viernes, 11 de diciembre de 2015

Con la izquierda, Luis Miguel (y II)

Por Jose Morente
Luis Miguel (el "maestro de maestros" como dice el cartel oficial) se encerró en solitario en el Puerto de Santa María, el 12 de octubre de 1960. Se rumoreó que esa corrida podía ser la de su despedida.
El Día de la Hispanidad (12 de octubre) de 1960, Luís Miguel Dominguín se encerraba en solitario en el Puerto de Santa María con seis toros de diferentes ganaderías.

La tarde fue primaveral y el ambiente en la bella ciudad gaditana, magnífico.

Las simpáticas Presidentas de Honor de la corrida del Puerto (Fotografía publicada en el Ruedo)

Como dijimos en la anterior entrada, cuando Luis Miguel pasaba de muleta con la mano derecha al cuarto toro, le gritaron la consabida y repetida frase de ¡Con la izquierda, Luis Miguel!,

Luis Miguel pasando con la derecha a uno de los toros de la corrida del Puerto. En uno de esos muletazos fue cuando le gritaron que torease con la izquierda (Fotografía publicada en el Ruedo)
Sobre el "porqué" del exigente grito y sus consecuencias, tenemos -cosa curiosa- tres versiones diferentes.


Versión Primera (Manuel de Alfonso). 


Entradilla del Capítulo  dedicado a la Corrida del Puerto del libro "Plaza Realde Manuel de Alfonso 
Relatando lo que ocurrió esa tarde, Manuel de Alfonso en su libro sobre la historia de la Plaza de toros del Puerto ("Plaza Real-Toros en el Puerto"), decía que cuando Luis Miguel toreaba con la derecha al toro de Cobaleda, cuarto de la tarde, un espectador le pidió a gritos que lo hiciese con la izquierda.

Luis Miguel ignoró el grito y al gritante, lo que es conducta acertada pues a los toros hay que torearlos donde y como convenga al torero pero no donde y como pidan los que no saben. Por si quedaran dudas, el madrileño hizo toda la faena sobre la mano derecha que era el lado bueno de ese toro.

He dicho "toda" la faena con la mano derecha y he dicho bien. Toda. Pues la contestación y la humorada del torero -prueba de poderío- al extemporáneo grito, llegaron con la estocada. En el momento de la suerte suprema, Dominguín se cambió de mano la espada (que no la muleta) y entró a matar con la espada en la izquierda y la muleta en la mano derecha. Una estocada inusual (en realidad, media lagartijera) que entusiasmó al respetable. Se le concedieron las orejas y el rabo de ese toro.

O sea que así, con la muleta en la mano derecha, dio Luis Miguel todos los muletazos (incluido el último) de esa singular faena. Sin hacerle maldito caso al maleducado espectador. Claro, que Luis Miguel era muy suyo. ¡No era nadie el hijo menor de Domingo!

Por eso fue quien fue en el toreo. Uno de los más grandes.



Versión científica (Corrochano) 



El descriptivo pero insulso título de la Crónica de la corrida del Puerto publicada por Corrochano en Blamco y Negro ("Luis Miguel mata seis toros en el Puerto") se convirtió en un sugerente y atractivo lema en el correspondiente capítulo de su libro "Cuando suena el Clarín" ("Diversidad sirena del mundo")

Gregorio Corrochano asistió a la corrida del Puerto, pero no como crítico de ABC (pues ya no lo era al haberle sustituido Díaz Cañabate) sino como articulista de Blanco y Negro el semanario que era también propiedad de la familia Luca de Tena y donde el crítico seguía publicando sus impresiones de algunas tardes importantes como esta del Puerto que, decían algunos, sería la de la retirada de Luis Miguel.

Para Corrochano -crítico dogmático a fin de cuentas- todo era, en el toreo, cuestión de lógica y técnica. El problema es que muchas de sus explicaciones se alejaban de la técnica real del toreo. Corrochano, es cierto, tenía una visión científica de la realidad pero, a veces, esa visión era bastante peculiar.

En concreto, y sobre la estocada de Luis Miguel con la mano derecha, al toro cuarto, Corrochano elaboró la siguiente teoría.
"Luis Miguel quería matarlo en la suerte natural, que es donde tenía la muerte el toro (...) Colocados toro y torero para la suerte natural, al montar la espada, el toro se desigualaba y andaba; esto ocurrió tres veces. Entonces Luis Miguel desistió y le igualó en terrenos contrarios a la suerte natural, cuando dijo una voz del tendido: "Con la izquierda", y cambiándose de mano muleta y estoque, entró a matar con la mano izquierda y le echó a rodar de media estocada lagartijera.
¿Fue una genialidad inspirada por la voz el tendido? No lo sé. Lo que si sé es que tiene una consecuencia técnica que es para mí más importante que las genialidades. Al coger la muleta con la mano derecha y el estoque con la mano izquierda, se cambian totalmente los terrenos del toro y del torero, y el toro, colocado para la suerte contraria, resultó matado en la suerte natural, como quiso Luis Miguel matarlo desde el principio.
 Quizás merezca tomarse en consideración, y tener en cuenta la estocada con la mano izquierda, como recurso en aquellos toros difíciles por el lado derecho".
La versión resulta dudosa, no sólo por lo improbable de la teoría sostenida por Corrochano sino por ser poco creíble que la idea de matar con la derecha partiese de un espectador del tendido.


Lo que también llamó la atención de Corrochano  (y elogió) fue la negativa de Luis Miguel a dar vueltas al ruedo  durante la tarde ni siquiera en los toros en los que cortó las orejas. Sólo al finalde la tarde, Luis Miguel rodeado de todas los miembros de las cuadrillas (se distinguen entre otros a los hermanos Luque Gago) y el sobresaliente Pepe Álvarez, recorrió la arena de la Plaza del Puerto

Versión esotérica (Antonio Díaz Cañabate. ABC)

Cañabate explicaba la corrida en ABC a partir de un tema muy caro a la literatura universal. La lucha entre el bien y el mal. Entre un espiritú bueno y otro diabólico.
Pero si la versión de Corrochano resulta un poco traída por los pelos, más curiosa aún (de esotérica la calificaría yo) es la versión de Cañabate.


Cañabate derivaba siempre hacia lo literario todas sus crónicas, con lo que compensaba su poco interés real por el toreo. Y es que el Caña construía todas sus reseñas, con muchas dosis de literatura costumbrista, alguna metáfora divertida y unas pequeñas gotas -pocas- de teoría taurina (más bien los cuatro tópicos de rigor repetidos "ad nauseam").

Para empezar, Cañabate solía elegir un tema principal que le sirviese de "leif motiv" y que le diese cuerpo a cada crónica, sin importarle si ese tema central tenía o no relación con lo que hubiese pasado realmente en el ruedo.

En el caso de la corrida del Puerto, la idea central de su crónica fue la metáfora del ángel y el demonio que, según él, acompañaban y aconsejaban al torero en cada uno de sus pasos. Las acciones del Luis Miguel se explicaban así como respuesta a cada uno de estos dos curiosos asesores. Uno sensato (el ángel) y otro travieso (el demonio).

Por eso, para él, lo de la estocada con la mano izquierda no era ni una respuesta a un grito inoportuno ni una aportación técnica, sino más bien una travesura del torero, propiciada por su acentuada personalidad:
"Pero donde el demonio llegó al colmo de la diablura fue en el cuarto. En la faena sobresalió un macheteo torerísimo. Sólo los grandes toreros saben machetear así. Bueno, ya está el toro cuadrado y el matador perfilado. Y va el demonio, ¿y que hace? Soplarle a Luis Miguel nada más que esto: "¡Mátalo con la mano izquierda!" Y Luis Miguel, que coge al vuelo las travesuras, monta la espada con la izquierda y la difícil suerte le sale redonda. Media estocada sin puntilla.¡Qué bien se entienden el demonio y Luis Miguel! Pero el ángel estaba vigilante y todo salió a pedir de boca."
Y aunque algo de razón pudiera tener (Las provocaciones de Luis Miguel al público fueron proverbiales), el Caña -con ese método- conseguía eludir la necesidad de dar una explicación racional a lo que ocurría en el ruedo. La deriva poética le servía para encandilar a sus lectores pero también para ocultar sus carencias en la pura materia taurina.

No es malo utilizar metáforas siempre y cuando esa reflexión de segundo nivel no sustituya a la explicación primera y racional de las cosas que ocurren en los ruedos.


A modo de conclusión final

La respuesta chulesca (e inteligente) del diestro madrileño a la inoportuna voz del tendido ("¡Con la izquierda, Luis Miguel!") y que se convertía en una compleja disquisición sobre los terrenos en el caso Corrochano, se transmuta en Cañabate en un mero recurso literario. Puro pretexto para su hilar una crónica.

Es evidente que lo complejo de la realidad del ruedo, nos obliga a interpretarlo -sobre la marcha- si queremos entenderlo. El problema es que, muchas de las interpretaciones que solemos hacer se basan en conceptos técnicos (posiblemente equivocados) cuando no en simplificaciones o mixtificaciones (normalmente alejadas de la realidad).

Esa es lo que les ocurrió a Corrochano y Cañabate en la Corrida del Puerto con la estocada de Luis Miguel con la mano izquierda. Un hecho novedoso (matar con la mano izquierda) descolocó a ambos críticos. Corrochano, como en él era habitual, elaboró una sofisticada teoría técnica pues esa era su manera de explicar las cosas. Cañabate resolvió la papeleta con una disquisición filosófica y poética sobre la maldad y la bondad pues esa era su manera de contar las cosas.

Quizás algo de todo eso (sobrada capacidad técnica y desbordante personalidad) hubiera en la respuesta que dio Luis Miguel al impertinente espectador del tendido. Pero la clave de su actitud (a la que no aludieron ninguno de los dos críticos) era muy otra. Llevarle la contraria y corregir -con mucha sutileza- al inoportuno espectador. Lo que no hizo más de un siglo antes Curro Guillén en Ronda y le costó la vida.

Y es que los toreros de inteligencia, casi siempre, suelen tenerlo todo controlado. O eso, al menos, es lo que aparentan.

El Maestro de maestros (Del libro "Plaza Real-Toros en el Puerto"). Después de "retirarse" en el Puerto, tardaría once años en volver a  vestirse de luces. Gracias a esa reaparición pudimos llegar a verle en los ruedos.


Tauroteca. Luis Miguel en el Puerto de Santa María el 12 de octubre de 1960

Como es habitual en este blog, no nos vamos a contentar con hablar de esa estocada con la mano izquierda de Luis Miguel sino que vamos a documentar esa tarde del Puerto que hizo historia en el toreo. Pequeña historia, pero historia a fin de cuentas.

Vamos a revivir el ambiente de los toros en el Puerto ("Quien no ha visto toros en el Puerto, no sabe lo que es un día de toros") y vamos a repasar algunos momentos de esa tarde y las estocadas que dio Luis Miguel, incluida (¡no podía faltar!) esa estocada con la mano izquierda que nos ha ocupado en esta entrada.

Vámonos al Puerto de Santa María...Torea Luis Miguel Dominguín... ¡Silencio, por favor!


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