sus dos toros. Toros a los que entendió con la precisión que le caracteriza y a los que toreó con profundidad, suavidad y temple infinitos y, lo que es más importante, con mando. Juli llevó, en todo momento, muy toreados a sus dos toros. Por donde quiso y como quiso. Eso, y quizás nada más que eso, es torear. Además estuvo muy medido en sus faenas. Como siempre. Así que mientras Morante derrochaba torería y tiempo, Juli fue modelo de mesura e inteligencia torera.
Alarde de poderío del Juli (Fotografía M. Serrano para ABC) |
Perera vino a por todas y fue capaz de sujetar a un toro -el tercero- que se rajó de manera escandalosa a las primeras de cambio y se le fue a tablas. Pisando el terreno del toro, metido en los terrenos del toro, sacó muletazos impensables de absoluto poderío en un terreno imposible. En el sexto se dio un arrimón que, por desgracia, no llegó a calar en el público.
Perera en tablas consiguió entusiasmar a los aficionados de la Maestranza (Fotografía de M. Serrano para ABC) |
Lo importante es que, en toda la tarde, no hubo un momento de aburrimiento. A las palmas, sucedían las ovaciones y, a estas, les seguían los olés. Hubo muchos palmas, muchas ovaciones y muchos olés. Faenas musicadas y oleadas, como decían los antiguos, matizadas y subrayadas por los inevitables silencios de la Maestranza. Pero ayer hubo muchos más de aquellos que de estos. Muchos más olés que silencios.
¡Fue una gran tarde de toros!
PD Con fotografía ¿Qué es torear?
Torear es hacer que el toro vaya donde le mande el torero. El Juli en Sevilla mandando en la embestida del toro.. Fotografía de Maurice Berho para Mundotoro) |
1 comentario:
¡Qué bonito ver a Morante volver este día! Volver a ser él, con lo suyo, con el toreo memorable de otras tardee. Venga, que siga así. Juli, venga. MAP, venga. // Atte., Torotino.
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