Precioso ejemplar de Palha con el que tomó la alternativa el diestro Ale. El toro de Palha (el de aquellos años) era un toro de lidia dificultosa y casi imposible. Toros que sembraban el “horror, terror y pavor” entre la torería andante (…y también entre la “caballante”) de la época.
Se me antoja un disparate el de los “buenos aficionados” que defienden la teoría de que a los mejores toreros deben dárseles los peores toros, los de lidia más difícil, los de casta más dura, los de intenciones más aviesas, los más grandes y cornalones.
(…) contra lo que yo pensaba, el sentido común de los otros, les dictaba que los toritos nobles, bravos, suaves, son precisamente los que deben destinarse a los que no saben torearlos ni han de poder aprovecharlos, y en cambio los de malas condiciones son los a propósito para los toreros máximos, a fin de que no puedan hacer nada con ellos y nos aburran.
(…) Si una plaza de toros fuera una escuela de tauromaquia, y si los espadas que figuran en una corrida tuvieran el carácter de alumnos, y el público asistiera no como a un espectáculo, sino como a una prueba de aptitudes, estaría bien que a los discípulos aventajados se les reservasen los toros que ofrecieran mayores dificultades y viceversa.
Pero no se trata de eso; una corrida es un espectáculo al que el público va a divertirse, lo más posible, y los espadas que en él toman parte están todos revalidados.
(…)
¿No lo sabe esto todo el mundo?
Pues hacen como que lo ignoran, y lo mismo ayer cuando Lagartijo y Guerrita le ponían reparos al ganado colmenareño, como después Joselito y Belmonte preferían ciertas castas andaluzas, como hoy [hoy es 1925] determinados toreros rehúyen habérselas con los Miura o Palha, y sus similares, los buenos aficionados ponen el grito en el cielo , como si cometieran los diestros el mayor de los desafueros, cuando en realidad al mirar por su conveniencia, miran por las del público…
Uno al Sesgo “ A los cuarenta y tantos años de ver toros” (1ª ed., Barcelona, Editorial Lux, 1926. págs. 118-121)
4 comentarios:
Sin duda, los mejores toros deben ser para los mejores toreros, asi como para los mejores actores deben ser los mejores papeles. Hubiera sido absurdo, que se yo, que le hubiesen dado el papel de Travis Bickle a alguien como Miguel A. Silvestre o el de Plácido a Esteso 8con todos los respetos a todo el mundo). Pero así como los actores se complacen en hacer El sueño de una noche verano (Garcigrande por ej.) también saben que de vez en cuando hay que hacer Hamlet (Victorino por ej.). Ambas son difíciles pero hacen que los actores puedan tocar varios registros, ampliarse... Y no encontrareís a ningún actor serio que os diga: Hamlet, no jodas, es que así no me puedo expresar... sin que todo su gremio lo tome por idiota.
Un saludo
J. C. Romero
Buenos días.
Siento mucho que don tomas se aburriera en las 43 corridas en las que mato joselito 90 toros de miura.
Si alguien puede hacer algo con un toro de difícil lidia, es el torero bueno no el malo.
Y si algo tienen los toros complicados es que son de todo menos aburridos.
Un saludo.
J. C. Romero:
Totalmente de acuerdo. Es más creo que el propio Orts y Ramos (Uno al Sesgo) como buen gallista que era, sería el primero en disfrutar de esas tardes de Joselito en las que, dando a cada toro su lidia, sacaba agua de todos los pozos.
Por eso, no es mal planteamiento el que pide que las figuras se enfrenten (de vez en cuando tampoco hay que exagerar) con reses del tipo de las ganaderías citadas por el gran crítico alicantino, pues son posiblemente, esos diestros, los que (como decía André Viard en Tierras taurinas hablando del Juli y su encerrona de Bayona) más capacidad tengan de sacar partido de esas reses.
Pero, no nos engañemos, el buen toreo, el que hace vibrar a todos -públicos y aficionados- ha sido siempre (y será) el que surja de la conjunción de un toro bravo y noble y un torero de gran capacidad.
Un cordial saludo.
Sebastián:
Lo dudo. Dudo que Orts y ramos, gran aficionado, buen crítico y mejor persona, se aburriera viendo torear a Joselito, su torero favorito pues precisamente la capacidad de este diestro de poder con todos los toros era lo que le diferenciaba de otros diestros de la época (como Gaona, el Gallo o Belmonte).
En lo que sí estoy de acuerdo con usted es que el torero bueno es el que más partido puede sacar de cualquier toro.
Por lo que respecta a la lidia de los toros complicados, en efecto, no es nada aburrida. Nada aburrida para los buenos aficionados.
Cuestión distinta es el parecer de los públicos que, guste o no, son mayoría y quienes sostienen (económicamente) la fiesta (los aficionados -frase de Luis Fernández Salcedo- cabemos en un autobús). Ese es precisamente el matiz al que creo que se refiere el texto de ese gran crítico: La necesidad de procurar que los mejores toros (no los peores) salgan para los mejores toreros para garantizar el solaz del aficionado y el del público.
Un cordial saludo
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