"A Belmonte lo estaba haciendo falta en Madrid una faena como ésta. Desde aquellas cinco famosas verónicas sin enmendarse en su época de novillero y desde 1a faena del 2 de Mayo, que recuerdo al comenzar esta revista, no había tenido ea Madrid una tardo completa. Los que lo proclamamos «fenómeno», porque lo que hacía de novillero no se lo habíamos visto hacer á nadie, comenzábamos á sufrir las consecuencias, pues el público creía que esos estupendos lances belmontistas solo se podían dar á toretes de manteca ó mermelada, y no merecía ciertamente levantar hasta la luna á un diestro que solo podía lucirse con bichos inofensivos.
—i Esperad!... i Esperad! Decía yo a los me increpaban—. Belmonte armará una revolución en la Plaza el día menos pensado.
Y ayer la armó. Y la armará el jueves ú otro día cualquiera
Esto no quiere decir que Belmonte estará siempre como estuvo ayer. Es más; yo creo que tan completo como ayer es muy posible que ya no lo esté en toda la temporada; pero sin llegar á tanto, han de ser muchas, muchas las tardes que con sus maravillosas medias verónicas y con sus estupendos pases de muleta nos ponga en pie, congestionados por entusiasmo y la admiración,
¿Qué el toro de ayer era de manteca?
¡Naturalmente! Como que ni Belmonte ni nadie realizará nunca una faena tan fina, tan apretada y tan lucida con bueyes resabiados que tengan poder y alarguen y achuchen por ambos lados.
Don Modesto "Desde la barrera-Ocho de Murube" (Crónica publicada en el Liberal de Madrid el 26 de abril de 1915)
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