por Clarito
La cuarta de Feria
Aunque ya debíamos empezar a acostumbrarnos al fracaso ganadero en este principio de feria, me ha resultado sorprendente el mal juego de los toros de Alcurrucén que –en general- suele salir bastante mejor.
Presentación y comportamiento de los toros
Corrida muy pareja y bonita, preciosos los de Alcurrucén, con varios toros en el tipo clásico de Núñez pero todos -salvo el cuarto- mansos de libro.
Y mansos aquerenciados, muy en la línea del sexto de la corrida del día anterior de Dolores Aguirre. Toros abantos en el primer tercio, pero sin romper como es habitual en el encaste, sino rajados durante toda la línea.
Estos toros mansos, pueden ser nobles o de sentido en la muleta. Los de ayer ni lo uno no lo otro, ya que embestían a base de medias arrancadas y con la cara muy alta, pero sin excesivo peligro aparente.
Los toreros
Destacó sobremanera el conocimiento y valor de Rubén Pinar, muy seguro y muy firme. No es un torero estilista, pero sorprende con estos toros por el aplomo con el que se enfrenta a ellos. Muy bien toda la tarde.
Distinto fue el caso de Miguel Tendero y Rubén Pinar, faltos de recursos y, quizás de decisión para estas corridas. En cualquier caso, no se les puede exigir más a estos toreros ante corridas de este tipo, ya que la lidia moderna no resuelve los problemas de estos toros y la antigua no la conocen los toreros y, posiblemente, no la admitieran los públicos. Habría que probar.
Oliva demostró no obstante sus buenas maneras en el cuarto toro, pero sin profundizar ni arriesgar. Miguel Tendero, no supo o pudo templar las embestidas de los de su lote.
Etología. El depósito de la bravura
La etología es la ciencia que estudia el comportamiento de los animales. Una de las teorías que se manejan aplicada al toro de lidia supone la bravura como un depósito de agua o una batería de automóvil que descarga en función de estímulos externos o impulsos internos. Que se gasta a lo largo de la lidia y que se puede ir recargando mediante las pausas necesarias.
Pues bien, aquí ya no se trata de desgaste en la lidia y posibilidad de recarga si el torero impone los ritmos adecuados, sino que las baterías de bravura de los toros de estas tres corridas de feria han llegado totalmente vacías a la plaza de la Maestranza. El caso del cuarto de la tarde, segundo de Rubén Pinar fue representativo. No tuvo una sola embestida, ni siquiera el amago de embestir o puntear. Habrá que comprobar si estaba o no en periodo de garantía.
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