Hablemos del toro
Siempre hay que hablar primero de los toros y hoy, en el comienzo de la serie “torista” de la pre-feria sevillana, con más razón, ya que en las ganadería está el supuesto interés de estas corridas.
Sin embargo a mi me defraudó la corrida del Conde de la Maza. Y no por la presentación, sino -lo que es más importante- por su comportamiento.
Fandiño por chicuelinas en la tierra de Chicuelo
La presentación de los toros
Con esto de la presentación hay que corregir criterios, ya que aunque la corrida no acabó de gustar a la plaza, la presentación fue –en mi criterio- correcta. Con toros vareados, largos y finos de cabos y sobre todo, con pitones. Pero lo cierto es que nos estamos acostumbrando a un tipo de toro muy determinado, muy grande y basto, cuando lo interesante es la diversidad de los distintos encastes.
Vilches
El comportamiento de los toros
Pero lo que no tiene discusión es el mal, malísimo, comportamiento de los astados del Conde de la Maza, y no porque la corrida fuera difícil por presentar los problemas inherentes a la casta y la bravura que exigimos en el toro de lidia, sino por todo lo contrario. Por falta de raza.
En mi opinión no fue una corrida peligrosa (aunque el toro siempre tiene peligro) pero si fue una corrida muy difícil de torear por poco lucida ya que (aunque con matices entre un toro y otro) fueron en general muy parados y muy sosos, con poca fuerza (varios flojearon más de lo debido), sin acabar de embestir o haciéndolo al paso.
Si a esto se une, como es habitual en estos carteles una terna con escaso número de corridas a la espalda, los problemas que toreros de mayor rodaje pueden resolver con solvencia, se convierten en irresolubles.
La actuación de los toreros
Salvando lo anterior, la terna no estuvo mal. Luís Vilches pasó un mal momento al comenzar por la derecha la faena a su primero que por ese lado era complicado y exigía mucho aguante. Luego se repuso y ando por la plaza con más firmeza. Firmeza que distinguió a Iván Fandiño (no en balde, el más placeado), muy seguro y puesto toda la tarde.
Los mejores detalles hay que apuntárselos, sin embargo, a Oliva Soto. Con la muleta en la izquierda toreó francamente bien al mejor toro de la corrida, el tercero (el único toro bajo de agujas) y cuya embestida tuvo clase. No obstante, la faena fue ligera, sin esa vuelta de rosca que se hace necesaria para triunfar en esta plaza y no mató bien.
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