Siguiendo ya con la zona ciega vemos que toma una relevancia mayor dentro ya de la embestida: cuando el toro tiene ya el objeto al alcance del pitón y pretende cornearlo. Tanto para el capote como para la muleta, esta zona ciega impediría al toro ver el centro del objeto al que acomete, con lo que tendría que optar por situarse para poder verlo con un solo ojo.
La elección del ojo es evidente: aquel cuyo campo [visual] contenga la totalidad de la figura que el toro tiene delante: torero y engaño, intuyendo el animal la posición de la cabeza que ha de proporcionarle una vigilancia más precisa del enemigo.
Si estamos toreando por el pitón derecho, este ojo sería el derecho, porque en su campo visual está el torero cuando el toro pasa, y viceversa: cuando esto sucede decimos que el toro "va toreado". Al adelantar ligeramente el ojo y el pitón que torean, el animal no tiene más remedio que separar la cara del cuerpo del torero: lo que llamaremos "apertura".
Los animales muy bravos y humilladores, también tienden a bajar el ojo que, digamos, embiste, y por tanto, a perseguir el engaño con el cuerno de ese lado más humillado, haciendo lo que denominamos "el avión".
Raúl Galindo. "El toreo, en teoría" (1ª ed., Barcelona, 2004, Editorial Bellaterra S.L.)
1 comentario:
Los animales muy bravos y humilladores, también tienden a bajar el ojo que, digamos, embiste, elcentroamericano.net/biografia-de-shannon-williams/
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