martes, 4 de abril de 2017

Las claves de la bravura (II) El recorrido

Por Jose Morente

http://picasion.com/
Manuel Escribano con Cobradiezmos de Victorino Martín. El toro -de muy largo recorrido- sigue humillando y colocando la cara después de salir de la muleta. Se rebosa
Decíamos en la anterior entrada que la calidad de la embestida no se agotaba en la capacidad de humillar del toro. Y es cierto pues juegan muchos otros matices. Uno de ellos, quizás de los más llamativos, es la longitud del tramo en la que el toro es capaz de mantener esa humillación en su embestida a los engaños. Una cualidad que vamos a llamar recorrido.

Cossío no recoge ese término como tampoco lo hace la Tauromaquia de Pepe-Hillo pues es concepto moderno. Lo que sí recogen ambos, es el vocablo rematar que relacionan con el momento de remate de la suerte. Dice Hillo que rematar es:
"Cuando [el toro] en las Suertes de Capa y Muleta se va con estos engaños hasta que el Diestro los escupe de ellos (...)
O sea, cuando el toro sigue el engaño hasta el remate. Algo que Hillo vincula a la voluntad del diestro.

De la propia definición que da el llorado diestro del Baratillo, se deduce, y así es, que esta cualidad está relacionada con la capacidad lidiadora del torero o, mejor dicho, con su intención. En efecto, si el largo recorrido es una cualidad que atesoran algunos toros, su aparición esta mediatizada o condicionada por el buen hacer del diestro. Seria, por tanto, el recorrido, una cualidad latente del toro que solo se manifiesta en plenitud ante el buen toreo. La tiene que tener el toro pero no aparece si se le torea mal.

Por lo que respecta al toro, lo que está claro es, que mientras más humille y sobre todo,mientras más distancia sea capaz de recorrer humillando tras el engaño, mejor será la embestida. Por el contrario, una embestida corta y con poco humillación denota instinto defensivo y, por ende, poca bravura.

Cobradiezmos humilla y escarba. No siempre esa actitud de duda responde a mansedumbre del toro 
Ya vimos que la humillación era característica en el toro de Saltillo. El recorrido largo, es característica que define al toro del encaste Núñez. Toro del que siempre se ha dicho que tenía "un tranco de más". Ese tranco de más ha sido el sello que ha definido siempre a ese encaste.

Humillación y recorrido. Jabatillo de Alcurrucén en las Ventas. El toro sigue humillando después de abandonar los vuelos de la muleta. Castella lo toreó muy bien.
Esa cualidad del toro de ir más allá, de rebosarse en los engaños, ha sido también muy apreciada por los toreros pues a los públicos lo que les llega y emociona es el muletazo largo y bien rematado antes que el que sólo tiene buen inicio. Un muletazo bien iniciado pero mal rematado provoca el desencanto del público mientras que, por el contrario, el muletazo largo y rematado provoca el olé inmediato de los espectadores.

Eso explicaría quizás esa antigua obsesión de muchos toreros mexicanos (y de algunos diestros españoles) por alargar al máximo las embestidas lo que les lleva, a veces, a citar casi de espaldas al toro (la famoso pierna escondida) ya que así garantizan el mejor control posible del final del muletazo, del remate.

La obsesión mexicana por el trazo largo del muletazo que obliga a citar casi de espaldas al toro, ha alcanzado a algunos de los diestros españoles cuando han visitado esas tierra. En la imagen, Paco Camino cita de espaldas para torear en redondo al toro Catrín de Pastejé en El Toreo de Cuatro Caminos.

Un lidiador hábil puede, con esa colocación, explotar al máximo esa cualidad del toro de largo recorrido. siquiera sea sacrificando la estética de la verticalidad que propicia un muletazo más corto. Podríamos decir que, en el primer caso, el diestro torea para el toro y, en el segundo, lo hace para su propio lucimiento.

Ambas opciones son legítimas a más que, en realidad, lo habitual es que, un mismo diestro vaya optando indistintamente por una u otra opción, en diferentes momentos de la lidia y en función de las concretas condiciones del toro que tiene delante,


Jabatillo de Alcurrucén. La embestida larga y humillada de un gran toro en la muleta ¡y en el caballo.!
Lo que no se debe confundir es el recorrido con las inercias que alargan la embestida pero esa es otra cuestión.









Jabatillo de Alcurrucén, el recorrido largo, larguísimo, el tranco de más del toro de Núñez. Un espectáculo para los amantes del toro bravo.



(Continuará...)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesantísimas estas dos últimas entradas, Jose.
Desconocía que en el pasado la humillación fuese considerada un signo de mansedumbre (!!). Y me parece muy acertado decir que el recorrido es una potencialidad de la res (si lo tiene) y que depende del espada que esa cualidad salga a la luz. El toreo de Escribano no me emociona, pero, desde luego supo sacar a relucir las virtudes de Cobradiezmos, que eran muchas, y hay que reconocérselo.
Recuerdo que Jabatillo se dolió una barbaridad en banderillas. No sé si lo tratarás en futuras entregas, pero tradicionalmente se ha considerado como un signo de mansedumbre.
Me parece lógico que así se considere, puesto que, en mi opinión, lo que diferencia al toro bravo de otros animales es su respuesta (hormonal, conductual) ante el dolor.
Pero tenemos la suerte de contar con este blog para resolver estas preguntas, plantearnos otras y no cansarnos nunca de aprender.
Un abrazo,
Pablito.

Jose Morente dijo...

Pablito:

Muchísimas gracias por su comentario. Estas entradas sólo tiene precisamente ese objeto que sirvan de reflexión y punto de inicio de debate para que cada uno saque sus propias conclusiones.

Por lo que respecta a banderillas, yo no le doy mucha importancia a eso como no se la doy a escarbar (ninguna) pero en efecto, son actitudes que siempre se han asociado a lo defensivo y por tanto a la mansedumbre. El toro bravo no duda en atacar cuando lo incitan. El que ataca antes de que lo provoquen puede que no sea tan bravo.

En todo caso, es interesante lo de humillar. Lo que si está claro es que no es lo mismo humillar y dudar que humillar atacando. Lo primero ya lo he comentado, lo segundo acompaña siempre o casi siempre a la bravura verdadera.

Otra cuestión es saber que diantres es la bravura. Aparte de una respuesta fisiológica como bien señala usted, tiene algo de cultural. Depende de la época y de las modas.Eso me parece evidente. El toro bravo de hace cien años no creo que tenga mucho que ver con el que se consideraba bravo hace 50 o con el que hoy más nos entusiasma.

Un cordial saludo