"Realmente cuesta trabajo 'cruzarse' con los toros, dar ese paso más; quizás porque nuestro inconsciente torero ignore que en el fondo se trata de una 'ventaja', dentro de lo que cabe (no olvidemos que ante un toro las posibles 'ventajas' son siempre relativas).
Al cruzarse con el toro y situarnos hacia el pitón de fuera, lógicamente, el engaño se sitúa todavía más hacia fuera -naturalmente, hablamos de la muleta-, con lo que al burel se le ofrecen dos opciones: irse al cuerpo, arrollando directamente (lo que no suele ocurrir), o efectuar una embestida 'centrífuga', es decir, con tendencia a alejarse del punto (el torero) alrededor del cual gira.
Cuanto más cruzado esté el torero, tanto más 'centrífuga' será la embestida. Si estuviera 'al hilo' sería 'centrípeta'; el toro se ciñe al cuerpo del torero (ver las figuras)"
GARRIGUES, Felipe "Abriendo el compás-Un paso adelante en el conocimiento del toreo"
(1ª ed., Madrid, Alianza Editoria, págs. 46-47)
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