El triunfo incontestable de López Simón (Jesús Diges-El País) |
Pamplona. Primera de Feria. 7 julio 2015
Aunque hoy día no suela utilizarse en demasía, no está de más recordar que esta expresión ―el triunfo a golpe cantado― definía perfectamente la situación en que se hallaba un torero en racha ante la necesidad ineludible de triunfar en una corrida, una plaza o una feria determinada. Afrontar con éxito una situación de este tipo dice mucho del estado de ánimo y de la fe en sí mismo del torero, algo así como lo ocurrido esta tarde con el diestro López Simón, que salió al ruedo pamplonés dispuesto a demostrar, sí o sí, que sus triunfos de Madrid no fueron fruto de la suerte o la casualidad.
Y a fe que lo demostró. Se vio desde el primer momento, cuando al quitar por templadísimas chicuelinas puso de manifiesto las excelencias del primer toro de Moral, y lo confirmó a lo largo de toda la tarde en lo que fue un derroche de valor, colocación, claridad de ideas, conocimientos, temple, imaginación y torería. No vale la pena describir sus faenas —para eso están los videos—, pero si consignar la importancia de su aldabonazo, sus tres orejas y su salida por la puerta grande.
La corrida de Jandilla, muy seria y con mucha movilidad, resultó algo desigual. Corretona y un tanto falta de fijeza de salida, fue a más en los siguientes tercios, transmitió y no opuso graves dificultades a sus matadores.
A Padilla le correspondió el peor lote, pero lo cierto es que el jerezano no tuvo su día. No se entendió con su primer oponente, incomodísimo de salida y, en el cuarto, estuvo a punto de perder los papeles, salvándole de la bronca su sabida complicidad con el público de Pamplona.
Por su parte, el sevillano Pepe Moral logró muletazos de calidad en su primero, perdiendo la oreja por la espada y por el vicio de eternizar sus faenas, una preocupante manía que afectó también a sus compañeros de terna y en la que, a mi modo de ver, incurre casi todo el escalafón.
Mención especial merece el comportamiento del público. Bullanguero como siempre, siguió con atención el desarrollo del festejo y en todo momento se mostró respetuoso con los toreros. Algo de lo que hay que felicitarse, ya que otro tanto ocurrió en la novillada de anteayer.
Finalmente ruego que me dispensen aquellos que esperasen un comentario mío al festejo de ayer. Quizá no llegue a las exageraciones de Recondo, pero lo cierto es que mi religión me prohíbe asistir a las corridas de rejones.
López Simón hizo derroche de buen toreo.(Javier Arroyo-Aplausos) |
Juan Antonio Polo
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