viernes, 14 de abril de 2017

El reto de los grandes ganaderos. Álvaro Núñez del Cuvillo.

Por Jose Morente
Arrojado. El toro de Núñez del Cuvillo indultado en la Maestranza por su nobilísimo comportamiento en la muleta. Su comportamiento en varas fue más bien discreto y manifestó cierta tendencia a rajarse en banderillas pero en la muleta dio todas las facilidades a su torero, José María Manzanares. El indulto fue solicitado por aclamación por todo el público.
Metido de lleno en la serie las claves de la bravura, me topo con unas declaraciones de Álvaro Núñez del Cuvillo que han provocado un gran revuelo en las redes sociales, levantando ronchas y provocando multitud de comentarios (y descalificaciones) en su contra en las redes sociales. Y es que, como todo lo que no comulga con las tesis oficialistas, las declaraciones de este ganadero, han sido rápidamente objeto de anatema.

La entrevista, que está publicada en la web Patrimonio Taurino, se puede leer completa aquí).

La polémica entrevista a Álvaro Núñez del Cuvillo publicada en la web Patrimonio Taurino y que tanto revuelo han causado en algunos aficionados

La muleta como medidor de la bravura

A la pregunta de qué es la bravura, el ganadero contesta:
"Crecerse al castigo. Ahora bien, ¿qué es lo que más castiga al toro? la muleta. No hay mayor castigo para un toro que la sumisión, que le obliguen en la muleta sometiéndole"
Personalmente, estoy de acuerdo con la definición inicial. Creo que bravura es "crecerse al castigo" y también creo que la muleta castiga y mucho. Lo que no tengo tan claro es que la muleta castigue más que la suerte de varas (que es lo que parece que se quiere decir).

En mi opinión son dos castigos diferentes a los que el toro (cada toro) reacciona de forma diferente: Uno el castigo de la herida que enfurece y otro el castigo de la muleta que obliga.

El primero está claro y claras las posibles reacciones del toro ante esa agresión que le lesiona los músculos del cuello y el lomo. O seguir atacando (bravura) o renunciar a la pelea (mansedumbre) con todos los grados intermedios que uno pueda imaginar.

En el segundo, puede que no esté claro para algunos que la muleta castiga, pero lo hace y mucho pues se fuerza al toro amoverse de forma antinatural, bajando mucho la cabeza (humillando) al perseguir los engaños en una trayectoria que, si inicialmente es recta, al final se incurva. El bravo se somete y sigue la muleta, mientras el manso renuncia a la pelea. Igual que antes, entre los dos extremos está toda la posible gradación de la bravura.

Luego existirán otros matices del comportamiento que harán o no posible que surja el toreo que hoy se sueña pero eso es otra cuestión que atañe a las cualidades de la embestida (lo que Juan Pedro Domecq llamó toreabilidad y yo prefiero llamar nobleza) pero no a la bravura del toro. Bravura y nobleza son, también cosas distintas.

En cualquier caso y como he dicho antes, no tengo tan claro que la muleta castigue más que el caballo. Entonces ¿Porqué esa preferencia por la muleta como medidor de la bravura que demuestra el ganadero?

José Tomás en Jerez en mayo del pasado año, ante un excepcional toro de Cuvillo al que dieron la vuelta al ruedo (Fotografía de Arjona)
Las razones de una afirmación

Tengo para mí que el concepto de bravura cambia con los tiempos. Antiguamente, se valoraba la bravura exclusivamente por el comportamiento en varas. Un toro podía ser indultando antes de verlo en la muleta, sin que fuese toreado de muleta. 

Hoy, eso no es posible y hemos pasado al extremo contrario (que no valoro, solo constato el hecho). Se indulta al toro por su comportamiento en la muleta sin tener demasiado en cuenta (o nada) su comportamiento en varas

Ese cambio en el concepto de bravura propicia el cambio en los criterios de selección pero ¿no supone un peligro esa forma de seleccionar las reses atendiendo a la bravura en la muleta y no al comportamiento en el caballo, donde para algunos está la verdadera bravura?

La justificación del ganadero se contiene en otra respuesta de la misma entrevista. El entrevistador le dice: "El otro día hablamos con Justo Hernández -Garcigrande- y nos decía que no separa a la hora de seleccionar entre los tres tercios ya que el toro que es bueno lo es por completo".

Álvaro Núñez del Cuvillo responde (y esta ha sido la parte más controvertido de sus declaraciones):
"El caballo me importa un bledo. Para ahormar la embestida sí, pero no para seleccionar. ¿Todos los toros mansean al caballo? No. Si seleccionas entrega lo haces con un animal que la tiene para todo. Me gustaría que mansearan más en el caballo para que llegaran con más en la muleta. Para uno manso que se ve, se ven cien bravos en el caballo ya que en el caballo embisten más que a la muleta, tercio en el que embisten menos. Lo que debe un toro es embestir bien, defendiéndose no se deja someter."
Creo que ahí está la clave de su criterio. Si el toro bravo lo es en los tres tercios (como afirma también Justo Hernández), la bravura se puede buscar en cualquiera de ellos, 

La cuestión -según el ganadero- es que en el caballo embiste (son bravos) la inmensa mayoría. Lo que no ocurre en la muleta por el natural desgaste que supone la lidia y el sometimiento que implica el toreo de muleta.

Creo que, cuando dice que el caballo le importa un bledo para seleccionar, lo único que está diciendo es que ese no puede ser el criterio clave pues, según su opinión, si el toro se selecciona por la bravura en la muleta, se garantiza que también será bravo en el caballo. Lo que no ocurre a la inversa como demuestra la experiencia.Si se selecciona por el caballo no se garantiza que llegue bravo a la muleta (los antiguos Veraguas serían un buen ejemplo de eso)

El argumento está bien construido y es irreprochable (irreprochable a partir de sus propias hipótesis). Sin embargo, se me ocurren varias dudas razonables.

Agitador, gran toro de Fuente Ymbro que fue bravo en el caballo y en la muleta
Varias dudas razonables

Primero. Si la bravura es entrega y fuese igual la bravura en el caballo que la bravura en la muleta, el argumento sería indiscutible y, por tanto, seleccionando la bravura final (la de la muleta) garantizamos la bravura inicial (la del caballo). Pero si son dos cosas distintas, sería otro cantar pues la bravura en la muleta no garantizaría en absoluto la bravura en el caballo como afirma Álvaro del Cuvillo.

Segundo. En ese caso, bravuras diferentes se plantea la duda de cual sea la verdadera bravura o sea, ¿a cual debe atenderse en la selección para mantener en son óptimo la ganadería? Muchos aficionados sostienen que sólo es verdadera la bravura que se demuestra en el caballo. Yo, la verdad es que no lo tengo tan claro.

Tercero. En mi opinión, si, en la muleta, se seleccionara entrega (o sea bravura) la cosa podría funcionar. El problema es que la selección ganadera en la muleta atiende tanto a la bravura como a la nobleza (ya hemos dicho que, para nosotros, son dos cosas diferentes). Si al seleccionar damos más importancia a la nobleza del toro, a las variantes de su comportamiento que hacen posible el toreo con olvido de aquellas otras que son su sustento, su motor (como la casta, la entrega o, dicho llanamente, su bravura) creo que estaríamos equivocando el camino.

En este mismo sentido, creo que hay que matizar que una cosa es que el toro sea bravo en varas y otra, bien diferente, que muestre un comportamiento espectacular en esa suerte. No es lo mismo. Muchos factores alteran o pueden enmascarar aparentemente su bravura, la fuerza es uno de ellos.

La camada de Cuvillo de este año ha sido impresionante. El equilibrio bravura-nobleza ha propiciado 10 vueltas al ruedo y un indulto (Fotografía de Aplausos)
Concluyendo

En conclusión, no tengo la respuesta a la cuestión planteada: ¿debe seleccionarse por el comportamiento del toro en varas o puede seleccionarse por su comportamiento en la muleta como propone Álvaro Núñez del Cuvillo.

No tengo la respuesta ni creo que nadie la tenga

Álvaro Núñez del Cuvillo cuenta a su favor con los excelentes resultados de su camada del año pasado. No creo que sea posible un mayor equilibrio entre bravura de la buena y nobleza de la buena en una camada tan larga. Argumentos al margen, los hechos le dan la razón.

No obstante, esa alquimia de la bravura es delicada y ese equilibrio puede romperse (siempre acaba rompiendo) en cualquier momento. Mantenerlo es el reto de los grandes ganaderos.

La bravura del toro es creación artificial de los ganaderos que responde a los gustos de cada época y que supone el reto de mantener el nivel obtenido. En la imagen. Álvaro Núñez del Cuvillo, tentando (Fotografía de Aplausos)

2 comentarios:

Anónimo dijo...


El error de Cuvillo es olvidarse de que la entrega o bravura, como él la quiera definir, tiene que ser de menos a más y en todos los tercios.
No hay que seleccionar en el caballo y punto, pero tampoco olvidarse del todo del primer tercio como hace Cuvillo.
Y otra cosa, la prueba del caballo no es solo una prueba de bravura sino una prueba de fuerza.
Las vacas/machos que pasan esa prueba tienen más posibilidades de trasmitir las fuerzas necesarias a sus hijos.
Este es el punto debil de los cuvillos: la fuerza.
Tanto que en 2016 y 2017 en ninguna plaza de primera se han visto Cuvillos con fuerza y bravura. Todos sus triunfos fueron en plaza menores o gracias a grandiosos toreros que taparon la falta de fuerza para aprovechar la bondad y clase que tienen los cuvillos.
Creo que el equilibrio no le funciona del todo.

Juan

Anónimo dijo...

interesante entrevista a Cubillo, cada maestrilo tiene su librillo,dice el refrán, pero mi opinión y gusto, a mi me gusta que el toro, salga rematando en los burladeros de salida, el torero tenga oportunidad, de ligar diez lances a la verónica, acuda con prontitud,fijeza y humillación al caballo,se le pueda hacer quites,y tenga veinticinco arrancadas en la muleta,ahora bien si suprimimos los dos primeros tercios, y tiene sesenta pases en la muleta,a mi personalmente como aficionado,(reconozco, en minoría), me gusta más, el comportamiento del primer toro, ahora para gustos,los colores, abrazo, Manuel vázquez