Por Luís Miguel López-Rojas y Jose Morente
Manuel Mejías Rapela. La fotografía se hizo en México en el estudio del fotógrafo F. Esperón, en febrero de 1910. Está comenzando el año clave en la carrera y en la vida del que Don Modesto llamó Papa Negro del toreo.
Siguiendo con la serie la dureza del toreo, no nos gustaría dejar pasar por alto alguna anécdota que viene a corroborar la tan manida frase que dice que “los toreros están hecho de una pasta especial”. Protagonista, en este caso, el “Papa Negro”.
El “Papa Negro” fue el tercer torero de una de las dinastías más largas e importantes que ha dado la fiesta de los toros. La dinastía de los “Bienvenida”. Cuatro generaciones que se extienden desde mediados del siglo XIX hasta prácticamente nuestros días. Diez toreros, diez nombres y una misma vocación: El toreo.
Dinastía que toma su nombre de la pequeña villa de Bienvenida en Badajoz, lugar de nacimiento del fundador, Manuel Mejías Luján “Bienvenida I”.
Manuel Mejías Luján. El primer Bienvenida. Su hijo Manuel describía así la forma de vestir del padre: “chaquetilla de astracán, faja de seda multicolor, la cadena al cuello que asomaba luego por un ojal del chaleco para el reloj… En la cabeza, sombrero calañés, de color negro. Gastaba pantalón de tricot, con botas enterizas del mismo color y fumaba puros habanos”.
Este primer Bienvenida nació el 23 de julio de 1844. Fue banderillero, novillero y otra vez banderillero. Formó parte de las más famosas cuadrillas de la época, bajo las órdenes, entre otros, de Bocanegra, Gordito, Mazzantini...
Tuvo tres hijos varones. Uno de ellos (Llamado también Manuel) falleció a la edad temprana edad de dos años al golpearse la cabeza con una acera cuando toreaba una cabritilla. Los otros dos fueron toreros.
El mayor se llamaba José Mejías Rapela “Bienvenida II” quien fue novillero, banderillero, matador de toros y otra vez banderillero.
José Mejías Rapela, el hermano mayor del Papa Negro. Un personaje díscolo y “bon vivant”, pero que exhibe la sempiterna sonrisa de los Bienvenida.
El otro hijo torero, fue nuestro protagonista Manuel Mejías Rapela “Bienvenida III” (1884-1964). Aquel a quien el revistero Don Modesto bautizó como el Papa Negro. No por el color de su piel o de su pelo (todo lo contrario, pues Manuel era rubio, con pelo ensortijado, ojos azules y tez rosada) sino por su importancia en la jerarquía de la Fiesta.
Rubio, pelo ensortijado, ojos azules. Algún comentario despectivo levantó su aspecto físico como años después los levantaría ese “torero rubio de San Bernardo” que se llamó Pepe Luís Vázquez.
Bienvenida, que llevaba varias temporadas como matador de toros, no acababa de despegar. Sin embargo, 1910 parecía que iba a ser su año. Cuajado como torero, el diestro firmó una serie de actuaciones extraordinarias en la plaza de Madrid, a cual mejor, que causaron un enorme impacto en la afición.
Estos dos fotos podrían integrar perfectamente la serie de “Parecidos razonables”. El de arriba, es el Papa Negro. El de abajo, su hijo, Pepote Bienvenida. Ambos ejemplifican de forma magnífica como se cita a recibir. Esta añeja suerte (recuperada esta última temporada de 2011 por José María Manzanares) la practicó, con frecuencia y fortuna, Manuel Mejías Rapela durante toda la primera mitad del año 10, lo que le granjeó las simpatías y el reconocimiento de los aficionados.
A la vista de esta imagen (El Papa Negro dirigiendo y enseñando a su hijo Pepote) resulta muy claro y se explica el porqué de la semejanza de las dos fotografías anteriores.
Impacto en la afición y también en la crítica, pues tal fue el revuelo que se originó que Don Modesto (José de la Loma), el hiperbólico crítico del Liberal, le bautizó como Papa Negro, en contraposición a Bombita, el Papa (blanco) del toreo, el Sumo Pontífice de la Tauromaquia, quien detentaba el cetro al que aspiraba Bienvenida.
Don Modesto (José de la Loma) crítico del Liberal (Fotografía publicada en el Sol y Sombra de 11 de enero de 1912)
La comparación era un juego de palabras eclesiástico entre el poder del Papa de la Iglesia Católica, siempre de blanco, y el Prepósito General de los Jesuitas, siempre de negro, frase algo irreverente pero muy gráfica.
El Papa Negro frente al Papa Blanco.
El remoquete hizo fortuna y se mantuvo a lo largo de los años. El The Kon Leche le sacaba en portada, en 1912, con sotana y bonete.
Para rematar lo logrado Bienvenida se empeñó en torear como único espada en Madrid. Pese a que sus amigos se lo desaconsejaron, por lo innecesario (Bienvenida tenía firmadas -a esas alturas de la temporada- nada menos que la friolera de 42 corridas además de las veinte que ya llevaba toreadas), el torero mantuvo el gesto y la tarde del 10 de julio se anunciaba con 6 toros de Trespalacios (de la antigua casta Vazqueña) en la plaza de la Villa y Corte.
La corrida levantó mucha expectación. Tanta que ABC dedicó la portada de ese día al torero extremeño aunque afincado en Sevilla.
La entradilla sobre la corrida en el diario ABC del día siguiente (11 de julio) describe la expectación levantada. Además se recuerda lo infrecuente de estas corridas de 6 toros para un único espada, pues habían pasado 10 años desde que Antonio Fuentes se encerrara en solitario en la plaza de Madrid.
El caso es que Bienvenida se presentaba eufórico a esa corrida y muy convencido de sus posibilidades de hacerse con el Cetro del Toreo. Así se lo contaba al Caballero Audaz quien lo entrevistaba la misma mañana de la corrida. Cuando el cronista le objetó la sinrazón de encerrarse en Madrid con 6 toros, Bienvenida le espetó:
Torear en Madrid lo comparo con el jugador que pone toda su fortuna a una carta.
Si sale bien, se enriquece. Si sale mal, se arruina (…) Por eso, yo esta tarde estoy dispuesto a lo que antes te dije. O me sacan en hombros o en camilla.
“O me sacan en hombros o en camilla”. Manuel Bienvenida, “El Papa Negro”, en la Plaza de Madrid, el día 10 de julio, antes del paseíllo.
Bienvenida en uno de los pases de muleta que dio esa tarde. Se trata de un pase cambiado por alto. Un pase de pecho.
Cuando salió el tercero de nombre Viajero, cárdeno, bragao y bien puesto, Bienvenida estaba dispuesto a que la corrida fuese para arriba. Por eso, y aunque el toro no fue demasiado bravo, se lució en quites y puso un gran par de banderillas al quiebro.
Con la muleta se presentó ante el toro con mucha serenidad pero al dar un pase por alto el astado le enganchó por el muslo izquierdo.
Así de sereno se presentaba Bienvenida ante los toros. En este caso novillo (aunque no lo parezca) pues la foto es de 1904 en su etapa de novillero.
Impresionantes testimonios gráficos de la cogida. Viajero le engancha por el muslo izquierdo al dar un pase por alto (Según el Caballero Audaz y el propio Bienvenida, cuando intentaba dar el “Pase de la Muerte”) y le llevó suspendido del pitón varios metros antes incluso de que la muleta llegase a caer al suelo.
Nuevo Mundo publicó estas fotos del momento en el que su hermano José le atiende (intentando taponarle la herida) y lo conduce a la enfermería, con ayuda de un monosabio .
Aunque en la plaza la cornada pareció grande no fue esa la impresión que se sacaba de la lectura del “parte facultativo”
El cronista de ABC contaba así de lacónico el suceso, aunque señalaba que la cogida pareció “grande”
Sin embargo, la lectura del parte facultativo daba otra impresión y parecía que aparentemente se trataba de una cogida como otra cualquiera. Quizás por ello, algún periódico (Nuevo Mundo) habló de que el diestro tenía “dos puntazos”
Sin embargo, lo malo fue que la primera impresión era la verdadera y lo peor que el diestro fue curado de cualquier forma y enviado en camilla a su domicilio como entonces era habitual.
Cuando no había ambulancias era habitual el traslado del torero herido en camilla desde la plaza al hotel o a su domicilio. El de la imagen es el Tello. Alguien ha levantado la cortina para que el fotógrafo pudiera sacar una instantánea del diestro.
(Continuará…)
3 comentarios:
No podía faltar una entrada sobre los Bienvenida, en este caso el Papa Negro, en un blog que nos enseña tanto de toreo. Y es que, en general, es una dinastía que destacó especialmente por un rico repertorio en todas las suertes, algunas inventadas por ellos incluso, y una eficaz y sorprendente capacidad de improvisación.
La tarde de la encerrona aludida, con toros que hoy, salvando las distancias, pudieran ser de Fernando Palha, supuso la cúspide en la carrera del Papa Negro. A partir de ahí, declive. Aún hoy ocurren casos similares, síntoma de la importancia del coso capitalino.
Llama la atención la presencia del novillo de la foto, de mucho respeto.
¿El ayudado por alto sin correr la mano que llamaban "pase de muerte" es el mismo que en otras crónicas llaman de "telón"?
Saludos.
Vazqueño:
Efectivamente, como usted dice, en este blog no podía faltar, no una sino varias entradas sobre la familia Bienvenida. Lógicamente, lo primero era empezar por el Papa Negro quien justifica a toda la dinastía.
Evidente también la importancia de Madrid. La comparación que hace el Papa Negro equiparando torear en Madrid con el jugador que apuesta todo a una carta me parece que sigue siendo válida hoy día.
No sé que ganadería equivaldía hoy a la de Trespalacios. Pudiera ser Palha (Fernando)como usted apunta. El caso es que parece que era ganado del gusto de Manuel Mejías Rapela quien ya los había toreado antes en Madrid (precisamente el día que Don Modesto le nombró Papa Negro del toreo tuvo un gran éxito con un toro de esa ganadería).
Dice Luís de Armiñán que a Bienvenida le gustaban esos toros porque "eran prontos y tenían recia casta". Añade que podían perdonarse sus defectos por "la alegría de sus embestidas".
Finalmente, el pase de telón tiene en común con el pase de la muerte en que ambos son pases por alto. Sin embargo mientras que el de telón se da a una mano y muleta desplegada (en realidad el pase de telón es un pase natural por alto como decía Cossío), el pase de la muerte es ayudado y se da, por tanto, a dos manos. A estos pases y a la manera de ejecutarlos Bienvenida dedicaremos una próxima entrada.
Un muy fuerte abrazo
Eso dice la genealogía de la ganadería, teoricamente los toros de Fernando Palha son herederos de los del Conde de Trespalacios, pero en esta materia cada uno tiene su versión...
Intuyo que en aquella época los toros vazqueños atesoraban tal equilibrio que satisfacían los gustos de aficionados y toreros. Época gloriosa de esta estirpe, como tantas otras que conjugaron esas virtudes y momentos de esplendor: Ahí están los casos de Antonio y Graciliano Pérez Tabernero, la familia Galache, Manuel Arranz, Torrestrella (que parece que vuelve)... Curiosamente casi todas de Salamanca, !ay el campo charro!
Hogaño, una divisa que pudiera reunir tan difícil conjunción, en mi opinión, es la de Fuente Ymbro, que en plazas de primera suele cumplir con toros fuertes, de casta brava y la calidad que exigen los espadas. Otro hipotético caso sería el de Cuadri, pero este es sólo virtual porque los coletas más destacados no se animan con este hierro.
En las últimas décadas, Victorino Martín satisfizo mejor que nadie los gustos de la afición y propició no pocos triunfos de primeros espadas.
Siento las divagaciones ganaderas, no era mi intención.
Queda totalmente aclarada la duda sobre los lances de muleta. Hay que recuperar el "pase de muerte" en las crónicas, suena muy bien y tenemos un torero como José Tomás que lo interpreta con tal pureza que roza los límites de la razón.
Un fuerte abrazo.
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