Por Fernando Cámara
Joselito el Gallo en Madrid concentrando la atención del toro en la muleta. Joselito es el torero que, en toda la historia del toreo, más atención ha prestado al comportamiento y conocimiento de las reses (Fotografía publicada en facebook por José e Ignacio Sánchez-Mejías Herrero)
Yo diría que torear es conducir el ataque del toro, fijar el objetivo donde el toro tiene que lanzar la cornada de la forma más uniforme y lineal posible pero sin dejar de generar estímulos en cuanto al interés del toro por seguir defendiéndose. Esto se consigue presentando y retirando la muleta de la cara del toro.
El torero no se impone, sino que tiene que tener la suficiente destreza para generar estímulos, por una parte, con los pasos y presentación de la muleta y por otra, provocar la indiferencia o el desinterés del toro por la anatomía del torero. Esto sólo se puede conseguir si el torero dispone de la habilidad de generar esos estímulos con la colocación, los toques, la presentación de la muleta, los giros de la muñeca y los giros del cuerpo, etc.
Pase natural de Pepe Luis Vázquez concentrando el ataque del toro en su diminuta muletilla. Pepe Luis además de ser un verdadero artista, ha sido uno de los toreros que más rápido “veían” al toro.
La economía de movimientos del torero, el movimiento de las piernas y la posición de los pies con la suficiente perfección en situación y distancia para quedar colocado de uno muletazo a otro; la sutileza en los trazos de los muletazos y la generación de estímulos permanentes por medio de la muleta, muñeca y cintura canalizan el ataque del toro, lo que permite el lucimiento, objetivo principal del torero.
Otro caso de precocidad y preclara cabeza es el de Luis Miguel Dominguín, otro torero, de línea gallista, que hacía que todo pareciera fácil lo que (como a Guerrita o a Joselito), al final se volvía en su contra. Luis Miguel ha firmado algunos de los naturales más largos y mandones de la historia del toreo. Todo su toreo estaba en función del toro.
En todo caso, hay que tener siempre en cuenta que hay toros persistentes en el ataque para su defensa, es decir, atacantes. pero que también los hay cuya defensa es defensiva, o sea, se paran y esperan el ataque del antagonista.
Por todo esto, la embestida de un toro hay que entenderla bajo los principios naturales del toro como animal irracional, analizando su comportamiento en su medio. Por ello coincido con los planteamientos que se exponen en la anterior entrada de este blog(1) si bien matizando algunos detalles técnicos.
Paco Camino en un derechazo de inicio de una tanda de frente y con la “pata ‘alante”. Paco ha sido otro caso de precocidad y cabeza torera. Uno de los toreros que mejor ha intuido la forma de “pensar” de las reses. Por eso se le conocía como el “niño sabio de Camas”
Notas:
(1) El autor se refiere al artículo de Alexandre Coursier en “Análisis grado cero” publicado en este blog el pasado domingo, 17 de marzo.
16 comentarios:
Mi saludo al maestro Y buen paisano Fernando Cámara:
Quisiera aclarar, por delante de mi comentario, que si en algún momento pudiera dar la impresión de pretender corregir, no es esa mi dirección; solo quiero aportar un granito de arena, complementar o establecer una posible discrepancia en aras de que una posterior explicación, en este caso del maestro Cámara, nos aclare puntos que los aficionados no hayamos podido ver en toda su dimensión, dado que generalmente no nos hemos visto en la cara del Toro -no es mi caso- y por tanto la percepción puede ser incompleta, incluso errónea.
Veo que para nada en su exposición -se permite definir- tan solo nos habla de "torear" en el uso de la muleta; craso error el mío, sin duda, al traer interpretado desde hace unas seis décadas que lidiar era sinónimo de torear (todo lo que se le hace al Toro desde que sale por toriles hasta que lo arrastran las mulillas) sobre lo que no me encuentro muy dispuesto a ceder; so pena de que usted me convenciere de mi error. Posiblemente algún día la Academia, acabe por entender los dos términos como sinónimos; de momento, no.
Presta toda atención al toro que se defiende: La foto de la anterior entrada de Don José Morente, en la que dos toros en el campo inician una "agarrá" se ve claramente que tenemos uno que ataca, lleva la iniciativa y acomete; otro por el contrario, se defiende, al qué se le ve encogido y a la espera. Ambos comportamientos son trasladables a la plaza, dos formas distintas que nos van a exigir planteamientos diferentes. Si seguimos la linea de lo "parladé" posmodernista, el primer Toro no ira a la plaza, se sacrificará a la madre, y el padre se pudo vender a un ladrillero.
Por otra parte habla de provocar indiferencia o desinterés del toro por el cuerpo del torero. Eso tal como usted lo expone, me dice que es tauromaquia de segunda, toda vez que si el torero no se ha "dejado ver", no se ha "ofrecido" hasta haber convencido a base de cargar la suerte, en el amplio sentido de la palabra, a mi noble-fiero (la nobleza que no venga de la fiereza dominada no me interesa, sería "tonteza") de qué, quién lo ofende y lo provoca es aquél trapo, del qué no consigue su abandono de la plaza, no habrá Toreo (ya con mayúscula).
Yo he necesitado un Toro Bravo y Fiero; usted, un monocorde, parladé de mercadillo o standart, flojíto (muy flojo); y sobre todo "tontuno" para más señas.
No ha dicho nada del Tercio de Varas. ¡Pecado!
Saludos de Gil de O.
Sirva la aclaración que hago:
No tengo nada contra los ladrilleros, absolutamente nada. Es más, expreso mi agradecimiento por dedicar a la Ganadería de Bravo -los que lo han hecho- gran parte de los beneficios obtenidos en la construcción. No son precisamente los peores ganaderos; base de dinero, sí, pero las ganaderías están atendidas.
Saludos de Gil de O.
p/d con esta aclaración respondo a varias y muy entrañables llamadas.
Gran acierto el de Alejandro Corredor(Alexandre Coursier) al mostrarnos el Suplício o Tormento de Tántalo, como la más fiel de las comparaciones históricas, en este caso mitológicas, para con el Temple en el Toreo.
Ahora mismo acabo de recordar las palabras que me dijo en una ocasión Pablo Hermoso "se les hace más daño con el Caballo que con los hierros". Sabio razonamiento. La hemorragia en principio descongestiona al Toro.
El TEMPLE castiga al Toro -cuando lo hay- hasta límites insospechados; lo de las inercias lo desahogan. El sufrir de Tántalo no lo aguanta nada más que un Toro Integro.
Le felicito por ese apunte comparativo tan esclarecedor.
Pero...(no te enfades Enrique Martín, ya sabes como soy, tal cual un simple apoderado, "sí pero no") pero...ya lo demás de su articulo, el cual también se lo he leído en francés para analizar la capacidad traductora de José Morente, es bastante gratuito:
Cuidado con Corredor qué nos dice sobre la pierna (jambe) adelantada y cruzarse, cómo de un adminísculo respecto del resto de la diversidad de imposiciones que se le hacen al Toro durante su lidia. Digo yo, no te cruces, no le eches la pierna y piérdele pasos a mi Toro y verás lo que tarda en echarte mano, como le pasó al padre de Manolete en uno de los videos de días atrás. Déjalo que te mida, déjalo que te enfoque, y cuando te haya visto no te salva ni el capotillo de San Fermín; y si no que se lo pregunten a Sánchez Vara con Golfíllo de Cebada Gago en Pamplona 2008.
Por otra parte, no se olvida de reiterarse en que una de las mejores indicaciones para qué, el toro se crea ganador es el hecho de retirar los caballos de la plaza al cambio de tercio. Se ve que en la concepción de su tauromaquia ya prevé la eliminación de la Suerte de Varas.
Mire Don Alejandro, guarde buen cuidado en que lo que usted haya de contar para la Historia de la Tauromaquia es el documento escrito, como pasa en toda la grande e general hestoria; algo, hasta que la agotan los tiempos y la memoria, de la leyenda; y casi nada, la tan efímera como la propia vida la transmisión verbal, como es mi caso. Guarden usted y todos los sabios buen cuidado.
Saludos de Gil de O.
¿A qué vienen esas absurdas disquisiciones? La única conclusión que extraigo del segundo comentario es que su autor entiende que los términos "torear" y "lidiar" son sinónimos y que, en su consecuencia, está a la espera de que tal similitud sea proclamada por la Academia.
Sin embargo, aunque lo que entendemos por "lidiar" encaja perfectamente con la primera de las acepciones recogidas por la RAE (luchar con el toro incitándolo y esquivando sus embestidas hasta darle muerte) e incluso con la segunda (batallar, pelear), no ocurre lo mismo con la palabra "torear", cuya primera acepción (lidiar los toros en una plaza) nos remite a la anterior, con la simple e intrascendente diferencia de que la lucha con el toro debe tener en una plaza.
O sea, que para nuestra Academia "lidiar" y "torear" es exactamente lo mismo.
Y ahí es donde discrepo. Así que, sumándome a las absurdas disquisiciones que criticaba más arriba, echo mi cuarto a espadas y reclamo la conveniencia de incluir un simple matiz en las definiciones de la RAE, dando por buena la correspondiente a la palabra "lidiar" y sugiriendo que al definir el vocablo "torear" se reitere la definición de "lidiar", anteponiéndole la expresión "el arte de" y suprimiendo el inciso final "hasta darle muerte", de forma que la definición de "TOREAR" sería "EL ARTE DE LUCHAR CON EL TORO INCITÁNDOLO Y ESQUIVANDO SUS EMBESTIDAS".
La "lidia" hace referencia a la lucha y a la TÉCNICA, mientras el "toreo" se refiere al ARTE. Y hay lidias buenas y lidias malas y buen toreo y mal toreo. Todo depende del sujeto, el torero (que es el que lidia y el que torea, bien o mal), y del objeto, el toro (que puede ser bravo o manso... cuando no tonto, como apunta el anterior comentarista).
Y vuelvo sobre el tercer comentario, rogando a Gil de O. que me perdone.
Al toro se le castiga con el MANDO, quebrantándole y sometiéndole. Con el TEMPLE se procura efectivamente su desahogo; en cierto modo se le "acaricia", propiciando su duración.
Señor Gil de O.
Muchas gracias por su interés hacia mis hipótesis en cuanto al comportamiento del toro durante la lidia. Adelantar la pierna, cruzarse : actitud ética (parcialmente), sobre todo, manera de buscar el pitón (ojo) contrario sin dejar un hueco entre el cuerpo del torero y la muleta (peligroso, siempre) y alejar la trayectoria del toro. Participa este movimiento del arsenal para someter el toro? de manera muy marginal (a mi juicio).
"la eliminación de la Suerte de Varas." ? Nunca! Quizas esto es el deseo profundo de los toros, no el mío. No pensaba yo que lo que había escrito podía ser interpretado como un deseo de la desaparición de la suerte de varas.
Toujours bien agréable de discuter entre nous autres, amateurs des toros.
A.C.
La Academia siempre tan perezosa, aunque a veces se meta en batidas y acelerones a mi parecer inadecuados.Insiste en definir sin conseguirlo; normal. Los Sumos Pontífices de la Lengua -minúculos y mayúsculos- no han previsto que pudieran surgir discrepancias de sus controvertidas definiciones.
Y aquí tenemos una, con Lidia y Toreo. Personalmente a lo largo de mi existencia las he usado como sinónimos; pero puestos a matizar y con la involución (evolución dirigida y forzada) por la que discurre el Toreo, pues que... pese a que tal cómo, usted ha apreciado "una nos lleva a la otra; lo que posiblemente nuestros Académicos no hayan advertido y usted Sr. Garabito, sí.
Mi manejo de ambas expresiones, lo reconozco depende del matiz que quiera imprimir a su uso. Verá: cuando pretendo destacar ante las dificultades a superar, el orden, buena dirección, su sentido y manejo delante del Toro, utilizo la expresión Lidia; mientras que si no es necesario destacarlo, aunque se sobreentienda, manejo la de Toreo.
En definitiva quienes le dan vida a la Lengua somos los hablantes. Así que no se den demasiada prisa nuestros pulidores y dadores de brillo y esplendor de la Lengua Castellana, con las afecciones qué nos ocupan, que no definiciones (por definición incompletas) sobre los dos vocablos que hoy nos traen a esta tertulia, ya qué, por lo que veo tendré que ir arriando velas para que me entiendan mis interlocutores. Yo me entiendo perfectamente, aunque la diferenciación la veo más próxima que su inclusión en el "Diccionario de sinónimos y antónimos"
No obstante repare en el uso de los dos términos por parte de los trincones: a la expresión Lidia, le hacen "fuhs" como a los gatos, mientras que la de Toreo, bastante menos aunque a regañadientes entran en su uso; pero la de torear, esa si que les viene bien a la mano. La están convirtiendo en sinónimo de pegar pases (toreros pegapases y su toritos monocordes).
Quizá tengamos que echar un rato sobre lo de Temple, Mando y Duración; y mire que le he puesto el ejemplo de Don Pablo. Cualquier día se nos viene el cabecera de cartel Don José Morente con algo sobre el particular y nos pone las pilas para meterle treinta o cuarenta comentarios, lo que en LRI es tan frecuente, aunque hoy, parece ser, ha dejado esto en un mano a mano.
Aquí no aparece nadie, ni para mandar callar.
Saludos de Gil de O.
El caso es que en el fondo estoy de acuerdo con Vd. Y aunque, como dije en mi primer comentario, creo que estas disquisiciones son absurdas y no conducen a nada, vuelvo sobre el tema a efectos de dejar constancia de mi convencimiento de que "lidiar" y "torear" son conceptos superpuestos, que personalmente diferencio en base a una simple cuestión de matiz, "técnica" y "arte", aún a sabiendas de que dicen prácticamente lo mismo.
Sin embargo, como muy bien dice Vd., somos "los hablantes" los que fijamos el matiz que nos interesa al utilizar cualquiera de las dos expresiones. Véase si no, a título de ejemplo, como cuando un aficionado se refiere a una serie de lances, puede decir perfectamente que "llevaba al toro muy toreado" (pero no "muy lidiado") y que cuando se destaca la colocación de un torero "durante la lidia", no se puede sustituir esa expresión por la de "durante el toreo".
Naturalmente, hay críticos que destacan "el gran toreo" realizados por un clásico "pegapases" en una faena de muleta, pero eso no cuenta. Como vulgarmente se dice, se les ve el plumero; se trata de una mentira más, como cuando nos dice que un diestro cortó dos orejas, no siendo así, o como cuando nos asegura que la plaza está casi llena y sólo hay cuatro gatos.
Y también a título de ejemplo: ¿no hemos visto toros muy bien lidiados, pero sólo regularmente toreados? Recuerdo más de un caso, protagonizado por un torero alicantino. ¿Y no hemos visto toros a los que se ha dado una lidia infame y que, en un momento dado, han metido bien la cabeza en la muleta y han sido espléndidamente toreados por Curro o el Paula?
Creo que no debemos complicanos la vida. Es una simple cuestión semántica y, desde luego, los sesudos académicos tampoco se la van a complicar. Además, el tema en cuestión no le interesa a nadie. O, en todo caso, a cuatro. Y esos cuatro, entre los que nos encontramos Vd. y yo... seguro que nos entendemos.
Gil de O/Garabito:
Gil de O. N estoy ajeno al debate sino encantado de seguirlo "desde la barrera".
Me gustaría, sin embargo, dar mi opinión sobre esta simpática disquisición semántica que les entretiene (y nos entretiene): la diferencia (si la hubiere) entre lidia y toreo.
Acuden al Diccionario de la RAE. Pues bien, yo me he tomado la molestia de acudir al Diccionario de la RAT (Real Academia Taurina) que no es otro que el Cossío (tomo I) y el resultado es sorprendente.
Cossío define la lidia como "el conjunto de suertes que se practican con el toro desde que se le da suelta del toril hasta que se arrastra" y torear como "lidiar toros en la plaza" (recogiendo la definición de la Academia).
No estoy de acuerdo. Si bien podemos considerar ambos términos sinónimos y, en ese sentido (intercambiables entre sí) se utilizan en muchas ocasiones, hay también un empleo de mayor sutileza donde la palabra lidia, lidiar, se utiliza para designar el uso de los mecanismos más técnicos del arte de burlar reses y la palabra toreo para aquellos aspectos donde prevalece el arte, como ya han apuntado ustedes.
Así se viene empleando por los aficionados desde hace muchos años.
Otra cosa es confundir lidiar con bregar cuando (como recalcaba Corrochano en el libro cuyo título hemos parafraseado en esta entrada) la lidia es una parte, sino la más, de las más meritorias que componen el toreo.
Un cordial saludo a ambos.
Parece ser que los tres estamos de acuerdo, aunque crea que para este viaje no se necesitaban alforjas y que entienda, como he venido diciendo, que se trata de disquisiciones absurdas... que han servido para entretenernos el fín de semana.
Por esa razón y sin el ánimo de crar más polémica, les digo que no estoy convencido de lo aseverado por José Morente en su párrafo final. Los subalternos se turnan en la lidia o en la brega de los toros. Y en tal caso, al referirse a su actuación, los dos términos pueden utilizarse indiferentemente.
Garabito:
Esto de que tres aficionados estén de acuerdo en algo no augura nada bueno...
Bromas aparte y con ánimo de polemizar un poquita más (esto también es broma) y aunque sé que no es semánticamente correcto siempre he distinguido entre brega y lidia a la hora de hablar de forma coloquial. No sé usted o Gil de O. como usan esos tñerminos pero yo la palabra "brega" la he reservado más bien al trabajo de los peones (o del matador que torea al estilo del peón). Por el contrario, la palabra "lidia" la he utilizado cuando la labor del espada alcanza cotas de precisión importantes adobadas de elegancia pero siempre que lo eficaz prime sobre lo estético. O, dicho de otro modo, cuando el dominio sobre el toro se convierte en objetivo básico del toreo por encima del resultado artístico. Que será generalmente cuando el toro, por sus condiciones, obligue a ello.
Un cordial saludo (extensivo a Gil de O.)
Gil de O,:
Ya puestos y para animar el debate recojo parte del último párrafo de su anterior comentario:
"habla de provocar indiferencia o desinterés del toro por el cuerpo del torero. Eso tal como usted lo expone, me dice que es tauromaquia de segunda"
En mi opinión, no creo que el autor del texto (Fernando Cámara) se refiera no ofrecerse al toro sino más bien a que el torero siempre tiene que utilizar todos los macanismos posibles para que el toro se centre en la muleta y no en el cuerpo, pues no en balde el primer objetivo del torero es torear no que el toro te coja.
En ese sentido, el texto de Fernando Cámara me recuerda mucho las reflexiones de otro torero, Manolo Martínez, siquiera sea con otras palabras.
Ambos, en síntesis vienen a decir lo mismo y es que el torero tiene que conseguir que la atención del toro se centre en la muleta que es el objeto que el toro tiene que considerar su "enemigo" y ello ofreciendo su cuerpo. Sin hurtarlo a la mirada del toro.
Algo que no me parece nada, pero que nada fácil
Un cordial saludo.
Con el Toro en la plaza -he dicho Toro- jamás se prescindirá del sentido de la lidia.
Mal harás como esta tarde Nazaré en colocar al toro en el caballo orientado en suerte contraria, le marcas la huída. Mal harás con Cerrar un toro bravo para la faena de muleta -Morante en Valencia- cuando te pide los medios, no el tercio, dónde se la malfundamentó matando mal.
Con ésto quiero llegar a la conclusión de que siempre, aparezca el Arte o no, se está lidiando. Lo contrario es pegar pases (pegapases). Y pegar pases no es Torear y menos aún lidiar. Creo que el término Lidia es más amplio. Cualquiera que sea la condición del Toro te obligará a darle sentido a lo que se le haga; se está lidiando, pues.
Lidiar es Navegar. Torear es Marear, es hacerlo con Arte. Pegar pases es dar golpes de Timón o Remo, sin una orientación determinada, es manejarse con la Brújula o los papeles "perdíos".
No le doy a nuestra charla carácter de polémica, ya qué estamos de acuerdo en lo primordial, dirimiendo algunos matices como si estuviésemos "sentaos" en Gorrión o en casa "Granaero" en mi pueblo tomando algo.
Saludos de Gil de O.
No, no; nada fácil. Por eso Manolete fue lo que fue, y sigue siédolo.
Olid
Gil de O.:
¡Olé!
Insisto: no hay que ceñirse a las definiciones: ni el toreo, ni la literatura deben tratarse como si fueran una ciencia exacta. Y las distintas acepciones de las palabras ofrecen margen suficiente para que "los hablantes" expresen sus ideas con la deseada precisión. Todo depende de su buen criterio y del contexto en que utilicen las palabras en cuestión.
La prueba la tenemos en la inútil aunque "entretenida" polémica suscitada a raíz de la presente entrada. Todos estamos de acuerdo, nos gustarán más o menos las definiciones, pero lo que queremos decir al utilizar las palabras "torear" o "lidiar" depende del matiz que les demos y del tema objeto de discusión.
Así que, por mi parte, doy por zanjada la discusión. Y les confieso que, pese a encontrarla inicialmente irrelevante, me ha "entretenido" mucho haber tomado parte en la misma... alternando con dos buenos aficionados.
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