domingo, 20 de diciembre de 2015

Cuadermo de notas (LXX) No hay recompensa mayor para premiar las buenas acciones de los toreros


Antonio Montes, la tarde del 24 de septiembre de 1905 en Zaragoza, citando a recibir a un toro de casta Navarra de Pobes y Santos (antes de Jorge Díaz). Su éxito, esa tarde fue apoteósico, saliendo en hombros -según decía Sol y Sombra, que publicó la foto- "no de los golfos de costumbre, sino de los señoritos de kaki y jipi"

"Ahora descúbranse ustedes respetuosamente, y guarden silencio. Antonio Montes se va hacia el toro, le da un soberbio pase en rodillas, varios de pecho superiorísimos, entre bravos y olés, y metiendo el pie, cita al Contrabandista, se arranca el toro y, recibiendo, clava una estocada inmensa en lo alto y cae lo mismo que si hubiera producido un terremoto en el suelo. (Ovación inenarrable)

Allá arriba se oye el rasgueo de una guitarra. Es Paquiro que canta:

El arte de los toros
vino del cielo...

A Montes se le dio la oreja, porque no hay recompensa mayor para premiar las buenas acciones de los toreros." 
Reseña. publicada en la Prensa de Zaragoza, de la faena de Montes a su segundo toro en la corrida celebrada el 24 de septiembre de 1905. Reproducida en el número de Sol y Sombra de 14 de febreo de 1907, tras la muerte de Montes en México

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