Por Clarito (PPV)
Antonio Ordoñez cita al natural en las Ventas. Son los años 50.
Madrid, 20 de mayo de 2911
Siempre, mejor dicho, casi siempre (En los toros no hay verdades absolutas) son muy complejas y complicadas las corridas de figuras en las Ventas.
Si fuera de Madrid, la categoría de los toreros añade un plus de confianza a los aficionados a la hora de acudir a la plaza, en Madrid ocurre justamente lo contrario. Por la discusión sobre el trapío de los toros exigibles a los diestros de primera fila. Por lo que se les exige a los mismos. Por el comportamiento de la plaza. Quizás por ello, muchos aficionados madrileños afirman, sin rubor, que no se pueden ver toros fuera de Madrid y se quedan tan anchos.
Ayer, como no podía ser menos cuando se anuncian figuras la corrida siguió el guión habitual. En primer lugar, los veterinarios desecharon la corrida completa de Garcigrande que se sustituía por cuatro Parladés y dos Juanpedros. Y luego, en la plaza, no gustaron nada los tres primeros toros de Parladé. Aunque tampoco los otros tres –dos de Juan Pedro y el sexto, de Parladé- eran para tirar cohetes.
Los tres primeros toros de ayer en los corrales. Presentación muy escasa para lo que exige Madrid.
Los otros tres. No más allá que los anteriores, pero menos protestados al estar algo mejor presentados.
No entro en la discusión sobre los toros, que ayer no fueron buenos, ni de presentación ni de comportamiento. Lo que me interesa es describir un clima y un ambiente.
Complicado, por tanto, para analizar la corrida sin estar en la Plaza. Pero como nosotros no tenemos la obligación de los revisteros profesionales he preferido dar un giro de 180º y proponer una revisión del toreo actual, a partir de imágenes de la corrida de ayer comparándolas con películas de toreros de hace 50 años. Y no de tres toreros cualquiera, sino de tres toreros considerados puros por los aficionados más exigentes: Rafael Ortega, julio Aparicio y Antonio Ordoñez.
Rafael Ortega, el torero de los aficionados puros
Aparicio con Litri. Fulgurante pareja de novilleros
Antonio Ordoñez. Para muchos aficionados el mejor torero de la post-guerra hasta finales de siglo.
Ojo. No se trata de demostrar la superioridad del toreo de hoy sobre el de antes, ni al revés. Lo que me parece interesante es reflexionar sobre los evolución que en la técnica del toreo se ha producido en este medio siglo y eso que comparar imágenes de películas no es fácil ya que hay cuestiones que la cámara no puede reflejar en toda su amplitud como la torería de los diestros, la firmeza de un torero ante el toro, el ambiente de la plaza e incluso el trapío del toro, que es concepto cambiante (va por modas, como decía Don Luís Fernández Salcedo). Desde luego, lo que ahora no es igual es el toro, pues hemos pasado del utrero pequeño y con movilidad al cuatreño mucho más grande y más parado.
El sexto de ayer en la plaza.
Con todos esos matices o condicionantes, la visión de estas viejas imágenes si que creo que ponen en cuestión ciertos tópicos al uso (pico, toque, cite con la muleta atrás, suerte descargada, hilo del pitón, etc.) sobre todo cuando se achacan exclusivamente al toreo de ahora. Máxime cuando, además, se pretende que sirvan de piedra de toque de la supuesta (por inventada) verdad del toreo.
Creo que se incurre en error cuando se utilizan los tópicos como recetas con las que enjuiciar –desde el punto de vista de la ética- el mérito de todas las faenas, sin relacionarlas ni discriminar con el comportamiento real de cada toro.
Puede ser interesante por ello visionar las imágenes siguientes, en las que vamos a ver a esos toreros de ayer (los de los años 50) torear de forma muy parecida (aunque más rudimentaria) a como torean los toreros de hoy (los de la corrida de ayer).
Invito pues, en esta jornada de reflexión (Política. Mañana hay elecciones) y taurina (Hoy hay corrida de Rejones) a la reflexión (y a la discusión si procede) sobre las cuestiones planteadas.
Una buena estocada de Manzanares, aunque la mano va alta y el toro no humilla
El cartel de los años 50: Rafael Ortega, Julio Aparicio y Antonio Ordoñez.
Los tres toreros (Rafael Ortega, Aparicio y Ordoñez) utilizan la misma técnica que, pese a estar conceptuados como toreros puros o quizás por eso mismo, es la técnica elaborada e impuesta por Manolete. Toreo de perfil, cite con la muleta a la altura del cuerpo, sólo adelantada levemente cuando el toro tardea, compás levemente abierto y sin avanzar hacia delante la pierna contraria, sino lo contrario.
El engarce entre pase y pase se realiza manteniendo fija (cuando se puede) la pierna contraria y retrasando la otra, la de salida o, si el toro gana terreno, perdiendo pasos, dejando sitio al toro (Lo que es anatema para algunos)
En algún caso, si el toro queda a la salida del pase demasiado lejos del torero, este puede intentar ganar la posición atacando al toro y yendo al pitón contrario. Pero sólo si el toro queda descolocado, en otro caso resulta más airoso esperarle a pie firme.
La muleta va, en todo caso, más plana que ahora y sin coger tanto vuelo. Se toreaba más con la panza que con los vuelos.
El cartel de ayer: Sebastian Castella, Jose María Manzanares y Alejandro Talavante.
Las imágenes de la corrida de Madrid de ayer, del toreo de nuestros días, se pueden ver en la página del diario el País
Y también en la web de la empresa de la Plaza de Toros de Madrid(Taurodelta):
http://asp.las-ventas.com/noticias/video.asp?fecha=20110520&tipo=festejo
Lo toreros de ayer (por el día) que son los de hoy (por la época) torean en la misma línea que toreaban los de los años 50, pero a un toro de más edad y, por tanto, con más sentido. Con mucho más volumen, peso y cara. Un toro que se mueve menos, aunque los ganaderos están consiguiendo que se mueva más y se caiga poco (con más fuerza, por tanto).
El cite y la colocación del torero y la muleta son similares, quizás sólo con la diferencia a favor de los de hoy de citar algo más cruzados con el toro y tener que adelantar más la muleta ya que el toro de hoy es más tardo y hay que provocar su arrancada.
Manzanares, con similar nivel de estética y la misma ética que Antonio Ordoñez. Cita más cruzado y muleta más adelantada, al encontrar un toro más parado que el de antes.
Teniendo que llegar el torero al “arrimón” cuando el toro se para definitivamente (Castella).
Castella como siempre muy valiente hasta la exageración.
La diferencia técnica fundamental y que se debe sobre todo a la aportación de José Tomás (que parte de la técnica de Manolete), está –sin embargo- en la forma de mover la muleta, que cada vez va más baja y con más recorrido (Manzanares). Y sobre todo, en el juego de muñeca (Talavante) mucho más complejo que antes y que permite torear como se torea hoy. Con los vuelos de la muleta.
Manzanares toreó (ayer sí) con la izquierda. También con la izquierda toreó Talavante. Aunque fue más redonda la faena de éste último, los dos utilizan similar técnica: el vuelo de la muleta.
Conclusiones
Quien me conoce o lee habitualmente este blog sabe de mi gusto por las antiguas tauromaquias. Pues bien, a la vista de estas imágenes, creo que con todos los reparos legítimos que queramos poner, tendremos que convenir que el toreo ha evolucionado positivamente en el aspecto técnico. Dicho de otra forma, hoy se torea muy bien y, además, tenemos una baraja de toreros como pocas en la historia de la Fiesta. Disfrutemos pues del momento actual.
Cuestión distinta es el capítulo toro, también en franca mejoría respecto a décadas pasadas pero donde las figuras deben plantearse como venir a Madrid y, sobre todo, con que toro venir. Es absurdo empezar la tarde con el ambiente en contra, cuando, en mi opinión, esa situación se puede evitar fácilmente .
Talavante fue cogido espectacularmente al exponer mucho a un toro muy manso de Parladé. Toreó muy bien a ese toro.
Nota: Los fragmentos de video son de Achúcarro y las fotografías que ilustran los textos son de Juan pelegrín (página web de la empresa de la plaza de toros de Madrid. Taurodelta)
8 comentarios:
Metiendome en una conversación de Twitter entre aficionados y Zabala de la Serna me ha preguntado un tuitero llamado @tendidosur si era Jose Morente de "larazónincorporea".
Cuando le he dicho que era el hijo me ha contado que era un seguidor de tu blog, que estaba muy bien y que te mandase un saludo de su parte. Así que un saludo de Claudio de Diego, el flipado de los toros de Newcastle¡ (lo transmito literalmente).
PD no me ha extrañado q fuera seguidor pq es un tio muy educado. Y tienen unas conversaciones en twitter muy interesantes de toros que aunque no tngas, las puedes seguir.
pqara mi, una diferencia muy importate,segun mi gusto del toreo,es que ahora se tocan muchisimo los toros,ademas con toques muy fuertes,eso antes no era comun,y por lo que veo,no se recrimina en las faenas de ahora.
a mi me gustan los toreros que tocan poco los toros.
el cortinar
Jose:
Te agradezco que me transmitas el saludo de Claudio, es un muy buen aficionado y, por supuesto muy correcto, como todos los lectores de este blog. Lo que siempre es de agradecer
Un beso
El Cortinar:
Tiene usted toda la razón. En nuestra época se ha desarrollado toda una teoría de toques, muy distinta a la filosofía que imperaba en los años 50.
Manolete aguantaba el cite sin "sacudir" la muleta o con un toque muy leve y casi imperceptible. Lo que, pese a su muleta retrasada y a la altura del cuerpo, daba una emoción enorme a su forma de citar, según me comentaban hace años los aficionados que le habían visto.
Eso se mantuvo en las siguientes generaciones, como en la de los años 50. En el video de Rafael Ortega y el de Antonio Ordoñez se toca claramente (de Ordoñez, tenía otro fragmento donde no tocaba pero no tenía calidad). El de Julio Aparicio no.
Hoy día se tocan los toros para citar e incluso durante el recorrido del pase. Se ha perdido esperar la arrancada del toro sin tocarle.
Creo que la razón es que (como digo en la entrada) el toro de hoy más pesado y de más edad que el de los años 40 y 50. Es un toro más tardo y hay que "provocarle" las embestidas (cruzándose y/o tocándole). El utrero de la época de Manolete se "venía" más pronto a la muleta y el toque era menos necesario. Se le podía citar de perfil y sin toques.
Aceptando la necesidad técnica del toque hoy día, pienso que mientras menos se utilice y mientras más suave se de, mejor. Pero, en todo caso, depende del toro.
A determinados toros un toque muy fuerte puede "asustarlos" o desplazarlos en exceso. A otros al contrario habrá que tocarlos con firmeza o atropellarían al torero.
En consecuencia, el "toque" es hoy por hoy uno de los aspectos técnicos más sutiles del toreo actual.
Visto lo anterior. Comparto su criterio. Mientras menos toques, mejor. Si se pueden suplir con una más precisa colocación del torero, perfecto. Pero, cuando son necesarios hay que aceptarlos como el recurso técnico que son, pero graduados y adecuados a las condiciones de las reses.
Valorar el aficionado cuando son necesarios y cuando se dan en el momento correcto y cuando no, creo que forma parte de las cuestiones a considerar a la hora de enjuiciar la actuación de un torero.
No sé si estará de acuerdo con mi opinión.
Un abrazo
Estoy muy de acuerdo con la opinión de “El cortinar” en la importancia de los toques.
El toque fuerte, “en exceso”, es un recurso técnico tendente a desplazar la embestida del toro. Contrario a la “pureza del toreo”. Resalto lo de en exceso. Decía L. F. Esplá en una entrevista que “la pureza, es renunciar a los recursos técnicos para TOREAR”. Bajo mi punto de vista, uno de los grandes secretos del toreo de José Tomás, que le confiere gran emoción es, sino la ausencia de toques (imposible), si trata de reducirlos al mínimo. Muchas veces tan sutiles, que son imperceptibles. Da todas las ventajas al toro para que pueda elegir. Por eso, el riesgo se hace tan evidente en su toreo. Repito, en mi opinión, uno de los pilares de su revolución. Que le han convertido en el paladín del “toreo puro” actual.
En los últimos años, el “Juli”, aunque con otra estética, en los toros que se lo permiten, ha aumentado la suavidad de los toques en la busca del torero que quiere llegar a ser.
Respecto a la colocación y la diferencia entre los toreros de antes y de ahora, como bien indica José Morente, hay que buscar su causa fuera del propio torero. Se encuentra, entre la mayor movilidad de toro de entonces respecto al actual. La colocación resulta fundamental sobre todo en el cite del primer pase de la serie. Posteriormente va a depender de que el toro repita o no. Cruzarse entre pase y pase (como propone gran parte del público madrileño), es contrario a ligar. Cuando un torero se la deja puesta, perfectamente colocado para ligar (lo que hace que la faena tome altura por su continuidad), es el movimiento del toro el que induce al público a determinar si está bien o mal colocado. Si el toro embiste, todo perfecto. Si el toro se para (como le ocurre a una gran parte de los toros actuales por su menor movilidad), el torero ya esta “fuera”. Mi conclusión es que la colocación es la misma.
Combinado los dos asuntos tratados, colocación y toques. Un torero puede citar muy cruzado (buscando la pureza) y tocar muy fuerte, desplazando la embestida del toro (contrario a la pureza). Si el aficionado sólo tiene en cuenta lo primero, no estará llegando al fondo de la cuestión.
Del resto de matices entre el toreo de hoy y el de antes, sabéis mi opinión por las entradas “¿Se torea hoy mejor o peor que nunca?” y “Cualquier tiempo pasado fue mejor”.
Un placer seguir hablando de toros.
Un saludo.
Luis Miguel:
Sólo dos comentarios a su certero análisis:
El cargar la suerte al tiempo que se toca bruscamente hacia afuera con la muleta, que es técnica muy utilizada por un torero importante de esta época cuyo nombre no voy a mencionar, creo que pasa de la categoría de recurso a la de tranquillo. Como bien denuncia usted.
Cuando -en Madrid- el toro se para en medio de una tanda, creo que hay volver a ganarle la cara, para que el público lo reconozca. Para mí tiene incluso más mérito que cuando se liga porque el toro repite sin más. Pero matizando la dificultad que lleve esa embestida y si el torero simplemente la acompaña o es quien está "tirando" de la res.
Un fuerte abrazo
Desmontando tópicos, Jose. ¡Enhorabuena por la entrada! Hace pensar y es un auténtico desafío para los que idealizan el pasado a costa de menospreciar el presente. Como si no se pudiesen disfrutar (y valorar) ambos.
Viendo sin prejuicios los vídeos de los maestros de ayer, me he acordado de ese cuento (nada) infantil, “El nuevo traje del emperador”. Y no sólo por la niña que al final exclama: “¡Pero si no lleva nada puesto”; sino por todos aquellos que dicen ver un traje con tal de no parecer malos aficionados:
“Nadie quería que los demás supieran que no veían nada, para no descubrir o su estupidez o su incapacidad.”
Un lujo también los comentarios. Un abrazo.
Juan:
Gracias. Esa era mi intención que tú tan bien has comprendido. Pasado y presente tienen valores importantes con los que disfrutar. La faena de Aparicio es un lujo (No la había visto antes y ha mejorado la opinión que tenía de él). Como lo es la casta de Ordoñez. Uno de los toreros con más cogidas que se ha conocido, por su entrega. Y la sobriedad de Rafael Ortega. Muy puro.
Eso no quita para que también valoremos las cosas importantes del toreo actual. Muchas más de las que pensamos. En cualquier caso, si le poenmos un "pero" a alguién que sea por cuestiones de fondo, no por ideas preconcebidas. Creo.
Un fuerte abrazo
Publicar un comentario