Los toreros y los públicos actuales conocen hoy día –y creo que muy bien- los distintos matices en la embestida del toro, sobre todo en la faenas de muleta. Si cabecea o no, si embiste con la cara alta o por el contrario humilla y arrastra el morro por el suelo. Si es tardo en la embestida o por el contrario intolerante al cite. Todas estas circunstancias se calibran con una precisión inusitada.
Una cuestión olvidada y en la que no siempre se repara es en el tema de las querencias de los toros de lidia. Como si fuera algo añejo y ajeno al toreo actual, en el que parece que la lidia no tiene sitio.
Francisco Montes “Paquiro”, el maestro de Chiclana, y cuya Tauromaquia aún hoy nos sirve de guía, define las querencias como:
“Aquel sitio de la plaza en que le gusta estar [al toro] con preferencia a otros, y adonde va a parar regularmente después de una carrera o al rematar las suertes”
Paquiro añadía que las querencias se dividían en naturales y accidentales.
Pepe–Hillo en su Tauromaquia dice que son dos las querencias naturales: una la puerta por donde entran y otra la corraleja de donde salen. Hoy que los toros llegan encajonados, la única querencia natural es la puerta de toriles, por donde el toro sale a la plaza.
La puerta de toriles, querencia natural de los toros.
José Tomás sacando a Idílico (indultado en Barcelona) de la plaza. Hasta el toro más bravo puede tener una mínima querencia hacia la puerta de toriles que el torero en este caso aprovecha.
José Tomás sacando a Idílico (indultado en Barcelona) de la plaza. Hasta el toro más bravo puede tener una mínima querencia hacia la puerta de toriles que el torero en este caso aprovecha.
Sobre las querencias accidentales o casuales, las viejas tauromaquias (Hillo, Paquiro) dicen que pueden ser un sitio de la plaza (antes eran habituales las querencias a los caballos muertos) o la misma barrera (las tablas) y que son las preferidas de los toros.
En todo caso, Paquiro resalta que había que hacer ver:
“el papel tan importante que juegan en la lidia, pues no pocas veces darán una suerte lucida al que las conozca y las atienda, y una cogida al que las ignore y desprecie”
Aforismo que, pienso tiene hoy plena vigencia, por lo que debemos convenir que sin conocimiento de querencias y terrenos no se puede ser buen lidiador, lo que es lo mismo que ser buen torero.
Hablando de toreros y lidiadores, es posible que Luís Francisco Esplá sea, con todos sus defectos y virtudes, el último torero que haya dominado las querencias y los terrenos como pocos en la historia. Sobre todo, en la suerte de banderillas, donde por la amplitud de ejecución resultan más evidentes al espectador.
Conviene también recordar que el conocimiento de las querencias exige del torero intuición (lo que no necesita el público aficionado) ya que debe apreciarlas sobre la marcha puesto que cualquier error implica –como señalaba Montes- el riesgo de cornadas.
Como ya señalaba Corrochano, a pesar de las reglas, los toros cogen incluso a los lidiadores más expertos. En la foto la grave cogida de Luís Francisco Esplá en Ceret (Francia) (Foto el Mundo)
Hasta aquí el problema. Sobre el modo de resolverlo hablaremos en una próxima entrega.
(Continuará…)
1 comentario:
Espero la próxima entrega. Andrés
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