Juan Belmonte. En la frente la cicatriz de la cornada del Arahal
Comentaba en la primera entrada de esta serie dedicada al toreo de Juan Belmonte que me parecía indiscutible que Juan renovó el toreo de su época desde el punto de vista técnico y, sobre todo, desde el punto de vista estético.
Sin embargo, quedaba en el aire pendiente comentar o reflexionar sobre cual fue realmente su aportación técnica al toreo de su época. Vamos por partes.
El molinete de Juan Belmonte. Un pase marca de la casa
Parar, templar y mandar
Se ha dicho que la técnica del toreo de Belmonte se podría resumir en la famosa trilogía belmontina del “parar, templar y mandar”.
Yo pienso que no es cierto. No porque estos conceptos no sean aplicables al toreo de Juan Belmonte (lo son y en grado sumo), sino porque son aspectos que tienen más que ver con su actitud ante el toro, que puede ser común a la de otros toreros (Lo que llamaba en la anterior entrada los pilares de su toreo: valor, estilo y concepto), que con la concreta técnica empleada.
Sentimiento y pasión. La trilogía belmontina (Parar, templar y mandar) tiene más que ver con el acento personal del trianero que con su técnica como torero.
Un ejemplo. Nadie podrá negar (y es opinión expresada por los más destacados belmontistas) que a Manolete se pueden aplicar también sin rubor los preceptos de la trilogía belmontista. Manolete, paró, templó y mando, como pocos. Sin embargo, nadie más alejado técnica y estéticamente del trianero que el diestro de Córdoba.
Manolete, visto por Roberto Domingo
¿Cuales son, por tanto, los mecanismos técnicos que distinguen el toreo de Juan Belmonte y que le caracterizan? En mi opinión, los aspectos técnicos que realmente definen el toreo de Belmonte serían: Su forma de citar (al pitón contrario), su forma de ejecutar los pases (toreo de cambio o expulsión) y su forma de ligar los pases o construir la faena (toreo en “ochos” y no en redondo). Vamos a ver hoy los dos primeros.
El cite. El pitón contrario.
El cite es quizás uno de los aspectos que mejor definen a un torero o a un sistema de toreo (Ver entrada del blog sobre el cite de Manolete)
En Belmonte su colocación ante la cara del toro es clave. Para mi una de las razones (la otra el temple) del impacto que su toreo causó en los públicos. A la vista de cualquier fotografía de Juan Belmonte es evidente que su colocación en el cite es muy cruzado con el toro, lo que se denomina ir al pitón contrario (yo diría mejor, matizando mucho, al ojo contrario).
La técnica que Juan utiliza, el irse al pitón contrario, lo habían hecho otros toreros antes, por lo que no constituía novedad.
Citando al pitón contrario. Fuentes, Guerrita y, más antiguamente, Lagartijo.
La novedad o la diferencia es que Belmonte se coloca mucho más cerca del toro al citar (Por eso decían que los toros le cogían pero no le calaban) y además, una vez colocado en el sitio Juan no se quita. Rompe con el aforismo de Lagartijo (“Viene el toro, te quitas tú. No te quitas tú, te coge el toro”).
Difícil encontrar un torero citando más cerca y más cruzado.
Este mecanismo del cite al pitón contrario, lo explicaba muy bien (cartesianismo francés) Claude Popelin en “Los toros desde la barrera” (2ª ed., Ediciones Rialp, Madrid, 1964)
“Los animales al embestir aumentan progresivamente su velocidad… Pero una vez embalados, su peso les impide rectificar la dirección y, por tanto, no consiguen alcanzar al enemigo que se aparta de ellos en diagonal. Desde jóvenes adquieren la costumbre de observar el punto al cual se desplaza su adversario, con objeto de embestirle cortándole el camino.
Comprendido esto es fácil entender la figura número 2, relativa al pase natural del que estamos hablando: si el torero avanza hacia el punto A revela al toro su verdadera salida y será cogido irremisiblemente. Al contrario, si camina hacia el B, hace creer al animal que es esa la dirección que va a seguir y le orienta hacia un punto al que no llegará puesto que se parará antes. Esta técnica básica, el famoso ir al pitón contrario, no debe iniciarse demasiado pronto, ya que si se hace así da una ventaja demasiado grande al hombre y al mismo tiempo perjudica la precisión del pase. Debe reservarse para un efecto de última hora. El eje que hay que tomar inicialmente es entonces el intermedio, o sea el llamado de la rectitud”
Ir al pitón contrario no debe ser considerado, pese a lo dicho, una ventaja, sino recurso técnicamente válido.
Toreo cambiado o de expulsión
Coherente con su forma de citar, Belmonte es un torero que practica el toreo cambiado, el toreo de expulsión.
Lo explicaba Pepe Alameda en “El Hilo del Toreo”. Hay pases y toreo natural, cuando al toro se le da la salida por el mismo lado que se torea y toreo o pases cambiados cuando se le da la salida por el lado contrario al del cite. Habrá, en principio dos tipos de toreros, unos que tiendan o sientan mejor el toreo natural (Toreo de reunión) y otros que sientan más el toreo cambiado (Toreo de expulsión). Joselito sería torero del primer tipo y Belmonte del segundo.
Toreo natural y contrario del libro de Pepe Alameda “Historia verdadera de la evolución del toreo”
Lo que está bien en uno de los modos de torear, por ejemplo cargar la suerte en el toreo cambiado, no está bien o no será lo más adecuado técnicamente en el otro tipo de toreo.
Sentado este esquema (sobre el que habrá que volver), Belmonte sería un torero de toreo cambiado, de toreo de expulsión. Su toreo se basaría en los pases cambiados (de pecho, trinchera, molinete, etc.) y, necesariamente, desplazando al toro, para lo que se precisa o es conveniente cargar la suerte abriendo el compás. Domingo Ortega también sería torero de este corte.
Apostilla Alameda que Belmonte tenía tan asumido su concepto del toreo que incluso cuando ejecutaba el pase natural lo hacía muy sesgado y hacia afuera y su contextura era de la un pase cambiado, la de un trincherazo:
El natural de Belmonte. Según Pepe Alameda con la contextura de un pase cambiado, de un trincherazo (De Historia verdadera de la evolución del toreo. Bibliófilos taurinos de México.1ª edición, México, D.F., 1985. Páginas 76 y 77)
(Continuará…)
2 comentarios:
No sé por dónde empezar a comentar, Jose. Sigo visitando tu blog con frecuencia, leyendo entradas, aprendiendo, sorprendiéndome ante imágenes que no conocía, disfrutando de tu deseo de divulgar mostrando, sin prejuicios y con una calidad estética admirable, las claves del toreo. Sale uno de tu blog siendo mejor aficionado y feliz de ver algo tan bien hecho.
Tienes el twitendido revuelto, todo el mundo contándose las maravillas de “La razón incorpórea”. Lo que no saben es que, además, te pones delante y toreas como mandan los cánones.
He escogido este post para escribirte, al encontrarme el libro de Popelin. Fue el primer libro de toros que me “hizo aprender”. Lo leería con 15 años. Era todo muy racional, didáctico y sabía seducir al lector. Muy francés! Una frase de Popelin inspiró en parte "El escalafón del aficionado”, y en el blog la tengo.
Gracias por enriquecer de una manera tan hermosa como elaborada la blogosfera taurina.
Un abrazo.
Juan:
Muchas gracias por los elogios. El caso es que disfruto mucho preparando cada entrada y buscando la correspondiente documentación.
Por lo que respecta a Popelin, totalmente de acuerdo. Yo conozco dos libros suyos: Desde la barrera (que es el que comenté en el blog) y el toro y su lidia (No sé si hay alguno más). Como tú dices de una claridad meridiana muy francesa. A mí me ayudaron mucho sus libros para ordenar ideas.
Un abrazo
Jose Morente
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